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miércoles, 24 de abril de 2013

OBAMA ESTANCADO EN LA POLITICA HACIA CUBA.


ESTEBAN MORALES.
UNEAC 
A pesar de mantener el bloqueo, se podían tener ciertas esperanzas,  porque Obama despego   innovador en  la política hacia Cuba. Hoy se encuentra estancado, en lo que  parece quiere que sea un callejón sin salida.
El presidente no logra captar la diferencia entre el caso de Allan Gross y el problema de los Cinco. Por lo cual  construye fantasmas,  con lo que visto objetivamente en sus diferencias  podría solucionarse sin que ello represente un p eligro para la seguridad nacional de Estados Unidos, ni para su prestigio. Pero Obama    está apreciando la imagen del problema Grooss-Los  5, atraves de un espejo  cóncavo,  que le hace ver todo exactamente al revés de cómo es.

Allan Gross es un error de Estados Unidos, que hasta este ultimo y su familia reconocen .Por eso responsabilizan a Obama  con su salida de Cuba. Los Cinco también es un error de Estados Unidos, pero no de Obama sino de la Justicia norteamericana. Cuando Obama tomo el mando ya otros le habían creado el problema. El problema de Gross se lo creo el mismo. Manteniendo a si un doble error, el que le regalaron y el que el mismo se busco. Pero no aprecia la diferencia y se enclaustra en la falsa apreciación de que darle la libertad a los 5  sería  una debilidad  que  afectaría la seguridad nacional de Estados Unidos.
Obama tiene que comprender, que es Cuba la que nunca podría parecer débil ante Estados Unidos. Porque entonces si pondría en peligro su seguridad nacional. Cuba no debate con Estados Unidos,  sobre otros que pueden estar presos como resultado de haber trabajado para Cuba. Pero insiste en el caso de los Cinco, ¿por qué? Simplemente porque Cuba sabe muy bien que los Cinco no estaban realizando ninguna actividad en la que peligrara la seguridad nacional norteamericana. Y eso, yo creo que Obama debe saberlo también. Y si lo sabe, está cometiendo un gran error. Sobre todo, cuando es  tan evidente, que el trato dado a los Cinco y sobre todo las condenas,   constituyen una mancha para la justicia norteamericana. ¿O será que lo mantienen engañado sobre el caso de los Cinco? Sino es un engaño,  entonces Obama  no tiene razón en que liberar a los Cinco    representa  un  peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos. Y  sin embargo,    si es  una oportunidad de liberar a Allan Gross  y al mismo tiempo quitarse de encima un problema que está afectando crecientemente el prestigio de Estados Unidos y el de Obama en particular, que se ha tomado el asunto como una prioridad de política.
Como ya he dicho, no se trata de un asunto fácil, pero Obama  equivoca  y al mismo tiempo,  sobredimensiona el  “dolor de cabeza”, pues este último no proviene de liberar a los  Cinco sino de  que,  como ya dije también, Obama  tome una decisión con el caso de Allan Gross cuando ya no haya remedio. Cuando ya sea demasiado tarde. Pues este señor es un hombre de más de sesenta años, con los achaques propios de la vejez  y llevando a cuestas, ya por tres años, la carga emocional de estar alejado de su familia.
No señor Presidente, no va a representar ningún peligro, ni siquiera un “dolor de cabeza”  liberar a los cinco y entregarle a Allan Gross sano y salvo a su familia. Lo que si va a ser un gran dolor de cabeza para usted es si toma la decisión correcta cuando  ya sea tarde.  ¿Con que argumento político Ud. se justificaría ante la familia de Gross  si eso ocurre? 
Por eso Cuba insiste en negociar  el caso,  sobre una base humanitaria y equilibrada para ambos. Porque estoy seguro que Cuba quiere que esa historia termine bien, sin triunfalismos de ninguna de las dos partes,  ni con supuestas ventajas políticas. Porque se está hablando de personas  que tienen  familias,  que sufren, unos  por la injusticia de condenas que no merecían, ya por 15 años  y el otro, por   la  incapacidad de un Presidente para comprender  que no sacrifica nada, al contrario gana, si actua con  inteligencia sensatez  y objetividad.
Además, no olvide Ud. Sr. Presidente, que ha convertido el caso de Allan Gross  en una prioridad de su política con Cuba. Siendo así, entonces se trata de algo para pensar a profundidad, como solucionarlo  y no para complicarlo. Sin olvidar tampoco que Ud., trazó  una estrategia de política, que ahora se encuentra estancada  en los vericuetos de un problema  que  responsablemente le digo, no sería tan difícil de resolver.
Recientemente, parecen haber actitudes de ambos lados,  que pueden significar la esperanza de terminar de entenderse. Veremos. 

