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sábado, 11 de julio de 2015

EL TÉRMINO AFRODESCENDIENTE: Un arma de combate contra la discriminación racial y la explotación capitalista.

Esteban Morales.
UNEAC.

Comienzo por decir,    que creo,  algunos relativizan inadecuadamente el término afrodescendiente.
No amigos, no es lo mismo ser “lusodecendiente”, que italodescendiente u otros, que afrodescendiente.
Afrodescendiente quiere decir que venimos de África;  aunque tal vez se trate de un eufemismo;  porque todos, en última instancia, vinimos de África.
Cuando decimos afrodescendiente, según entiendo,  hablamos de una población, que como casi ninguna otra, en enorme  magnitud, fue abrupta y criminalmente  trasplantada de su medio natural,  lo cual supone, además,  considerar los crímenes de la Trata y  la Esclavitud.
En este mundo en que hoy vivimos, hay que examinar con detenimiento las peculiaridades  de  los pueblos  que lo integran para hacer diferenciaciones que  nos resultan  muy necesarias.
Además, porque  pienso es la única forma de acercarse a la verdad y no obrar con defectos,  ni tampoco pecar por  injustos.
No considerar  el término afrodescendiente o  relativizarlo, es aceptar  la  situación  de los que, quieran o no, por conveniencia  o por maldad, no reconocen a este conglomerado de personas  lo que les corresponde, o les toco vivir y  aun sufrir.
Se hace necesario reconocer el impacto que la Trata y la Esclavitud tuvieron  sobre esa población, que por millones, fue abruptamente  trasplantada, obligándoles a trabajar como esclavos, rompiéndoles toda conexión con sus culturas de origen, sus familias, sus lenguas, creencias religiosas y  medio natural, robándoles la libertad con que tenían derecho a vivir. Lo que ha traído como consecuencia que sea África, entre otras cosas,  el continente más esquilmado, que perdió a gran parte  su población  joven  en los momentos en que más la necesitaba.
Aun hoy, casi cinco siglos después, particularmente en América y el Caribe, hay no menos de 150 millones de afrodescendientes, que están entre los que sufren como nadie,  la pobreza,  la explotación, el desempleo, el analfabetismo, la desatención medica, la discriminación racial,  el racismo,  y  que en todo ese lapso de tiempo mencionado, apenas  han  logrado  alcanzar la “modernidad”.
Al relativizar el término afrodescendiente, estamos aliviándoles  el camino  a los que debieran reconocer el crimen de la trata y de la esclavitud, no se  disculpen aun  por ello y se nieguen a  poner en práctica las reparaciones que tanto son  reclamadas.
Afrodescendiente, es más bien un término político, que tiende a reconocer a los que se sienten como tal y no solo a los que lo son. Que tiene como objetivo recuperar  como similares, a todos aquellos, que originalmente trasplantados desde África, o  sus descendientes,  andan hoy  por el mundo, como una diáspora,   a veces   recién emigrada, entre los que  se encuentran  los que más sufren la explotación y la discriminación.
Llegar de África, o de cualquier otro país del tercer mundo, a cualquier parte, no es lo mismo que venir de Japón o de Estados Unidos, aunque  en este último  caso, los afroamericanos, poseen  cierta ventaja  sobre los venidos de otros lugares. Sin embargo,  los propios afroamericanos, se llaman a sí  mismos como tales, reclamando la procedencia de sus ancestros  y en su momento, la patria que les quisieron  arrebatar, devolviéndolos a África.
No nos cansamos de repetir, que la raza no existe. Se trata de  un constructo social. Pero el color sí. Y los procedentes de África, en general,  llevan sobre si ese   estigma. Por lo que a donde quiera que emigran, lo hacen, casi siempre,  para quedar ubicados dentro de los  sectores sociales en mayor  desventaja. Van a  los peores barrios, a  los empleos peor  remunerados y  sufren   las mayores desatenciones en todos los aspectos de su  vida social.
Aun en países como Cuba, que hizo una revolución y que tanto ha avanzado en la atención de su población, todavía el color se hace sentir como una variable de  diferenciación social  y discriminación.
Aun entre  los afrodescendientes de  Cuba  se encuentran los que ocupan  los estratos más desfavorecidos  dentro de   la sociedad  cubana.
Por tanto, rescatar el término afrodescendiente, es tener una herramienta, para   poner en el lugar que les corresponde,  a sectores poblacionales que sufren aun los lastres de la esclavitud y la trata. Y que son los que más padecen  también  la reproducción de estos lastres,   por las incapacidades sociales aun  no resueltas.
Como dijo un amigo, “a Durban entramos negros  y salimos afrodescendientes”. Creo así,  que alcanzamos un término generalizador, que nos permite apreciar la globalidad de la explotación,  para un grupo poblacional que no ha logrado aun superar los lastres del colonialismo y los intentos de su  continua reproducción.
No se oculta ningún prejuicio cuando se habla de afrodescendiente. Es que en este mundo no es suficiente decir que todos somos humanos. Ni que todos procedemos de África.
Tampoco que la raza no existe y que la discriminación racial es un crimen. Hay que generar los instrumentos teóricos y prácticos para luchar  contra todo ello.
Si es así, como relativizar el término afrodescendiente, si  incluso, aun en la propia Cuba, de una prolongada  y extraordinariamente generosa  política social,  se ponen de manifiesto  las desventajas que estos sufren.
