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miércoles, 5 de junio de 2013

Disidencia y Contrarrevolución


Esteban Morales.
UNEAC

Decía José Martí que,  “Si la guerra es a pensamiento ganémosla a pensamiento”.
Existe hoy entre  los  que continúan  siendo revolucionarios, una  cierta  confusión sobre qué estrategias y tácticas  seguir  en medio de la confrontación ideológica que  se  presenta. 
Como es lógico, en el marco  de los cambios  que se están produciendo hoy en Cuba, existe un debate  acerca de  cuáles deben ser esos  cambios  y como se deben  realizar. Además,   también  han aparecido ideas  que pretenden orientar  tales  cambios hacia aquellos derroteros en los que el país debiera renunciar a las ideas socialistas. Algunos, al no lograr identificar los cambios con sus  perspectivas personales, o considerar que están al margen de ellos,  solo los toman en cuenta cuando les llegan. O simplemente aguardan por potenciales oportunidades que puedan desprenderse de ellos. Estos últimos, por lo general, no toman posición ante los cambios. Simplemente esperan sin definirse.
Se ha producido, además,  una  división   muy importante, que es  relativamente nueva,  entre los que quieren hacer avanzar al país hacia una sociedad  diferente en todos los sentidos en que se  considera deben  modificarla, salvando lo mejor que se ha  hecho. Y otros, no pocos,  que quisieran que todo continuara como antes, tal vez aceptando algunos cambios, aunque  más bien cosméticos,  nunca en profundidad. Creo que  tal división  es la que enmarca  la  separación  entre los que continúan siendo revolucionarios y  los que han dejado de serlo. Aunque además, de  estos últimos, algunos   todavía,  se encuentren en las  filas, incluso, a veces  ocupando  cargos importantes  en la estructura política, del estado y el gobierno. Conformando  así  una burocracia  que resulta tan peligrosa como la misma  contrarrevolución.
No obstante, se necesita  también tomar en consideración, que existen personas que pueden estar en contra de los cambios o simplemente apáticas,  porque no observan dentro de ellos los espacios que podrían beneficiarles. Tratándose entonces de unos grupos  a los que es necesario ayudar y esclarecer, porque al no tratarse propiamente de contrarrevolucionarios, son personas que resultan potencialmente aliados no esclarecidos, o más bien  que están dentro de una posición que no les permite identificar lo que está ocurriendo con beneficios potenciales para ellos.
Por ello, definir hoy a la contrarrevolución en Cuba, es muy complejo y  exige  clarificar bien  cuáles son las posiciones y actitudes de los  que reclaman un espacio en el debate nacional, o de los que, incluso,  permaneciendo callados,  observan para definirse.
Por eso, a mi juicio,  considero, que de manera beligerante, se ponen de manifiesto,  dentro del debate  actual,   las   posiciones siguientes:
-La posición  de los que  consideran es necesario   “cambiar todo lo que deba ser cambiado”, defendiendo mantener  aquellas direcciones del proceso socialista,  que han mostrado ser  objetivamente   efectivas.
-La posición de los que supuestamente continúan  siendo revolucionarios, donde quiera que se encuentren, considerando  que todo debe permanecer  igual, o realizar algunos cambios,  solo  cosméticos,  que no afecten sus  intereses de poder.
-La posición de los que  honestamente consideran  que el país debe cambiar sus derroteros socialistas,  pues estos últimos han mostrado ser un fracaso para  avanzar.
-La posición de los  que representan  a  la actitud  anexionista de siempre,  colaborando con  el  proceso de subversión hacia el  “cambio de régimen”, tal y como promueve la actual  política de Estados Unidos hacia  Cuba.
-Por último, También existen aquellos que no pudiendo apreciar  su espacio y oportunidades, dentro de los cambios existentes, observan expectantes para definirse.
En medio de este  espectro de posiciones e intereses,  se debe diferenciar  muy bien, en primer lugar, lo que es “disidencia” de los que es  “contrarrevolución”. Separando, al mismo tiempo, actitudes potencialmente  pacíficas, de las  que quisieran lograr  reclamar,  con las armas  en la mano, el cambio de poder. Pues ambas posiciones  están presentes en el ambiente político  que entorna los procesos de cambios hoy  en   Cuba.
En particular, la batalla a desarrollar  no  debe  llevarse adelante haciendo dejación de las categorías de la lucha a los adversarios. Púes hay que comprender que los verdaderos y legítimos “disidentes”  son  los revolucionarios, que frente a los errores cometidos, y los que se cometen aun, quieren  enmendarlos, para salvar el rumbo socialista de la Revolución Cubana.  Otros disidentes  también, quieren enmendar el rumbo de Cuba, pero para llevarla de nuevo hacia el capitalismo, o más bien hacia un espacio político, a veces no muy definido,  que supuestamente seria nuevo y beneficioso para la Isla;  pero sobre el cual no existe un modelo, o paradigma visible,  que  pruebe que eliminando el rumbo socialista se va  a llegar a un espacio político  que enmendaría todos los  errores y que resultaría en lo  mejor para Cuba. Sin embargo, estos últimos también terminan  deviniendo   contrarrevolucionarios, al tratarse de gente manipulada por la política norteamericana. Es que hoy, para ser revolucionario hay que ser anticapitalista. Una posición intermedia hoy no existe. 
 Para poner un ejemplo,   los miembros de la “derecha racial”,  quieren demostrar  que un cambio de  “régimen político”  en Cuba seria lo que eliminaría la discriminación y el racismo que aun sobreviven.
 Es cierto que el régimen político de Cuba presenta aun muchas deficiencias, graves, no pocas de ellas, pero pienso  que no sería precisamente eliminándolo,  que los negros y mestizos van  a estar mejor. Porque a pesar de todo lo que  resta por avanzar, ha quedado demostrado, que  los no blancos en Cuba, nunca  han  estado  en mejor situación  que ahora. 

