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viernes, 12 de octubre de 2012
Sobre el cambio de mentalidad
Esteban Morales
Considero, sin temor a equivocarme, que de todas las tareas que nos ha conminado a realizar el General Presidente, la del llamado “Cambio de Mentalidad” resulta ser la más difícil y compleja.
Es sin dudas la tarea que más contradicciones puede generar, en todas las esferas de nuestra vida social y a todos los niveles. Nadie ni nada escapa de la intención de objetivos que encierra el cambio de mentalidad, si entendemos a fondo lo que ello significa.
Abarca tanto, como pensamos, la esfera económica, el sistema político, la vida social, así como también, como nos pensamos y vemos nosotros mismos. Dentro de todo ello está implícita también una problemática generacional que resulta ineludible prestarle atención si de verdad queremos cambiar.
Cambiar, para mí, quiere decir, ante todo, en nuestro caso, dejar de hacer muchas cosas como las hemos hecho hasta hoy. Y resulta muy difícil, después de más de 50 años, vernos obligados a dejar de hacer las cosas como las hemos hecho hasta hoy. Más complicado aun si tomamos en consideración que nosotros somos los mismos. Por lo cual, somos los primeros que debemos cambiar. Dentro de nosotros, los más avanzados, son sin dudas, los que durante años han sometido nuestra realidad a un proceso crítico, sin encontrar oídos receptivos a las críticas .Porque uno de los problemas más serios enfrentados por nuestro país en estos años, ha sido lo poco respetuoso que de manera real hemos sido con la opinión “disidente”. Ejemplos, incluso recientes, no faltan. Pareciendo ser un problema que apenas hemos comenzado a superar. Tratándose esta ultima de lo que yo llamaría una “enfermedad social”, histórica, muy compleja y difícil de explicar. Que en el contacto con el resto de los ex países socialistas se exhxacerbo. Afectando a todo el sistema político generado dentro de la revolución. Al producir la copia de ciertos mecanismos y métodos de trabajo, que no tienen nada que ver con nuestra historia nacional ni con la cultura cubana.
Particularmente en la economía
Un ejemplo muy claro de ello, reciente por cierto, es que hemos estado diecinueve años para decidirnos a cambiar las UBPC, cuando desde el principio, hubo muchos que dijeron que ese no era el método para hacer más efectiva nuestra agricultura.
Algo similar nos ha ocurrido con la industria azucarera, para pasar de ser la “azucarera del mundo” a producir menos azúcar que a finales del siglo XIX. Pues si queremos un ejemplo, de por qué tenemos que cambiar la mentalidad en el campo de la economía, esos resultan ser dos ejemplos claros de por qué son necesarios los cambios económicos.
Sin hablar de la ganadería, en la que después de 50 años y casi seis millones más de habitantes, tenemos menos cabezas de ganado per cápita que en 1959.Y que en una isla rodeada de mar, por sus cuatro puntos cardinales, apenas hay pescado para el consumo, bastante caro por cierto y que con un clima envidiable, no podemos producir los alimentos que el país necesita, y entonces, importamos arroz, el producto principal en la dieta del cubano y tenemos que también ahora importar azúcar para satisfacer el consumo nacional.
¿Hasta cuándo vamos a continuar haciendo las cosas que han generado esos resultados?
La política
Pero más que como una necesidad de la economía, el cambio de mentalidad tan ineludible proviene de la urgencia de generar un nuevo dinamismo del sistema político y de la política. Que se concentra, a nuestro entender, en la necesidad de realizar un conjunto de cambios como los siguientes:
Son muchas las necesidades, pero yo me concentraría ellas siguientes.
-Si vamos a continuar teniendo un único partido, este debe cambiar radicalmente sus métodos. Generando una dinámica de relación con el resto del pueblo y dentro de sí mismo, que haga de la discusión abierta y democrática de los problemas el centro de su actividad política. Además de adaptar sus mecanismos de trabajo para una sociedad que ha cambiado mucho dentro de los últimos cincuenta años.
