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miércoles, 2 de mayo de 2018

INSISTIENDO SOBRE UNA EDUCACION DEFINITIVAMENTE ATIRRACISTA.

Esteban Morales Domínguez
UNEAC.
Si me preguntaran cual es la obra cumbre de la Revolución Cubana, diría que es la   educacional. Integralmente considerada: educación, ciencia e investigación.

Al concluir el curso, se conversa mucho sobre la educación, tanto superior como general. Se revisa el trabajo, se valoran los logros y las deficiencias. Sé trasan planes para el futuro. Todo con mucho rigor y dedicación.
Soy un enamorado del tema educacional, al mismo he dedicado toda mi vida y me habría gustado participar en esas reuniones. Como no me fue posible estar presente, aquí despliego algunas ideas que son parte de mis preocupaciones permanentes. Espero les sean útiles a quienes se tomen el trabajo de leerlas.
Tenemos un pueblo bastante preparado culturalmente hablando, más de un 10% de personas con título universitario y un promedio de escolaridad general casi por encima de nueve grados, junto a la no existencia de analfabetismo, incluso funcional, ha representado contar con un escudo protector de nuestro proyecto de nación revolucionaria, soberana e independiente.
Como dijo nuestro aposto Jose Martí, “La ignorancia mata a los pueblos y es preciso matar la ignorancia”.  Y agregaba, “Ser cultos para ser libres”. Por eso El Apóstol continúa siendo una inagotable fuente de inspiración en nuestro trabajo educacional.
Pero una educación, que se proponga hacer sostenible y sistemática su acción mejoradora y emancipadora sobre el pueblo, deberá ser continuamente perfeccionada, de aquí que sea insoslayable continuar su proceso de perfeccionamiento.

