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martes, 18 de enero de 2011

OBAMA CONTINÚA SU ESTRATEGIA CONTRA CUBA

Autor: Dr. C  Esteban Morales Domínguez.
UNEAC.

Al tomar posesión de la presidencia en el 2008, B. Obama,  comenzó a poner en práctica lo que consideramos  entonces,  tempranamente,  como  su  política hacia Cuba. En aquella ocasión, hablábamos ya de una estrategia  hacia la Isla. Hoy consideramos, que esa estrategia esta  mas que definida. Pues resulta  demasiada la atención que Obama le ha prestado a Cuba,  a pesar de que en medio de las condiciones  tan difíciles  por las que atraviesa Estados Unidos, seria  dado pensar, que Cuba tendría   ahora  un nivel de prioridad más bajo en la política norteamericana.

Además, el Presidente, parece  más seguro y firme  que nunca en su actuación con relación a Cuba, porque  no ha hecho el menor caso a las críticas que sus medidas han provocado por   parte de la extrema derecha de Miami. Especialmente, no  ha prestado   la menor atención a los ataques de  la congresista Ileana Ross.

Las más recientes medidas, adoptadas en la primera quincena de enero del 2011, nos reafirman en la opinión, de que Obama ha dividido el bloqueo en dos. Con mano derecha conduce su actitud hacia el  gobierno cubano, presionándolo  hasta  lo indecible  y con la izquierda,  ejecuta sus acciones respecto a la sociedad civil cubana,  que son las más proclives para   darle  a entender al ciudadano  común,  que lo del  bloqueo no va  con ellos. El gobierno norteamericano no ha prestado la menor atención a la  agenda, ya hace algún tiempo,  propuesta por Cuba, sobre asuntos que pudieran ser objeto de negociación entre ambos países.

A las medidas ya adoptadas respecto a las remesas, el contenido  y valor de los paquetes que se envían hacia Cuba, la ampliación de los vuelos y el incremento de la cantidad de dinero que los cubano-americanos pueden gastar cuando visitan a sus familiares en  la Isla, le han seguido otras medidas puntuales.
 
El presidente se ha apresurado  a tomar un conjunto de medidas, que al estar dentro de sus prerrogativas, no pasan por el congreso, pudiendo además   poner oídos sordos a las críticas de la extrema derecha como ya está haciendo.

-          Se reconocieron las conversaciones migratorias, recientemente celebradas, como un adecuado canal de comunicación en el tema. Aunque la representación norteamericana aprovecho la ocasión para reunirse con la “disidencia”, lo cual, como es de esperar,  fue fuertemente criticado por  la parte cubana.
-          En  las conversaciones migratorias se reconoció una disminución significativa de los riegos de a emigración entre ambos países.

En tal contexto, aunque no como parte del dialogo, sino como acciones puntuales y  unilaterales de la administración norteamericana, se adoptaron las medidas siguientes:

-Parecen  abrirse  ahora  las avenidas para el intercambio académico, religioso y  cultural, sobre la base de restaurar la política, ya seguida por W. Clinton,  del  Intercambio “pueblo a pueblo”.

-Cualquier persona en estados Unidos puede enviar 2,000 dólares anuales a Cuba, para beneficiar a quien considere, con excepción de miembros del gobierno y militantes de Partido Comunista de Cuba. Permitiendo así  las remesas no familiares. Dentro de ello, las iglesias pueden recibir un monto ilimitado de dinero para sus actividades.

- Es posible recibir herencias por el mecanismo de las remesas, mediante el envío,  a Cuba,  de giros postales  no superiores a los 50,000 dólares.

-Se toman medidas que en la práctica permite a los cubanos recibir las remesas en CUC, lo cual las libera del descuento interno  del 20%,   al no recibirlas  en dólares.

-Se  amplía el número de  aeropuertos  desde  los que se pueden hacer viajes directos  a Cuba. Hasta ahora son tres: Miami, New  York y los Angeles.

En particular, la apertura al intercambio académico, en medio de la coyuntura que actualmente Cuba atraviesa, se convierte para Obama en un canal  adicional de comunicación para pulsar la situación interna cubana de manera más  cercana. Aunque también para que la parte cubana,  explore el  pensamiento de  como se ve a Cuba dentro de la realidad  norteamericana actualmente. Tratándose, en realidad, de una avenida en ambos sentidos.