-generar un sistema de organizaciones políticas y de masas, que no sean, como hasta ahora, simples poleas trasmisoras de las orientaciones que vienen de arriba, sino verdaderos foros de debate, donde la gente simple del pueblo pueda trasmitir sus inquietudes y tener la confianza de que estas son escuchadas y que se vean reflejadas en las rectificaciones de todo cuanto haya que rectificar. Cada organización debe generar un tipo de actividad que sea más representativa de los intereses de aquella parte de la sociedad civil que agrupa.
-Tener una prensa que de verdad sea un mecanismo receptivo de las inquietudes de la gente, las recepcione, las trasmita, las divulgue, rinda cuentas y pueda pedir cuentas a todos los niveles de dirección que tienen responsabilidad en los problemas, incluido a las estructuras del partido. Tiene que acabarse la “patente de corzo” que ostentan algunos cuadros y dirigentes a todos los niveles, de hacer cosas sobre las cuales no tienen que rendir cuentas a nadie.
-Tener un mecanismo de selección de cuadros a partir del merito y la preparación para la tarea a realizar. Que respondan incondicionalmente solo a las demandas del pueblo. Para terminar con la incondicionalidad y el oportunismo presente en muchos cuadros.
-Las elecciones tienen que ser cada vez más democráticas, a todos los niveles, generándose lo que pudiéramos llamar un “proceso de campañas morales”, donde cada candidato a su nivel, diga lo que tiene para ofrecer al pueblo, para ganarse el derecho a que este lo elija como su representante.
-Cada cuadro de dirección estatal o partidario, que vaya a recibir un cargo de cierta categoría, debe sometérsele a una “Declaración de Bienes”, sobre la que debe rendir cuentas una vez que haya cesado en su responsabilidad.
- Todos los órganos políticos, estatales y gubernamentales, deben funcionar sistemáticamente rindiendo cuenta a los ciudadanos de que han hecho y que se proponen hacer, en correspondencia con los problemas que el país debe solucionar. Rindiendo cuentas sistemáticamente de sus actividades por medio de los medios nacionales, provinciales y locales. De modo que la información llegue hasta el último ciudadano.
Tales mecanismos deben contribuir a mejorar las situaciones que aun afectan el cambio de mentalidad, como las siguientes:
Asuntos que afectan el cambio de mentalidad
No existe entre nosotros hábito de debate. Ello apenas comienza a abrirse paso con muchas dificultades aun y poca comprensión por parte de algunos cuadros a todos los niveles. Muchas instancias rechazan aun el cuestionamiento, la pregunta incisiva y la exigencia que el debate de los problemas lleva implícito.
- Estamos excesivamente habituados a que todo venga “masticado desde arriba”. Lo que genera un acomodamiento espantoso. También en os cuadros, que se consideran a veces en el derecho de normarlo todo y no respetar la libertad individual.
- Nuestros cuadros políticos y administrativos a todos los niveles, están excesivamente habituados a decir siempre la última palabra. Contradecirlos, por lo general, se toma no pocas veces como ignorancia del que lo hace, falta de información, superficialidad y en no pocas ocasiones, como ausencia de espíritu revolucionario.
- Nuestras organizaciones políticas de base: dígase el Partido y la UJC, están casi absolutamente habituadas a obedecer sin discutir las orientaciones. No pocas veces si alguien quiere debatir una orientación se toma como un problema de disciplina o de poca disposición al cumplimiento de las tareas.
- Nuestros cuadros están mucho más habituados a ordenar y ser obedecidos, que a convencer sobre la justeza de sus orientaciones. El temor a perder el cargo y los pequeños privilegios adjuntos, también forman aun parte de la mentalidad de no pocos cuadros.