Existe un movimiento afrodescendiente en nuestro hemisferio que en lugar de su relativización, lo cual  llevaría casi a su desaparición, lo que hay  que hacer es  solidarizarse con el mismo. Acompañandololo en sus  luchas por una vida mejor.
Cuando relativizamos el término  afrodescendiente  les estamos regalando a los racistas y  explotadores  la capacidad  de pasar desapercibidos, dándoles también la oportunidad de continuar apuntalando la explotación y la discriminación.
Existe además,  dentro de la problemática afrodescendiente, una corriente de derecha que trata de orientar a este movimiento hacia la cooperación, bajo  una concepción de trabajo que pretende aliar al movimiento  con una corriente de convivencia con gobiernos de derecha, como es el caso del PP en España, pretendiendo trasladárnosla  hacia America Latina y el Caribe,  buscando  nuclear   a los negros,     que operarían entonces dentro de una  política de la derecha,  para restarle agudeza a las demandas de los afrodescendientes. Un sector dirigente de ellos se está beneficiando de vender a sus congéneres a los intereses  de la derecha  española.
Cuba, por su parte, hace causa común con el movimiento afrodescendiente. Aportando  la muy valiosa  experiencia de que no es suficiente hacer una revolución para desterrar  al racismo y la discriminación racial. Mostrando, como resulta indispensable continuar atacando los prejuicios, estereotipos, la discriminación y el racismo, no solo como lastres de la sociedad anterior, sino también como fenómenos que la sociedad cubana, aun  en sus imperfecciones, es  capaz de reproducir.

Junio 4 del 2015.

jueves, 9 de julio de 2015

“La relación entre acercamiento político y penetración cultural no es lineal, se trata de un camino de doble vía”

Esteban Morales
UNEAC

El tema que nos ocupa preocupa a mucha gente, solo que,  creo, desde una perspectiva a veces un tanto equivocada. Como si simplemente pudiéramos hablar de la penetración norteamericana en Cuba.
He recorrido un largo camino de experiencias en este sentido (desde 1977) que me ha dicho que la relación entre acercamiento político y penetración cultural no es lineal, que se trata de un camino de doble vía, de un tomar y dar.
La historia comenzó a principios del siglo XIX, cuando los Estados Unidos formularon política  para la colonia Cuba de España, que en algún momento se liberaría. Poniendo en cautiverio desde entonces, anticipadamente, a la nación que emergería, mediante la llamada Política o Doctrina de la “Fruta Madura”. Estados Unidos formulaba así  las intenciones de apropiarse de  Cuba, cuando apenas ellos mismos, recién se comenzaban a inaugurar como nación, liberada de Inglaterra.
El acercamiento económico y  político de Estados Unidos a Cuba comenzó desde entonces, pero aun no contaban con las condiciones para cumplir su máximo objetivo, que era apoderarse de la Isla. No podían competir aun con la potencia que regía la Isla, España, ni con las que la ambicionaban, como Inglaterra. No podían moverse por el mar con la facilidad de otras potencias: no tenían marina.
Mientras ese objetivo no estuvo en condiciones de ser cumplido, los Estados Unidos aprovecharon su cercanía a la Isla y su creciente poderío económico y comercial, para hacer lo siguiente:
  1. Inundar la isla con el  comercio, las  inversiones  y vínculos de todo tipo.
  2. Desarrollar un trabajo cultural, que cubría todos los ámbitos de la cultura nacional norteamericana y que terminó por generar una cultura política en la que Cuba siempre aparecía como parte del territorio continental de los Estados Unidos.
  3. Ello a su vez contribuía a sembrar  en el pueblo cubano que emergía, una mentalidad de que era en los Estados Unidos donde debían buscar todo o casi todo.
  4. Ello contribuyó finalmente a crear una corriente de pensamiento al interior de los Estados Unidos de que se vería como algo natural su  intervención para frustrar los procesos independentistas  de la Isla e intervenir en la etapa final  de la  guerra  (1895-1898) para arrebatarle la Isla a España. No sin antes haber tratado de anexar a Cuba, de comprar la Isla a España en más de 6 ocasiones  o  pretender  para ella un régimen autonómico que les permitiera  preparar las condiciones para administrarla mejor.
  5. Estados Unidos  penetró finalmente en la Isla, forjando su nueva modernidad, que España no podía brindarle, atándola políticamente a los mecanismos de la Enmienda Platt, el Tratado de Relaciones Cuba-Estados Unidos  y los Tratados de Reciprocidad Comercial.  
Al mismo tiempo, la lucha contra España había logrado hacer cuajar la ideología del  independentismo, por lo que desde entonces, de manera reforzada,  independentismo y anexionismo pasaron a ser las dos corrientes políticas más importantes, que se mantienen en la Isla hasta hoy.
El prócer de nuestra independencia,  José Martí, había logrado forjar  una ideología, una cultura política y un pensamiento cultural, que dotaba a la Isla de la capacidad de continuar luchando por su independencia -y así ocurrió, en una   batalla  por la independencia  que la Isla no dejó de librar nunca.
A toda esta historia de más de 200 años Cuba se sobrepuso,  y en 1959 triunfaba una Revolución,  que en el segundo gran intento histórico,  lograba cumplir las aspiraciones de los que siempre habían confiado y luchado porque Cuba fuera una nación independiente en sí misma.