Sin embargo, a todos esos  que desde una posición supuestamente “disidente pacifica” quisieran cambiar el régimen político en Cuba,  no se les debe  reprimir  físicamente, sino  presentarles  batalla  dentro de un debate que  los incluya y no que los aísle .Es que  disidentes , en realidad, son  todos los que quieren  mejorar la  realidad, pero dentro del socialismo;  se critica y no se  está  de acuerdo con muchas de las cosas que ocurren, o con algunos criterios oficiales, pero la mayoría no  reniega  de las ideas del socialismo.
 Creo es lo más inteligente, compartir los   espacios  de debate existentes.   Mientras  en los mismos no se desplieguen  acciones materiales o violentas para derrocar a la revolución, se debe  compartir y  debatir abiertamente en un espacio respetuoso, abierto y aceptado por todos.
 Tienen ese tipo de disidentes,  otras ideas sobre como deben ser las cosas en la  Cuba de hoy, pues debatir  es lo que se precisa. Entonces, si se trata de debatir, perfecto, pero si se  trata  de tomar  la calle, no es posible  regalársela. Hay que ser inteligente en la respuesta, pero no caer en ingenuidades, pues esta gente al  estár  en minoría, presentan la tendencia  de  unirse a los anexionistas de nuevo tipo y con  delincuentes comunes, que hoy están siendo  reclutados también, lo cual puede generar una situación muy peligrosa. Para el caso de Cuba, estos disidentes terminan por desembocar en la contrarrevolución, ya que no pueden liberarse de la tutela política norteamericana.
Sin embargo, es necesario entender,  que el verdadero camino democrático es,” mover todos los mecanismos de que se dispone, para que el ciudadano se sienta parte de un proceso de reconstrucción económica y política, que le  compete; es preservar ese proceso  de  debate de las desviaciones negativas  que todo  cambio puede generar. Al mismo tiempo que se prepara a la gente  para dar respuesta a las  sutiles acciones de subversión por parte del enemigo”
.
“Es decir, la sociedad cubana debe estar preparada para el proceso que hoy tiene  que encarar, lo cual significa hacer cada día más participativos  los mecanismos  a utilizar, de manera que  el ciudadano sienta que participa en las decisiones y que lo que está  ocurriendo  les afecta,  formando  parte de su vida diaria. De lo contario, se desentenderá de lo que ocurre, concentrándose en solucionar las dificultades de su vida cotidiana, individual,  que hoy  son muchas y agobiantes.”

 A tales disidentes, no  soy partidario de  tomarlos  presos, obstruyéndole sus actividades, siempre que estas  no sean agresivas. No obstante, es importante tomar en consideración, que  en cualquier lugar del mundo recibir financiamiento de otro país, organismo, gobierno  o institución extranjera, para atentar contra el orden imperante, es penado por la ley con fuertes condenas. Las propias leyes estadounidenses establecen sanciones verdaderamente altas para todo aquel que reciba dinero de otro país  con la idea de atentar contra la estabilidad del sistema norteamericano. Si Cuba  no ha  establecido esas leyes ni aplicado sanciones de ese tipo, es porque no puede  hacer otra cosa que tratar de ser benévola.

Lo que se debe hacer entonces es, promover  una  confrontación ideológica, que  sea realizada  con toda libertad en el contexto de la sociedad civil. Tal y como  ya ocurre   en  Espacio Laical, Revista Temas, Cofradía de la Negritud, Revista Criterio,  entre otros espacios, en los cuales participamos todos. Sin que ese proceso quede secuestrado por la intelectualidad. Pues se trata de  “debates”, que, lamentablemente se desarrollan  dentro del marco  de una combinación entre tolerancia y no aceptación. Mostrándose  aquí  una específica  debilidad del trabajo ideológico,  que también debería ser rectificada, por no estar acorde con el momento que vive el país. Es que esa  batalla no se puede librar a distancia, como si se estuviera en el   “Olimpo”, sino  mirando a las  caras y con las masas del pueblo exigiendo  cuenta, en lo cual la  prensa  cubana, las web, los blog  y todos los medios en general   tienen  que desempeñar una  función   que es vital.
Está demostrado que la contrarrevolución en Cuba carece de fuerza. Creo que esta ahora  más bien se expresa como disidencia anexionista o simplemente partidaria del capitalismo para Cuba. Aunque no perdería  la oportunidad,  cuando  se les brindase  la  ocasión,   para  crear  victimas  de terrorismo de estado. El cual es abiertamente practicado por Estados Unidos y sus Aliados, como  también es  promovido por muchos  de sus acólitos de la contrarrevolución miamense, que abiertamente a veces solicitan su ejecución. 
Esa disidencia, potencialmente  contrarrevolucionaria y terrorista,   pueden verse  fortalecidas  por  los errores que se cometan en su tratamiento. Aunque  muchas veces he dicho, y me lo creo,  que la contrarrevolución cubana no existe, murió al nacer, la política norteamericana la asesino; impidiéndole  contar con  legitimidad. Por eso no tiene programa, no tiene  una verdadera  estrategia, que no sea aquella  que  Estados Unidos le provee;  no tiene pueblo, no tienen verdaderos líderes. Mientras que a Cuba le  queda mucho de todo eso aun. Que sería  lo que se  perdería  sino  es promovido  un cambio  mentalidad al respecto. Las formas de  la lucha política han cambiado en estos más de 50 años  y los revolucionarios tienen que  adaptarse  a esos cambios.
La violencia y la represión, no son  buenas  armas  para combatir actitudes contrarias al régimen político existente, mucho menos tratándose de un régimen que tiene que ser revolucionario, si se propone  sobrevivir. Pues está demostrado que ello no hace sino agudizar las contradicciones y los odios personales  innecesariamente. Provocando además, contra los que practican tales métodos represivos, acusaciones de criminalidad, irrespeto por los derechos humanos y  por la democracia. Lo cual  no hace sino  afectar seriamente  la fortaleza y el crédito de las ideas que se desean defender. La vida  ha demostrado a muchos que, los “actos de repudio” a los que se marchaban del país;   los “ataques” a las llamadas  damas de blanco;  los “incidentes  violentos”, sobredimensionados o no,  la “represión física” practicada algunas veces, son actuaciones que se viran contra los que la practican  y  los   presenta ante el mundo e internamente,  como lo que en realidad no desean   ser. 
La contrarrevolución cuenta  con eso. Es una trampa a la que llevan: montan la provocación, buscan la respuesta represiva, la documentan con la tecnología que le suministran sus aliados, eso lo rebotan los medios, sin hablar de su vínculo con Estados Unidos, y se profundiza la demonización de la Revolución. Si no hay respuesta a la provocación, la trampa es otra: crece su espacio político y repartiendo dinero aumentan su caudal. Si se les  procesa por recibir financiamiento y apoyar la estrategia yanqui, esto  los conviertes en mártires.
Hoy ser revolucionario es también  defender la Constitución y sus leyes. Por imperfecta que la primera sea; porque  es la expresión concreta del Orden Revolucionario. Casi que "Con la Constitución todo, contra la Constitución nada”, lo cual no excluye su reforma.
Además, la violencia se hace  generalmente incontrolable, porque es  ejercida  como un acto individual, que depende de las  circunstancias en que se  vea  el que la está aplicando;  pudiendo reaccionar  peligrosamente  en defensa de su propia integridad. 
 En realidad,  la contrarrevolución  verdadera es aquella que proviene y es alimentada por los planes de Estados Unidos para  subvertir a Cuba. Toda aquella disidencia, que dentro del país, no comulgue con la política norteamericana,  es solo el  resultado legítimo de los  errores y  del debate que genera el proceso de cambios que el país está  viviendo. 
Este último debate es  sano para la situación social  y la estabilidad política interna, por lo que  debe ser promovido y no agredido, por la dirigencia política,   para hacer avanzar  la  masiva participación ciudadana,   en especial  de los intelectuales,  lo cual es  tan importante para generar el sentido de pertenencia que tanto  se necesita. 
No es posible  regalarles  tampoco a los adversarios, la democracia, como ya  se hizo  una vez. Mucho menos  los derechos humanos, a los cuales se les  estuvo  “temiendo”  durante no poco   tiempo. Ambos devinieron  y aun lo  son,   armas  de ataque contra la revolución. Cuando en realidad, el régimen   político cubano, no es menos  ni más democrático que  muchos  otros en el mundo;   y los derechos humanos se persiguen   en Cuba como esencia  misma de la obra revolucionaria. Pero sobre todo,  tales ataques contra  Cuba son una falacia,  cuando del lado opuesto del espectro ideológico, se practica la represión mas criminal e  indiscriminada contra los  pueblos, sin miramientos ni consideraciones humanas, en las naciones, supuestamente, más civilizadas. Por lo que considero,  que Cuba,  con todas sus imperfecciones,  ha resultado ser el proyecto  más humanista de los  realizados  hasta ahora. Millones de personas  en el mundo,  muchas organizaciones civiles y no pocos  Organismos internacionales, así  lo reconocen.
No obstante, se debe  tener siempre presente, que  la revolución realizada  en  Cuba, es un fruto humano y por tanto  imperfecto. Arrastra  en si misma todas las imperfecciones de los hombres y mujeres  que la  están haciendo y la actitud más inteligente  es entonces,  cambiar todo  lo que deba ser  cambiado, negar todo lo que sea necesario negar  y reafirmar todo lo que deba   ser  reafirmado. Por lo cual, aunque no  agradasen  algunas ideas, estas últimas  tienen que participar también en el debate por mejorar a la sociedad cubana actual;  porque esas ideas,  sean cuales  fueren,  son  también el fruto  de la dinámica social  cubana  y no  es posible negarse  o renunciar a  que sean debatidas .Es que  las ideas representan siempre,  los intereses, de grupos , personas o sectores de la sociedad, que hay que tratar  de considerar , para mantener los equilibrios que conforman la paz social.
Dentro de un proceso como el que hoy vive   Cuba,  es necesario detectar muy inteligentemente  quienes pueden compartir  las intenciones de salvar el socialismo, quienes pernoctan en la desidia y la ignorancia y quienes desean  arrastrar a la Isla , trayéndola  de vuelta al capitalismo;  el  que  estoy seguro,  siempre resultaría peor que un socialismo con imperfecciones, que hubiera que estar rectificándo continuamente. Por lo que la rectificación continua de todo lo que no resulte,   tendría que ser también  una voluntad permanente de  todos  los que quieren cambiar a Cuba.
La revolución cubana ya triunfo, porque ha hecho  prácticamente imposible que una contrarrevolución abierta el derrote. Por eso la contrarrevolución hoy se refugia fundamentalmente  en el nicho que la política norteamericana le ha construido,  aunque  también en las debilidades que todavía  tiene el proceso interno  para combatirla en los planos en que ahora se   presenta.
Creo, que aun  aceptando,  adelantadamente,   las   propias deficiencias, que sería siempre lo más inteligente, resta  todavía  un inmenso arsenal de ideas y realizaciones,  que  permitirán  defender la obra de la revolución,  al mismo tiempo que  se avanza  hacia   mejores espacios de  creación.

