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martes, 2 de febrero de 2016

La Ciencias Sociales cubanas: algunos de sus desafíos



Esteban Morales Domínguez

UNEAC


No pude  asistir al Debate sobre las Ciencias sociales,  convocado en la Casa del ALBA, que tanto me habría gustado, porque tenía programada una conferencia que no debía  cambiar. Me gustó mucho lo que  me informó mi querido amigo  Valdés Paz. Pero no pude estar.

Tal vez este sea mi muy  modesto aporte  al debate,  que considero debe continuar infinitamente. Y  por cuya iniciativa felicito a mi  también  viejo  amigo Bell  Lara,  de FLACSO.

Quiero  hablarles  de   algunos asuntos  que me habría gustado plantear en la discusión. Han sido estos   un continuo “caballo de batalla” de mis   incursiones en ese campo durante los últimos 30 años, cuando me percaté de que no valía la pena  quedar siempre atrapados por el análisis coyuntural, que realmente no permitía hacer ciencia. A continuación resumo algunos de ellos.

1.- Hemos tenido una gran tendencia de  dogmatismo al absolutizar,  como si solo el marxismo fuera la única ciencia, negando los aportes de las ciencias burguesas. Lo cual  es como  negar al propio  Marx, que muchos  admiramos y  al que tanto respeto le debemos. Él se apropió de  aquello que le era consustancial a sus propósitos científicos y en su obra Crítica de la Economía Política,  extrajo y evaluó todo lo que le precedió. Su obra cumbre “El Capital”, es la mejor muestra de ese proceder.

2.- Olvidamos que la ciencia es ciencia,  venga del contexto ideológico  de donde venga;  lo demás es dogmatismo, o en el mejor de los casos, ideologización de la ciencia. También es apología, en la cual  no pocos  hemos caído; o  en algunos casos, en  aportarle bases de  justificación  al quehacer de  la política. Muchos  políticos, aunque no lo piensen así, frecuentemente son impulsores de ese dogmatismo. La ciencia no se mide  por su procedencia, sino por los objetivos con que se le utiliza.

3.- La ciencia,  a su vez,  tiene que ser predictiva. Ciencia que no predice no es ciencia. Y tratándose de nosotros, predecir es cuestión de vida o muerte. Esto es muy difícil,  siendo  lo que llevo tratando de hacer en los últimos 30 años de mi vida; actitud con la que  he llegado al menos, a la convicción de que no vale la pena recrear el conocimiento científico si no sirve para proyectarte en el futuro No es simple futurología, ni  actitud de “Notre Damus”, sino construir las herramientas que hacen falta para adelantarse a lo que podría ocurrir, y tenerlo agarrado antes de que ocurra. Para ello no basta con el análisis de la coyuntura, sino que es necesario,  modelar la realidad, sino también pronosticar su posible comportamiento.

5.- Otro asunto que me habría gustado discutir, es lo referente a que nuestras ciencias sociales  no avanzan más por su falta de integralidad;  que  para mí  es  lograr la capacidad  de apropiarse de los instrumentos de análisis que se  desarrollan  en otras ciencias. Ejemplo, muy importante,  las matemáticas. Las ciencias sociales nuestras solo ganarán en integralidad, cuando sean capaces de apropiarse del instrumental  que desarrollan otras ciencias y ponerlo a su servicio. En lo cual, en particular nuestras ciencias sociales están muy atrasadas, excepción tal vez  de la economía.  Es hacer avanzar la dialéctica como método;  que  esta deje de ser un Espíritu Santo que un “Día de Pentecostés” le bajo a Marx, Engels a Lenin y  a nadie  más.

6.- Lo anterior nos lleva  al análisis del  papel de lo cuantitativo y lo cualitativo en el  trabajo  científico. Al papel en particular,  de las Ciencias Matemáticas;  a la capacidad de definir variables, constantes y potenciales ecuaciones de comportamiento. Por eso nuestros análisis de las relaciones internacionales, complejas relaciones secundarias,  son solo coyunturales, aferrados a un contexto, desde el cual no se pueden  salir ni proyectar. Nuestros análisis en tal campo, se limitan a  la acumulación de noticias y a extraer de ellas, conclusiones. Lo cual plantea la sustancial diferencia entre el  simple  analista  y un científico, pues este último siempre está en capacidad de “tirar del hilo de la historia”; mientras que el otro  por lo general,  queda  solo atrapado por el momento de ocurrencia  de los fenómenos.

7.- Ello tiene que ver con un mal endémico cubano, que tal vez no solo, ha afectado a nuestras ciencias. En general los futuros estudiantes seleccionan como campo de estudio  a las ciencias sociales,  porque las consideran las más fáciles, lo cual es un craso error. Lo hacen fundamentalmente, huyéndole a las ciencias  matemáticas, pero también a las ciencias de la información y a otras. Es otro tremendo error. La ciencia es en  última instancia, una sola. Los  demás no son más que planos de análisis de la realidad, el pensamiento y la naturaleza, que además no son posibles de separar, más que como un  convenio metodológico. Esa separación de las ciencias en compartimentos estancos, es una de las cosas que más nos ha  afectado a  nuestras  ciencias sociales  y a la preparación educacional y académica en Cuba. Es la razón por la que tenemos tantos graduados de ciencias sociales  mediocres y mal preparados,  que no logran desempeñar un papel en la investigación de los problemas y que apenas sirven para tratar de enseñar en escuelas de nivel secundario.