Con posterioridad a 1959, a pesar del grado de penetración económica, política  y cultural de Estados Unidos en la Isla,  así como de  los múltiples intentos de Estados Unidos por subvertir el proceso revolucionario, con el bloqueo más largo de la historia contra país alguno, las   múltiples   agresiones   y amenazas de la potencia imperial más poderosa de la historia, esta  ha logrado  sobrevivir como nación, avanzar y hallarse hoy   ante la realidad de un cambio de política de Estados Unidos , que ha sido impulsado por los factores siguientes:
  1. Aunque afectada por un largo proceso  de presiones de todo tipo, la Isla ha logrado oponer la resistencia necesaria para  obligar a que una administración inteligente (la de  Barack Obama) haya tenido que aceptar públicamente ante el mundo, que la política aplicada en los últimos 55 años contra Cuba ha sido un fracaso,   y  haya tenido que reconocer también, que han sido los Estados  Unidos, los que han resultado aislados con esa política.
  2. El  cambio  de  la correlación de fuerzas en el hemisferio generó una actitud de América  Latina y el Caribe hacia Cuba,  que comenzó a reclamar con fuerza el cambio de política de Estados Unidos hacia la Isla, lo cual tuvo su colofón en la reciente VII Cumbre de las Américas.
  3. Como resultado de la política de bloqueo, de aislar a Cuba del ámbito internacional  y las amenazas de invasión, el ambiente sobre  Cuba en los Estados Unidos comenzó a cambiar y la actitud  positiva  hacia Cuba en los Estados Unidos, es uno de los factores que explican  el cambio de la política agresiva de Estados Unidos hacia Cuba.
Este último factor, que explica también  el cambio de política,  es de suma importancia para adentrarnos en la nueva etapa que comienza a producirse  en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, que no deja de ser un nuevo  round  del conflicto entre ambos países.
Es que Estados Unidos, no solo no logró aislar a Cuba  del ámbito internacional, sino ni siquiera logró aislarla de la sociedad norteamericana. Con particular importancia, a partir del caso del niño Elián Gonzalez, la actitud hacia Cuba en los Estados Unidos comenzó a cambiar  y este cambio comenzó a manifestarse con particular  fuerza  en una actitud antibloqueo y antiaislamiento  de Cuba. Tal cosa solo es explicable  por la influencia creciente que Cuba ha comenzado a tener dentro de los Estados  Unidos.
Cuando  viajamos   a Estados Unidos en la primera delegación académica que entonces visitaba al país, en 1977,   no se hablaba nada sobre Cuba, toda la  información que sobre la Isla entraba  lo hacía por los canales de la derecha, la presencia objetiva sobre Cuba en los medios masivos  de Estados Unidos era nula y la imagen de Cuba y sus  líderes era entonces  totalmente negativa.
¿Qué fue lo que cambió esta imagen, como se observa hoy de forma evidente?  Existen un conjunto de factores que explican el cambio que hoy se verifica en una fuerte actitud antibloqueo en los Estados Unidos, que ha hecho aparecer fuertes opositores a la política agresiva hacia la Isla y que explican también el cambio de imagen  sobre Cuba, que se ha producido en  la política interna norteamericana. Estos factores  son los siguientes:
-Un sistemático y creciente  intercambio personal e institucional entre la sociedad norteamericana y  la sociedad cubana:
- Un intercambio científico- académico, que  ha contribuido sobremanera  a  una percepción más clara de la sociedad cubana, sus logros y dificultades.
- Sistemático intercambio de visitas entre los cubanos residentes en los Estados Unidos y los residentes en la Isla.
- Un creciente intercambio cultural, religioso, sindical, científico, entre Estados Unidos y la Isla.
- Incremento del turismo no permitido a los ciudadanos norteamericanos, que de todos modos viajan a Cuba por terceros países.
- Surgimiento y desarrollo de un intercambio informativo de los medios  sobre ambos países, que no depende de las tendencias apologéticas de nuestra prensa ni del interés de alguna  prensa norteamericana por atacar a Cuba. Obligándolas a ambas, en tendencia,  a presentar las cosas  de manera más objetiva.-
- Se va produciendo un incremento del intercambio informativo entre los ciudadanos de  ambos países, que no depende de los medios oficiales en ninguno de los dos lados.
- Un creciente interés de científicos y académicos individuales por venir a Cuba a estudiar temas sobre la Isla, junto a un creciente y sistemático intercambio estudiantil. - Un creciente interés  de políticos norteamericanos por visitar la Isla.
- El surgimiento  de un  interés de independizar a Cuba de la política del gobierno  federal, lo que ha traído la presencia de políticos regionales,  que en los Estados Unidos, desean hacer su propia política hacia Cuba.
Todas están tendencias se verán reforzadas, en la misma medida  en que  el  Gobierno Norteamericano va eliminando paulatinamente las restricciones de entenderse con la Isla y  de viajar a Cuba y  que  producirán  una explosión cuando se elimine la prohibición de que los ciudadanos norteamericanos hagan turismo en Cuba y se elimine el bloqueo.
Sin dudas ello explica el cambio de percepción que se ha producido sobre Cuba en los Estados Unidos, pero también explica otras cosas. Que a mi entender son las siguientes:
  1. Un ascendente interés sobre Cuba en los Estados Unidos, que no es simplemente político.
  2. Un intercambio cultural progresivo que despierta intereses que no tienen nada que ver con las intenciones políticas de las  administraciones  norteamericanas en esta segunda etapa del conflicto.