Sin dudas, Obama, también  mueve dinero hacia Cuba o facilidades para obtenerlo, considerando  que ello tendrá algún impacto en la apertura del  negocio privado en la isla.

Sin embargo, los ciudadanos  norteamericanos  comunes, continúan siendo los únicos que no pueden libremente viajar a Cuba, aunque el gobierno decidió   ampliar las categorías de los que pueden hacerlo, por medio de una licencia.

Lo cual quiere decir,  de todos modos, que  no se puede viajar a Cuba simplemente por libres  motivos, pues  se parte de   que ello beneficiaria al turismo cubano, que es  considerado como un negocio gubernamental.

De acuerdo con la estrategia del Presidente,  hacia  Cuba  hay que viajar dentro de  algunos de los  propósitos que sirven para promover la subversión  interna. Habiéndose declarado por la administración, que tales flexibilidades en los viajes  no tienen nada que ver con un intento de mejorar las relaciones con la isla. Si no de situar  a  la  administración norteamericana  en mejores condiciones  para  influir  en la política  interna  cubana.

En nuestra opinión,  ello indica que la orientación, que domina ahora en la política hacia Cuba, no la está liderando directamente  la extrema derecha de Miami, sino un sector de  la política norteamericana, también de extrema derecha, pero con propósitos  e   instrumentos que buscan el “acercamiento”, el “tendido de puentes”, aunque   no  entre los gobiernos, sino entre  las sociedades.  Desplegando, con  sentido mercantil, una serie de  medidas,  que persiguen,  a nuestro entender,  los objetivos siguientes:

-Ayudar económicamente a aquellos sectores de la sociedad civil, que por tener vínculos o familiares en Estados Unidos, se  les considera  más proclives a compartir los  intereses  de  la política norteamericana.

-Promover la influencia familiar. Acercando a sus miembros, de ambos lados del Estrecho de La Florida,   sobre la base  de  una plataforma  de ayuda  mutua e  intereses comunes,  que impacten ideológicamente en la sociedad civil cubana.

-Limitar,  al máximo,  lo que ellos llaman,  la dependencia de los cubanos respecto al    gobierno.

- Evitar que los cubanos puedan identificar  la mejoría personal o familiar  con acciones del  gobierno cubano, sino con   sus familiares en Estados Unidos  y en última instancia,  con acciones  del gobierno norteamericano dirigidas  a  beneficiarlos.

- Generar un régimen de competencia, en términos de velocidad y nivel de soluciones materiales, que le sea   desfavorable al   gobierno cubano, en cuanto al  tratamiento  de   los problemas más apremiantes de la población.

-Siempre que sea posible, tratar de enfrentar liderazgo político  y  sociedad civil. Adoptando medidas  que puedan resultarle difíciles  de aceptar  al gobierno,  para hacerlo  aparecer como  inflexible  ante sus ciudadanos.

No obstante,  las medidas de flexibilización que Obama adopta con la sociedad civil,  y que permiten  que la población sufra de manera menos directa las dificultades del bloqueo,  quiéranlo o no los políticos norteamericanos,  alivian la situación interna, en términos de buena parte de  las  necesidades materiales más  apremiantes.  Aunque tales medidas consideramos que no  producen tampoco  un efecto  proporcional  de simpatía hacia Estados Unidos.

Muchos ciudadanos, bastantes   más de los que Obama quisiera, no aceptan    las “mercaderías”  que está  entregando  el Presidente,   a cambio de  concesiones políticas hacia Estados Unidos.

La sociedad cubana es hoy políticamente  más compleja y heterogénea,  pero sigue    siendo una sociedad revolucionaria, en la que el socialismo continúa disfrutando de la preferencia de la inmensa mayoría de la población. La lucha que se libra hoy dentro de Cuba es para  mejorar el  socialismo, no para  volver al capitalismo. Mucho menos, tratándose   del capitalismo que nos  correspondería aceptar,  si Estados Unidos volviera a tomar el control de la nación cubana.

El bloqueo continuará, tal vez, reservando medidas más fuertes, que pueden ser adoptadas en lo  adelante. Pues  hasta ahora la administración no ha dado la menor señal en términos de una verdadera flexibilización del bloqueo, todo lo  contrario.

Además, las  medidas adoptadas por Obama, se complementan, ya que  unas persiguen presionar lo más posible sobre el gobierno, mientras  suaviza aquellas que puntualmente  afectan de  manera más directa a la sociedad civil cubana.

