Páginas

miércoles, 20 de mayo de 2020

LA PANDEMIA DE TRUMP

Esteban Morales Domínguez.
UNEAC
Según varios medios estadounidenses, en la Ciudad de Nueva York (epicentro de la pandemia del Covid-19), la enfermedad es dos veces más mortal para las personas negras y latinas que para las blancas, por lo que resulta necesario explorar, cuales son las causas más notables de esta realidad.
Nueva York, es como una parte del mundo en los Estados Unidos. No solo por la cantidad de personas que se aglomeran, sino también por las diferentes culturas que en ella conviven. Se dice que la vacuna más efectiva contra la covid-19 es la dispersión social de las personas, lo qué se mide por evitar las aglomeraciones y lograr que exista al menos de uno a dos metros entre personas. Aunque la ciudad es inmensa, esa dispersión se hace casi imposible. La forma mejor de transportarse es el metro, donde la gente tiene que viajar como “sardinas dentro de una lata”.
El contacto personal en la ciudad es casi inevitable, físicamente esta no ayuda. Si todas las personas, o solo una parte de las que viajan en el metro, lo hicieran en sus carros personales, el movimiento se haría imposible. Debido a la cantidad de vehículos que circularían y la masa de personas que competirían dentro de ese movimiento. Si vamos a las barriadas más populosas, en las que viven la gente más pobre, negros e hispanos sobre todo, la aglomeración es mayor, las condiciones para el movimiento son peores y los edificios de vivienda presentan no pocas veces, las peores condiciones.
Los servicios de salud en esos barrios, son los peores, además de costosos e ineficientes. Durante mucho tiempo el sistema de salud en la ciudad fue muy desatendido, como en todo el país. Viéndose muy claramente como los servicios médicos y de enterramiento han sido dramáticamente sobrepasados. Todo ello explica, porque la pandemia ha sido terrible para la ciudad. El ciudadano, sobre todo sí es pobre, se mueve dentro de las peores condiciones, los espacios más aglomerados y condiciones sanitarias que más promueven el contagio. Sí se tratará del Ebola, tal vez una treintena de miles de ciudadanos morirían todos los días. Pero el contagio con la covid-19 parece ser más controlable.
No obstante, en medio de las condiciones explicadas y agravado por la política de Trump con la pandemia, los negros e hispanos y las personas pobres en general, son las que más sufren, sé contagian y mueren. Entonces, la pandemia ha demostrado la fragilidad del sistema sanitario norteamericano. Pero, ¿cómo se explica lo anterior en un país que es presentado por los medios de comunicación como el paradigma de los derechos humanos?
El sistema sanitario general en los Estados Unidos, no es bueno, es costoso y no está al alcance de todos los que lo necesitan. Sus servicios y los medicamentos son muy caros y como cuestión esencial, el carácter privado de los sistemas de salud, no contribuyen a la protección del ciudadano, sobre todo de los más pobres. Más de 40 millones de personas no tienen seguro médico. Recursos existen, pero al tener que pagar por ellos, hace que muchos ciudadanos no tengan acceso a los servicios médicos.
Al principio de la pandemia, cientos de miles de personas no se hacían la prueba, porque debían pagarlas. Además, miles de inmigrantes hispanos tampoco, porque al ser muchos indocumentados, temían que esa condición los perjudicara, facilitando al gobierno de Trump la persecución migratoria que existe sobre ellos. Trump tuvo entonces que hablar, dándoles flexibilidad, para quitarles el miedo que la situación explicada provocaba.
En el ejercicio de las pruebas además, existen barriadas privilegiadas. Por supuesto, se trata de las barriadas ricas y de clase media alta. Qué contratan los servicios para que les hagan las pruebas. El sistema de salud, además, se ha visto afectado, en los años de Trump como presidente, por la tendencia a la reducción de sus presupuestos.
Ni hablar de la prevención, muy importante contra las epidemias. Porque prevenir significa invertir para defenderse de algo que no existe aún, de algo que esta solo por llegar y el capital ahorra en prevención, no gasta para prevenir, como trata también de ahorrar en equipos para la protección del trabajo, porque todo eso va contra la ganancia. Entonces, prevención e instrumentos de protección laboral, son gastos que el capital trata de ahorrar a toda costa, pues son muy difíciles de recuperar ello afectan la cuantía de su ganancia.
