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jueves, 23 de diciembre de 2021

EL CONFLICTO CUBA - ESTADOS UNIDOS DESDE EL UMBRAL DEL SIGLO XXI.

Autor: Dr. .C Esteban Morales.

UNEAC 


ALGUNOS ANTECEDENTES HISTÓRICOS.


El conflicto entre Cuba y Estados Unidos no comenzó en 1959, como particularmente 

muchos ideólogos de este último país pretenden hacernos creer.


Ese conflicto comenzó desde principios del siglo XIX (1805-1823), cuando las 

administraciones norteamericanas pusieron en cautiverio preventivo a la nación 

que un día emergería de la entonces colonia caribeña de España. [1]


Es de sobra conocido que desde esa época Estados Unidos ya había diseñado la 

política a seguir con Cuba. Esta última tenía como núcleo esencial apoderarse de la Isla, 

conjuntamente con la Isla de Pinos y demás cayos e islas adyacentes, haciendo de ellas 

una extensión del territorio continental de la emergente nación norteamericana. 

Cuba, según la concepción de las elites de poder norteamericanas de la época, era el 

resultado de la sedimentación de las arenas del Mississippi en el Golfo de México. 

Concepción geopolítica que aun, con sus variantes modernas, se mantiene.


Tales ideas estuvieron siempre presentes y con muy limitadas excepciones, formaron 

parte del pensamiento de los Padres Fundadores de la nación norteamericana. Por lo 

cual,  la lucha que Cuba ha tenido que librar por más de 200 años, para llegar a ser 

una nación independiente, no ha sido entonces solo contra una clase política o un 

conjunto de sus administraciones, sino contra una cultura política dominante, dentro 

de la cual el archipiélago cubano, siempre aparece como parte del territorio continental 

de la nación norteamericana y que hace aparecer como legítimo, todo lo que se haga 

por recuperarla, después de que la Revolución Cubana, en guerra desigual,  se la 

arrebató a Estados Unidos.


La llamada “Doctrina de la Fruta Madura”, como corolario complementario de tal teoría, 

expresaba que Cuba debía permanecer en las manos de España y que, al liberarse de ella, 

caería en manos de Estados Unidos, como una fruta madura, desprendida del árbol de 

España. Ese principio primó en lo adelante en el comportamiento de ese país respecto a 

La Isla, guiando la actitud de las elites políticas norteamericanas, dentro de los 

acontecimientos que tuvieron lugar en Cuba durante todo el período colonial y a 

posteriori, hasta 1959.


A organizar esta política se dedicaron casi todas las administraciones norteamericanas, 

desde Thomas Jefferson (1801- 1809), hasta William Mc Kinley (1897-1901) y 

Teodoro Roosevelt (1901-1909), que fueron los que finalmente lograron coronarla con 

el triunfo al apoderarse de la Isla. [2]


Mientras ello no tuvo lugar ¿Qué hicieron entonces las administraciones 

norteamericanas particularmente, durante el periodo colonial?


a) Trataron de comprar la Isla de Cuba a España en no menos de seis ocasiones.
b) Desarrollaron una política hacia Cuba, dirigida a sustituir a España en las 

relaciones económicas con la Isla, de modo que ésta pasó a tener una relación 

neocolonial con Estados Unidos, antes de dejar de ser colonia de España.
c) Se opusieron denodadamente a que Cuba quedara enrolada en los procesos 

independentistas de América Latina. Recordemos los frustrados esfuerzos de 

Simón Bolívar en 1826.[3]
d) Después de formular la política de la fruta madura, diseñaron la Doctrina 

Monroe; “ América para los americanos”. A modo de afianzar su posición 

frente a las intenciones de Inglaterra, especialmente, por apoderarse de Cuba.
e) Colaboraron abiertamente con España para evitar los intentos de los 

independentistas cubanos, desde el territorio de los Estados Unidos, 

denunciando las actividades de los patriotas y frustrando sus  expediciones, 

entre otras.
f) Presionaron sobre España para que ésta concediera la autonomía a Cuba, 

como un modo de crear las condiciones internas en la Isla, para su posterior 

anexión.
g) Una vez iniciada la Primera  Guerra de Independencia en Cuba 1868-1878  

y la segunda, 1895-1898, desconocieron sistemáticamente a las instituciones 

independentistas de La Isla,  el Ejército libertador, la Asamblea, etc. A tal punto 

llegó ese desconocimiento, que prefirieron donar el dinero para el licenciamiento 

del Ejercito Libertador, antes que reconocer a la Isla concediéndole un empréstito 

para tales fines.
h) Inventaron el incidente de la voladura del acorazado Maine para intervenir 

en la Guerra Cubano-Española. Pues todo parece indicar que se trató de un 

autogolpe, o al menos, obra de un descuido irresponsable y programado.
i) Manipularon la llamada Resolución Conjunta, aprobada por el congreso 

norteamericano, convirtiéndola en un simple instrumento de intervención.[4]
j) Se inventaron una guerra que les permitió tratar a sus colaboradores, el Ejército 

Libertador, como enemigos y a los españoles, autonomistas y burócratas de la 

administración colonial, como aliados. A las tropas cubanas que colaboraron, no 

les seria permitido entrar en Santiago de Cuba, que después se enterarían de esa 

infamia.
k) El Tratado de Paris, por medio del cual España abandonaba a Cuba, se firmó 

sólo por Estados Unidos y España, sin la presencia de los patriotas cubanos.
l) Engañaron, manipularon, extorsionaron y se aprovecharon de las debilidades, 

sobre todo,  filo anexionistas de personalidades como Tomás Estrada Palma, 

Gonzalo de Quesada y otros, para finalmente licenciar al Ejército Libertador y 

disolver el Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí. Estrada Palma, 

cobró el favor, accediendo a la presidencia de la Isla, a pesar de ser ciudadano 

norteamericano.
ll) Finalmente, implantarían la funesta Enmienda Platt, a la Constitución de 1901, 

imponiendo el tipo de relaciones que debían existir con la Isla y bajo este contexto 

negociaron las relaciones con La Isla.

 
Los Estados Unidos sin embargo, no lograron anexarse a Cuba; la tozudez de 

España de no venderles la isla, todas las veces que se lo propusieron y las 

consecuencias que dejaron tres guerras de independencia en la conciencia y el 

cuerpo de la nación, le impidieron que Cuba pasara a ocupar un lugar similar 

al de Puerto Rico.