 Como dijimos ya hace algún tiempo, Obama ha dividido el bloqueo en dos. Lo hizo desde principios del 2008 y ahora refuerza esa dinámica, estilo tijera,  alrededor del cuello de la dirección política cubana. Ambos aspectos son inseparables. Pues, al parecer, continúa   adoptando medidas de flexibilización  con la sociedad civil cubana  pero  seguirá, al mismo tiempo,  ejerciendo presiones de todo tipo contra el gobierno. Pues ambos tipos de medidas se complementan  en el  propósito de generar el ambiente  interno en Cuba, que Obama  considera más conviene a su política.

 ¿Por qué insiste Obama en esa política?

La razón  parece   obvia. El escenario actual dentro de Cuba,  es  percibido por el Presidente,   como favorable  para seguir  una política  de subversión, orientada en la dirección  de  lograr el “cambio de régimen”, tratando de  aprovechar una coyuntura interna en Cuba, caracterizada por   las situaciones  siguientes:

-          La compleja situación  en que  se  encuentra  Cuba, dentro de la cual se ven por los políticos norteamericanos  más oportunidades de subvertirla.

-          La existencia  de  una sociedad civil más dinámica y compleja,  en espera de definiciones  y soluciones difíciles.

-          Una coyuntura económica interna de crisis,  en proceso de posibles mejorías, pero también de   potenciales  agravamientos.

-          Un proceso de actualización del modelo económico socialista en Cuba, de  límites  prácticos  aun  no totalmente definibles. ¿Hasta dónde  puede llegar ese  proceso?  ¿Qué otras medidas tendrían que ser adoptadas?

-          La existencia de un  liderazgo histórico que,  por ley de la vida, está en proceso de una  sustitución ya anunciada.

-          Una circunstancia histórica interna, definida por el propio liderazgo político de la revolución, como de  última oportunidad. 

-          Una situación ciudadana en que se mezclan, como nunca antes,  esperanzas  e  incertidumbres.

Tales situaciones, estoy convencido, pueden  estar siendo  interpretadas por la administración norteamericana actual, como las más propicias para intervenir en Cuba, tratando de orientar los procesos internos hacia las condiciones más convenientes para lograr el “cambio de régimen”. Es decir, de lo que se trataría  ahora, es de aprovechar la situación, para    arrebatar de manos de la dirección revolucionaria cubana  la orientación de los cambios que Cuba está  obligada a hacer para salvar el socialismo.

Por lo tanto, la política de Obama hacia Cuba,  no ha cambiado, continua siendo consecuente con la forma,  métodos  e  instrumentos  con  que la definió durante su discurso de campaña en Miami,  a finales del 2008; mantener el bloqueo y eliminar restricciones para buscar el acercamiento a Cuba;  presionar sobre el gobierno y flexibilizar lo que afecte directamente a la sociedad  civil cubana;  conversar con Cuba solo lo indispensable y de la manera más oportunista posible.

Enero 15 del 2011.

Malcolm X



Por Esteban Morales
UNEAC.


El 21 de febrero de este año 2011,  se cumplen 46   años del asesinato de uno de los líderes  revolucionarios  más brillantes y consecuentes del siglo  XX.

Nació el 25 de mayo de 1925 y le pusieron el nombre de Malcolm Little
Nacido en Omaha, estado de Nebraska,  hijo de un pastor bautista, seguidor de los ideales de Marcus Garvey  y de una ciudadana de la isla caribeña de Granada.
Con posterioridad a su peregrinación a la Meca, adoptó el nombre musulmán de Hajj Malik  El Shabazz, conociéndosele mundialmente como Malcolm X.

Su lucha fue ardua y  extremo  difícil. Por caminos  diferentes a los convencionales para la época, arribó a una concepción teórica y a una estrategia de la lucha de lo  que él llamaba el pueblo negro norteamericano, que lo hizo emerger como  un líder  en el  combate  mundial contra el imperialismo. Se caracterizo  por haber  evolucionado aceleradamente hacia las posiciones políticas más radicales de  su época. Tanto en el orden de la lucha interna contra el racismo en Estados Unidos, como contra el imperialismo a nivel mundial.

Malcolm X vivió en Boston y en Nueva York, donde al involucrarse  en robos, drogas, juego ilegal y otros delitos de menor cuantía, fue  apresado, permaneciendo  hasta 1952 en una cárcel del estado de Massachussets, donde se incorporó a la organización musulmana  Nación del Islam y adoptó el nombre  por el que se le conoce, Malcolm X.