8.- En resumen, hay que modelar, porque en definitiva, lo más importante que puede hacer la ciencia,  en cualquier campo del conocimiento,  es aportar algoritmos, leyes, métodos de comprensión de la realidad. Es lo único que nos  permitiría  ser predictivos, cuando nos movemos en el campo de las ciencias sociales, en las que el factor subjetivo tiene tanta importancia. Ese factor subjetivo es difícil de aprehender, pero desempeña un papel vital en estas ciencias. Las ciencias sociales en realidad son las más difíciles, por el papel del factor subjetivo en ellas, porque su laboratorio es la propia  sociedad y porque este último solo puede ser construido a escala y de manera artificial, para lo cual hacen  falta la selección de  muestra, la estadística matemática y otros métodos y eso las hace más complejas,  difíciles y además, nuevas.

9.- Lo último a lo que me quiero referir es a la relación “incestuosa” de las ciencias sociales con la política y de los científicos sociales con los políticos. Aspecto que tanto nos ha abrumado y retrasado  en estos años, ha provocado tantas equivocaciones y ha traído aparejado tanto sufrimiento.  Recordemos el caso del Departamento de Filosofía y  la desaparición del Departamento-escuela de Sociología. Ambos de la Universidad de La Habana. O la historia del “cubanólogo  con carnet”,  cuando  fueron desmembrados los   centros de estudios de América y de Europa, lo que sin dudas provocó un retraso de más de diez años en el desarrollo de nuestras ciencias sociales.[1]

10.- Hay  políticos creen que  pueden ordenar o  pedir a los científicos su opinión para justificar las políticas y desechar esas opiniones y criticarlos o en el peor caso, sancionarlos, cuando no les gustan sus conclusiones porque no sirven para esos fines, o los contradicen, manteniéndolo en  una gaveta todo el tiempo que deseen, olvidándose que la  producción de la ciencia es también y en primer lugar, para la sociedad. Ese control de las ciencias sociales, es heredado de los ex países socialistas  y nos ha hecho mucho daño. Porque en realidad la ciencia solo produce de verdad  para hacer avanzar la política, la economía  y la sociedad, cuando lo hace dentro de un ambiente de confianza, libertad y democracia.

11.- Esa relación incestuosa  tiene que terminar. Eso de que la ciencia sirve solo si soluciona algún problema práctico tiene que acabar. Las  ciencias Sociales  tienen que trabajar también  para  sí  mismas. Prestándole atención solo a las investigaciones para la práctica social, no pueden desarrollarse. ¿Y las investigaciones fundamentales dónde quedan? Esto ha terminado entendiéndose bastante  para el resto de las ciencias, pero en las ciencias sociales, aún es un  problema, sin resolver,  que compromete su desarrollo.
12.- Tal vez se piensa por algunos, que manteniendo un férreo control sobre la producción científica de las ciencias sociales  es como más se avanza. Lo cual es un absurdo. Si el científico social no tiene la libertad de producir y está  siempre acosado por el miedo de decir algo que no sea del agrado de algunos  políticos  o  que  contradiga la política, sus resultados no servirán  para nada.

Observo cierta superación de los problemas planteados, pero aun a  niveles insuficientes. Un ejemplo de lo cual es nuestra   propia  prensa, en la que la crítica está bastante ausente y no aprovecha  para nada,  el  amplio y atractivo  caudal  de análisis crítico  que  posee  nuestra intelectualidad revolucionaria, de la que apenas publica artículos, desaprovechando también  un extraordinario potencial para su propio mejoramiento  y  para ampliar  el interés de nuestra población por ella.

Creo  que solo para discutir estas últimas cosas, valdría la pena volver a convocar la reunión y cientos de reuniones más. Porque me parece que son vitales,  si queremos que nuestras ciencias sociales avancen.

Adjunto relación de algunos trabajos míos relacionados con las ciencias sociales.

Habana, Junio  13 del 2015


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[1] Lo de los 10 años, viene de haber comprobado en nuestra experiencia del CESEU, que solo después de ese periodo de preparación, es que un investigador adquiere la experiencia necesaria para comenzar a producir intelectualmente. (  Nota del Autor )


Bibliografía del Autor:

- Un modelo para el análisis del conflicto Cuba -Estados Unidos en los umbrales del siglo XXI.

- Algunos desafíos  de las Ciencias Sociales cubanas. Página Moncada: http://moncadalectores.blogspot.com/2011/09/algunos-desafios-de-las-ciencias.html

- Ciencia y Política: un dúo complejo .Revista  de la Sociedad económica de Amigos del País No.27 

- Un modelo para el análisis de la problemática racial cubana contemporánea.  Revista Catauro No. 6. Fundación Fernando Ortiz, 2002.

- Un Modelo para el análisis del proceso electoral presidencial en los Estados Unidos. Revista Cuaderno de Trabajo No.5.CESEU, Universidad de La Habana.





[1] Lo de los 10 años, viene de haber comprobado en nuestra experiencia del CESEU, que solo después de ese periodo de preparación, es que un investigador adquiere la experiencia necesaria para comenzar a producir intelectualmente. (  Nota del Autor )

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