Mayo 31 del 2012.

1 Ver del Autor: “Los Negros Cubanos y el Régimen Político”, Havana Times, mayo del 2012.
2 Cuando hablamos de violencia, no debe haber dudas de que nos referimos al asesinato, el terrorismo y los sabotajes. (Nota del Autor).
3 Ver mi artículo sobre el “Cambio de mentalidad”.
4 Todos los estados sancionan la subversión, Título 18 del Código de EE.UU., “Delitos y Procedimiento Penal”, Sección 951. Describe la figura de “Agente al Servicio de un Gobierno Extranjero”:“individuo que actúa dentro del territorio estadounidense bajo la dirección o el control de un gobierno o funcionario extranjero”.Ley para el Registro de Agentes Extranjeros, Título 22 del Código de EE.UU.:Sanciones de privación de libertad de hasta 5 años y multa de hasta 10 mil dólares a cualquier persona que dentro de EE.UU. solicite, coleccione, sufrague u ofrezca contribuciones.



¿OBAMA TIENE QUE ENCONTRAR LA LLAVE SOLO?


Esteban Morales.
UNEAC.

En realidad no comparto  casi nada  la visión del  colega Edmundo García en su artículo  “Obama buscando la llave”.
No logro comprender las razones por las que Cuba debería enrolarse en tal situación,  que se representa a Obama con los prisioneros de la Base Naval de Guantánamo y mucho menos que Cuba  tuviera   que aceptar la presencia de esos prisioneros en la Isla. Me parece que ya es más que suficiente que Cuba no haya puesto obstáculos  para  que estados Unidos los trasladara hacia la Base. Decisión que respeto, pero que no comparto. Aunque  comprendo que oponernos hubiera sido muy difícil. 
No se trata de que Cuba nunca esté dispuesta a hacerle un favor a Estados Unidos, ya le hemos hecho unos cuantos;  sino de que ello es un paso político que tiene que ser valorado en toda su trascendencia.
¿Porque tenemos que hacerle un regalo semejante a Obama? Si Cuba está pagando el precio,  que no se ha ganado,  de estar en la lista de países terroristas? Y solo recientemente logro que uno de los Cinco  héroes  haya sido liberado de su prisión?
Me parece que sería hacerle una concesión al actual gobierno de Estados Unidos, que más bien podría ser interpretada  como una dadiva a quien no nos ha dado nada. Y ello puede ser mirado con sospecha.
 En mi opinión, tal  actitud   de parte de Cuba, que el Autor  espera que el país  asuma, solo podría ser  el fruto  de una negociación en la que Estados Unidos tendría que adelantar el paso de reconocer que es un error de su parte  mantener  a Cuba en la lista de países terroristas  y liberar a los cuatro héroes que aún nos quedan en las cárceles norteamericanas, precisamente por luchar contra el terrorismo ;  lo cual  ha sido un verdadero crimen que Estados Unidos no acaba de reconocer. Así si valdría la pena ayudar a Estados Unidos a salir del problema.Como bien reconoce el autor  del artículo referido,  Cuba cuenta con capacidad y experiencia suficiente para ello. Pero  la vida  nos ha demostrado  que Estados Unidos no da nada gratuitamente.
Lamentablemente, Ese tipo de actitud  que nos pide el Autor del artículo de marras, ya comprobamos el resultado  que tiene asumirla. Cuando el gobierno cubano entrego al FBI toda la información que tenía en su poder sobre posibles atentados y actos  contra la seguridad nacional de Estados Unidos, incluido  contra la presidencia, este último en lugar de perseguir a los terroristas,  hizo uso de esa información para  desatar una cacería   contra  nuestros agentes que luchaban contra el terrorismo  cubano-americano , agentes de los cuales precisamente  había venido la  valiosa información que el gobierno cubano le   había entregado al gobierno norteamericano.
Entonces, fue la deshonestidad, el engaño, la triquiñuela  y la ausencia de toda ética lo que funciono de parte del gobierno norteamericano. Es cierto que no fue Obama,  pero las   consecuencias del acto de Cuba,  mencionado,   han  sido lo suficientemente alesionadoras   como para no volver a repetir la experiencia. Comprobamos,  una vez más entonces, sobre todo, que la ética con que Cuba actúa, no es la misma con que Estados Unidos puede responder.
En tal ocasión, como ya nos tiene acostumbrado, por siglos,  Estados Unidos no actuó con limpieza ante el gesto de Cuba. Situación por la cual madres, hijos, hermanos, familiares en general,  han tenido,  hasta ahora,  que sufrir la  ausencia de sus seres queridos, por más de 15 años  y  aun no sabemos, hasta hoy, cuanto más tendrán que sufrir esas familias   cubanas.
Luego la actitud,  que el Autor de este articulo, pide que Cuba asuma ante el problema que se le presenta a Obama  ahora, con los prisioneros, en huelgas de hambre la mayoría,  en  la Base Naval de Guantánamo, puede parecer muy inteligente políticamente,  pero creo que  no se justifique. Más bien creo  que podría ser mal interpretado un gesto de tal naturalez.
Además, no creo que  sería  tan difícil  que  el Presidente Obama  terminara de romper  con el limbo legal  en que tiene a  esos  prisioneros en la base.
Han liberado a varios ya,  por no tener causa  con que  condenarlos;  no han sometido a juicios a los que tienen encarcelados, no acaban de solucionar el problema de un posible traslado a otros lugares del territorio norteamericano, porque se presentan  múltiples negativas;   las causas contra ellos no están clarificadas legalmente, al parecer no existen tales  para la mayoría; los maltratan, los vejan, los torturan, no respetan sus religiónes,  los someten a un régimen de campo de concentración nazi en el siglo XXI. ¿Porque  tendría Cuba que hacerse cargo de un problema que no creo? ¿Que ganaría con eso? ¿Por qué tendría Cuba que meterse en una negociación con Estados Unidos, para lograr satisfacer las demandas que solo Estados Unidos bien  podría  solucionar?
Además, Cuba no necesita darle a Estados Unidos  muestras  del carácter humanitario y consecuente de su política exterior y mucho  menos hacerle concesiones para que nos  perdonen  estar en la lista de países terroristas. 
Es el gobierno norteamericano el que tiene que solucionar el problema y no creo que necesite de la ayuda de nadie para hacerlo. Tiene en sus manos todos los elementos  para encontrar una solución.  Si no le  es posible, es porque ello  es fruto de una política exterior  fallida, agresiva, prepotente y carente de todo respeto a la dignidad humana. Que se continúa  practicando  diariamente en los mismos países de los que fueron secuestrados los prisioneros que están en la base.