La cárcel, ejerció un impacto  positivo sobre su joven personalidad, proceso en el cual recibió la ayuda de sus compañeros de militancia musulmana y al salir de prisión, apenas con 27 años, se había propuesto cambiar los erráticos derroteros de su vida anterior,  convirtiéndose,  un año después,  en uno de los Ministros de la  Nación del Islam.

Para entonces,  la idea más clara de lo que significaba la religión para Malcolm X, en el contexto de sus  ideas  políticas, la expresó, con toda elocuencia, cuando dijo:

 “si tengo que  aceptar una religión que no me permita librar una batalla  por  mi  pueblo, mando al diablo esa religión “.[1].Lo cual  hace de este hombre, más un luchador por alcanzar  los mejores  destinos para su pueblo, que un simple ministro religioso.

Malcolm X, atravesó por un periodo muy difícil de su vida política, cuando a partir de 1963, tuvo que adoptar la decisión de apartarse de la Nación del Islam, organización a la cual debía mucho y que había tenido una muy fuerte influencia en su formación inicial.

Tal decisión tuvo lugar, cuando se percata, a partir de una conversación personal con el máximo líder y padre espiritual de la Nación del Islam,  Elijah Mammad, a quien había seguido fielmente,  que éste mantenía una conducta personal inadecuada moralmente, llegando a la convicción de que  la función de los cuadros de esa organización, era sólo  la de cuidar los intereses, no pocas veces espurios de su líder. Constató además,  que el  interés de la organización, por la actividad política dentro del pueblo negro norteamericano era prácticamente nulo. Lo cual  resultaba  del todo incompatible  con sus inquietudes políticas.

Es que la Nación del Islam, actuaba de manera inconsecuente   con los principios que predicaba,  además, todo en medio del abuso de poder y de autoridad de su máxima dirigencia, lo que provocaba que su jerarquía se  involucrara continuamente en el encubrimiento de bochornosas acciones de beneficio económico, por medio de  coordinaciones con el KK Klan y  otras organizaciones racistas y  fascistoides.

A partir de su  salida de la organización,  Malcolm X, comenzó entonces  a representar un peligro,   para  la Nación del Islam,  que  con su tendencia nacionalista burguesa y un liderazgo continuamente empeñado y comprometido en  lograr espacios dentro de la economía del sistema capitalista en Estados Unidos,  era todo lo opuesto a lo que Malcolm X pretendía para una organización que persiguiera luchar por la liberación del pueblo negro norteamericano, como eran sus bien  claras aspiraciones.

Tales deficiencias que observaba en la organización en que militaba hasta entonces,    fueron las que Malcolm X se propuso superar, cuando poco después, fundara  sus dos organizaciones: la Organización de la Unidad Afro-Americana (OUAA), iniciada en Nueva York en 1964  y la llamada Mezquita del Islam. Pretendiendo con ambas  cubrir las inquietudes religiosas y políticas  de  las comunidades negras.

Malcolm X, ha sido no pocas veces tildado de racista y de violento. Muchos de los que no lo conocen, o que  lo conocen muy bien, sobre todo estos últimos,  pretendieron siempre  denigrarlo, comparándolo negativamente  con Martín Luther  King;   a partir de considerar a Malcolm como el “demonio rojo”  y a Luther King como  el “ángel negro”. Posición maniquea y de corte racista,  que ha servido bastante  para  introducir  mucha confusión  en la comprensión del verdadero papel de ambas personalidades y  del  lugar  de  estos dos líderes  en el contexto de  la lucha  por el pueblo negro norteamericano.

Malcolm X,  no era racista, pues, no juzgaba a nadie por el color de la piel, incluso, cuando hablaba de los negros, mas bien se estaba refiriendo muchas veces  a los no- blancos (decía negros, morenos, amarillos, rojos etc.), para  dar  un giro comprensivo del problema de la colonización europea blanca, contra todos aquellos pueblos, que de algún modo resultaban ser  esclavos en su propia tierra;  como el negro norteamericano, que según  no se cansaba de repetir, no habían venido en el Mayflower. Conceptos que le servían, para encontrar al enemigo común  y forjar la alianza y  la solidaridad  que debían existir entre todos los explotados del mundo, fueran afro norteamericanos, chinos, indios, latinoamericanos, etc.