- Por lo general, no ha sido posible que los niveles inferiores puedan adelantarse en algo, ni siquiera a discutirlo, si ello no ha sido aun decidido en los niveles superiores. Lo cual hace cero las iniciativas de las organizaciones de base de cualquier organización.
- Nuestra prensa, por lo general es bastante apologética, elitista, casi nada autocritica, No está habituada a exigir la información, de asuntos complejos, para trasladarla al pueblo en toda su veracidad. Ni es un instrumento eficaz para mover al ciudadano hacia el debate de los problemas. Recientemente, parecen estar tomando conciencia de ello, pero de manera muy lenta y timoratamente.
- Nuestros niveles superiores en las organizaciones políticas y administrativas apenas responden de manera directa a las preguntas que formulan las bases.
- Lejos de funcionar el centralismo democrático, lo que funciona es más bien una cierta centralización burocrática.
Todo ello tiende a formar en el ciudadano una mentalidad de que no hace falta preocuparse por nada, si acaso alguna que otra vez protestar por algo, pues otros son los que deben preocuparse y ocuparse de todo. Ello contribuye a generar una actitud pasiva, acomodaticia, muy difícil de romper. Pues no pocas veces, quienes han tratado de romperla han tenido que soportar la reprimenda de los organismos superiores.
El cambio de mentalidad respecto al debate y hacia una mentalidad crítica tiene entonces que tocar de lleno a tres procesos íntimamente relacionados.
- Cómo se formulan las políticas.
- Cómo se ejecutan las políticas.
- Cómo estas son rectificadas.
En los tres momentos es indispensable la participación del individuo, ya sea desde su organización de base, núcleo político, empresa o institución .Además, resulta indispensable que la prensa refleje fielmente el debate y la individualidad de opiniones de modo que puedan expresarse por medio de los mecanismos informativos: la radio, la televisión, la prensa escrita, sobre todo. Si esos mecanismos no funcionan, no es posible superar el ordeno y mando de ciertos cuadros, la impunidad de algunas malas decisiones, ni la arbitrariedad y el espíritu corrupto con que a veces algunos dispositivos de mando se conducen.
Pero lo que aun es peor. Si tales mecanismos del debate critico no funcionan, la gente no llega nunca a sentirse parte y responsable de un proceso que les compete directamente. Por lo cual las masas van quedando a la zaga de los procesos que vive el país, lo cual genera el divorcio entre política y pueblo, que es el fenómeno más negativo que pueda producirse dentro de un proceso de cambios sociales, económicos y políticos como el que Cuba vive hoy.
Durante todo el periodo revolucionario, desde 1959, particularmente Fidel Castro, se preocupó mucho por lograr la participación masiva de los trabajadores en las discusiones de los planes de la economía y el debate de las leyes que se promulgaban. Ello, tendía a formar una mentalidad participativa y a generar la confianza de que no debía decidirse nada sin el concurso de las opiniones de la gente. El pueblo cubano se habituó a ello y permitir que se genere una situación distinta, solo puede dar la impresión real de retroceso de la democracia política.
Es que en las actuales situaciones que viven el país, se exige más que nunca de que la gente participe en los complejos debates del cambio de modelo económico y de los problemas sociales y políticos que debemos encarar. No por casualidad el Presidente Raúl castro insiste tanto en ello.
Hace falta que a cada reunión nacional sobre los dispositivos de dirección, Consejo de Ministros, Comité Central del Partido, Buro Político, Asamblea nacional, Plenos de Organizaciones nacionales, la gente pueda percibir que se adoptan medidas concretas para hacer avanzar los cambios que se consideran necesarios, que tales medidas aparezcan a todos los niveles y que los dispositivos correspondientes comienzan a ejecutarlas. Quedando estas sistemáticamente explicadas en la prensa y demás medios. Porque el ciudadano debe percibir que se avanza en las direcciones necesarias, que de manera casi inmediata generan mejorías para la vida del pueblo.