En los estados Unidos, dado el carácter privado de los servicios de salud, los mismos se hacen esencialmente inasequibles para una buena parte de la población. El presupuesto federal y estadual para la salud, no alcanza para satisfacer las necesidades de la población. La participación privada dentro del mismo, le arranca una tajada muy grande. O sea que no se trata solo de un presupuesto de salud insuficiente, sino que el juego del sistema con el sector privado, le quita una parte de lo que correspondería al ciudadano.
Se habla así de la “Mafia Blanca”, que no es otra cosa que el carácter monopólico de los servicios de salud y de los productos farmacéuticos, que hacen del mismo uno de los sectores más corrompidos y de más altas ganancias, dentro de la sociedad norteamericana. Cómo buscar salud es prevenirse contra la muerte, los monopolios farmacéuticos se aprovechan de ello para hacer negocios y recibir las más altas ganancias. Sitúando los precios de las medicinas en un nivel inasequible para el común de la población.
Obama trato de introducir un sistema mejor, el llamado Obamacare, pero este ha sido bombardeado por Trump y sus acólitos republicanos. Por lo que no es posible entonces esperar, qué dentro de la administración de Trump ello mejore, se trata de una incapacidad sistémica agravada, por la política de salud.
La política de la Casa Blanca en medio de la pandemia, parece más centrada en encontrar los supuestos culpables del surgimiento del virus, según ellos China, que en articular una cooperación médica, financiera y de recursos humanos para detener la enfermedad. Trump no mira hacia la salud, sino hacia la economía, por ello ha insistido en la vuelta al trabajo, en acortar los plazos para acabar con el aislamiento y poner en movimiento la economía, aunque ello represente mayor riesgo de contagio, e incrementar los enfermos y las muertes.
La pandemia ha afectado los mecanismos de incremento de la ganancia del capital. En una ciudad, como son las grandes ciudades norteamericanas, pensar que de pronto mueran una cantidad de gentes que sobrepasen las capacidades hospitalarias y de enterramiento, para el medio, es impensable. Nunca han padecido una guerra en su territorio, a diferencia de los europeos, que es lo que les hubiera permitido pensar de otro modo. Se trata, entonces de un problema incluso cultural.
Dentro de la cultura estadounidense no existe la posibilidad de enfrentar una situación como la que les ha sorprendido. El sistema imperante, niega esa posibilidad. Si a ello agregamos la incapacidad de Trump para entender y atender la situación, la cantidad de mentiras que ha dicho, sus estupideces, como creer que la gente se puede inyectar cloro, e incluso pretender dar recursos solo a aquellos estados gobernados por demócratas, ya sería más que suficiente para comprender, porque los Estados Unidos ha arribado a ser el centro de la pandemia del coronavirus, en poco menos de dos meses.
Ante su fracaso en el control de la pandemia, junto a sus fracasos también en política exterior, Trump trata de culpar a China; buscando un “chivo expiatorio”, al decir que el virus es una invención biotecnológica de los chinos. Lo cual ha sido negado por varios hombres de ciencia, incluso norteamericanos.
Que el coronavirus fue una consecuencia de China, que se trata del “virus chino”, con lo cual Trump pretende quitarse de encima la responsabilidad de hacer de Estados Unidos su centro, cuando China ya la está terminando de controlar. Es muestra fehaciente del cinismo peligroso, con que el Presidente maneja todas sus políticas.
Ello responde, además, al miedo que les inspira a los republicanos y a Trump en particular, que China haya superado la pandemia y su economía este levantando; mientras que en los Estados Unidos la situación de la pandemia sea cada día mas grave y la economía vaya peor; con 14 millones de desempleados, un crecimiento económico raquítico y la amenaza de una recesión, que ya ha comenzado a desplegarse.
Tal situación le estimula una actitud de competencia, no de cooperación, negándose a intercambiar recursos y unir fuerzas para combatir la pandemia a nivel mundial, en lo que incluye a sus aliados. Lo cual casi todo el mundo entiende, qué es muy peligroso, porqué si los Estados Unidos no supera la pandemia y se hunde en una crisis económica desastrosa, el mundo también sufrirá las consecuencias de las brutalidades de Trump.
Lo ocurrido con los migrantes es también una consecuencia de la política de la administración Trump. Aunque tiene sus causas con anterioridad; incluso Obama fue el que, hasta ahora, más inmigrantes ha botado de los Estados Unidos, la política de Trump ha agravado la situación. Desde el principio, le declaro la guerra a los inmigrantes, considerándolos ciudadanos de segunda y tercera clase; construye el muro fronterizo con México, para evitar que lleguen a los Estados Unidos, su actitud ante los dreamers, considerar a los inmigrantes como delincuentes, drogadictos, que afectan la seguridad ciudadana.