Esta  concepción lo apartaba tanto del racismo blanco como del racismo negro, que para la época afectaba a muchas organizaciones, acercándolo entonces a una concepción verdadera de cómo debía ser la lucha  contra el racismo y la discriminación de todo tipo, incluida la de la mujer, asunto  este último al que  también prestó  su atención.

Malcolm X no le rendía culto a la violencia, pero  lo que no permitía era que   el negro  fuera llamado a ser pacífico, cuándo contra él se ejercía continua y abiertamente la violencia más despiadada. Decía  entonces al respecto:

  “Yo mismo aceptaría la no-violencia si fuera consecuente, si fuera inteligente, si todos fuéramos no violentos, siempre fuéramos no violentos. Pero nunca voy a aceptar... la no-violencia de ninguna clase a menos que todo el mundo sea no violento “ [2]

Su rechazo a la no violencia se basaba en que la sociedad norteamericana estaba plagaba de violencia de todo tipo, sobre todo,  contra la población negra, por lo que era opuesto, con toda razón,  a  inculcar una ética, que  ni la policía ni los tribunales, ni la estructura capitalista  norteamericana  practicaban. Realidad de  la que  los negros, sobre todo,  estaban obligados a defenderse.

No era partidario de la violencia, pero comprendía profundamente que la violencia era inevitable, en la misma medida en que ésta provenía de la marcada tendencia  e intención política,   de mantener a toda costa la explotación del negro. Condenándolo  permanentemente a la posición de ciudadanos de segunda y tercera clase en su propia tierra. Objetivo con el cual colaboraban todos los mecanismos, instancias  y dispositivos del sistema político norteamericano.

Desde el principio de su formación como dirigente revolucionario, Malcolm, recibió no sólo  el impacto que la lucha de los negros en Estados Unidos, sino  también  el  de la  lucha de otros pueblos oprimidos dentro de Estados Unidos y fuera de ese país. Perspectiva que enriquecía continuamente  con sus viajes por Asia y África fundamentalmente. Lo cual  le permitía tener una visión amplia de que la explotación racista no era un problema solo norteamericano, ni únicamente racial, sino de clase, tampoco exclusivamente nacional.

Es decir, que desde sus orígenes como dirigente revolucionario, Malcolm X, presentó en su formación  también  el  fuerte componente internacionalista, que siempre  le caracterizó. Por lo que, tanto en su pensamiento, como en su accionar político, partía de que la lucha del pueblo negro en Estados Unidos era sólo una parte de  la lucha de liberación  a nivel mundial. Lo cual lo situaba en una posición muy por encima de cualquier líder negro norteamericano de su época.

Malcolm X, incluso no se consideraba norteamericano, sino víctima del norteamericanismo.  En 1964, diría en Cleveland, 

“Yo hablo como victima de este sistema norteamericano. Y veo a  Estados Unidos  con los ojos de la víctima. No veo ningún sueño norteamericano, veo una pesadilla norteamericana “.

Para Malcolm X, el sistema político norteamericano, era un sistema podrido, corrupto, de explotación, que enrolaba a los negros dentro de los  mecanismos económicos y  políticos  de  la explotación,   la discriminación y la degradación moral. Lo cual   le llevaba a poseer una visión del patriotismo, que en nada se parecía al patrioterismo y al espíritu patriotero, que siempre ha primado dentro de la nación norteamericana.

Jamás utilizaba las expresiones “nuestro gobierno”, ni hablaba de “nuestras Fuerzas Armadas “, expresándose, entonces del modo siguiente:

“No trates al Tío Sam como si fuera tu amigo... si fuera tu amigo no serías un ciudadano de segunda... no tenemos amigos en Washington “.

También tales expresiones, servían para convertirlo en una persona  sumamente  “peligrosa”,  para  las estructuras de poder imperial, por lo que continuamente era perseguido  por los Servicios Especiales  norteamericanos, hasta su asesinato el 21 de febrero de 1965.


En los discursos, entrevistas y declaraciones  de Malcolm X, queda muy claro que  no compartía la estrategia de la lucha por los derechos civiles. Consideraba que esta forma de lucha  no era la correcta. ¿Pero quería decir ello que Martín Luther King no tenía la razón? En realidad se trata de una pregunta muy difícil de responder. Por lo cual, preferimos    enfocarnos en términos de los inconvenientes que presentaban ambas formas de lucha y de los problemas provenientes  del contexto,  tanto interno como internacional,  en que tales batallas  se debían librar.

No hay dudas de que Malcolm X era un líder más radical y de más amplia visión  que Luther King; pero, ¿es posible  afirmar,  sólo por eso,  que  el primero tenía la razón?