Comienza a modificarse el escenario


Resultó algo diferente, cuando Estados Unidos formulaba su política para arrebatarle la 

isla a España, a cuando a partir de 1898 tomó el control de Cuba, diseñando una república 

conveniente a sus intereses; a lo que tuvo lugar a partir de 1959, cuando una revolución 

nacional liberadora, agraria y antimperialista, tomó el poder en Cuba, comenzando a variar 

el modelo de república y de relaciones, que Estados Unidos había diseñado y aplicado por 

casi más de sesenta años.


Se trataba entonces, de que la república comenzaba a remodelarse a sí misma, a partir de 

una voluntad popular interna, en la que por demás, Estados Unidos no sólo perdía su 

capacidad de influir en los destinos políticos de Cuba, sino que perdía claramente la 

capacidad, como hasta ese momento, de facturar en Washington los asuntos importantes, 

e incluso, no tan importantes, de la vida nacional cubana. Eso fue algo mucho más allá 

de lo que las élites políticas de ese país, estaban en condiciones de entender y sobre todo 

de aceptar.


Estados Unidos frente a la revolución cubana triunfante.


Comenzaba un período nuevo para Cuba en sus relaciones con Estados Unidos.


La revolución cubana triunfó en 1959, al final del segundo mandato de la administración 

de Dwight E. Eisenhower (1953-1961). Todos los instrumentos de la guerra fría, inaugurada 

por el famoso memorando NSC-68 de George F Kennan, las reminiscencias de la llamada 

“Doctrina Truman” y otros legados recibidos por la administración Eisenhower, matizaron 

el panorama político de la época. [5]


Eisenhower, había apoyado al régimen del dictador Fulgencio Batista, desde que asumió la 

jefatura de Estados Unidos en 1953; por lo cual, no estaba en condiciones de entenderse con 

la Cuba que emergía a partir de enero de 1959.


Es por ello, que el advenimiento del triunfo revolucionario no conllevó un nuevo diseño de 

la política norteamericana hacia Cuba, sino su continuidad; dado que el equipo presidencial 

que había fracasado, tratando de hallar una alternativa para frustrar la toma del poder por las 

fuerzas revolucionarias, era el mismo que tenía entonces que entendérselas con la Cuba de 

Fidel Castro.


Eso explica que la política agresiva desplegada desde ya desde 1958, para sustituir al dictador 

Fulgencio Batista, por un “candidato plausible”, ahora se empleaba con la pretensión de 

eliminar al máximo líder de la revolución cubana; y que el núcleo rector de tal política fuera 

entonces, “…si no pudimos evitar que tomaran el poder, al menos podemos impedir que lo 

consoliden”. [6]


Luego, la actividad contrarrevolucionaria de Estados Unidos contra Cuba, había comenzado 

antes del triunfo de la revolución cubana y entre 1959-1961, se caracterizó por el diseño y 

puesta en práctica de un conjunto concepciones, medidas y acciones, entonces dirigidas a evitar 

a toda costa la consolidación de la toma del poder político por parte de las fuerzas revolucionarias 

en Cuba.


Tales pretensiones políticas y acciones agresivas, abarcaron un espectro tan amplio que, más de 

60 años después, prácticamente no hay nada nuevo que diseñar o poner en práctica para agredir 

a Cuba, que ya no haya sido puesto en práctica por la administración de Eisenhower en esos años [7].


Es decir, la esencia de la matriz política que las administraciones norteamericanas, han 

continuado aplicando contra Cuba hasta hoy (excepto en las administraciónes de James Carter 

y Barak Obama) surgió con la administración de Dwight E. Eisenhower [8].


La política de Kennedy.


Hacia el comienzo de la administración de J.F. Kennedy, ya se puso de manifiesto que con 

Cuba nada cambiaría. Durante la campaña, el nuevo presidente, había calificado a los 

contrarrevolucionarios como “luchadores por la libertad”, pidiendo apoyo para ellos y 

asumiendo los planes de invasión heredados de Eisenhower.


La CIA entonces, asumió un astuto juego para liderar los planes de invasión y enrolar a 

Kennedy lo más posible en ellos, tratando de que el presidente se viese finalmente obligado 

a lanzar los Marines contra Cuba.


A su vez, el 3 de enero de 1961, el gobierno norteamericano ya rompía relaciones con la Isla, 

lo cual era una aspiración también heredada de la administración anterior.


Kennedy, no solo siguió las acciones diseñadas por su antecesor, sino que también aportó el 

llamado “libro blanco”, donde se situaba a Cuba como un “satélite de la URSS”, como 

“revolución traicionada” y “peligro presente en el hemisferio”, continuando junto a ello la 

política de sabotajes, ataques piratas y planes de asesinatos contra los líderes de la revolución. [9]


La invasión de Girón, en particular,  a pesar del factor sorpresa, fue un rotundo fracaso para 

la administración de Kennedy; lo que le permitió al presidente comprobar que sus preocupaciones 

respecto a las instituciones de su gobierno, no eran infundadas y hasta qué punto había sido 

mal asesorado e incluso engañado, por sus colaboradores más cercanos.


Girón-Bahía de Cochinos para los norteamericanos- fue una derrota de Estados Unidos en su 

confrontación con la revolución cubana; un descalabro para el aparato institucional, en particular 

el de la defensa, agravado esto por la visión idílica que Kennedy tenía de la CIA. La estructura 

de poder vertical no funcionó, como tampoco funcionó la intención del presidente de que el 

Pentágono fiscalizara la preparación de la invasión, por haber sido esto siempre obstruido por 

la CIA.


Si el plan de la invasión de Girón había sido asumido por el presidente como una herencia, 

la derrota se convertía en una fuerte humillación personal, de la cual Kennedy sentía que debía 

desquitarse. [10]


Por tanto, la Dirección Cubana, como resultado del descalabro sufrido por Kennedy, estuvo 

siempre consciente después de que algo muy serio y en gran escala se preparaba contra Cuba; 

que los preparativos avanzaban y que las fechas de una posible invasión armada, apoyándose 

en el ejército norteamericano, coincidían con los días finales del mes de octubre de 1962. 