Abril  22 del 2013.

lunes, 1 de abril de 2013

La Revolución Cubana comenzó en 1959


Esteban Morales.
UNEAC.
 Bajo un titulo carente de rigor histórico y objetividad, Roberto Zurbano trata de caracterizar la situación de los negros en la Cuba de hoy. Como  evaluador critico del tema que soy, podemos  compartir algunas de sus aseveraciones, pero no en términos tan absolutos  y mucho menos, con la carencia de  objetividad  con que estas se formulan. Tampoco las conclusiones a que  el Autor arriba.
Afirmar que “para los negros cubanos la revolución no ha comenzado”, no se sostiene,  ni aun   dentro de la compleja realidad cubana de hoy. Verdadera encrucijada  dentro de la cual, el país trata de  encontrar un modelo económico propio y sostenible, para no repetir los niveles de dependencia económica  que  soportó  por  tres ocasiones, (España, Estados Unidos, URSS) en menos de un siglo. Durante el periodo final (1960-1991) que resultó ser el más provechoso para la Isla, el tiempo no alcanzó para superar definitivamente las realidades de un país subdesarrollado.
Por tanto,  cualquier explicación de lo que hoy  tiene lugar  en Cuba con los negros,  pasa necesariamente por la comprensión más profunda  de esos periodos de dependencia y   de que en la Isla la pobreza fue también masivamente blanca, aunque  la riqueza nunca fue negra. Algo que arrastramos durante varios siglos, hasta llegar al triunfo revolucionario de  1959.
La población pobre cubana  fue beneficiada  a partir de una política social, extraordinariamente humanitaria, que combatió y aun combate la pobreza y la desigualdad hasta el mismo borde del igualitarismo.
Dentro de la realidad  social  generada  por esa política¸ negros y mestizos fueron sumamente beneficiados también. De modo que si hoy contamos con una masa importante de médicos, científicos ,  intelectuales  y obreros  calificados negros, se lo debemos a esa política social, que marcó profundamente a la sociedad cubana, durante sus más de  30 años de existencia  posteriores a 1959.
No hay que negar  que se cometieron errores;   uno de ellos, tal vez el más importante, fue no considerar el “color de la piel”,  como una variable de diferenciación social. El no considerar que por razones de sus diferentes puntos de partida  histórico, el negro, además de ser   más pobre, había sufrido por su condición de esclavo primero y de negro después, las desventajas que implicaba haber tenido que  soportar el racismo y la discriminación racial, que le situaban siempre en una posición de desventaja  ante la población blanca, aunque estos  últimos  también fueran pobres. Nuestra sociedad no  había sido  diseñada para que blancos y negros y mestizos  fueran iguales.
Ese lastre colonial  esclavista, no fue posible borrarlo en los años de revolución, a pesar de lo humanitaria y radical que esta haya podido ser. Es esta la explicación de muchas de las desigualdades y dificultades sociales  que aun arrastramos  y que la Revolución iniciada en 1959, trataba de solucionar.
A diferencia de lo ocurrido en 1962, en que el racismo y la discriminación racial se habían dado como resueltos, a partir sobre todo, de la segunda mitad de los años ochenta, se ha abierto una década,  con posterioridad a los procesos de crisis,  que  sacudieron a la economía cubana,  un debate  sobre el tema que crece continuamente.
La crisis económica  sirvió  para mostrarnos de que se había sido idealista al creer que el problema racial se  había solucionando o se estaba solucionando,  lo que  no se correspondía con la realidad. Las medidas económicas que se aplicaron para superar la situación económica, trajeron  a flote las diferencias y desigualdades, que a pesar de los avances, aun existían  y que habían permanecido ocultas, esperando momentos más propicios para reemerger.