No siempre en política la radicalidad  equivale al triunfo de la estrategia  de lucha que se fundamenta en ella. Como tampoco,  el que  una estrategia de lucha no triunfe, no quiere decir que  haya sido incorrecta. Son muchas las circunstancias que convergen en un proceso de lucha política, para poder llegar a conclusiones tan fácilmente.
No obstante,  lo cierto es que  ambas estrategias de lucha presentaban sus inconvenientes.
¿Cuales eran esas estrategias? Veámoslas muy sintéticamente.

Para  Martín Luther King,  la lucha de los negros debía concentrarse  en reclamar  de la sociedad norteamericana los derechos civiles que les correspondían,  por ser  parte de la nación norteamericana. Entre estos derechos,  como el fundamental: ser tratados como iguales. Esta lucha se  entendía   estrictamente en los marcos del país, aunque no excluía la posibilidad de recibir la solidaridad internacional .El método de lucha, según King,  debía ser totalmente pacifico.

Para Malcolm X,  la lucha de los negros, no excluía reclamar sus derechos civiles, pero  debía fundamentalmente  concentrarse en fortalecer sus comunidades,  sus organizaciones  políticas y religiosas, para reclamar el lugar que le correspondía a los negros dentro de la sociedad norteamericana .Esa lucha era enfocada  sobre la base de lo que  Malcolm  llamaba el “nacionalismo negro”, es decir,  se  veía  al pueblo negro como una nación sojuzgada y explotada  dentro de su propio  país y al sistema capitalista  existente como su enemigo. Por lo que su lucha  debía formar  parte de la lucha de todos los explotados del mundo. La lucha  podía  ser  pacífica, pero no excluía el uso de la violencia,  si los explotadores la imponían.

Consideraba, Malcolm X,  que tanto Estados Unidos, como los negros tenían un problema muy serio: los negros y otros no blancos,  no eran deseados  internamente y entonces   la tendencia era a tratarlos como ciudadanos de segunda y tercera clase.

Lo anterior, Malcolm,  lo expresaba del modo siguiente:

 “...cada vez que te miras en el espejo,  ya seas negro, moreno, rojo o amarillo, estas viendo a una persona que constituye un problema serio para Estados Unidos, porque no te quieren aquí”.5

Todas esas personas debían entonces unirse a  todos sus similares del mundo y levantar un gran movimiento de reivindicación que el llamaba “revolución negra” Esa revolución tenia un enemigo común. Ese enemigo era el blanco colonizador, siempre europeo: los españoles en América, los ingleses en África, los franceses, los belgas, los portugueses, los alemanes; blancos todos, que se habían movido por el mundo con sus empresas coloniales, explotando a todos los pueblos americanos, asiáticos y africanos. Los colonialistas imperialistas que habían hecho lo mismo a todos, incluidos a  los negros norteamericanos,  los que no habían venido en el Mayflowers, sino en los barcos negreros.

Argumentaba que el pueblo negro norteamericano  era  una masa que no había superado  su condición de esclavitud,  explotada en desigualdad de condiciones respecto al resto de toda la población, blanca, también discriminada en el contexto de la vida social , Malcolm X  llegó a otra conclusión muy importante; que se trataba de un pueblo, cuya situación  no se diferenciaba para nada, de la situación de los explotados dentro del tercer mundo, en Asia, África y América Latina, sólo que ello  discurría,  bochornosamente,  dentro de la sociedad mas rica del sistema capitalista mundial.

Por eso para Malcolm X, no eran los derechos civiles, la plataforma adecuada  ni verdadera  de la lucha de  los negros en Estados Unidos,  pues  al circunscribirse al plano nacional, los aliados naturales del pueblo negro norteamericano quedaban  al margen, lo que resultaba muy conveniente para las elites explotadoras  blancas, sobre la base del principio de “divide y vencerás “.

Por el contrario, Malcolm,  consideraba, que la lucha de los negros norteamericanos debía ser enfocada sobre la base de los derechos humanos, pues estos tenían un carácter más universal y ofrecían  una plataforma  que permitía proyectar las batallas internas  hacia  el   escenario  de los debates en los marcos de los organismos internacionales, como  Naciones Unidas.