Mayo 24 del 2012.

lunes, 20 de mayo de 2013

Los negros y el régimen político en Cuba


ESTEBAN MORALES.
UNEAC.
Hay negros y mestizos en cuba, que defienden la tesis de que un cambio de régimen político resulta necesario para mejorar la situación de este sector, no blanco de nuestra población, ante las dificultades  de estereotipos, discriminación y racismo que aun arrastramos.
Los negros y mestizos, durante más de tres siglos, sufrieron el embate de los estereotipos raciales, la discriminación y el racismo. Ningún gobierno republicano, salvo el gesto demagógico de Fulgencio Batista de darle espacio en las fuerzas armadas, hizo absolutamente nada por ellos.
Y no es porque se  ignoraba  la existencia del problema, pues Carlos Prio Socarras, durante su campaña presidencial, hizo un discurso en el Club Atenas, en el que se adueño de la causa de los negros, para al final, no hacer nada tampoco.
Los negros y mestizos, antes de la llamada guerrita de 1912, ya habían esperado  pacientemente, que las campañas presidenciales en Cuba, trajeran aparejada alguna mejoría de su situación.
Pero a pesar de que desde esa época ya representaban más del 30% de los votantes potenciales en la isla, nunca ocurría nada y terminadas las campañas, como he dicho tantas veces, todos volvían al “cuarto de desahogo”.
Solo la revolución  cubana, a partir de 1959, comenzó a preocuparse por los negros y mestizos  en Cuba y por los pobres en general.
Escuchar decir, que un cambio del régimen político actual beneficiaria a los negros y mestizos, lo único que produce es “lastima” hacia los negros que dicen semejante barbaridad histórica.
¿Qué significaría hablar de un cambio de régimen político en la Cuba actual? Entre otras cosas, ¿qué los que esperan en Miami retornaran a tomar poder en Cuba, trayendo nuevamente el racismo que domino en la isla antes de 1959 y que ahora allá practican  abiertamente en el enclave miamense?
Contra lo cual, hasta el intelectual negro Carlos Moore, partidario y promotor de la tesis del cambio de régimen, se ha proyectado tantas veces. Haciendo del intelectual mencionado un enemigo acérrimo de los blancos de Miami. Porque los sabe, en su inmensa mayoría, unos consumados racistas.
¿En qué lugar de este hemisferio, incluyendo a los Estados Unidos, que cuenta con la clase media negra más poderosa, los negros están mejor, respecto a sus históricas reivindicaciones  que en la Cuba actual?
¿Dónde está el paradigma, en el mundo de hoy, que justificaría decir que los negros en Cuba, si cambiara el actual régimen político de la isla, pudieran estar mejor? ¿Cuándo los negros en Cuba tuvieron derecho a empleos, iguales salarios, educación y salud gratuitos, para solo mencionar algunas de las cosas alcanzadas por ellos? ¿En  qué lugar del mundo actual, eso es una realidad masiva para los no blancos?
Es cierto que el régimen político en Cuba tiene aun muchas deficiencias e imperfecciones, que la riqueza no está todavía distribuida como aspiramos, que las posibilidades para acceder a las oportunidades no son aun iguales para negros y blancos; véase mi reciente artículo en Havana Times.
Asuntos que son precisamente los que hacen que digamos que la discriminación y el racismo existentes aun en Cuba no sean simplemente lastres históricos, sino resultados de esas imperfecciones que todavía la sociedad cubana no ha logrado resolver.
Eso es una cosa y otra es creer que tales imperfecciones se solucionarían renunciando al socialismo, que a pesar de sus dificultades, ha sido el único que ha logrado para los negros en cuba, lo que nadie, masivamente, en ninguna parte del mundo, ha podido lograr aun.
Luego de lo que se trata es de perfeccionar  y profundizar el régimen con el que hemos mejorado  nuestra situación social y no de eliminarlo. Lo contrario sería consuelo de tontos.
Obsérvese  la lucha de los casi 140 millones de afrodescendientes regados por América Latina. Para todos, los logros que hemos mencionado en Cuba, son metas para ellos a alcanzar todavía, asuntos que ya Cuba ha resuelto y que únicamente lucha por preservar y desarrollar.
Para estos que denominamos muchas veces, una “derecha racial”, en su supuesta lucha contra el racismo en Cuba, lo que ellos sostienen, no es más que una “careta”, detrás de la cual ocultan sus verdaderos objetivos, que no son más que mover el tema de la racialidad en la isla, como parte de la campaña política subversiva del  “cambio de régimen”, que defiende la actual  política de Estados Unidos contra Cuba.
Por lo cual, estos negros de que hablamos, no son, en realidad, luchadores contra el racismo y la discriminación racial en cuba, sino solo los “esquiroles”, la “quinta columna” de la actual política de Estados Unidos contra Cuba.
Para estos señores, sus afinidades principales, no son entonces con la lucha contra el racismo y la discriminación racial en Cuba, sino con la actual política de Estados Unidos contra Cuba,  tomando la cuestión racial solo como simple “sombrilla”  o cobertura.
Pues creo que estos señores, son lo suficientemente inteligentes como para haberse  percatado, hace mucho tiempo ya, de que su tesis acerca de que la cuestión racial cubana  podría solucionarse con un “cambio de régimen político en cuba” no se sostiene ni históricamente ni en sentido práctico político.
La inmensa mayoría de los negros en Cuba entiende bien esa situación y no se dejan llevar por los “cantos de sirena” que entona la derecha racial contrarrevolucionaria.
Estos negros, de la derecha racial, elevan a la categoría de luchadores contra la discriminación racial en Cuba, a negros que están en las cárceles por cometer delitos comunes.  También son aliados de las Damas de Blanco y fundan partidos y organizaciones para oponerse al gobierno en Cuba.
Se identifican con los intereses de la política norteamericana, para disfrutar el dinero de la AID y disfrutar de los privilegios que le concede la Oficina de Intereses de Washington en Cuba.
Ellos deben acabar de exponer a la luz pública cuáles son sus verdaderas afinidades políticas e intenciones y no pretender tomar el tema racial como bandera y cobertura de una lucha que en verdad no les pertenece, pues ellos son solo, en última instancia, defensores de que los partidarios del capitalismo vuelvan a dominar en Cuba, ese capitalismo, que nunca hizo nada por los negros y mestizos en la isla.