Así se inició un nuevo periodo  de lucha contra el racismo y la discriminación, que fue el propio Fidel Castro el que lo abrió con sus discursos en los congresos de pedagogía y de la UNEAC   y su  intervención  en la  iglesia  de Nueva York en Harlem. El  Máximo  Líder se percataba  de que lo   tratado con insistencia  en sus discursos de marzo de 1959,  no había quedado resuelto.
Entonces, fue el propio  líder de la revolución  el que reabrió el tema  y a partir de entonces, comenzó  un nuevo debate, ya más  comprensivo de donde habían estado  las fallas de la política social, que no había  podido eliminar el racismo y la discriminación racial. Se iniciaron nuevas investigaciones, se analizaron las  experiencias    y como  nunca antes  desde 1959, se comenzó a escribir críticamente sobre el tema, que comenzó por abarcar  el mundo intelectual¸ creándose  comisiones  en diferentes  instancias,  PCC, UNEAC, Biblioteca Nacional, proyectos comunitarios, etc.
 Emergieron varios  centros de debate y  encuentros científicos, producciones cinematográficas, cursos académicos. Existe en la UNEAC una comisión con carácter nacional, que trabaja en la promoción del tema racial desde la cultura, lo lleva a  debate  a  las provincias  del país  y ya ha promovido su discusión en la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en dos ocasiones.
El gobierno no pone obstáculos a esos debates  y formas de acción,  todo lo contrario, los apoya y promueve. En realidad, lejos de mantenerse oculto el tema, cada día más, es objeto de discusión en diferentes ámbitos del trabajo intelectual, comunitario e incluso político. Pasando paulatinamente a convertirse  en un debate de toda la sociedad cubana.
Desde la UNEAC se despliega un amplio proceso de coordinación  para introducir el tema en la escuela, las universidades, así como también para mejorar las estadísticas y que estas  recojan con más precisión la cantidad de  negros y mestizos en distintos sectores y su situación económica. Se trabaja también  para aumentar el conocimiento sobre la presencia de los líderes y patriotas negros en nuestra historia, por medio de monumentos, jornadas  conmemorativas y  su adecuado tratamiento en los libros de texto, para lo cual se trabaja fuertemente  en la reformulación de la enseñanza de la historia nacional 
Por todo lo anterior, podemos decir que  hemos pasado a un periodo  en que el  tema racial se trata a todos los niveles.
Todos los implicados en este proceso quisieran avanzar más rápido, pero el tema es difícil y acumuló años de atraso en su tratamiento. Sin embargo, se  van  articulando  todos los factores que deben intervenir  y cada vez el compromiso  práctico de  colaborar y la participación  es mayor. Bajo la conciencia de que se trata de un problema  que nos afecta a todos.
Ningún gobierno anterior a 1959 hizo nada por los pobres  en general, ni por los negros en particular. Más bien los gobiernos precedentes, gobernaron  el país para el beneficio de unos pocos, con todos  los mecanismo e instrumentos de una administración neocolonial, que mantuvo el racismo y la discriminación racial,  la corrupción y la pobreza, desplegando el modelo de explotación y control, que Estados Unidos  había diseñado  para la Isla.
Habría que  padecer    una ignorancia de la  história  extraordinaria, para pensar que un cambio de  liderazgo político en Cuba pudiera beneficiar a los negros. Un pensamiento como ese solo puede provenir, como lo dice el titulo del artículo, de alguien que piense que “para los negros la revolución cubana no ha comenzado aún”.

Marzo 29 del 2013.

1 New York Times, 23 de marzo del 2013. USA.