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domingo, 11 de diciembre de 2016

EL RESULTADO ELECTORAL Y LA POLÍTICA DE ESTADOS UNIDOS HACIA CUBA


Esteban Morales Domínguez
UNEAC

Los resultados del proceso electoral presidencial de noviembre último, vienen  matizando el denominado cambio de política hacia  Cuba y otros procesos que tienen lugar en el mundo.

Varios acontecimientos son responsables:
1-    Obama  se retira de la presidencia,  absteniéndose en la votación de la Resolución Cubana contra el bloqueo en Naciones Unidas.
2-    Trump   arrebata la presidencia a Hillary Clinton. Propinadole una derrota  que agudiza la crisis dentro del partido Demócrata y aun dentro del propio partido Republicano.
3-    Fallece el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Líder indiscutible de la Revolución Cubana y mundial.
4-    Trump finalmente emite declaraciones irrespetuosas contra  Fidel castro y contra Cuba.
5-     Trump sintiéndose ya elegido presidente, se propone atacar a Cuba, dándole marcha atrás a la política seguida por Obama.
6-    Finalmente Obama se retira sin haber logrado ningún éxito evidente en su política exterior.
7-    La  Hilary pierde su última oportunidad para llegar a la presidencia  y con su derrota queda en entredicho la política exterior seguida por el duo Presidente-Secretaria de Estado.
8-    Pero lo más importante de todo lo ocurrido, es que Trump gana la presidencia como un “Lobo Solitario”,  sin aliarse al Partido Republicano, ni a ningún otro partido,  como el Demócrata y lo hace  echando por tierra la “ideología del stablishment clásico”.

Lo primero que salta a la vista,  en el contexto actual, es que  Cuba y estados Unidos no avanzaron lo suficiente en sus negociaciones como para hacer irreversible las cosas que se han alcanzado hasta el momento.

 El propio Quinto  Paquete de Medidas de Obama y la Directiva Presidencial de Politica hacia Cuba, no decían en esencia nada nuevo  de lo que ya podíamos presuponer desde que Obama dividió el  bloqueo en dos y utilizo, durante todo su mandato, el garrote y la zanahoria, sobre todo  durante el último año y medio, como no se recuerda que lo haya hecho ningún presidente en los  más de 50 años de política agresiva contra Cuba.
No obstante, Obama se va con el legado de haber sido el presidente que mas hizo por cambiar la política hacia Cuba, aunque no lo haya hecho en sus elementos esenciales.

Pues cuando Obama el 17 de diciembre del2014, declaro que la política hacia Cuba había sido un fracaso y que realmente Estados Unidos había resultado aislado con ella, no lo hizo desde una posición derrotista ni renunciando a sus intereses imperiales. Obama ya tenía una alternativa de política a seguir con Cuba, pues también había declarado, que no es posible hacer las cosas de un mismo modo y esperar resultados diferentes.
Entonces, Obama no hizo un cambio estratégico esencial en la política hacia Cuba, sino solo táctico, de cómo conducir en esencia la misma política, para obtener los resultados por siempre esperados.

Por lo que si Trump interpreta de manera inteligente lo que Obama hizo con Cuba,  se dara cuenta de que él puede tratar de hacer lo mismo. Lo cual podría significar ventajas mutuas para el futuro mediano plazo,  hasta que fuera posible estirar la cuerda. Lo que podría  desembocar en el mediano plazo  en que Trump se percate de que con tal política, al igual que  Obama, no podría vencer a Cuba; o que esta última  en un intento de Trump por apretar en  las negociaciones,  finalmente se rompiesen.

Ya que  otra alternativa no parece viable, pues no creo que aun Estados Unidos  se sienta conforme con una política que permitiese a Cuba seguir libremente su camino, sin que Estados Unidos tratase de controlarla de nuevo. dado que ya Cuba escapo de las garras de Estados Unidos y no está entre sus alternativas de relacionarse con Estados Unidos, que este ultimo vuelva a frustrar su independencia.