Es que pasado más de cincuenta años, puede producirse el cansancio lógico ante las dificultades y ello hace más necesario que nunca, promover la mentalidad de que la gente participe en la solución de los problemas. Pues no es difícil encontrarnos con personas revolucionarias, que dicen no estar dispuestas a buscarse más problemas por protestar respecto a algo mal hecho. Esa mentalidad debe ser contrarrestada, como lo hace el Presidente, dando señales claras de que la crítica no debe ser paralizada y ni siquiera bloqueada.
Eso de “no coger lucha“ es algo que se ha venido abriendo paso, produciendo una situación en extremo negativa, que genera problemas tales como:
- Un proceso de apartamiento voluntario e involuntario en cuanto a la participación que el ciudadano debe tener en la conducción de la sociedad con su comportamiento individual.
- Una situación muy negativa es aquella, en la que el ciudadano se refugia en la individualidad, se circunscribe a los asuntos de su directo interés y deja que todo lo demás trascurra de cualquier modo, sin prestarle la mas mínima atención. Produciendo un nivel de indolencia que se manifiesta de las más disimiles formas.
- Entonces, lo anterior genera de que crezcan sin límites las indisciplinas sociales. Como lo son ahora las del no pago del transporte público, los vertederos de basura sin control, las construcciones ilegales, la marginalidad, el delito, la corrupción, el bajo sentido de pertenencia, etc.
- Las organizaciones sociales y de masas de tal modo van perdiendo su capacidad de movilización. Y lo más peligroso aun: ceden ese espacio a los que estimulan financieramente la participación de miembros de la sociedad civil, desde una óptica negativa y con propósitos de subversión.
- Pues se trata por los enemigos de crear condiciones para comportamientos negativos dentro de la población, que devienen un verdadero peligro para la seguridad del país y de los ciudadanos.
- Las medidas económicas, como el trabajo por cuente propia, la pequeña empresa y otras formas de propiedad privada, que pueden parecer y de hecho lo son, estímulos positivos al incremento de la producción, en medio de situaciones como las explicadas más arriba, sirven también para incrementar el individualismo y el “sálvese quien pueda”, afectando la perspectiva social de los problemas y sus potenciales soluciones.
Lo que estamos diciendo, es que promover el debate participativo de todos los ciudadanos en los asuntos que deben ser encarados y resueltos; mover todos los mecanismos de que se dispone, para que el ciudadano se sienta parte de un proceso de reconstrucción económica y política que le compete, es preservar ese proceso de las desviaciones negativas que todo cambio puede generar. Al mismo tiempo que se prepara a la gente para dar respuesta a las acciones de subversión sutil por parte del enemigo.
Es decir, la sociedad cubana debe estar preparada para el proceso que hoy tenemos que encarar, lo cual significa hacer cada día más participativos los mecanismos a utilizar, de manera que el ciudadano sienta que participa en las decisiones y que lo que está ocurriendo les afecta, formando parte de su vida diaria. De lo contario, se desentenderá de lo que ocurre, concentrándose en solucionar las dificultades de su vida cotidiana, individual, que hoy son muchas y agobiantes.
Ernesto Morales
Esteban, !!por dios!!
ResponderEliminarLo que hay que cambiar no es la mentalidad, sino a los padres de todas esas desgracias que sufre el cubano de a pie. Su reformismo idealista me produce pena ajena.
Al Sr. Esteban Morales Dominguez.
ResponderEliminarLectura para este domingo : "Sobre el cambio de mentalidad "
Se dice de forma coloquial y popular que Dios creo el mundo en 7 días, que este séptimo día fue destinado al reposo.
" Sobre el cambio de mentalidad " que no es un articulo que se aprecie simplemente como una lectura de un día de domingo apacible como el de hoy 14 de octubre del 2012.
He leído con atención y las consecuencias atendiendo a su contenido tiene para mi la virtud de acompañarnos como una suerte de luz para la vida personal y ciudadana. Tanto para los ciudadanos de Cuba, como de otras latitudes.