Tal claridad política  en el enfoque,   respecto al marco en que se debía desenvolver la lucha  del pueblo negro norteamericano, situaba el escenario en la lucha contra el  imperialismo, pues se  le vinculaba solidamente a la lucha de todos los pueblos explotados del mundo y a la existencia de un enemigo común, que lo único que lo diferencia, según decía,   son las “mascaras” nacionales que asume.

Eso conducía a  llevar la lucha al plano de la  necesaria solidaridad internacional entre los explotados directamente por sus oligarquías nativas, que no son mas que clases  subalternas aliadas  de la oligarquía internacional-transnacional, dentro de la cual la clase burguesa monopolista  de Estados Unidos es  la más poderosa, mejor articulada  y conectada a nivel mundial. Con lo cual, la explotación y la discriminación de que son objeto los negros en Estados Unidos, les  viene también  como de rebote, como resultado de la  acción imperialista de Estados Unidos a nivel mundial.

Tal enfoque ofrecía además, los basamentos objetivos, prácticos y teóricos, que permitían responder a la esencia de una lucha, que en definitiva debe de ser global,  aunque se desenvuelva  también  en la instancia nacional.
Por todo ello, Malcolm X, sobrepasaba con mucho la visión de Luther  King, en su lucha por los Derechos Civiles, justa, pero  muy  limitada estratégicamente.

Por lo tanto, Malcolm X es  un líder de la lucha contra el imperialismo a nivel mundial. Por lo que no puede ser  calificado  únicamente como un líder de la lucha del pueblo negro  norteamericano. Se percató muy tempranamente, que mantener la lucha de los negros en el marco de los derechos civiles, solo podía beneficiar a las elites blancas explotadoras norteamericanas, que tempranamente también habían diseñado y ponían en práctica  un modelo de asimilación de la lucha del  pueblo negro norteamericano a la dinámica del capitalismo en los Estados Unidos. Tal como hacen ahora  para enfrentar la realidad de que los hispanos pasan a ser la minoría mayoritaria en Norteamérica.

Razones que nos permiten además afirmar,  que las reivindicaciones alcanzadas por los negros,  resultado de su  lucha por los derechos civiles, que no fueron pocas ni carentes de importancia, no pueden ser entendidas a profundidad, si no se ven  también como el  alto precio  que la elite de poder  blanca norteamericana tuvo que pagar, para “tranquilizar “a los negros y lograr envolverlos en la maquinaria económica y política  del capitalismo en Estados Unidos.

Una expresión clara de que la lucha por los derechos civiles no representó un cambio sustancial, esencial, en la situación del negro en Estados Unidos, la podemos  obtener al analizar  la pobreza dentro de esa sociedad en la actualidad, en que  esta pobreza,     más que en ninguna otra sociedad capitalista desarrollada, se identifica claramente con una estructura de poder, que está sostenida por unos pilares  de estratificación social, cultural y racial, que se conformaron desde la colonización hasta el establecimiento definitivo del capitalismo y que no han podido ser superados.

En esa sociedad,  existe una estructura social en la que, en términos generales “raza”, clase, riqueza, status social y nivel de pobreza, se coaligan estructuralmente de manera muy fuerte, en los más de 200 años de vida de la nación.

No es difícil percatarse de la claridad política de Malcolm X,  cuando a principios de los años sesenta,  trataba de forjar una estrategia de lucha verdadera, para sacar al pueblo negro norteamericano adelante. Con su  asesinato se perdió la oportunidad y hoy no existen en ese país los líderes negros capaces de cambiar la situación y retornar a las   idea de Malcolm X, de que la población negra norteamericana pudiera fortalecerse como una comunidad integrada,  para luchar por su lugar dentro de la sociedad norteamericana, logrando algo más allá de ser absorbida e instrumentada por el “capitalismo negro “y atomizada por las migajas de participación social  y política que los negros han alcanzado con la “Affirmative Action” fuertemente cuestionada en los últimos años bajo el ataque de un “racismo a la inversa”. Así como continuamente atacada por una gran mayoría  la clase media negra, que encontró su espacio en los intersticios del gran capital norteamericano.

Los negros han perdido su fuerza como comunidad, han  sido instrumentados como un sector más que baila al compás de la música que interpreta y lidera la oligarquía blanca transnacional. Su única oportunidad ahora estaría en sumarse a un contexto de lucha, donde  no pocos desconocen las especificidades de la situación de inferioridad estructural  que se mantiene para los negros dentro de la sociedad capitalista en Estados Unidos.