Por eso el futuro Presidente, si ahora quiere dar marcha atrás al legado del  anterior,  de manera inteligente, no podría hacerlo   más que apoyándose en la propia Directiva Presidencial de Obama;  solo supuestamente  apretando un poco más las tuercas, para que según sus deseos, el Gobierno Cubano, se viese obligado a hacerle las concesiones que no le hizo a Obama. Lo cual deviene  un   verdadero sueño para  Trump. Que parece no tomar en cuenta, que Cuba se ha mantenido firme en su política por más de 11 administraciones sin dejarse engañar ni doblegar.

 Creo además, que de manera inmediata, aunque se decidiese por la variante de política seguida por Obama,  Trump, chocara con la realidad de que la situación de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, va mucho más allá de una relación bilateral, para haber pasado a ser hace tiempo,  un asunto en que tienen participación, tanto el resto del hemisferio, como la sociedad norteamericana, así como    el conjunto de países,   que dieron su voto en Naciones Unidas para que Estados Unidos levantase el bloqueo a Cuba.
O sea, que aunque debimos lograr avanzar más con Obama, de todos modos se avanzo lo suficiente, como para que ahora  tratar ahora de volverse atrás, ya haya devenido un asunto político nada fácil de manejar para la presidencia de Trump.

Por lo que también,  visto el asunto de la política hacia Cuba  externamente, Trump chocara con una voluntad internacional, ante la cual ya Estados Unidos ha perdido mucho de su anterior  prestigio.

Cuba no está sola y el nuevo Presidente tendrá la oportunidad de comprobarlo, cuando intente darle marcha atrás a las flexibilizaciones, que aunque no muchas,  se lograron con la política de Obama hacia Cuba.
No se trata de ilusiones, sino de realidades,  con las que el nuevo Presidente se las tendrá que ver. El peligro aquí, es que Trump no es un político y puede hacerse  asesorar con personas  que traten de encaminarlo por una  una via   que puede resultarle muy contradictoria.

No obstante,  el asunto de la política hacia Cuba será uno más de los que Trump tiene que enfrentar y tal vez no el más complicado.
Miles de hispanos se lanzaron a la calle, cuando lo supieron elegido presidente, después de una campaña en que los tomo de base material de estudio para pronosticar  agresividad en su política migratoria. Lo cual continuara siendo contradictorio con los privilegios que  reciben los cubanos, por medio de la Ley de Ajuste y la agresividad  que desea desplegar  hacia los hispanos.

La  intención de  Trump por construir un muro, supuestamente haciéndolo pagar a México y el sentido unitario y familiar con que reaccionan aquellos, que aun estando  legales en el país, se oponen fuertemente a que expulsen de los Estados Unidos a sus congéneres, aunque sean ilegales, representara un fuerte valladar para que Trump cumpla sus promesa de expulsar a tres millones o más que permanecen ilegales en el País. Situación dentro de la cual, el propio México tendría que intervenir en defensa de sus nacionales.
Otros asuntos amenazan  convertirse  en  piedras para la administración de Trump  como  los siguientes:

1-      Su promesa de declararle la guerra a los tratados económicos internacionales, como el NAFTA, el TPP, el APC, a las relaciones con China y otros; supuestamente para evitar la salida de los empleos norteamericanos, chocaran con la realidad de lo que las transnacionales norteamericanas se han beneficiado con esos tratados y las relaciones económicas como las  que Estados Unidos  lleva adelante con China.
2-    Obama y la Clinton no fueron exitosos en su política exterior. Por lo que Trump tropezará con el cansancio propio existente de tres Golpes de Estado y 5 guerras, que nada solucionaron y  que han sido muy costosas para Estados Unidos.
3-    La política de la alianza Atlantista, con Estados Unidos al  frente,  será un verdadero dolor de cabeza para Trump, si como parece ser su pretensión  desea  que cada miembro  asuma sus propios  costos de los conflictos que provoca. Y no involucrar más a estados Unidos 
4-    Trump parece querer una relación más constructiva con Rusia, pero algunas fuerzas políticas internas parecen no ser partidarias de ello. Por  lo que ya tuvo  las correspondientes acusaciones durante la campaña.
5-    Trump se verá obligado a tratar de reconstruir las relaciones de Estados Unidos con el hemisferio;  pero si trata de hacerlo, siguiendo al mismo tiempo una política agresiva con Cuba, chocara con las fuerzas más progresistas,  que van, atacar el bloqueo,  deplorar la política hacia Venezuela, hasta negarse al  retroceso  de los procesos que tienen lugar en Bolivia, Ecuador, El Salvador; hasta apoyar el proceso de paz en Colombia;  negándose  al neoliberalismo de Macri  en Argentina  y atacar  el retroceso  en Brasil. Contexto dentro del cual   un conjunto de países caribeños apoyan a Cuba, teniendo un comportamiento similar contra los  movimientos  de derecha que tratan de poner de nuevo al hemisferio bajo la influencia de Estados Unidos;  tal y como parece estarse poniendo de manifiesto aun dentro de la propia OEA y otras instituciones hemisféricas.

Trump,  en general,  tropezara con la realidad de que una cosa es la campaña, en la que el compromiso es con los potenciales votantes y otra es la presidencia. Donde el compromiso es con el pueblo norteamericano y el mundo. Situación en la que operan mecanismos de política, que no siempre y diría pocas veces, permiten hacer lo que se quiere.
De todos modos, Trump es de preocupar, pues su declaración contra Fidel  y contra Cuba,  ahora  es expresión del hombre carente de la ética y la moral suficiente como para saber que a los muertos se les respeta,  aunque se trate de  enemigos  y que los hombres como Fidel mueren, pero queda su legado. Por lo que asumir el momento actual de Cuba de manera oportunista y ventajista,  no le traerá ningún beneficio político y si un nivel de  desprecio que le impedirá sacar  cualquier tipo de ganancia.
Trump, como hombre de negocios al fin, está habituado al aprovechamiento de cuanta oportunidad se le pueda presentar para lograr sus propósitos; pero si se mete con Cuba, especialmente en momentos con este, el futuro Presidente va a hacer  el ridículo más grande de su vida.

Diciembre 4  del 2016.















EL TEMA RACIAL SE QUEDO SIN FIDEL


Autor: Esteban Morales Domínguez
UNEAC

“El problema de la discriminación racial es, desgraciadamente, uno de los problemas más complejos y más difíciles de los que la Revolución tiene que abordar”.
(Comparecencia en el canal 12 de televisión. La Habana, 25 de marzo de 1959)

Solo nos queda Raul para continuar bregando con este tema, que dentro de la Direccion Política del País, mas nadie  se  ha atrevido nunca  a mencionar.

Desde el muy temprano marzo de 1959, Fidel Castro hablo sobre el tema. Pero el mismo quedo sepultado en el olvido  despues de 1962.Algo que  no siento la necesidad   de  explicar aquí,  porque esta mas que tratado  en varios  de mis artículos.

Parece que no pocos  continuan  sosteniendo la “estúpida tesis”  de que tratar el tema nos divide, cuando lo que realmente nos dividirá será no tratar un tema, que afecta a tantos cientos de miles de cubanos, negros, blancos y mestizos. Porque son muchos los cubanos  de todos los colores que saben que los prejuicios raciales, la discriminación racial y el racismo, representan un lado oscuro de nuestra cultura nacional que aun debemos superar.

Posteriormente,  el propio Fidel  retoma el tema en los años noventa, en la iglesia de Harlem, desde donde acepta lo idealista que habíamos sido al considerar que el problema sería solucionado, solo tomando como base la extraordinariamente  humanista política social de la Revolución Cubana. Que se enfoco fuertemente  en la pobreza, pero dejo al margen la realidad de que todavía el color es una “Variable de diferenciación Social”.