En esta ocasión, la sorpresa de Girón no funcionó, Cuba se preparaba para lo que sabía se 

avecinaba. Y la ex Unión Soviética también. [11]


La llamada entonces “Operación Mangosta”, el plan subversivo más grande puesto en marcha 

contra Cuba, después de Girón, funcionaba como un instrumento de ablandamiento, que debía 

preparar las condiciones para la operación en gran escala contra La Isla. [12]


Por tanto, consideramos, que de no haber estado precedidos de esos peligros mortales que se 

cernían sobre Cuba, los cohetes nucleares de alcance medio, nunca habrían emergido como 

una alternativa para la defensa dé la revolución. Ni aún con la aspiración de buscar el equilibrio 

estratégico; pues el precio a pagar por el peligro de los cohetes en Cuba, solo era asimilable 

sobre la base de que ellos sirvieran para equilibrar el poderío nuclear estratégico del campo 

socialista con el de Estados Unidos, pero al mismo tiempo, para desempeñar un fuerte papel 

disuasivo – defensivo, frente a las entonces claras y comprobadas intenciones de Estados 

Unidos de invadir a Cuba en gran escala. [13]


Lo que comúnmente se le llama Crisis de los Misiles, no comenzó ni duró el tiempo que los 

cohetes permanecieron en Cuba, al decir de Robert Kennedy trece días, sino que se prolongó 

más allá, y fue la consecuencia de la acumulación de todos los actos de agresión que Estados 

Unidos había desplegado contra Cuba.


Constituyó un error moral, ético y político- estratégico de la dirección soviética, dejar a Cuba 

al margen de la negociación con Estados Unidos para la retirada de los cohetes. De no haberlo 

hecho así, ello habría servido a la URSS para fortalecer su posición frente a Estados Unidos. 

Además de lograr quedar bien con su aliado estratégico, aunque fuera un país pequeño, tal y 

como correspondía a las relaciones entre Cuba y la URSS, y a la confianza que la dirección 

cubana había depositado en ella. 

Como si fuera poco, habría sido posible vencer a Estados Unidos en la confrontación política 

producida por la crisis [14] dado que tanto políticamente como moralmente, cuba tenía pleno 

derecho a contar con las armas necesarias para su defensa, aunque se trataran de cohetes 

nucleares, y estuviesen a noventa millas del territorio de Estados Unidos.


De haber prevalecido la concepción cubana, esgrimida desde el principio, por Fidel Castro, 

tanto respecto a la instalación de los cohetes, de no hacerlo en secreto, tratando de engañar 

a Kennedy, como sobre los términos y el momento en que debió negociarse su retirada por la 

URSS y Estados Unidos, la conclusión de la crisis de octubre hubiese servido de base para 

resultados de fondo en el desenvolvimiento ulterior de la confrontación Cuba – Estados Unidos, 

[15] evitando así, como ocurrió,  que Kennedy sacara el mayor provecho moral político de esa 

confrontación. Cuando al haber sido históricamente el agresor de Cuba, no lo merecía.


Los indicios, de las percepciones que se tenían sobre la conclusión y los acontecimientos 

políticos que llevaron a la crisis de octubre, no podemos definirlos en su totalidad. Sin embargo, 

todo parece indicar, que J.F Kennedy era lo suficientemente inteligente como para darse cuenta 

de que él no había sido el triunfador en esa crisis, sino que Kruschov era el que la había perdido.


Pensamos que, en 1963, J.F. Kennedy fue lo suficientemente agudo como para percatarse, poco 

tiempo antes de ser asesinado, de  que las experiencias de la confrontación con Cuba, habían 

sido lo suficientemente aleccionadoras, como para tratar de buscar un nuevo modo de entenderse 

con la Isla, aunque ello no fuera utilizado para variar su estrategia contra La Isla.


Habían transcurrido casi cinco años de ardua, agresiva y peligrosa confrontación entre ambos 

países. Los ingentes esfuerzos de Eisenhower por derrocar a la revolución desde la cuna; las 

bandas contra revolucionarias operando dentro de Cuba, particularmente en el Escambray, la 

invasión de Girón, la feroz campaña internacional, radial, televisiva y propagandística,  por 

desacreditar a Cuba y excluirla del hemisferio, expulsándola  de la OEA, el feroz bloqueo 

económico, la Operación Mangosta y la Crisis de Octubre, no habían sido suficientes. Casi 

todo había sido probado para destruir a la revolución cubana. ¿Qué más se podía hacer, sino 

tratar de explorar la posibilidad de convivir con un país socialista a noventa millas de las costas 

de Estados Unidos?


Al parecer, eso pensaba J.F. Kennedy cuando envió al periodista Jean Daniel a conversar con 

Fidel Castro. Entrevista que se estaba celebrando en Varadero, precisamente, el fatídico día del 

26 de noviembre de 1963, en que, como resultado de una conspiración, J.F. Kennedy era 

asesinado en Dallas.


¿Buscaba entonces Kennedy, realmente, un nuevo modo de entenderse con Cuba, aceptando 

la existencia de la revolución cubana, o exploraba entonces sobre el modo de fraguar una nueva 

estrategia política, sin dejar de lado el objetivo esencial de derrocar a la revolución? 

Sobre ese particular, no tenemos una reflexión por parte de Fidel Castro, y ya el presidente 

Kennedy no lo podrá esclarecer. Tal vez la desclasificación de los documentos de su asesinato, 

aporten algo en el futuro. Pero esa acción ya ha sido varias veces pospuesta, incluso 

recientemente, por el actual presidente Joe Biden. Por lo que la pregunta continua sin respuesta.  

[16]


No obstante, lo cierto es que el gesto de Kennedy quedó como un antecedente, de lo que otra 

administración demócrata, la de James Carter (1977-1981), retomaría más tarde.


Sin dudas, los años 1959-1963, dejaron un conjunto de acontecimientos que marcaron pautas 

insoslayables para el análisis de la confrontación entre Cuba y Estados Unidos. Pareciendo, 

como si la muerte de Kennedy hubiese truncado la posibilidad de comenzar una etapa nueva, 

que finalmente, por razones obvias, no sabemos lo que pudo haber producido. [17]


Sintetizar lo que ocurrió después, no puede entrar en el breve espacio de que disponemos para 

este ensayo. Sin embargo, cinco parámetros básicos o constantes históricas, nos ayudaran a 

comprender, al menos de modo general, que fue lo que tuvo lugar. Estas constantes, a mi 

entender, son las siguientes:


1) La agresividad, ha sido siempre la constante fundamental del conflicto entre ambos países.