Atención !
Me acordare en cada día de las próximas semanas de esta lectura de domingo.
Gracias.
Un saludo fraternal
Muy bueno análisis; solo que a mi juicio creo que lo hace falta saber es el "como cambiar": como lograr esto que propone tanta gente como usted. se sabe bien que es lo que hay que cambiar pero nadie se atreve a intentarlo de forma que funcione para todos. Por qué no se promueve una ley de prensa o una ley anticorrupción en la asamblea nacional? crear conciencia es una parte importante y creo que mucha gente está clara de eso, lo que sucede es que quienes deben relizar los cambios no saben como, no cree? ahí es donde está estancado el proceso. quisiera saber su opinion al respecto pues la pregunta del como cambiar todo esto sin que sea demasiado tarde me la hago cada dia.
ResponderEliminarEl problema, profesor Morales, es que cuando se es marxista, o se tiene cierta afinidad con el marxismo, como la puede tener usted, o incluso yo mismo, pensamos que las mentalidades no cambian por la Gracia de Dios, ni porque el “general presidente” lo demande en cada discurso, sino que las mentalidades son el resultado de las relaciones sociales existentes en una sociedad determinada, y que de estas relaciones son las productivas las más importantes. O sea que las mentalidades esas que hay que cambiar son consecuencia directa del sistema implantado en Cuba, que básicamente no podían ser otras, como demuestra el hecho de que en todas las sociedades donde se adoptara el modelo soviético de socialismo –al cual yo llamo ñangarismo- se padecieron los mismos problemas de los que usted se queja, y que si queremos cambios debemos cambiar el sistema, empezando, por supuesto, por las relaciones de producción.
ResponderEliminarAhora, yo no tengo ninguna duda de que en Cuba se están produciendo cambios en la base que eventualmente llevarán a un cambio de mentalidad… pero hacia el capitalismo, lo cual sería sin dudas una mejora con respecto a la situación desastrosa –Raúl lo puso más poético: “al borde del precipicio”- en la que ha terminado el país después de décadas de ñangarismo… Le toca a aquellos que no quieren capitalismo enfrentarse a esto, pero no manteniendo el ñangarismo, sino promoviendo, desarrollando nuevas relaciones productivas con un auténtico carácter socialista, en el que se inscriben la mayoría de reclamos que usted hace en este artículo, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo capitalista, y que escapar por entero del capitalismo es imposible: las bases productivas siguen siendo determinantes.
Lo primero que hay que cambiar son esos dirigentes que llevan más de 50 años en sus posiciones como sí fueran dioses o imprescindibles. Nadie es imprescindible, el destino de un país no puede depender de un pequeño grupo de individuos que se la pasan cometiendo errores y no pasa nada. Empezemos por ahí.
ResponderEliminarEn hagovalermivoto, lo que estamos defendiendo es el derecho a elegir entre las diferentes opciones.
ResponderEliminarEstas opciones deben estar fuera del encierro de las cuatro paredes de una ideologia monopartidista.
Mi nombre es Igor y lamentablemente he llegado ahora a tu blog pero me leere todos los artículos. ayer me estuve leyendo este y me pareció muy interesante. lo siguiente es algo para reflexionar...fue publicado en el libro de Dulles en el libros el arte de la inteligencia. saludos.