MAYO 18 DEL 2013.

miércoles, 24 de abril de 2013

OBAMA ESTANCADO EN LA POLITICA HACIA CUBA.


ESTEBAN MORALES.
UNEAC 
A pesar de mantener el bloqueo, se podían tener ciertas esperanzas,  porque Obama despego   innovador en  la política hacia Cuba. Hoy se encuentra estancado, en lo que  parece quiere que sea un callejón sin salida.
El presidente no logra captar la diferencia entre el caso de Allan Gross y el problema de los Cinco. Por lo cual  construye fantasmas,  con lo que visto objetivamente en sus diferencias  podría solucionarse sin que ello represente un p eligro para la seguridad nacional de Estados Unidos, ni para su prestigio. Pero Obama    está apreciando la imagen del problema Grooss-Los  5, atraves de un espejo  cóncavo,  que le hace ver todo exactamente al revés de cómo es.

Allan Gross es un error de Estados Unidos, que hasta este ultimo y su familia reconocen .Por eso responsabilizan a Obama  con su salida de Cuba. Los Cinco también es un error de Estados Unidos, pero no de Obama sino de la Justicia norteamericana. Cuando Obama tomo el mando ya otros le habían creado el problema. El problema de Gross se lo creo el mismo. Manteniendo a si un doble error, el que le regalaron y el que el mismo se busco. Pero no aprecia la diferencia y se enclaustra en la falsa apreciación de que darle la libertad a los 5  sería  una debilidad  que  afectaría la seguridad nacional de Estados Unidos.
Obama tiene que comprender, que es Cuba la que nunca podría parecer débil ante Estados Unidos. Porque entonces si pondría en peligro su seguridad nacional. Cuba no debate con Estados Unidos,  sobre otros que pueden estar presos como resultado de haber trabajado para Cuba. Pero insiste en el caso de los Cinco, ¿por qué? Simplemente porque Cuba sabe muy bien que los Cinco no estaban realizando ninguna actividad en la que peligrara la seguridad nacional norteamericana. Y eso, yo creo que Obama debe saberlo también. Y si lo sabe, está cometiendo un gran error. Sobre todo, cuando es  tan evidente, que el trato dado a los Cinco y sobre todo las condenas,   constituyen una mancha para la justicia norteamericana. ¿O será que lo mantienen engañado sobre el caso de los Cinco? Sino es un engaño,  entonces Obama  no tiene razón en que liberar a los Cinco    representa  un  peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos. Y  sin embargo,    si es  una oportunidad de liberar a Allan Gross  y al mismo tiempo quitarse de encima un problema que está afectando crecientemente el prestigio de Estados Unidos y el de Obama en particular, que se ha tomado el asunto como una prioridad de política.
Como ya he dicho, no se trata de un asunto fácil, pero Obama  equivoca  y al mismo tiempo,  sobredimensiona el  “dolor de cabeza”, pues este último no proviene de liberar a los  Cinco sino de  que,  como ya dije también, Obama  tome una decisión con el caso de Allan Gross cuando ya no haya remedio. Cuando ya sea demasiado tarde. Pues este señor es un hombre de más de sesenta años, con los achaques propios de la vejez  y llevando a cuestas, ya por tres años, la carga emocional de estar alejado de su familia.
No señor Presidente, no va a representar ningún peligro, ni siquiera un “dolor de cabeza”  liberar a los cinco y entregarle a Allan Gross sano y salvo a su familia. Lo que si va a ser un gran dolor de cabeza para usted es si toma la decisión correcta cuando  ya sea tarde.  ¿Con que argumento político Ud. se justificaría ante la familia de Gross  si eso ocurre? 
Por eso Cuba insiste en negociar  el caso,  sobre una base humanitaria y equilibrada para ambos. Porque estoy seguro que Cuba quiere que esa historia termine bien, sin triunfalismos de ninguna de las dos partes,  ni con supuestas ventajas políticas. Porque se está hablando de personas  que tienen  familias,  que sufren, unos  por la injusticia de condenas que no merecían, ya por 15 años  y el otro, por   la  incapacidad de un Presidente para comprender  que no sacrifica nada, al contrario gana, si actua con  inteligencia sensatez  y objetividad.
Además, no olvide Ud. Sr. Presidente, que ha convertido el caso de Allan Gross  en una prioridad de su política con Cuba. Siendo así, entonces se trata de algo para pensar a profundidad, como solucionarlo  y no para complicarlo. Sin olvidar tampoco que Ud., trazó  una estrategia de política, que ahora se encuentra estancada  en los vericuetos de un problema  que  responsablemente le digo, no sería tan difícil de resolver.
Recientemente, parecen haber actitudes de ambos lados,  que pueden significar la esperanza de terminar de entenderse. Veremos. 