2) Cada administración norteamericana ha querido siempre imprimir su sello en la política hacia 

Cuba.


3) El foco de la política (interno o externo) ha sido un factor importante al momento de determinar 

el tipo de medidas e instrumentos utilizados dentro de la confrontación.


4) Siempre que Estados Unidos ha tenido algo de su interés a negociar con Cuba, se rompe el 

bloqueo ideológico y ambos van a la mesa de negociaciones.


5) Cuando la extrema derecha de la llamada comunidad cubana, considera o percibe que se está 

produciendo algún acercamiento entre ambos países, actúa para eliminar toda posibilidad de 

mejoramiento en las relaciones.


Nos referiremos sintéticamente a algunas de estas constantes.


La agresividad de la Política


En lo que a la agresividad se refiere, esta ha sido una constante, excepto dentro de la 

administración de James Carter en general y de Barak Obama, en particular. aunque del 

resto de las administraciones, no ha logrado superar la agresividad desplegada por las 

administraciones de Eisenhower y J.F.Kennedy. [18]


Incluso, con posterioridad a los años sesenta, el factor militar ha estado como “Espada 

de Damocles” pendiente sobre Cuba, pero no se ha concretado en una invasión, aunque 

los más criminales sabotajes contra bienes y personas, han sido contenidos permanentes 

de la agresividad desplegada, para confirmar que el compromiso de Kennedy, de no invadir 

a Cuba, no ha significado que no haya esta sido constantemente agredida por Estados Unidos 

y sus lacayos.


Si cada administración ha tratado siempre de imprimir su sello en la política hacia Cuba, casi 

todas las administraciones han mantenido la agresividad, como factor permanente de ese sello.


Dentro de esa constante, la importancia de la administración Carter, es que resultó un 

precedente importante para cualquier perspectiva de negociación del conflicto entre Cuba y 

Estados Unidos.


Durante la administración Reagan también, paradójicamente, a pesar de su agresividad, se 

negociaron dos de los asuntos más importantes; migración y el conflicto en África austral. 

Pero Reagan, en particular, no fue más allá de los aspectos puntuales de su interés según el 

momento, incluso, tomándose entonces el trabajo de aclarar, que tales negociaciones no 

representaban cambios en las relaciones entre ambos países.[19]


Sin embargo, el período de Carter, más allá de los aspectos negociados, representó un punto 

de inflexión en el conflicto. Se negociaron asuntos particulares, pero a diferencia del período 

de Reagan, también se trabajó por mejorar el contexto político y en particular de confianza, 

dentro del cual se negociaba. [20]


La experiencia de las negociaciones entre los dos países evidenciaba que se puede llegar a 

ciertos acuerdos en asuntos puntuales, pero si el contexto político que rodea esas negociaciones 

es negativo y no es superado, los acuerdos finalmente se afectan. Razón por la cual, solo 

sobrevivió hasta hoy, de los acuerdos de 1977, el establecimiento de las Oficinas de Intereses, 

firmado el 1 de mayo de 1977 y puesto en práctica el 1 de septiembre del mismo año.


Sin dudas, en 1977, durante la administración Carter, se tenía una comprensión bastante precisa

de cómo podrían arreglarse las cosas entre los dos países. [21]Junto a la negociación de asuntos 

puntuales de la agenda; aguas territoriales, pesca y otros, se daban también pasos moderados y 

recíprocos, cuya importancia consideramos era la creación de un clima de confianza y distensión 

mutua.


La administración Carter representó la excepción, al desplegar una política dirigida a cambiar 

el curso, aunque no la estrategia, de las relaciones entre ambos países. Las conversaciones 

celebradas entre ambos gobiernos durante su mandato, de los años 1977 a 1980, evidenciaron 

el interés de ambas partes por encontrar puntos de coincidencia, mientras se realizaban 

negociaciones puntuales sobre todo aquello en lo que se podía avanzar. [22]


Pero, aunque esa administración representó un punto de inflexión en las relaciones entre ambos 

países. No obstante, los condicionamientos que trataba de imponer Estados Unidos, relativos a 

la actividad internacional de Cuba, finalmente dieron al traste con la posibilidad de continuar 

avanzando en un mejoramiento de las relaciones. [23]. Pues Estados Unidos insistía en alterar 

el curso de la política exterior cubana, en especial, la actitud de Cuba ante el movimiento 

revolucionario en Centroamérica y sus relaciones con la URSS.


Hasta ahora, esa fue la única administración norteamericana durante la cual hubiese sido posible 

mejorar las relaciones entre ambos países. Pero esa posibilidad quedó frustrada. Z. Brezesinsky 

la frustró y el presidente Carter junto a Cyrus Vance,  se dejó llevar. [24]


El foco de la política


Si observamos sintéticamente hacia donde ha mirado la política norteamericana sobre Cuba, a 

lo largo de estos casi más de sesenta años de confrontación entre ambos países, nos podemos 

percatar de que el foco de esa política ha variado según diferentes períodos históricos.


Durante todo el periodo colonial, la actividad de Estados Unidos se concentró en dos aspectos 

fundamentales:


1) Evitar a toda costa que Cuba pudiera pasar a otras manos. Debía mantenerse bajo el control 

de España,  hasta pasar a ser poseída por los  Estados Unidos.
2) Acosar a España para que le vendiera la Isla a Estados Unidos o le concediera la Autonomía.


De 1953 a 1959, Estados Unidos se concentró en la dinámica interna de la sociedad cubana. 

Hasta diciembre de 1958, mientras más avanzaba la lucha de las fuerzas revolucionarias contra 

la dictadura de Fulgencio Batista, haciendo evidente su triunfo, la administración de Eisenhower 

incrementaba el apoyo a la dictadura batistiana.