  3. La sociedad cubana tiene cosas  que  en el orden cultural, personal,  de relaciones humanas, convivencia social y otras,  mueven el interés del ciudadano medio norteamericano, que halla en Cuba  la posibilidad de realizaciones personales que no encuentra en su país de origen.
Este rompimiento del aislamiento de Cuba respecto a la sociedad norteamericana va generando un “toma y daca”, que sobrepasa con mucho los límites de cualquier política   que cualquier administración norteamericana desee generar para subvertir el proceso revolucionario en Cuba. Porque no todos y realmente muy pocos,  vendrán a la Isla  bajo la “sombrilla”  del proyecto subversivo,   sino más bien a satisfacer sus propios intereses.
Creo que no  debemos ponernos paranoicos  pensando que estos intercambios personales, institucionales y hasta políticos y económicos tendrán todos los sentidos de subvertir a la sociedad cubana. No, la sociedad cubana cuenta con suficientes potencialidades, políticas, culturales, científicas, educacionales y de todo tipo, que ya está  más que probado,  mueven el interés del ciudadano norteamericano común.
Los hemos visto,  durante años, enamorarse del baile, la música, el cine, el teatro, la playa, las relaciones de convivencia que la Isla ofrece, la convivencia familiar, el ambiente de tranquilidad,  de paz y solidaridad ciudadana que se observan en Cuba. Deseando repetir sus viajes para encontrarse con los nuevos amigos  y volver a disfrutar de una sociedad pobre,  pero con muchos valores humanos y culturales.
Esa que es la verdadera batalla, cultural, Cuba ya la ganó en el primer round y  tiene posibilidades de continuar ganándola en el segundo.
Además, la propia influencia norteamericana, bajo la que hemos vivido tantos años, ha generado en Cuba un tipo de ciudadano, difícil de deslumbrar,   muy parecido al ciudadano común norteamericano. Es el cubano, en este hemisferio, el ciudadano que más se parece al norteamericano. En sus gustos al vestir, comer,  etc.
El intercambio entre ambas sociedades ya existe, no lo va a generar la nueva política, que solo lo que hará será facilitarlo, expandirlo, profundizarlo. Amén de tratar de utilizarlo para sus planes de “Cambio de Régimen “.
Tenemos sobre Estados Unidos la ventaja de ser una nación con una idiosincrasia, integrada, con costumbres casi únicas, con una mezcla que nos enriquece y nos hace proclives para  asimilar las ventajas de otras culturas conservando la propia.  Mientras que en los Estados Unidos hay minorías, aquí no las hay, poseemos una cultura de un grado de integración muy alto, con solo algunas peculiaridades regionales, que  no contradicen el  tronco de nuestra cultura,  sino que lo fortalecen, haciéndonos diversos peros al mismo tiempo iguales.
La cultura norteamericana no posee la fortaleza para enfrentar un sólido y creciente intercambio cultural con Cuba. Esa mezcla de africania e hispanidad, junto al interés del cubano por ser latinoamericano y caribeño,  los devora, los subsume  dentro de un ambiente de disfrute cultural que no  han conocido nunca;  que los envuelve y que al mismo tiempo, les  es muy difícil  comprender de donde proviene todo ello. La cultura norteamericana no existe,  es un fenómeno multicultural,  que no cuajó, que no se integró definitivamente  y que solo les permite al ciudadano  inclinarse hacia sus  orígenes, que pueden resultarle muy lejanos. Si tiran hacia la  minoría  de la cual proceden, pueden entendernos mejor, si son norteamericanos no sabrán donde están.
Estados Unidos, según las aspiraciones históricas, sería un gran ajiaco (meltim pot) en los que todos los que formaron la nación, venidos de muchos lugares,  terminarían por fundirse en uno solo. Pero eso no tuvo lugar  y terminaron no siendo nada. Él separatismo no los amenaza más, por ser una sociedad rica;  de lo contrario,  ya se hubieran desintegrado en varias naciones. Eso no ocurre hasta hoy, porque Estados Unidos es un gran y sustancioso pastel, alrededor del cual están todos, con el  cuchillo más  grande del que se hayan podido proveer,  tratando de arrancarle la mayor tajada posible. Individualismo con el cual no podrán nunca ganarnos ninguna batalla.
En estos razonamientos se apoyan objetivamente nuestras capacidades potenciales para asumir la segunda etapa del conflicto con Estados Unidos.
Pero no son suficientes. Algunos sectores de nuestra sociedad  deberán reaccionar para fortalecer aun más esas capacidades,  que solo son potenciales  y que por tanto debe ser puestas a punto.
  1. Nuestra prensa debe terminar de desempeñar el papel que le corresponde. Siendo  más objetiva, veraz y poniendo a disposición del pueblo toda la información necesaria.
  2. Nuestros instrumentos culturales deberán continuar trabajando  para fortalecer la identidad cultural de la nación cubana.
  3. Nuestra educación deberá desempeñar un papel  más activo en asumir científica y educacionalmente los temas  que afectan a nuestra sociedad: racismo, homofobia, machismo, desigualdades, etc.