ResponderEliminarEL ARTE DE LA INTELIGENCIA, de ALLEN W. DULLES
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Una Joya
Sembrando el caos en la Unión Soviética, sustituiremos sus valores, sin que sea percibido, por otros falsos, y les obligaremos a creer en ellos. Encontraremos a nuestros aliados y correligionarios en la propia Rusia. Episodio tras episodio se va a representar por sus proporciones una grandiosa tragedia, la de la muerte del más irreductible pueblo en la tierra, la tragedia de la definitiva e irreversible extinción de su autoconciencia. De la literatura y el arte, por ejemplo, haremos desaparecer su carga social. Deshabituaremos a los artistas, les quitaremos las ganas de dedicarse al arte, a la investigación de los procesos que se desarrollan en el interior de la sociedad. Literatura, cine, teatro, deberán reflejar y enaltecer los más bajos sentimientos humanos. Apoyaremos y encumbraremos por todos los medios a los denominados artistas, que comenzarán a sembrar e inculcar en la conciencia humana el
culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad. En la dirección del estado crearemos el caos y la confusión. De una manera imperceptible, pero activa y constante, propiciaremos el despotismo de los funcionarios, el soborno, la corrupción, la falta de principios. La honradez y la honestidad serán ridiculizadas, innecesarias y convertidas en un vestigio del pasado. El descaro, la insolencia, el engaño y la mentira, el alcoholismo la drogadicción, el miedo irracional entre semejantes, la traición, el nacionalismo, la enemistad entre los pueblos, y ante todo el odio al pueblo ruso; todo esto es lo que vamos a cultivar hábilmente hasta que reviente como el capullo de una flor.
Sólo unos pocos acertaran a sospechar e incluso comprender lo que realmente sucede. Pero a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarles,
desacreditarles y señalarles como desechos de la sociedad. Haremos parecer chabacanos los fundamentos de la moralidad, destruyéndolos. Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos, desmoralizaremos, pervertiremos.” .
El texto pertenece al libro titulado EL ARTE DE LA INTELIGENCIA, de ALLEN W. DULLES (en la fotografía), fundador e ideólogo de la CIA en la década de los 50
Esteban, pareciera que sus deas, su interesante e importante reflexión se escribió hoy, a fines de marzo de 2016, a pocos días del esperado VII Congreso. Resulta que no va a ocurrir lo que el propio Raúl anunció hace meses, la consulta popular, ni siquiera con toda la militancia del PCC, lo peor, el órgano oficial del Partido argumenta que no es necesaria esa consulta! Parece que el cambio de mentalidad es en reverso, hacia atrás, haciendo añicos lo que hemos presentado como ejemplo de nuestra democracia, la consulta de las grandes decisiones previamente con el pueblo. Duele mucho lo que está ocurriendo, sobre todo a los que conservamos sueños y esperanzas y un sostenido apego al proyecto social que todavía es admirado por muchos en el mundo. No se que explicarle a amigos leales a la Cuba revolucionaria a los que con orgullo les he explicado la tradición fidelista de la consulta con el pueblo. Tengo la sensación de que nos estamos traicionando a nosotros mismos. Qué hacer? Por lo prontole he expresado mi preocupación a mis compañeros del núcleo, he escrito mis ideas en Granma junto a muchos otros que incluso la han expresado mejor que yo ... En fin, no nos podemos quedar tranquilos ante semejante error político que puede profundizar aun masla desconfianza de ese pueblo que es el verdadero sustento de la revolución.
ResponderEliminarDecía José Ingeniero (el llamado escritor de la juventud argentina) en su libro los "Tiempos Nuevos" [...]En la vida social, como en la doméstica, corresponde a cada generación preparar la dicha de la siguiente, educándola para vivir adaptada al medio que insesantemente se renueva.
ResponderEliminarEl nivel moral de los pueblos puede medirse por su celo del porvenir, que es solidaridad prolongada en el tiempo, y por su sentimiento de fraternidad, que es solidaridad prolongada en el espacio.
Para los hombres que poseen una Ética Superior, los problemas sociales de la hora presente, son dignos de estudio profundo y de serena meditación.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias profesor Esteban por sus reflexiones. Yo después de realizar un análisis del contenido de su artículo, Corrupción: ¿ La verdadera contrarevolución? Todavía no consigo encontrar motivo para su separación de las filas del PCC. Me gustaría haber tenido acceso al contenido del acta de esa reunión, para tratar de entender en que parte del artículo el señor dijo algo que no era cierto.
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