Cuba, entonces,   no representaba, desde el punto de vista de su política exterior, ningún interés 

para la administración de turno. Podemos percatarnos que tal política se desplegó en dos períodos 

fundamentales:

a)Un primer período dentro del cual se trató de penetrar al movimiento revolucionario con agentes 

de la CIA, que mantuvieran al tanto a la administración norteamericana de lo que estaba sucediendo, 

mientras apoyaban a la dictadura , y b) un segundo período en el que habiéndose percatado de 

que Batista no podría resistir el empuje de las fuerzas revolucionarias, la administración se concentró 

en la búsqueda de una “alternativa plausible”, que le permitiera sustituir a Batista por una junta 

cívico – militar, dar un golpe de Estado o realizar una invasión militar.[25]


De 1959 a 1965, periodo en que las administraciones de Eisenhower, (1953- 1961), John F. Kennedy 

(1961 – 1963) y el primer período de Lindon B. Johnson (1963 – 1969), se concentraron en la 

situación interna de Cuba.
Particularmente Eisenhower, lo hizo bajo el principio básico de que “…si no le había sido posible 

frustrar la toma del poder por parte de las fuerzas revolucionaria, al menos impedirían que esas 

fuerzas se consolidaran en el poder…”, para lo cual esa administración se concentró en desplegar 

todas las acciones imaginables para lograr sus objetivos.[26]


Dentro de ese período, y ya bajo la administración de J.F. Kennedy, se continuaron profundizando 

las acciones internas, la ejecución de la invasión de Girón, el Plan Mangosta, las bandas contra 

revolucionarias, junto a la Crisis de Octubre, que fue el resultado del interés y despliegue de todas 

las acciones dirigidas derrotar o  invadir a Cuba en gran escala.


Tales acciones contrarrevolucionarias internas se prolongaron con posterioridad al asesinato de 

Kennedy, hasta la derrota de la contrarrevolución interna en 1965.


El foco de la política norteamericana hacia la dinámica interna cubana, se comportaba como una 

cuestión de prioridad, lo cual no quiere decir que no se prestara atención por parte de Estados 

Unidos, al impacto externo que la revolución cubana podía tener, especialmente en América 

Latina. Razón por la cual, por medio del llamado Libro Blanco, particularmente, fue desplegada 

una ardua y agresiva campaña, dirigida a proclamar a Cuba como incompatible con el sistema 

interamericano y expulsarla de la OEA en 1962.


Sin embargo, todo ello actuaba como un complemento de la agresividad, pues lo fundamental, el 

carácter agresivo de esa política, estaba en la actividad contrarrevolucionaria armada interna, cuyo 

objetivo fundamental era aplastar sangrientamente el régimen revolucionario de Cuba.


De 1965 – 1986. Durante estos años que abarcan la parte final de la administración de Lyndon 

Johnson (1963-1969) hasta el comienzo de los dos últimos años de la administración de Ronald 

Reagan (1981 – 1988), es decir, hasta 1986, el activismo revolucionario externo de la revolución 

cubana, determinó que la política norteamericana, sin dejar de prestar atención a los asuntos 

internos de Cuba, se concentrara fundamentalmente en su presencia internacional. Las 

administraciones de Nixon (1969-1974) Ford (1974-1977) y Carter (1977-1981), fueron 

particularmente agresivas, en cuanto a seguir muy de cerca el activismo internacional de Cuba, 

prestando mayor atención a este foco externo de la política. Aunque Carter combinó esa 

agresividad, con la búsqueda de un entendimiento con Cuba.


La participación del Che en Bolivia, y la de Cuba en África, esta última reforzada a partir de 

1975; la ayuda cubana a los movimientos de revolucionarios en Centro América y su activismo 

en el Movimiento de los Países no Alineados y el Grupo de los 77, determinaron que el foco de 

la política en esos años se concentrara en la presencia internacional de Cuba. La Isla, a partir del 

comienzo de los años setenta, avanzaba, incluso económicamente y su situación interna no tenía 

atractivos particulares para tratar de desestabilizarla desde adentro.


Comenzaron así los condicionamientos que se le exigían a Cuba para tener buenas relaciones con 

Estados Unidos, consistentes en:


· Romper sus conexiones con la URSS.[27]
· Dejar de ayudar a los movimientos revolucionarios en general y en Centro América en particular.
· Retirar sus tropas de África.


Por supuesto, que tales condicionamientos representaban también una aceptación tácita de que la 

revolución cubana se comportaba como un proceso que presentaba un alto nivel de consolidación 

en lo interno, por lo que se consideraba que los esfuerzos fundamentales para derrocarla, habría 

que realizarlos en el plano de su accionar internacional.


Tales condicionamientos de la política, han perseguido siempre a Cuba, en sus relaciones con 

Estados Unidos, aunque fueron particularmente agudos a partir de la segunda etapa de la 

participación de Cuba en África, coincidentemente con el conflicto en Centro América y el 

liderazgo cubano en el Movimiento de los Países No Alineados y el fortalecimiento de la colaboración 

con la Unión Soviética. [28]


De 1986 al 2008. El comienzo de la segunda mitad de los años ochenta, marcó un período 

nuevo en la confrontación entre Cuba y Estados Unidos. [29] Acontecimientos tales como:


- El paulatino proceso de derrumbe del campo socialista y la caída de la URSS en 1991 y el resto 

de los Países socialistas.
- La crisis económica cubana, que comenzando oficialmente en 1989, ya había venido avanzando 

desde 1987, a partir de las dificultades que se manifestaban en el intercambio económico externo 

de la Isla, especialmente con el campo socialista y la URSS en particular.
- Las causas 1 y 2 por corrupción y narcotráfico, que estallaron en medio de la crisis económica de 

1989.En lo que se conoció  como el Verano Caliente.
- Las múltiples dificultades socioeconómicas internas que afectaron seriamente el nivel de vida de 

la población cubana.


La combinación entre las llamadas causas 1 y 2 y la situación provocada por la crisis económica 

interna, en particular, producían una valoración en las esferas de la política de Estados Unidos hacia 

Cuba, bajo una percepción que no daban oportunidad alguna de que la Isla lograría sobrevivir a tal 

situación. 

Se consideraba en las esferas políticas de la administración (concluía su mandato Ronald Reagan y 

comenzaba George Bush padre) que en Cuba había dos crisis internas, que se retroalimentaban 

mutuamente, una crisis económica considerada como irreversible y otra crisis en la esfera política, 

que tocaba a los más altos niveles del poder en la Isla. Lo que la administración de George Bush-hijo, 

pretendió exacerbar con su campana de que la más alta dirección del país estaba metida en el 

narcotráfico.