  4. Nuestra educación debe prestar mayor atención a los estudios raciales,   sobre  África, Asia, Medio Oriente.
  5. Nuestro sistema migratorio debe continuar ganando las flexibilizaciones necesarias para atender las necesidades  y aspiraciones de los cubanos que permanecen fuera del país. Asimilando a todos aquellos que deseen retornar al país.
  6. Hay que librar una batalla tenaz contra el racismo y la discriminación racial que aun subyacen en nuestra sociedad.
  7. Nuestra sociedad debe estar alerta y atender los problemas de drogas, alcoholismo, corrupción  y delincuencia.
  8. Se debe continuar  mejorando   la presencia  de mujeres, negros y mestizos, en los cargos públicos y las estructuras de poder.
  9. Hay que mejorar el intercambio entre la intelectualidad y el sistema político, aprovechando mejor las capacidades de esta para mejorar el proceso critico, la prensa y los medios en general, la educación, la presencia internacional de Cuba, el intercambio cultural internacional, la asesoría a la actividad diplomática, etc. Observándose aun el rechazo a la crítica y a la capacidad que la intelectualidad tiene para ejercerla.
  10. La vida de nuestros cuadros políticos sobre todo y administrativos debe ser más de conocimiento público.   
El hecho de que dispongamos de un conjunto de capacidades sociales, culturales,  educacionales  y científicas, no quiere decir  que podamos descuidarnos   y no continuar fortaleciéndolas.
Un intercambio con la sociedad norteamericana  como el que ya comienza a tener lugar y con el mundo en general, exige de una sociedad más abierta, transparente, critica, expuesta  a la diaria constatación  de las  capacidades de quienes la dirigen, al escrutinio de las masas, a la diaria constatación de que los mecanismo democráticos funcionan.

Julio 7 del 2015.

lunes, 20 de abril de 2015

La experiencia de una cumbre

Esteban Morales
UNEAC
 
Cuando nos encontrábamos apenas a cuatro meses de celebrarse la VII Cumbre de las Américas, el presidente Obama declaró como fracasada la política seguida hacia Cuba durante los últimos más de cincuenta años y aceptó que en definitiva, con tal política, el aislado había resultado ser Estados Unidos.
Decidía, después de dieciocho meses de negociaciones secretas con Cuba y de mutuo acuerdo con Raúl Castro, comenzar a trabajar para restablecer las relaciones entre ambos países.
Finalmente decidía negociar con la Isla, pero le había tomado administración y media hacerlo. Si son reales sus intenciones y piensa en la irreversibilidad de la agenda, debe apresurarse.
Se trata de una declaración que conmocionó las relaciones internacionales y le granjeó las simpatías en el hemisferio y del mundo. Solo con declaraciones como esa, el Presidente, habría podido hace algunos años, cancelar la deuda que le creó recibir el Premio Nobel sin haber hecho nada aun.
Se ponía en evidencia lo que ya la historia se había encargado de demostrar. Estados Unidos perdía con Cuba una batalla, que en su última etapa había durado más de cincuenta años.
Obama decidía además, participar en la VII Cumbre, en medio de la nueva situación creada respecto a Cuba.
Finalmente en la Cumbre de Mar del Plata, una verdadera rebelión hemisférica había conminado a liberar a Cuba de la prohibición que desde la Primera Cumbre de las Américas, celebrada en Miami en 1994, le impedía, por voluntad de Estados Unidos, participar a la Isla.
Pero si bien es cierto que ambas decisiones respecto a Cuba, fueron inteligentes y hasta podríamos decir valientes por parte de Obama, se sumaba otra que no resultaría tal. Y mucho menos bienvenida. El presidente decidía emitir una directiva por medio de la cual, meses antes de la VII Cumbre a celebrarse en Panamá, atacaba a Venezuela, considerándola como un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos.
He aquí los dos acontecimientos principales, claves, que conformarían el contexto en que después se celebró esta última cumbre. Ambas decisiones de Obama, sobre Cuba primero y Venezuela después, levantaron muchas, preguntas, especulaciones y hasta expectativas, entre las cuales podemos mencionar las siguientes:
– ¿Por qué Obama decidía utilizar con Cuba la “zanahoria” y con Venezuela el garrote?
– ¿Buscaba Obama producir un contexto de contradicciones entre estos dos aliados?
– ¿Quería Obama dar una señal de fuerza para atender hacia el futuro sus relaciones con otros países del hemisferio, que le resultaban tan incómodos como Venezuela?
– ¿Estaba Obama, sintiéndose en desventaja, evitando asistir a la cumbre sobre la base de sabotearla?
– ¿Respondía Obama de ese modo a las críticas internas que lo señalaban como un flojo con Cuba y en otros asuntos de su política interna y exterior?
– ¿Trataba Obama de cumplir su promesa de campaña con Cuba, en lo cual creía desde sus días de senador?
Lo cierto es que la actitud de Obama se prestaba a múltiples especulaciones, que solo la cumbre misma, podría ayudarnos a esclarecer.
Por fin, llegó la VII Cumbre y las preguntas comenzaron, paulatinamente, a ser respondidas. En lo cual, la firmeza de Cuba y la actitud combativa de Venezuela desempeñaron un papel de primera línea.
