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miércoles, 10 de febrero de 2021

QUE TRAE BIDEN.

Esteban Morales Domínguez.

UNEAC

Creo que ya vamos avanzando algo, en lo que pudieran ser las nuevas relaciones con Estados Unidos.

El senado de Estados Unidos confirmó a Alejandro Mayorkas, como Secretario de Seguridad nacional. Quien tuvo una participación destacada en las negociaciones con Cuba durante la administración de Obama.

Al mismo tiempo Emily Mendrala, una destacada conocedora de las Relaciones con Cuba, ha sido nombrada Coordinadora de Emigración y Asuntos Cubanos del Departamento de Estado. El Senador y presidente del Comité de Finanzas del Senado Ron Wyden, presento un Proyecto de Ley de Comercio entre Cuba y Estados Unidos, que según dijo, busca derogar las sanciones y establecer relaciones comerciales normales con Cuba. Todo ello en el contexto del Presidente Biden haber declarado, que serán revisadas las relaciones con Cuba. Aunque ¿hasta dónde y a qué velocidad No sabemos? También con un Congreso de mayoría demócrata en la cámara y 50 y 50 en el senado, con una Vicepresidenta que puede desempatar. Creo que hacía mucho tiempo que no estábamos así.

No obstante, sin dudas, las cosas con Cuba comienzan a moverse. En medio de un ambiente en que la decisión de Trump de haber puesto de nuevo a Cuba en la Lista de Países que patrocinan el terrorismo, ha tenido una repercusión muy negativa para la medida y para quien la adoptó. Sin dudas el objetivo del Presidente defenestrado, no era otro que complicar aún más la tarea al nuevo Presidente recién elegido.

A Trump no le ha bastado su desastrosa política ante la pandemia, haber desbaratado las relaciones con los aliados, dejar a la economía en medio de la más aguda crisis, agudizar la cuestión racial, criminalizar las relaciones migratorias y haber promovido el asalto al capitolio. En el caso de Cuba, haber puesto en práctica el título III de la Helms –Burton, ponerle más de 200 medidas agresivas y volverla a meter en la Lista de países Patrocinadores del Terrorismo, de la cual Obama nos había sacado en el 2015.

Es mucho lo que Biden debe desmontar, para llegar a trabajar con alguna normalidad. Por eso creo que no debemos apurarnos, pues en medio de esta abultada agenda, no debemos esperanzarnos con que el caso de Cuba vaya a tener una muy alta prioridad en la política de la nueva Administración.

Sin embargo es asombroso, que ya se hayan logrado nombramientos, que trazan algunas esperanzas. Al mismo tiempo las personas nombradas, al menos conocen a fondo el tema de Cuba y cargan experiencias suficientes. Sobre todo el Sr. Mayorkas, quien negocio los 22 acuerdos de la proclama de Obama sobre Cuba. En realidad, todo depende de hasta donde el presidente Biden se proponga llegar con Cuba. Lo más cerca o lejos que se quiera situar de lo que hizo Obama.

Si desea hacer lo mismo que Obama ya hay un terreno adelantado, además con el Especialista que lo negocio todo. Aunque, dado el daño que Trump le hizo a la politica de Obama hacia Cuba, hay cosas que aparecen como prioridades evidentes:

-Sacarnos de la Lista de países promotores del terrorismo.

-Derogar la aplicación del título III de la Helms –Burton, a lo que ninguna administración se había atrevido desde su aprobación en 1996, por el daño que esto podía hacer a las relaciones de Estados Unidos con sus aliados.

-Si la Vocera de Biden declaro, que los cubano-americanos son sus mejores embajadores. Cómo se dice, se cae de la mata que restaurar los vuelos, los visados de viaje, el intercambio pueblo a pueblo y mover el turismo, están a las puertas.

-Lo anterior nos lleva a normalizar las tareas de la Embajada en La Habana, echando a un lado la estúpida medida de que el consulado no funciona.

-Revitalizar las visitas, el intercambio académico, las visitas de los estudiantes, el intercambio interfuncionarios, facilitar los vuelos a provincia, etc.

-Restablecer las remesas y el envío de dinero a Cuba.

- Levantar las sanciones a los hoteles. El uso de las tarjetas de crédito.

Por ahí se podría comenzar y si son tan buenos embajadores, bien se podría abrir la posibilidad de que los residentes en Estados Unidos, norteamericanos y cubanos-americanos, pudieran invertir en Cuba.

Sabemos que quedan algunas cosas un poco más complicadas. El famoso problema del llamado zunzuneo, sobre el cual está más que demostrado que Cuba no ha tenido nada que ver.

- Retornar a los Acuerdos Migratorios ya firmados.

-Revitalizar la colaboración en la interdicción del narcotráfico. Qué tan beneficioso le ha sido a Estados Unidos y en lo que Cuba ha demostrado gran efectividad.

Claro que sería muy útil que la Embajada abandonara los “malos vicios” para los cuales Trump la había estado utilizando.

Al mismo tiempo, no es posible olvidar que el cuadro de política exterior con que Biden tiene que enfrentarse es bastante complejo. Biden no es un ángel sino un Presidente imperial, defendiendo los intereses de la primera potencia del mundo, que está viendo más amenazada que nunca su hegemonía.

Por lo que son muchos los retos que enfrenta, en cuyo cumplimiento podemos pensar que no se portara muy bien con nosotros. Trump perdió mucho terreno, el mundo está revuelto con la Pandemia y la supremacía de Estados Unidos está más que en peligro. El enfrentamiento, sobre todo con China, los tiene mal. Con Rusia también y el resto les preocupa sobremanera. En el hemisferio, las izquierdas están tomando fuerza de nuevo y a los aliados, digamos Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Peru, con el pueblo en las calles, Bolivia que se les fue de las manos, Venezuela que no logran controlarla, esperemos que no nos liguen. Haití arde. En realidad, Cuba sería el mal menor. Solo parecen estar tranquilos Panamá y Costa Rica. Luego arreglar con nosotros tiene su estimulo, somos el problema más cercano y tal vez el mal menor.

En el Oriente Medio, Irak, Irán, Afganistán, Libia, Siria, Palestina, Israel. Todos tienen problemas y reclaman de sus políticas. Un mundo que para enfrentarlo tiene primero que reconstruir las relaciones con los Aliados y dentro de la OTAN, que Trump acabo con ellas y muchos de los que antes los apoyaron, ya no les apoyan.

Nos encontramos entonces en el comienzo de un camino o en el recomienzo de uno ya andado. Ojalá, las promesas del Presidente Biden, de retomar las políticas de Obama sean ciertas. Creo que para ambos países es una segunda oportunidad, que la administración de Donald Trump frustro, con alevosía y nocturnidad. Biden no es Trump, aunque no es Obama tampoco. Es el Presidente No. 12 con que nos las tenemos que ver. Estoy seguro que no será un Trump, pero ¿Sera un Obama o lo más cercano?

No es tiempo aun, de determinarlo. Esperemos un poquito.

6-2 -2021.











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