A partir de entonces, se concebía que el momento por el que Cuba atravesaba, era el más idóneo de 

los últimos treinta años, para producir el derrocamiento de la Revolución. Entonces, la negativa 

dinámica interna de la sociedad cubana, comenzó a ser el pivote sobre el cual comenzaron a girar 

casi todas las acciones de la política norteamericana, apoyándose esta en las medidas siguientes:


· Reducir a su mínima expresión la posibilidad de que Cuba hallara nuevos socios y mercados en 

el entorno internacional, impidiendo a toda costa su reinserción económica internacional.
· Aprobar la llamada Ley Torricelli, en 1992, que al mismo tiempo que eliminaba el comercio de 

Cuba con filiales de empresas norteamericanas en terceros países, logrado durante los años ochenta, 

proveía los pasos, mecanismos e instrumentos, para hacer avanzar la llamada “subversión pacífica 

interna”.[30]
· Se desataba una feroz campaña dirigida a demostrar que las más altas autoridades cubanas estaban 

enroladas en el narcotráfico, tratando de demeritar totalmente las fuertes medidas tomadas por el 

gobierno y el liderazgo político de la Revolución.[31]
· Ajustar la política norteamericana a la situación de emergencia que significaba el potencial 

derrumbe de la revolución cubana, fenómeno que debía producirse bajo el modelo de la Rumania 

de Ceacescu.[32]
· Mientras que la Ley Torricelli llegó en 1992 para frustrar el comercio internacional de Cuba, el 

paquete legislativo de la llamada Ley Helms Burton, tenía como objetivo esencial, frenar toda 

posibilidad de que Cuba articulase e hiciera avanzar las relaciones con el capital extranjero.[33]


Al mismo tiempo, se adoptaban las medidas necesarias para revitalizar la llamada “subversión 

pacífica interna”. Los temas de derechos humanos, democracia y economía de mercado, tomaban 

un papel central en las exigencias que se hacían y aún se hacen a Cuba.
· Con el advenimiento de la administraron de George Bush- hijo, y el derribo de las Torres 

Gemelas del World Trade Center, Cuba pasaba a formar parte del grupo de los sesenta “rincones 

oscuros del mundo”, acusada de participar en el terrorismo y por tanto, objeto de la más agresiva 

estrategia desatada por la política norteamericana, que solo recuerdan la agresión a Vietnam o la 

Crisis de Octubre.
· En el 2004, la denominada Comisión Powell producía el Informe  que orientaba como debía 

producirse la transición de la Isla, viéndose este posteriormente reforzado por la intervención de 

Condoleezza Rice. Otros intentos ya se habían hecho. Pero estos documentos contaban con un 

denominado anexo secreto y con la intención de acelerar el llamado proceso de la transición de 

Cuba hacia el pluripartidismo, la democracia liberal y la economía de mercado, bajo una estrategia 

de Cambio de Régimen en Cuba. [34]


A partir de entonces, se ha adueñado y fortalecido dentro de la política norteamericana, una 

percepción, que pone los asuntos de la dinámica interna de la sociedad cubana en el centro de 

las acciones, mecanismos e instrumentos para derrocar a la revolución. Existe entonces un 

inventario de asuntos, tal vez cambiantes hacia el futuro, sin los cuales el conflicto entre Cuba y 

Estados Unidos se nos haría hoy incomprensible.

 Tales asuntos a nuestro entender son: los siguientes:


1) El papel determinante que la dinámica interna de la sociedad cubana se observa continuará 

protagonizando la política de Estados Unidos contra Cuba.
2) La insistencia de Estados Unidos por perseguir la proyección externa de la política cubana, 

donde quiera y de cualquier signo con que ésta sea desplegada por el liderazgo político de la Isla, 

junto a la continua actividad de Estados Unidos por desprestigiar a la [35]revolución cubana.[36]
3) La actividad encaminada a la eliminación física del máximo líder de la revolución cubana.
4) El trabajo de los formuladores de política hacia Cuba, dentro de las administraciones 

norteamericanas, por mantener a nivel de instrumentos, de todos los dispositivos e instituciones, 

una matriz agresiva  única, de política para subvertir  a Cuba, promovida también a nivel 

internacional, en correspondencia con el proceso de internacionalización del conflicto entre ambos 

países.
5) El permanente accionar para endurecer la política de bloqueo contra Cuba, por medio de la 

persecución de los viajes, las sanciones y multas financieras, así como los obstáculos a las 

inversiones y a las relaciones comerciales. 

Es cierto que la Helms-Burton quitó al Presidente la potestad de manejar la política de bloqueo, 

trasladándola al congreso, pero la administración puede tomar medidas punitivas, como el 

endurecimiento de las condiciones del comercio, la restricción a las remesas y los viajes en ambas 

direcciones.
6) La continua alianza entre las administraciones norteamericanas y los sectores de la derecha 

cubano-americana, por hacer del congreso de los Estados Unidos, un instrumento de permanente 

legislación contra Cuba.
7) El permanente interés por profundizar el carácter transnacional de la agresividad económica 

contra Cuba.
8) El accionar de las administraciones norteamericanas por mantener y fortalecer a los sectores 

de extrema derecha de la llamada comunidad cubana en Estados Unidos, brindándoles las 

facilidades que les permitan agredir a la revolución cubana, tanto dentro de los Estados Unidos, 

como en el extranjero, conectándolos con la llamada disidencia interna en Cuba.
9) Mantener una permanente actividad de propaganda contra la revolución cubana, principalmente 

desde los dispositivos de mal llamadas Radio y TV Martí.
10) Estados Unidos se esfuerza continuamente por mantener una coordinación ideológica y política 

con sus aliados, especialmente los europeos, que más allá de las discrepancias respecto a la política 

hacia Cuba existente en el campo económico, los mantenga articulados a una estrategia política 

para subvertir a Cuba. Reforzando este mecanismo con la articulación de una política contra Cuba, 

dentro de la cual un grupo de ex países socialistas, que, liderados ahora por los checos y otros, 

desde el Parlamento Europeo, mantengan una perenne labor de hostigamiento contra Cuba a nivel 

internacional. [37]


La revolución cubana, lucha y tendrá que continuar luchando contra todos los escenarios 

anteriormente esbozados, tomando en consideración, además, que Estados Unidos se ha propuesto 

restaurar su ya afectada hegemonía y, sobre todo, recuperar los espacios perdidos en su histórico 

traspatio y que Cuba ocupa un lugar destacado dentro de esa estrategia agresiva.