Venezuela desplegó, junto al concurso de otros países del hemisferio y fuera del mismo, una fuerte campaña contra el ataque de Obama y casi por unanimidad se producía la crítica a la orden ejecutiva dictada por el Presidente. Cuba, por su parte, dejaba más que esclarecida su posición contraria a la actitud de Estados Unidos hacia Venezuela. Así se rompía el primer nudo. Estados Unidos no podría esperar una posición contemporizadora de Cuba con respecto a la agresión que Obama le hacia Venezuela, e incluso, asomaba el peligro de que el proceso de negociación iniciado con la Isla quedara bloqueado como resultado del ataque norteamericano contra Venezuela.
Estados Unidos, había comenzado a tratar de arreglar el asunto, primero, cuando su representante en la reunión de la OEA, previa a la Cumbre, decía que se trataba de “un mal entendido”. “Que la decisión del Presidente había sido mal interpretada”. Casi a punto de comenzar la VII Cumbre, Obama enviaba a un emisario, para conversar con la Secretaria de Relaciones Exteriores y el Presidente Maduro, tratando de suavizar las consecuencias del error cometido.
Sin embargo, no fue posible evitar que en la Cumbre llovieran las críticas sobre Obama y particularmente los presidentes Correa, Evo Morales, Cristina Kirchner, Daniel Ortega y Raúl Castro, harían mención explícita de su desagrado con la medida adoptada por Obama contra Venezuela.
Obama resistió la andanada hasta el discurso de Raúl Castro, después se retiró, para reaparecer más tarde en la foto de familia, con “cara de pocos amigos”. En realidad, no recuerdo cuántas veces hemos visto a un presidente norteamericano recibiendo una “paliza” como la que Obama tuvo que soportar en la Cumbre.
Finalmente el Presidente norteamericano diría explícitamente que “Venezuela no representaba ningún peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos, como tampoco Estados Unidos lo representaba para Venezuela”. Zanjado el incidente, la Cumbre continuó desenvolviéndose dentro de un ambiente que en general resultó favorable. Al final , la reunión de Obama con Raúl Castro y posteriormente con Nicolás Maduro, servirían para reafirmar el espíritu pacífico y de cierta conciliación que primo en la Cumbre. No sé cuántas veces Estados Unidos ha dado un ejemplo de diplomacia conciliatoria como el que dio en la Cumbre. No recuerdo ninguno. Creo que se trata de un síntoma de los tiempos que corren. En los que Estados Unidos no podía sentirse cómodo. Porque en realidad, nunca este país ha tenido que negociar en igualdad de condiciones ni con respeto para la soberanía de nadie.
Solo ello quedó manchado por el incidente con la delegación cubana en el Foro de la Sociedad civil.
En medio de algunas dificultades organizativas reales, pero manipuladas por determinados elementos de derecha dentro del cuerpo organizativo de la Cumbre, parte de la delegación cubana al Foro de la Sociedad Civil, enfrentó serios problemas con las credenciales que le permitirían su participación. Esas dificultades no se solucionaron y buena parte de la delegación quedó fuera de ese evento.
Mientras, un grupo de derecha, que había viajado desde Miami y que pretendía usurpar la real representación de la sociedad civil cubana, ocupaba asientos en el fórum.
Como resultado de todo ello, hubo fuertes protestas por parte de la verdadera representación cubana, que al final decidió retirarse del Foro de la Sociedad Civil, para evitar incidentes mayores a la dirección panameña de la Cumbre.
Tanto por lo ocurrido, como por la forma en que parte de la prensa reflejó el incidente, (sobre todo el de la extraña prisión del “disidente” Antúnez) no cabe dudas de que elementos de derecha infiltrados en la organización de la cumbre, tenían las cosas preparadas para tratar de impedir la participación de la delegación venida desde Cuba al Foro de la Sociedad Civil y para que los que tomaran asiento en el mencionado foro fueran los elementos venidos de Miami.
¿A quiénes representaron estos elementos, que se fotografían con criminales como Posada Carriles, connotado terrorista y confeso autor intelectual de la bomba que hizo explotar un avión civil cubano en 1976 y con Félix Rodríguez, participante activo por encargo de la CIA en el asesinato de Ernesto Guevara en 1967?
Cuando Obama hizo su intervención en el Foro de la Sociedad Civil, solo se estaba dirigiendo, en lo referente a Cuba, a los que no son parte realmente de la sociedad civil cubana. Allí estaban sentados supuestamente como sociedad civil cubana, parte de los representantes del fracaso al que se refirió Obama el 17 de diciembre y de los que habían resultado aislados con la política seguida por Estados Unidos. Hasta hoy, Estados Unidos le continúa pagando para representar semejante papel. Al terminar la cumbre, todos regresaron a Miami, su cuartel general.
Ello puede querer decir, que la llamada disidencia ya no resulta una pieza funcional en la política de Estados Unidos hacia Cuba. Porque por demás, la mayoría de ellos, no comparte la actitud negociadora de Obama con la Isla.
En realidad, la contrarrevolución cubana no existe ni nunca ha existido, la política seguida por Estados Unidos la ahogo en la cuna, al nacer, por eso es que no tienen programa, masa, lideres, ni legitimidad, no pueden representar a nadie, mucho menos a la sociedad cubana, civil, cultural ni política. Deviniendo en simples mercenarios al servicio de una potencia extranjera. Serian muchos los muertos con lo que estos se tendrían que sentarse a tratar de dialogar; pero para responder de sus crímenes.