Abril  22 del 2013.

lunes, 1 de abril de 2013

La Revolución Cubana comenzó en 1959


Esteban Morales.
UNEAC.
 Bajo un titulo carente de rigor histórico y objetividad, Roberto Zurbano trata de caracterizar la situación de los negros en la Cuba de hoy. Como  evaluador critico del tema que soy, podemos  compartir algunas de sus aseveraciones, pero no en términos tan absolutos  y mucho menos, con la carencia de  objetividad  con que estas se formulan. Tampoco las conclusiones a que  el Autor arriba.
Afirmar que “para los negros cubanos la revolución no ha comenzado”, no se sostiene,  ni aun   dentro de la compleja realidad cubana de hoy. Verdadera encrucijada  dentro de la cual, el país trata de  encontrar un modelo económico propio y sostenible, para no repetir los niveles de dependencia económica  que  soportó  por  tres ocasiones, (España, Estados Unidos, URSS) en menos de un siglo. Durante el periodo final (1960-1991) que resultó ser el más provechoso para la Isla, el tiempo no alcanzó para superar definitivamente las realidades de un país subdesarrollado.
Por tanto,  cualquier explicación de lo que hoy  tiene lugar  en Cuba con los negros,  pasa necesariamente por la comprensión más profunda  de esos periodos de dependencia y   de que en la Isla la pobreza fue también masivamente blanca, aunque  la riqueza nunca fue negra. Algo que arrastramos durante varios siglos, hasta llegar al triunfo revolucionario de  1959.
La población pobre cubana  fue beneficiada  a partir de una política social, extraordinariamente humanitaria, que combatió y aun combate la pobreza y la desigualdad hasta el mismo borde del igualitarismo.
Dentro de la realidad  social  generada  por esa política¸ negros y mestizos fueron sumamente beneficiados también. De modo que si hoy contamos con una masa importante de médicos, científicos ,  intelectuales  y obreros  calificados negros, se lo debemos a esa política social, que marcó profundamente a la sociedad cubana, durante sus más de  30 años de existencia  posteriores a 1959.
No hay que negar  que se cometieron errores;   uno de ellos, tal vez el más importante, fue no considerar el “color de la piel”,  como una variable de diferenciación social. El no considerar que por razones de sus diferentes puntos de partida  histórico, el negro, además de ser   más pobre, había sufrido por su condición de esclavo primero y de negro después, las desventajas que implicaba haber tenido que  soportar el racismo y la discriminación racial, que le situaban siempre en una posición de desventaja  ante la población blanca, aunque estos  últimos  también fueran pobres. Nuestra sociedad no  había sido  diseñada para que blancos y negros y mestizos  fueran iguales.
Ese lastre colonial  esclavista, no fue posible borrarlo en los años de revolución, a pesar de lo humanitaria y radical que esta haya podido ser. Es esta la explicación de muchas de las desigualdades y dificultades sociales  que aun arrastramos  y que la Revolución iniciada en 1959, trataba de solucionar.
A diferencia de lo ocurrido en 1962, en que el racismo y la discriminación racial se habían dado como resueltos, a partir sobre todo, de la segunda mitad de los años ochenta, se ha abierto una década,  con posterioridad a los procesos de crisis,  que  sacudieron a la economía cubana,  un debate  sobre el tema que crece continuamente.
La crisis económica  sirvió  para mostrarnos de que se había sido idealista al creer que el problema racial se  había solucionando o se estaba solucionando,  lo que  no se correspondía con la realidad. Las medidas económicas que se aplicaron para superar la situación económica, trajeron  a flote las diferencias y desigualdades, que a pesar de los avances, aun existían  y que habían permanecido ocultas, esperando momentos más propicios para reemerger.
Así se inició un nuevo periodo  de lucha contra el racismo y la discriminación, que fue el propio Fidel Castro el que lo abrió con sus discursos en los congresos de pedagogía y de la UNEAC   y su  intervención  en la  iglesia  de Nueva York en Harlem. El  Máximo  Líder se percataba  de que lo   tratado con insistencia  en sus discursos de marzo de 1959,  no había quedado resuelto.
Entonces, fue el propio  líder de la revolución  el que reabrió el tema  y a partir de entonces, comenzó  un nuevo debate, ya más  comprensivo de donde habían estado  las fallas de la política social, que no había  podido eliminar el racismo y la discriminación racial. Se iniciaron nuevas investigaciones, se analizaron las  experiencias    y como  nunca antes  desde 1959, se comenzó a escribir críticamente sobre el tema, que comenzó por abarcar  el mundo intelectual¸ creándose  comisiones  en diferentes  instancias,  PCC, UNEAC, Biblioteca Nacional, proyectos comunitarios, etc.
 Emergieron varios  centros de debate y  encuentros científicos, producciones cinematográficas, cursos académicos. Existe en la UNEAC una comisión con carácter nacional, que trabaja en la promoción del tema racial desde la cultura, lo lleva a  debate  a  las provincias  del país  y ya ha promovido su discusión en la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en dos ocasiones.
El gobierno no pone obstáculos a esos debates  y formas de acción,  todo lo contrario, los apoya y promueve. En realidad, lejos de mantenerse oculto el tema, cada día más, es objeto de discusión en diferentes ámbitos del trabajo intelectual, comunitario e incluso político. Pasando paulatinamente a convertirse  en un debate de toda la sociedad cubana.
Desde la UNEAC se despliega un amplio proceso de coordinación  para introducir el tema en la escuela, las universidades, así como también para mejorar las estadísticas y que estas  recojan con más precisión la cantidad de  negros y mestizos en distintos sectores y su situación económica. Se trabaja también  para aumentar el conocimiento sobre la presencia de los líderes y patriotas negros en nuestra historia, por medio de monumentos, jornadas  conmemorativas y  su adecuado tratamiento en los libros de texto, para lo cual se trabaja fuertemente  en la reformulación de la enseñanza de la historia nacional 
Por todo lo anterior, podemos decir que  hemos pasado a un periodo  en que el  tema racial se trata a todos los niveles.
Todos los implicados en este proceso quisieran avanzar más rápido, pero el tema es difícil y acumuló años de atraso en su tratamiento. Sin embargo, se  van  articulando  todos los factores que deben intervenir  y cada vez el compromiso  práctico de  colaborar y la participación  es mayor. Bajo la conciencia de que se trata de un problema  que nos afecta a todos.
Ningún gobierno anterior a 1959 hizo nada por los pobres  en general, ni por los negros en particular. Más bien los gobiernos precedentes, gobernaron  el país para el beneficio de unos pocos, con todos  los mecanismo e instrumentos de una administración neocolonial, que mantuvo el racismo y la discriminación racial,  la corrupción y la pobreza, desplegando el modelo de explotación y control, que Estados Unidos  había diseñado  para la Isla.
Habría que  padecer    una ignorancia de la  história  extraordinaria, para pensar que un cambio de  liderazgo político en Cuba pudiera beneficiar a los negros. Un pensamiento como ese solo puede provenir, como lo dice el titulo del artículo, de alguien que piense que “para los negros la revolución cubana no ha comenzado aún”.