Algo han cambiado las cosas desde que comenzó este conflicto, pero la agresividad continúa, 

aunque la maquinaria no haya logrado funcionar como Estados Unidos la diseñó. Cuba se ha 

defendido. Estados Unidos diseñó política contra Cuba para un mundo que, si cambiaba, a Cuba 

no le daría tiempo a sobrevivir para verlo. Pero resulta que hoy, es Estados Unidos el que está 

bastante aislado con su política hacia la Isla. Lo que se manifiesta en las Resoluciones contra el 

Bloqueo en Naciones Unidas. Cuba, por su parte, avanza, incrementando su capacidad de 

defenderse de manera integral. [38]


No obstante, hoy, la permanente tozudez de Estados Unidos por armarse, mantener la llamada 

guerra contra el terrorismo y haber activado recientemente la Cuarta Flota, para que se pasee 

por los mares del hemisferio, son el síntoma más evidente de las intenciones de la extrema 

derecha norteamericana hacia el futuro inmediato. 

Esperamos que los desafíos que Estados Unidos tienen ante sí, que son muchos y disímiles, 

los haga reflexionar acerca de la necesidad de rectificar o al menos moderar el rumbo.


Al ganar la presidencia en el 2008, el candidato demócrata Barak Obama, se abrió una nueva 

incógnita, acerca de cómo este podría manejar la política hacia Cuba. [39]Pero Obama no fue 

el peor momento para Cuba, como ya hemos explicado.

Cuando esa administración dejo la presidencia, entró Donald Trump, con una agresividad 

particular que aun sufrimos y que la llevó a planos estelares, produciendo la aceleración de 

la aplicación de la política de bloqueo, con 243 medidas contra Cuba, tomadas en tiempo record 

dentro de su administración. De tal modo, que las remesas, que casi nunca había sido tocadas, 

fueron eliminadas y la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, que nunca había sido 

aplicado, comenzó a funcionar. Por lo que la herencia dejada a Biden, parecía increíble de 

mantenerse.

Sin embargo, Biden que había compartido la política de Obama hacia Cuba, engañó a todos con 

su promesa de campana de que mantendría la política hacia Cuba de la administración, de la que 

había sido su vicepresidente. Sin embargo, haciendo caso omiso a una política que entonces ya 

consideraba como fracasada, Biden, no solo retorna a la agresividad de los peores años de las 

relaciones entre ambos países, sino que de modo casi inmediato se comporta peor que Trump. 

Habiendo seleccionado para ello el peor momento de Estados Unidos, tanto desde el punto de 

vista interno, como externo.

la situación de Cuba actualmente es en extremo difícil, dado que la Isla, además, transita por una 

coyuntura  económica muy compleja, en la que el bloqueo la atenaza más que nunca y que Biden 

aprovecha para trata de darle nuevos aires a la contrarrevolución interna.

Sin embargo, no tiene Biden la mejor situación para tirarse de nuevo contra Cuba, que lucha 

denodadamente para levantar su economía, paulatinamente supera la pandemia y disfruta de un 

nivel de solidaridad internacional, incluso interna en los propios Estados Unidos, como nunca antes.

Por lo que Biden, sufre las críticas por su política hacia Cuba, especialmente entro de su propio 

país y Cuba se defiende, avanzando en la superación de sus dificultades. Mientras que el Estados 

Unidos de Biden, cada día se hunde más en las incapacidades para solucionar su crítica situación 

interna y sufre los descalabros de su fallida política exterior, en la que su reciente retirada de 

Afganistán le ha dado un dolor de cabeza espectacular.

Biden, aquejado además de incapacidades físicas y mentales, no logra estabilizar al país económica 

política ni socialmente. Arrastra las contradicciones con los aliados heredadas de Trump, al mismo

 tiempo que se le achica el espacio en su histórico traspatio.

No se trata de jugarle a las esperanzas, sino de que realmente Biden parece estar repitiendo la misma historia con Cuba.

30 de noviembre del 2021.