Por tanto, no se trataba en la cumbre de conversar con gentes de ideas diferentes a las nuestras, eso se hizo con creces en todos los foros en que la delegación salida de Cuba participo; sino de ocupar el mismo techo con criminales o gente que no tiene el menor pudor en fotografiarse junto a criminales y hacerse acompañar por ellos.
Porque tendría que la delegación cubana caer en la trampa de preguntarnos si eran sociedad civil o no los que allí estaban representando a Cuba. Porque hablar con un lenguaje que nunca hemos necesitado para ser legítimos, ni es expresión de las características de nuestro sistema político, logrado y defendido con éxito por más de 50 años.
No se trata de lo mismo cuando Raúl y Obama se sentaron a dialogar, pues se trataba de dos enemigos conversando para buscar entenderse. Representantes de dos entidades no inventadas sino legítimas: Cuba y Estados Unidos.
Sin dudas, aun antes de comenzar, ya se avizoraba claramente que la Cumbre sería un éxito para los países del ALBA, para la CELAC, en particular para Cuba y Venezuela y un fracaso para Estados Unidos.
Dentro del conclave, el papel más destacado para un jefe de estado lo tuvo Raúl Castro, cuyo discurso movió al auditorio y a la prensa, hizo honor al conclave y resarció a Cuba por todo lo que no le habían permitido decir en estos años, en que contra su voluntad, estuvo ausente. Además, porque Cuba resultó ser la clave del proceso de cierta “reconciliación” que se dio en la Cumbre. Para Cuba el salto resultaba inmenso, desde su expulsión de la OEA en 1962, a su participación en la VII Cumbre en el 2015.
Aunque siendo objetivo, hay que decir que también Estados Unidos extrajo provechos de la cumbre. Ojalá los sepa utilizar para mejorar sus relaciones en el hemisferio.
Primero, porque con posterioridad al error cometido con Venezuela, Obama trató de trasmitir una visión positiva sobre cómo debe arreglar sus asuntos con el hemisferio y dar atención a sus relaciones dentro del mismo. En realidad, Obama lució mucho menos arrogante que otras veces. Aunque si siempre como si tuviese la clave de la salvación y del éxito.
Segundo, porque América Latina y El Caribe, sintieron la importancia que tiene actuar cohesionados frente a la política norteamericana. Señal que no deja de tener importancia también para este último, que puede sopesar esa capacidad.
En tercer lugar, porque tanto el prestigio de Cuba, como el de Venezuela se vieron incrementados dentro del hemisferio y frente a la política norteamericana en general.
En cuarto lugar, porque es de esperar que Estados Unidos, haya extraído la experiencia de que ya no está en condiciones de considerar al hemisferio como su traspatio seguro.
En quinto lugar, creo que la Cumbre, trasmitió la impresión de que a los que se mueven en el hemisferio, aún a los propios aliados de Estados Unidos, de que pueden disfrutar de unos espacios de poder que antes les estaban solo reservados a ese país. Contando con más oportunidades, pues el bloqueo les afecta a todos y las tormentas que crea Estados Unidos con sus políticas también.
En sexto lugar, porque la percepción de la afectación a la hegemonía de Estados Unidos puede ocupar un espacio en el debate político interno y dentro del mismo, puede haber fuerzas que estén de acuerdo en contemporizar con una política más aceptable y menos egoísta por la parte estadounidense.
No obstante, se pudo observar, en los propios discursos de Obama, que los peligros para la hegemonía de Estados Unidos, no provienen solo de las pérdidas de espacio que este va teniendo de manera creciente en el ámbito internacional, sino también desde dentro y no son solo económicos o políticos, sino también culturales e ideológicos, aspectos estos últimos, en que se puso de manifiesto que han entrado en una crisis que se proyecta con varias manifestaciones.
Un ejemplo muy claro, está en el hecho en que desde principios del siglo XIX , parecía que la sola cercanía de Cuba a sus costas, daban lugar a un sin número de metáforas, por medio de las cuales se hacía evidente, por el principio de vecindad, que Cuba les pertenecía. La “doctrina de la fruta madura” y la del “destino manifiesto” ponían prácticamente a Cuba dentro del territorio del naciente imperio.
No pensamos que esa ideología y concepción geopolítica haya sido superada aun, pero parece que los líderes políticos norteamericanos se verán cada día más obligados a variar las filosofías y concepciones que han informado la política exterior norteamericana por casi trescientos años.
Las metáforas, el pragmatismo excesivo, el ahistoricismo, las prepotentes concepciones geopolíticas, que han informado siempre el proceso de formulación de política en Estados Unidos, le están creando ya problemas a la política estadounidense.
Como se puso de manifiesto en la VII Cumbre, las concepciones a que nos hemos referido ya están desfasadas de la realidad. Lo cual se expresa en algunos asuntos muy importantes:
– Los fracasos que ya acumula la política exterior norteamericana.
– Como la academia y la ciencia tienden a separarse de las concepciones políticas de la burocracia gubernamental.
– La resistencia que ya enfrentan las argumentaciones y justificaciones de la política gubernamental.
– La inutilidad creciente de ver al mundo real a través del prisma de los intereses geopolíticos elaborados por la burocracia y no al mundo como es en realidad.
– La resistencia, contradicciones y divisiones que ya provoca de manera creciente, en el debate interno, la imposición de políticas que no se justifican. Reflejo de la contradicción entre cómo la sociedad tiende a verse a sí misma y cómo quieren verla los intereses políticos y de poder.