  • El asesinato de Malcolm X fue el resultado de un grupo de situaciones que actuaron en sistema, para eliminar de la vida pública de la sociedad norteamericana a una persona que se había convertido en un peligro para los intereses de la oligarquía blanca dominante.

Se trata de que Malcolm X resultaba un líder mucho más peligroso que Martín Luther King. Este último, a pesar de su honestidad, entrega a la causa de los derechos civiles y deseos de favorecer a los negros, había quedado enrolado en la mecánica del sistema y en realidad había terminado siendo instrumentalizado  para propósitos que no eran los que le habían animado desde el principio, aunque ello no le salvó la vida, porque también sus ideas comenzaba a topar seriamente contra los “límites de disidencia” que el sistema de poder norteamericano estaba en condiciones de admitir.
Martín Luther King, era una persona demasiado honesta para traicionar su causa, era un luchador honesto e inclaudicable por los derechos de su pueblo,   pero no era un líder revolucionario como tal.


A diferencia del movimiento liderado por el Reverendo Luther King, el modo de superar el limbo de no estar en una organización política ni religiosa, Malcolm X  lo logro  fundando dos organizaciones al mismo tiempo, con dos objetivos diferentes, pero totalmente complementarios.

La Conferencia de Bandung en 1954 y la Fundación de la OUA (Organización de la Unidad Africana) sin dudas  esta ultima,  la organización internacional más prestigiosa del continente africano, inspiraron fuertemente a Malcolm X.

Al amar  a su religión, lo primero que hizo fue reagruparse en una organización conocida como la Mezquita Musulmana, con sede en Nueva York, adoptando dentro de esa organización, la religión auténtica y ortodoxa del Islam.

Pero como expresara Malcolm X: “...teníamos un problema que iba mucho más allá de la religión y por esa razón establecimos la organización de la Unidad Afro americana (OUAA), en la que cualquier miembro de la comunidad pudiera participar en un programa de acción diseñado para lograr el pleno reconocimiento y respeto del pueblo negro como parte del género humano” (p. 200).

Pero lo más importante es que, como expresara Malcolm X: “... el lema de la organización de la Unidad Afro americana es: por todos los medios que sean necesarios. No creemos en librar una batalla... en la cual nuestros opresores van a dictar las reglas. No creemos que podemos ganar una batalla donde las reglas las dicten los que nos explotan. No creemos que podemos continuar una batalla tratando de ganarnos el afecto de aquellos que por tanto tiempo nos han oprimido y explotado”. (p. 200).


De casi no ciudadanos, pues los negros no podían votar, no eran admitidos en las universidades, no podían ingresar en el Ejército, apenas eran admitidos en las fábricas, pasaron a ciudadanos de segunda clase. Cuando finalmente comenzaban a ser admitidos,  el capitalismo los absorbió y pasaron a quedar integrados en una dinámica, que hasta hoy continúa manteniendo a una masa de más del 90% en la condición de ciudadanos de segunda o tercera clase.

Como resultado de todo ello, lo  cierto es que, no existe hoy en los Estados Unidos un movimiento negro  ni siquiera parecido al de los años sesenta. Como  tampoco  existe  un liderazgo  político negro,  capaz de atraer nacionalmente  a los negros a una amplia  lucha por sus  reivindicaciones.  Casi todos los lideres negros hoy,  constituyen piezas funcionales del sistema político norteamericano, siendo la   principal aspiración de casi todos,  arribar a las estructuras de poder, beneficiándose  así  de la opulencia del capitalismo   estadounidense.

No obstante, al margen de otras consideraciones, lo cierto es que  Malcolm X, tanto por su claridad política y su consecuencia teórica,  como por la justeza de sus acciones y  aspiraciones, mas que como un líder de la lucha de los negros en Estados Unidos, ha sido justamente  reconocido como uno de los estrategas de la lucha revolucionaria contra el imperialismo a nivel mundial. Por lo que sus ideas  y las batallas que libro,  continúan siendo  un apreciable caudal de experiencias para la lucha  de los negros en Estados Unidos y de todos los pueblos explotados a nivel  mundial. De modo, que como fruto ideológico de aquellas batallas  que Malcolm  X libro,  una masa nada despreciable de los negros está encontrando en las luchas de  la clase obrera un camino a seguir.




[1][1](Ver: Habla Malcolm X, discursos,  entrevistas y declaraciones. Editorial Pathfinder, United States, 2002, p. 114. Libro del cual han sido tomadas todas las referencias de este trabajo
[2] Ob.cit. pág. 142