Marzo 29 del 2013.

1 New York Times, 23 de marzo del 2013. USA.






lunes, 11 de marzo de 2013

EL HUGO CHAVEZ NUESTRO


Esteban Morales
UNEAC

Si me preguntaran, ¿qué les  dejó Chávez  a los  revolucionarios de hoy? Diría que nos dejó un nuevo modelo de revolucionario. 
¡Cuánta  falta  nos  hace hoy en  un nuevo  modelo de revolucionario! Un revolucionario que no parezca nacido del tronco de  una ceiba, sin familia, sin esposa, sin hijos, que prodigue amor públicamente,  que no separe al político del ser humano, que sea capaz de reír , sufrir y llorar, que sea padre, hijo, hermano, esposo,  que sea como el hombre común que se equivoca  y rectifica  y no tenga  a menos mostrar públicamente todas esas facetas de su personalidad, que lejos de hacerle perder el respeto de su pueblo, lo acercan más a él. 
Chávez demostró que  para ser revolucionario no hay que ser marxista ortodoxo, ni ateo, ni tener un esquema ideológico infalible, ni odiar al enemigo sobre todas las cosas. Que todas esas fuerzas  sería  preferible emplearlas  en amar al ser humano.
Que la mejor forma de derrotar al enemigo es con amor. Es tirándoles encima todo el amor que puede generar un pueblo al que no se les dice “haz lo que yo digo y no lo que yo hago “. A un pueblo que se le dice “hacer es la mejor manera de decir “.
Chávez  demostró, que lo más importante para ser revolucionario, no es ser experto en política, ni saberse  las obras de los  clásicos  de memoria, sino llevar dentro un ser humano integro, distribuidor de afectos, cariños, reconocimientos  de lo humano, respeto por los demás, sensibilidad por la desgracia ajena.  Chávez nos enseñó que  lo más importante en política no es prometer riquezas, ni siquiera llenar las manos de ellas, sino  llenar de esperanzas reales y realizables el corazón de los demás. No es que Chávez haya dado tanto y solucionado tantos problemas en poco tiempo, sino que el pueblo adquirió una confianza, que  no diferencia lo que recibió  de lo que sabe  que puede  recibir de sus  propios  esfuerzos.
Porque Chávez no repartía peces, sino enseñaba a pescar;  porque no repartía panes, enseñaba  a producirlos,  porque no pregonaba esperanzas, enseñaba los caminos para hacerlas realidad. Porque simplemente no prometía, llevaba la promesa en las manos.
¿Cómo explicar que los actos de despedida de Chávez hayan resultado ser  los más concurridos realizados  a un jefe de estado en este hemisferio? Esto solo se explica por su propia personalidad de hombre sencillo, amoroso, respetuoso, que desplegaba un trato hacia su interlocutor que lo hacía sentirse persona atendida, inmediatamente querida y apreciada,  como si la amistad hubiese comenzado años atrás, mucho  antes de conocerse.
 No había en su trato un átomo de hipocresía  de atención por mera consideración política. La política en Chávez, no tenía personalidad propia,  estaba dentro de la relación personal  amistosa, como parte consustancial   al trato humano, familiar, preocupado, que desarrollaba con su interlocutor. Lo cual explica  que aun personas que no podrían  nunca ser  consideradas como políticamente cercanas, lo apreciaran y respetaran como hombre, más allá de diferencias políticas e ideológicas. 
Es que Chávez en su relación con los demás,  allanaba el camino  para intercambiar sobre cualquier asunto por muy complicado y controvertido que  este pudiera ser. Por lo cual, en la conversación, afloraban con claridad los puntos comunes y los de controversia, sin necesidad de ocultamientos o subterfugios de ningún tipo.  No hay noticias, de que  en ninguno de los diálogos que desarrolló, surgieran nunca discrepancias, puntos de vista, contradicciones de opinión que no hayan podido ser discutidas e incluso resueltas.  Parece que para Chávez, existía la profunda comprensión, de que en un mundo amenazado por tantos peligros,  razonar de común sobre estos, era una  plataforma  infalible para entenderse con cualquier interlocutor, más allá de ideologías, intereses  nacionales, limitantes o contradicciones de cualquier tipo,  siempre que se apelara a la naturaleza humana, a la parte positiva, que no pocas veces es posible encontrar. 
Chávez tenía todas las características del hombre capaz de ganarse la confianza de su interlocutor, de las masas y aun de los que no compartían sus ideas, ni hubieran seguido sus programas. Pues el respeto que inspiraba, por la fuerza de sus convicciones, la sinceridad, la  lógica aplastante de su discurso,  la pureza de sus ideas, abierto, carente de trastiendas  ni de segundas intenciones, hacía  imposible no sentir respeto por él, ante el peligro implícito entonces de no respetarse uno mismo. 
Por ello considero, que la fuerza  más impactante de la personalidad de Chávez consistía en que  ponía a su interlocutor y al pueblo, ante la obligación de respetarse a sí mismo. Por lo que una persona  que no siguiera su  ética, su sinceridad y el respeto  por lo demás, con que Chávez se comportaba, inmediatamente quedaba descalificada  para entenderse con aquel hombre , que sin proponérselo explícitamente, exigía de los demás  ni más ni menos, que lo que exigía de sí mismo. Y lo que exigía de si mismo era demasiado alto  para no corresponderle.
No es difícil entonces entender, que Chávez no ha muerto,  sino que se ha multiplicado; que sus ideas y su ejemplo se expanden, penetrando en las vidas de millones de venezolanos  y de millones de personas en el mundo, que lo ven como un camino a seguir. Generando esa bella consigna de “Yo también soy Chávez “.
Por eso digo, que en medio de este mundo plagado de peligros, Chávez nos legó con su ejemplo, el modelo de revolucionario  que nos puede guiar hacia la solución de los problemas, hacia los niveles de  solidaridad, amor y de confianza que debemos generar para salvar al mundo, del hambre, de la destrucción  ambiental, del holocausto nuclear.