 Fidel lanza entonces  en el Bronws su concepto de “Discriminación Objetiva”, dentro del cual se acepta  explícitamente, el desequilibrio que genera aun el  monopolio del   acceso a  la tecnología  y los conocimientos, y que  aun apuntalan la sobrevivencia  del racismo y la discriminación racial. Yo agregaría, afectando el proyecto  social de la Revolución de igualdad  para todos los cubanos.
Teniendo en cuenta la guerra cultural que se nos hace desde la aun sobreviviente política  agresiva de Estados Unidos,  El tema racial vuelve a aflorar en los ataques contra Cuba. No siendo casual de que muchos que están en las  nominas  de la llamada disidencia,  sean negros. Y que Obama, en su visita a La Habana  se haya reunido con ellos.

El tema nos amenaza,  no solo desde las intenciones subversivas de la política norteamericana,  que Trump parece querer  mantener, sino también desde dentro, desde la propia sociedad civil cubana, cuando  hay tantas gentes revolucionarias, negras y  no negras, que no acaban de comprender porque nuestra prensa continua ignorando el tema, porque nuestra televisión apenas  lo refleja, porque nuestra escuela no acaba de asumirlo; y nuestras universidades no lo investigan como debieran ;   no aparece suficientemente recogido en nuestros libros de historia  y no acabamos de lograr  llevarlo a un nivel de debate que le declare definitivamente la guerra, a la discriminación por el color de la piel, dentro de una sociedad mestiza, con  una cultura mestiza y un pueblo mestizo.

Todo parece indicar, que los que por ignorancia  frenan el debate  a que estamos obligados,  quisieran  luchar contra el monstruo,  pero sin mencionarlo por su nombre. Lo cual es absurdo, pues como ya dijo el propio Raul  Castro “…para solucionar un problema, lo primero es reconocer que existe…”Y el nivel de reconocimiento que tiene el tema racial dentro de nuestra realidad social  aun es insuficiente para luchar  contra el mismo. Bastaría con que el tema fuese asumido como parte integral del nivel de politización existente hoy dentro de la sociedad cubana. Asunto que  no hemos logrado todavía y cuyos contenidos  amenazan con derrotarnos. Lo cual se expresa muy claramente  en la baja conciencia racial existente en  nuestros ciudadanos de todos los colores. Y como es factible  afirmar,  sin conciencia racial, no es posible luchar contra el racismo y la discriminación racial  que ella trae aparejada.

Fidel lo califico como una “lacra”, Raul como algo “bochornoso”,  y yo lo califico como uno de los peligros más grandes  que estamos obligados a enfrentar,  si no queremos que se convierta en una “pandemia social”, y más que ello, que devenga en  instrumento de división social  y de una diplomacia agresiva hacia lo interno de Cuba,  como ya parece estar ocurriendo.

Un asunto que no deseo dejar de mencionar, es que el tema racial nunca ha sido discutido en la Asamblea Nacional, jamás ha aparecido en un informe de los que se hacen despues de concluida una reunión del  Buro Político o del Comité Central del Partido. Nunca el periódico Granma ha publicado nada sobre el tema. Solo en una ocasión el periódico Trabajadores público un artículo. Juventud Rebelde ha rozado levemente  el tema en pocas ocasiones.

El tema racial no aparece en la parte social de ninguno de los documentos del reciente Congreso del Partido. Cuando pienso que hubiera sido una buena ocasión para promover su discusión.
Sera que  no es considerado como un problema social a solucionar. O es también en los documentos de nuestro partido víctima del prejuicio de que sería un tema que nos dividiría.

Seriamos unos demagogos,  sino enfrentamos la realidad de  que asumir el legado que Fidel nos ha dejado, es también luchar contra el racismo y la dsicriminacion racial que aun nos ataca; que niega la lucha de Fidel en ese tema  y que niega también,  y no por simple instinto, la realización del sueño a que Fidel  nos ha convocado.

Diciembre 4 del 2016.