[1] Se conoce que desde los años del comienzo de Estados Unidos como nación, cuando aún eran solo trece colonias en la costa este, ya se producían incursiones que trataban de ocupar territorio en la Isla.
[2] Tal vez con la excepción de Abraham Lincoln, sobre el cual, se desconoce que personalmente haya sostenido tal actitud respecto a Cuba.
[3] Se conoce de los esfuerzos del Libertador Simón Bolívar, al calor del Congreso de 1826 por enrolar a Cuba en los procesos de la Independencia Latinoamericana.
[4] El 19 de abril de 1898; pero en ella, mientras se consignaba la entrada de las tropas norteamericanas, sin embargo, no decían cuando se irían. Lo cual la convirtió en un instrumento de manipulación casi perfecto.
[5] Para ampliar sobre este aspecto, ver: Carlos Alzugaray, “Crónica de un Fracaso Imperial “, Editorial Ciencias Sociales, 2000, pp.47-69.
[6] Eisenhower se caracterizó siempre por el aquello de “Gatica María Ramos”, la que tira la piedra y esconde la mano”. Siempre interesado en tener la posibilidad de desmentir si se le acusaba de algo.  De él se conoce el término de las llamadas “razones plausibles”.
[7] Para ampliar ver: Esteban Morales, Revista Cuba Socialista No. 25, 2002, pp.4-6.La invasión por Playa Girón, fue diseñada por la administración de Eisenhower; Kennedy la recibió como herencia.
[8] En el breve espacio de que disponemos, solo podremos caracterizar a muy grandes rasgos tal continuidad de política, según las administraciones, sintetizando los aspectos más relevantes.
[9] Para ampliar, ver Esteban Morales, Cuba Socialista No. 25, pp. 9-10.
[10] Para ampliar, ver Esteban Morales, Cuba Socialista No. 25, pp. 12-13-
[11] Para ampliar sobre esto ver: Esteban Morales “Crisis de los Misiles o Crisis de Octubre”. Revista Contracorriente No. 20, 2004.
[12] Para ampliar, ver Esteban Morales, Cuba Socialista No. 25, pp. 15-20
[13] Para ampliar, ver Esteban Morales, Cuba Socialista No. 25, pp. 24-26
[14] Para ampliar Ver: Esteban Morales: ¿Crisis de los Misiles o crisis de octubre? Revista Contracorriente No. 20, La Habana, Cuba, 2004, pp.20-24
[15] Para ampliar Ver: Esteban Morales, “Crisis de los Misiles o Crisis de Octubre “, Revista Contracorriente No. 20, 2004, La Habana, Cuba, pp.20-22.
[16] Fidel Castro ha hablado sobre este asunto .Incluso tuve la oportunidad de participar junto a Senador George MacGover, y los profesores Fred Holbord y Richard Wallace en una conversación en 1985, en la que el jefe de la revolución se refirió a la Crisis de octubre, a insistencias de sus interlocutores, pero no dijo nada al respecto. Fidel Castro siempre ha tratado con mucho respecto a J.F.Kennedy. Para ampliar ver: Ignacio Ramonet. “Cien Horas con Fidel “. Tercera Edición. Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2006, pp.307-329.
[17] Cualquier análisis del Conflicto Cuba- Estados Unidos se hace incomprensible sino se va a eso tumultuoso e iniciales años.
[18] Tal parece que George Bush –hijo quisiera superar los límites, pero el contexto actual los impone y resulta más ruido que nueces.
[19] Se trata solo de asuntos puntuales, que no representaron nada para el mejoramiento de las relaciones entre ambos países, las que eran particularmente tensas entonces. Ese fue un momento en que se percibió como cercana la posibilidad de una invasión a Cuba.
[20] No obstante desde 1977 Fidel Castro tenía la preocupación de que las realidades políticas de Estados Unidos, a pesar de la actitud de Carter, impedirían normalizar las relaciones entre ambos países.
[21] Ver: Memorando, Robert Pastor, a Zbigniew Brezesisnky, Consejo de Seguridad Nacional, 8 de marzo de 1977, Washington DC.
[22] Cuba y Estados Unidos negociaron hasta el mismo año de 1980.Ver: Conversaciones, entre Petter Tarnoff  y Fidel Castro, 16 y 17 de enero de 1980.Dpto. de Estado Washington DC.
[23] Ver: Memo, Brezezinsky al Presidente Carter, Titulado: La URSS y Etiopia…31 de marzo de 1978, Anexo Clave, Washington D.
[24] Ver: Memo, 19 de marzo de 1977.Washington DC.
[25] Desde siempre Estados Unidos le “sacó las castañas del fuego “a las élites políticas en Cuba, de aquí la confianza que siempre tuvieron de que en Cuba no podría ocurrir nada, que cuestionara el poder de Estados Unidos de mediar siempre de una manera exitosa.
[26] Ver. Cuba Socialista, No. 25, pp. 3-6
[27] Esta exigencia era una falacia basaba en la apreciación de que Cuba era un satélite de la URSS, usándola para desacreditar a Cuba. Sin embargo, ellos sabían que Cuba tenía una política exterior propia. Ver: Nota Confidencial. Memorando de Análisis Presidencial, NSC-6, 23 de mayo de 1978, firmado por Zbiniew Brezesinsky, punto 5.
[28] A Estados Unidos le preocupaba especialmente la colaboración militar entre Cuba y la URSS en África.
[29] Para ampliar ver: Revista Economía y Desarrollo 34, La Habana, Cuba 1996, pp. 91-111.
[30] El comercio de Cuba con las filiales no representaba más de un 15 %, pero se trataba de productos que llegaban tarde, o no era posible obtenerlos en el mercado socialista. Se dice que la llamada Ley Torricelli encerraba el eclecticismo, de que al mismo tiempo que eliminaba el comercio, inducía medidas de acercamiento que permitieran desplegar el llamado Carril II.
[31] Las fuertes medidas adoptadas por Cuba contra ante el fenómeno del narcotráfico, con el fusilamiento de altos oficiales de las FAR y del MININT eran demeritadas; Se acusaba a los líderes de la revolución de estar enrolados en el delito y se desataba una fuerte campaña dirigida a desacreditar a Cuba.
[32] El derrumbe debía sobrevenir y se llenaron los hoteles de periodistas que lo esperaban. Rumania era el modelo que se avizoraba; el periodista norteamericano-argentino, Andrés Openhaimer, publicaba entonces, “La Hora final de Castro “.
[33] Pero la llamada Helms-Burton llegaba más bajo el síndrome del temor de que en 1996 ya la economía cubana había salido de la crisis económica, comenzaban a llegar las inversiones extranjeras y había que frenar a toda costa el proceso de reinserción económica de Cuba .De aquí que las amenazas contenidas en el capítulo del Trafico, para sancionar a los potenciales inversionistas y la amenaza de negar las visas a los empresarios extranjeros que negociaran con Cuba, formaban el contenido esencial de esta ley, especialmente promovida por la derecha cubano-americana y alentada su firma, dentro de la administración Clinton, a partir de la provocación que trajo como consecuencia el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate el 24 de febrero de 1996.
[34] Con tales medidas, la agresividad de la política norteamericana hacia Cuba ha retornaba a los peores momentos que es posible recordar y la Isla volvía a estar amenazada de sufrir una agresión militar por parte de Estados Unidos.
[35] A diferencia de lo que ocurrió en otras administraciones, la actual de George Bush hijo, no permite la más mínima disidencia respecto a la política hacia Cuba, habiendo logrando crear un dispositivo dentro del cual todos actúan en la misma dirección contra la Isla.
[36] La política norteamericana no ve con buenos ojos la labor humanitaria de Cuba en el mundo, comportándose ante ella, prácticamente, como algo amenazante para la hegemonía de Estados Unidos. De aquí los múltiples obstáculos que pone para que Cuba pueda desplegar esa labor.
[37] Los aliados de Estados Unidos, no lo siguen en la política de no tener relaciones economizas con Cuba. Esos son los casos particulares de Canadá, Inglaterra y otros, pero si comparten la estrategia norteamericana de hostigar a Cuba para hacerla cumplir los condicionamientos en terminas de derechos humanos, pluripartidismo y las llamadas elecciones libres.
[38] Los procesos que tiene lugar en América Latina han venido en auxilio de Cuba, que ya no está sola. Estados Unidos tiene que emplear sus fuerzas en muchas direcciones, ya no las puede concentrar todas en Cuba.
[39] Ver del Autor, Dossier La Jiribilla, diciembre del 2008. 

Publicado por Ernesto Morales

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2 comentarios:


javierboss26 de abril de 2012, 17:47

Hace unos días platicando con mi hermano surgió la duda ¿cómo empezó el conflicto entre cuba y estados unido? Aquí encontré una buena respuesta... Excelente blog.