Todo lo cual genera hacia ellos, directa e indirectamente, una política, en la que les corresponde lo menos posible de la riqueza social, el mayor desempleo, lo menores beneficios de la salud, las peores escuelas, las peores viviendas, los peores empleos, etc. Constituyéndose un submundo dentro de la sociedad norteamericana, del que muy pocos pueden escapar. Ahora Trump se percata de que los inmigrantes son los que, a pesar de los peligros de la pandemia, van a trabajar y eso es lo que Trump quiere. Por lo cual, con una actitud muy cínica, parece estar aflojándoles un poco el dogal.
¿En qué medida sectores afroamericanos se encuentran en estado de mayor vulnerabilidad en una situación sanitaria como esta?
Hay que decir, que los afroamericanos, sufren más fuertemente el problema racial y de la discriminación. Muchas veces no están mejor que los hispanos, sino en condiciones similares o peores. Pero su historia dentro de la sociedad norteamericana los ha dotado de una cierta capacidad, cómo estadounidenses que son, para sobrevivir, mejor que los hispanos.
La Lucha por los Derechos Civiles y la política del “Black capitalism” del presidente Johnson, les propiciaron algunas ventajas. No obstante, se ha mostrado que, en medio de la pandemia, las proporciones en que mueren o se contagian, son mayores. Dentro de una ciudad como Nueva York, ello se hace evidente, aunque también en otras grandes ciudades como Chicago, Atlanta, etc.
De todos modos, los hispanos presentan mejor comportamiento estadístico en niveles generales de vida, pues dentro de la pirámide poblacional de la nación, los negros están más abajo que los hispanos y más cerca de los pueblos originarios, que ocupan el ultimo lugar. Entonces, es posible afirmar que la pandemia ha puesto en crisis el modelo capitalista neoliberal; mientras que las naciones socialistas y otros gobiernos, de corte progresista, están manejando mejor la situación.
El modelo capitalista neoliberal ya había mostrado su crisis, por el conjunto de problemas que ha desatado, entre ellos la incapacidad para solucionar los problemas del crecimiento económico sin equidad y la resistencia creciente que va enfrentando ese modelo, sobre todo en los países de América Latina y en algunos de Europa. La situación en Chile, ecuador, Bolivia, Brasil, son expresión de esa resistencia al modelo neoliberal.
 No obstante, la pandemia ha exacerbado la crisis del modelo neoliberal, haciéndola más evidente. En casi todos los países capitalistas desarrollados y en otros de América Latina, Europa y el Caribe, lo anterior se ha puesto de manifiesto, con la crisis de los sistemas de salud y la incapacidad de estos para controlar la pandemia. Pocos países se han salvado de ello; ejemplos, como los de Alemania y Suecia, en Europa y algunos asiáticos, sobre todo socialistas, como China, Vietnam y Corea del Norte. También en Corea del Sur y Japón.
Dentro del tal situación, Cuba, con su consecuente política solidaria y a petición de más de una veintena de países, ha enviado Brigadas médicas para ayudar con la pandemia. Países desarrollados, como Italia, otros de América Latina y el Caribe, han recibido la ayuda de Cuba. Lo cual contrasta fuertemente con la actitud de Estados Unidos, que arrecia el bloqueo sobre la Isla, e incluso ha impedido que le llegue ayuda solidaria para combatir la covid-19.
La pandemia ha exacerbado la crisis del neoliberalismo y no es esperable que pueda retornar, con la fuerza que emergió, después de su punto de partida, en la política económica de Ronald Reagan y Margaret Thacher en los años ochenta.
Con una política exterior que exacerba la crisis económica que padecen los Estados Unidos, las agresiones contra el medio Oriente; las sanciones contra países del hemisferio, como Cuba, Venezuela y Nicaragua, la política militarista que hace asomar el peligro de una guerra global, la crisis comercial, los ataques a la política medioambiental, las actitudes agresivas hacia China y Rusia, la actitud mesiánica de convertir de nuevo América en el centro hegemónico mundial, se ha hecho evidente para muchos en el mundo, en medio de la pandemia, la gran peligrosidad que encierra la politica de Trump.
Que el 2020 sea un año electoral presidencial, en el que Trump debe dar la impresión de fortaleza, resulta un contexto sumamente peligroso, pues en su afán de retomar la presidencia, puede estar jugando con llevar las cosas a un punto extremo, que podría resultar de no retorno. Situación para la cual, todos debemos estar preparados, incluso sus históricos aliados.
11 de mayo del 2020.


No hay comentarios:

Publicar un comentario