En el contexto específico de la sociedad cubana, considero hay varias tareas que son exigidas por ese proceso:
  • Perfeccionar los currículos educacionales en términos de su integralidad y continua modernización.
  • Educar teniendo como objetivo que la educación llegue sistemática e integralmente a todos los sectores poblacionales.
  • Ejercer la labor educacional teniendo como uno de sus objetivos centrales la lucha contra todo vestigio de discriminación: racial, sexual, religiosa, de origen nacional, etc.
  • Hacer de la enseñanza de la historia patria, centro de la formación humanista y cultural de todos los educandos.
  • Educar teniendo como premisa preparar para la vida. Con lo cual la práctica de la investigación y el debate científico adoptan una función primordial. `
De todos los asuntos antes planteados y exigidos, para decir que impartimos una buena educación, pienso que aun en nuestro País presentamos insuficiencias en dos cuestiones fundamentales:
  1. La preparación cultural de los educandos creo es deficiente, al no contemplar de manera suficiente en nuestros currículos educacionales, las historias sobre África, Asia, Medio Oriente y el Caribe. Lo cual trae como resultado que la comprensión de nuestras raíces culturales sea incompleta.
  2. Siendo Cuba una sociedad “multirracial”, o más bien “multicolor”, la explicación científica de ese fenómeno, está aún ausente de nuestras aulas. ¿Cómo educar dentro de una sociedad “multicolor “sin introducir el color en la educación y sin la intención de desarrollar una educación antirracista?
  3. No se trata de algo fácil, pero hay que hacerlo. Hay que preparar a los maestros. La explicación del color debe formar parte del discurso en nuestras aulas. De lo contrario, la familia y la realidad de la calle, se encargan de introducirlo a nivel de prejuicios. Ya se hace un esfuerzo importante para preparar al profesorado y en particular, con una coordinación entre la Comisión Aponte de la UNEAC y los Ministerios de Educación, en especial, Educación General, se está trabajando con el profesorado para cumplir con esta ineludible tarea. En lo cual ya se ha avanzado.
Por tales motivos, yo diría, que viviendo aun dentro de una sociedad de “hegemonía blanca”, asunto que venido de la colonización esclavista, no puede ser superado en tan corto plazo de tiempo, entonces, al no mencionar el color, en la práctica educamos para el color hegemónico y no suficientemente para ser cubanos. Es decir, educamos para ser blancos. Tal vez no seamos conscientes de ello, pero eso tiene lugar con una lógica infalible. Teniendo que quebrar los basamentos en que esa lógica se asienta.
Quebrar esa lógica solo es posible, introduciendo la explicación del color en nuestras escuelas. Los alumnos tienen que recibir una explicación histórica, antropológica, del origen de esos rasgos fenotípicos, etnoraciales, de color, que caracterizan a nuestra población y a ellos en particular.
Hay que evitar, a toda costa, que esos rasgos los reciban solo de la familia, de la calle, con toda la carga de prejuicios y discriminación que nuestra sociedad aún es capaz de generar.
Es necesario adelantarnos, para que el niño, desde muy temprano, adopte una visión científica, natural, desprejuiciada sobre todo lo referente al color y otros rasgos. Preparándolos para enfrentar una realidad que aún nos es adversa. Pues solo una educación antirracista y antidiscriminatoria, puede ayudarnos a superar esos rasgos negativos de nuestra cultura.
En particular, considero que no debiéramos educar mencionando ningún color. Pero en nuestro país el color existe y la discriminación por el color también, y aunque no lo aceptemos todavía entre nosotros, el color es una variable de diferenciación social y como tal funciona, aunque nos neguemos a reconocerlo. Tratándose de una disfuncionalidad social o de una forma de nuestro funcionamiento social, que aún no responde a los cánones de la sociedad que deseamos construir.
Además, al dejar ese asunto del color al margen de la educación que impartimos, no estamos preparando a nuestros jóvenes para que enfrenten los prejuicios del color, que se encuentran aun fuertemente enraizados en la sociedad y la familia en particular y en nuestra cultura en general. La cultura que nos llega del colonialismo, es una cultura racista y aun debemos trabajar mucho para liberarla de sus discontinuidades.
Decía Don fernando Ortiz, nuestro segundo descubridor y antropólogo mayor, que Cuba es un gran “ajiaco”. Pero no resulta obsoleto reconocer, que a ese caldo le quedan aun dentro muchas carnes y viandas que necesitamos todavía revolverlas fuertemente al fuego, para que terminen de ablandarse; por lo que entonces nuestra identidad, continúa siendo un fenómeno que se construye todos los días. No tratándose de algo que podamos ya dar por terminado.
Nuestra cultura tiene un alto nivel de integralidad y de consolidación, pero como toda cultura, tiene aún sus lados débiles y oscuros que deben ser perfeccionados. No se trata simplemente de un asunto entre blancos, negros o mestizos, sino de toda la sociedad.
Somos una sociedad joven, venida de un sistema colonial esclavista y años de neocolonialismo, donde aún los vestigios de la esclavitud se pasean por nuestras calles, plazas y barrios. Tomando cuerpo en la pobreza, las desigualdades, los estereotipos, las incapacidades culturales y los prejuicios que todavía no hemos logrado superar; en las insuficiencias que dimanan de ellos; en las imperfecciones de una sociedad que aun es capaz de alimentarlos. Deviniendo todo ello, no en simples lastres del pasado, sino en problemas que nos amenazan y aun agreden desde el presente.
Es decir que somos una sociedad mestiza, pero aun la consolidación de ese mestizaje tiene que batirse con los estereotipos raciales, los prejuicios, la discriminación y el racismo que nos agrede. Lo que se expresa aun en vestigios de la hegemonía blanca heredada del colonialismo, alimentada por las insuficiencias e imperfecciones sociales que aún padecemos y los errores cometidos en su tratamiento.
Es cierto que nuestros medios hacen ya un esfuerzo importante por superar el problema. En particular la televisión, la prensa, el cine y otras manifestaciones artísticas, pero las deudas   son aún muy grandes. Porque nos demoramos en tratar el asunto, resultado de que las prioridades de la lucha por la seguridad nacional, dado las agresiones contra Cuba y una política social extraordinariamente humanista que solo priorizo la pobreza y no trato el color, nos hicieron creer idealistamente que los problemas relativos a la discriminación racial y el racismo se solucionarían por sí mismos. Y no dimos suficiente atención a los asuntos de la identidad cultural y racial.
Sobre todo, nos resta aun mucho por trabajar con la integralidad y sistematicidad que los problemas exigen. Incorporando a todos los agentes de la sociedad civil que puedan ayudar
Un asunto de vital importancia, lo es la enseñanza de la Historia. Donde en nuestros libros, deben de acabar de quedar reflejados, todos los colores, que construyeron esta nación. Historia en la que casi todos aun hacemos “voto de silencio” sobre acontecimientos de nuestro devenir   que todavía no son estudiados a fondo, como, por ejemplo, La llamada “Guerrita de 1912” o La Conspiración de Aponte, temas que durante mucho tiempo apenas eran mencionados y tratados por nuestros historiadores y en nuestras escuelas.
Sobre el tema racial, nuestra prensa actual, aun no ha logrado igualar la presencia que este tenía en la década de los años veinte y treinta. Cuándo el tema era bastante debatido y muchos periodistas-incluso negros- trataban el asunto abiertamente. Observándose entonces un debate social, cuyo nivel aun no logramos alcanzar. A pesar de que en los últimos años lo hemos retomado y el tema racial, a nivel académico, ha recomenzado un debate que lo trae a flote con creciente frecuencia dentro de la sociedad civil. Aunque todavía en espacios cerrados, donde nuestros medios no lo divulgan de manera suficiente.
Diríamos que el tema racial no es un asunto “Del malecón para afuera”, sino parte de nuestra compleja realidad social interna. Tratándose de algo que nos afecta, nos divide, complica el proceso de consolidación del proyecto social de la revolución y deviene por tanto, en potencial instrumento de una diplomacia subversiva contra Cuba. Formando parte del proyecto cultural de desestabilización interna, que aun en medio del cambio de política, proclamado por el presidente Obama el 17 D del 2014, mantiene su continuidad en la agresividad cultural que se despliega hoy contra la sociedad cubana.
Marzo 13 del 2018.


















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