– Lo relativamente inestables que se comportan las políticas adoptadas, las que tienden a ser ajustadas continuamente a un ritmo hasta ahora desconocido.
– La pérdida de credibilidad creciente en las políticas de Estados Unidos a nivel internacional.
Hacia el futuro, ninguna política, como la desplegada hacia Cuba, volverá a permanecer sin cambio por más de cincuenta años y la del tipo de declarar a Venezuela como un peligro a la seguridad nacional de Estados Unidos, no volverá a durar más que unos meses.
Ahí están las consecuencias de los casos de Saddam Hussein en Irak y la declarada contra Khadafi en Libia.
La demonización de Fidel Castro, que no se logró y la de Nicolás Maduro que ha comenzado a desmoronarse. Las consecuencias de la lucha contra el terrorismo, que lejos de ser una solución, ha traído más terrorismo y una aguda sofisticación del mismo.
Es decir, Estados Unidos se encuentra dentro de una situación que va mucho más allá de tener que variar o no una política exterior. Tropieza con un problema de concepción filosófica al formular sus políticas exteriores.
Lo cual quiere decir, que más allá de las políticas concretas, su efectividad o no, Estados Unidos, particularmente en su llamado histórico traspatio, tropieza con problemas que tienen que ver con las bases filosóficas e ideológicas con que formula su política exterior y la VII Cumbre de las Américas ha puesto de manifiesto esto también. No se trata solo de un fracaso de las políticas, sino de la obsolescencia de las bases teóricas con que estas han sido formuladas históricamente. Razón por la cual la credibilidad de las políticas de Estados Unidos, han sufrido también un deterioro creciente.
Lo que acontece hoy con la política exterior de Estados Unidos, no es solo un problema para la sociedad norteamericana y sus políticos sino también para sus aliados, interlocutores potenciales y para el mundo en general.
Porque si un imperio, como lo es aún Estados Unidos, se encuentra atravesando por una crisis de sus concepciones políticas, ello encierra un gran peligro que implica potenciales consecuencias que aún no se definen ni se sabe a dónde pueden llegar. Por lo pronto el fenómeno esbozado más arriba, ya tiene consecuencias del tipo siguiente:
– Una división dentro de la sociedad norteamericana que es cada día mayor, en que un cierto debate entre nación e imperio se está abriendo paso.
– El temor de las derechas políticas y sus clases subalternas, que cada día se complejiza, llevándolas a rebelarse contra cualquier intento de apreciar más objetivamente la realidad del mundo y de ajustarse a los cambios que van teniendo lugar.
– Un debate ideológico que se agudiza y adopta formas y derroteros cada vez más caóticos, reaccionarios y peligrosos.
– El peligro que un ambiente político como el esbozado encierra en contra de una potencial convivencia pacífica mundial.
De modo que se trata de una crisis que puede arrastrarnos a todos y a la cual debemos hacerle tenaz resistencia.
Esa concepción desplegada por Obama en sus discursos, que concibe la historia como una simple justificación para quejarse, para justificar los males y las deficiencias del presente y que llama a mirar hacia adelante, sin desear explorar el pasado, es de una peligrosidad extrema.
Es cierto que no se debe utilizar la historia como única causa de lo no alcanzado, pero tampoco es posible ignorarla. Por supuesto, no quisiera Obama que le recuerden los crímenes, los genocidios y los errores abismales de la política norteamericana; pero si bien es cierto que no son de su responsabilidad personal, Obama representa al imperio y ello tiene que asumirlo en toda su magnitud. Pues no pocas veces los presidentes norteamericanos se comportan solo como si su responsabilidad, con lo que hace Estados Unidos, comenzara el día que lo eligieron, lo cual los sitúa siempre en una posición muy cómoda para no tener que rendir cuentas por lo pasado.
La VII Cumbre de las Américas, recién concluida, aportó la fórmula para reaccionar ante esos fenómenos .Puede que no sea la única forma, pero ya dentro de la propia Cumbre probo su efectividad y le mostró a Obama, que no es con presiones, prepotencia, amenazas ni intentos de hegemoniza ion, como debe enfocar la política norteamericana hacia el hemisferio.
Para los pueblos del hemisferio, le mostró la necesidad de actuar unidos, de manera coherente y con la mira puesta en la integración económica verdadera, que tan vital resulta, para obligar a Estados Unidos a rectificar en los intentos imponer sus políticas.
Es muy pronto para conocer si Estados Unidos aceptaría el embate de los países de América y el Caribe, solo para tomar impulso, ganar tiempo y salir de los malos momentos -que considera como simples coyunturas y por tanto superables- o si realmente se propone rectificar.
Si tal estrategia mencionada surtió efectos en la Cumbre, habría que continuar con ella, pues al menos, hasta ahora, ha permitido a Cuba y los demás procesos sobrevivir, porque no hay nada más cierto de que “con muertos no se negocia”.
No obstante, hay que reforzar sobremanera la soberanía política lograda, con orientaciones económicas fuertes, cohesionadas y progresivas, que terminen de dar al traste con el neoliberalismo, aun fuertemente presente en la realidad hemisférica, de lo contrario el retroceso continua siendo un peligro inminente para todos aquellos que se han atrevido a cuestionar la hegemonía de Estados Unidos en el hemisferio.
La Habana, Abril 17 del 2015