Marzo 8 del 2013.

jueves, 28 de febrero de 2013

CUBA: LOS RETOS DE SU COMPLEJA IDENTIDAD CARIBEÑA.



Por Esteban Morales.-
UNEAC.
ALGUNOS ANTECEDENTES.-
Cuba era un país racista antes de 1959, como herencia del régimen colonial esclavista implantado por España hasta finales del siglo XIX. El racismo se fortaleció bajo  la intervención de Estados Unidos en la isla durante los primeros años del siglo XX y los gobiernos republicanos y dictatoriales que gobernaron al país. La revolución que triunfa en 1959,  heredó por lo tanto ese problema como uno de los más complejos de la sociedad cubana y a pesar de la amplitud de la política social que ha llevado a cabo durante más de cincuenta años, los negros y mestizos aún están en desventaja con los blancos en muchos aspectos y persisten manifestaciones de racismo en una parte de la población cubana.
La sociedad cubana, con una proporción importante de sus habitantes negros y mestizos, estaba integrada hasta el año 1959, por un minoritario sector económico  poderoso, una exigua clase media y una gran masa de trabajadores y campesinos pobres. Los negros y mestizos, ocupaban las peores posiciones en la sociedad, eran los de menor  acceso a la riqueza y los de más bajo nivel de vida. Los negros en particular, integraban la masa de los más pobres, desatendidos y eran los más discriminados por el color de la piel
Hasta mediados de los años ochenta del siglo pasado,  el problema racial fue  casi  siempre abordado bajo el  temor de provocar una división social, eludiendo el análisis de sus  componentes,  lo que no ha  permitido resolver el racismo existente y   fortalecer consecuentemente, la identidad  cultural  y nacional. Por estas y otras razones históricas, se encuentran hoy personas en Cuba, que no desean  escuchar y hablar sobre el tema.  Históricamente, raza y unidad de todos los cubanos, han formado una dinámica muy negativa, que ha retrasado el tratamiento del racismo, como un asunto que la sociedad debe solucionar, por miedo a que ello afecte la unidad de todos los cubanos,  ante las necesidades de supervivencia de la nación. En medio de todas las encrucijadas que esta ha tenido que atravesar.  

Ya  en enero  de  1959, Fidel  Castro,  abordaba el problema del racismo, calificándolo como una lacra a extirpar del cuerpo de la sociedad cubana. Sus discursos reclamaban  justicia para los negros y mestizos sobre todo,  en el plano laboral pero también en el  social y cultural. Sus planteamientos  provocaron preocupaciones en algunos y alegrías en otros. Para  los negros y mestizos representaron la esperanza de que el asunto comenzaría a solucionarse, pero en algunos casos, fue  uno de los motivos para abandonar el país, previendo el proceso de radicalización de la revolución Ello evidenció  la sensibilidad de un problema, para el cual  una buena  parte de la sociedad cubana de entonces, no estaba preparada para asimilarlo.
No obstante,  partir de esas declaraciones, se comenzó a producir un cambio político  sustancial,  para la población pobre de Cuba y dentro de ella, para los negros y mestizos. Se crearon  oportunidades de todo tipo nunca antes conocidas por ese sector de la sociedad: trabajo, educación y salud gratuitas, un amplio sistema de seguridad social y  mejora de las condiciones materiales de vida.  Por primera vez  de modo masivo, los negros aparecieron en todos los sectores  laborales y pudieron acceder a las universidades y demás centros de estudio. Algunos desempeñaron cargos estatales y pudieron participar en general en la vida social,  económica y cultural  del país. 
A pesar de desarrollar  una política social de  altísimo contenido humanista, existían problemas que  limitaban el aprovechamiento de las oportunidades que la revolución abría  a los negros y mestizos: la pobreza también había sido masivamente  blanca, pero la riqueza nunca había sido negra y los puntos de partida históricos  de blancos negros y mestizos eran muy diferentes, lo que ponía ese grupo en desventaja para alcanzar las oportunidades que la política social brindaba. El color  de la piel  por tanto, continuaba operando como una  solida variable de diferenciación social que con independencia  de la existencia o no del  racismo, agravaba en última instancia, la situación de negros y mestizos. Esas diferencias no se tomaron en cuenta al elaborar la política social. 
De manera voluntarista se declaró en 1962, que el problema racial estaba resuelto y el ambiente social que comenzó a prevalecer y la política social igualitaria, de múltiples oportunidades para todos, produjo una mejoría considerable de los niveles de vida, también para  negros y  mestizos. En medio de esta situación las organizaciones en las que se agrupaban los negros y mestizos, comenzaron a desaparecer. A  partir de considerar que no eran necesarias, ya que el nuevo estado y la dirección gubernamental revolucionaria, habían tomado en sus manos la defensa de los intereses que ellas defendían. Al pasar de los años se discute si fue correcto que  los negros y mestizos  decidieran disolver esas organizaciones y pusieran en manos del  gobierno la lucha por lograr el lugar que le correspondía dentro de la sociedad cubana. 
Se vivió  un largo periodo dentro del cual, dejó de percibirse por muchos, la cuestión racial como un  problema  que frenara el desarrollo social de los negros y mestizos  como había ocurrido anteriormente.  A tal ambiente contribuyó la creación de organizaciones sociales, políticas y de masas, en cuyos estatutos no se incluían limitaciones por motivo de color de la piel. 
La declaración de Fidel Castro en el discurso de clausura del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba en 1975, en que se proclamó a Cuba como un país afro latinoamericano, la  colaboración médica en África,  la participación de Cuba en la Guerra de liberación en Angola, la creación de escuelas para niños africanos en la Isla de la Juventud, conjuntamente con las campañas en relación con la igualdad social, también contribuyeron a un ambiente, en que la cuestión racial se vio como un asunto en proceso de superación. Juntos los cubanos,  con independencia  de su color y  procedencia social, compartían las tareas revolucionarias, comenzaban asistiendo juntos a los círculos infantiles, a la escuela, a la universidad, a la preparación militar y juntos compartieron la lucha contra los ataques terroristas y militares proveniente de Estados Unidos. 

Todo ello tendía a generar una nueva cultura de colectividad y solidaridad, lo que  genero una  situación  que contribuyó a dar credibilidad al discurso oficial  de que en Cuba no había problemas raciales, lo cual no quiere decir que ello  fuese totalmente aceptado. Una parte  exigua de la intelectualidad negra, alertaba sobre el hecho de que el  problema racial no había desaparecido, que se continuaba viviendo dentro de una hegemonía blanca, que el concepto de cultura que se estaba defendiendo no correspondía aun a lo que los negros y mestizos debían lograr,  pero el ambiente político  prevaleciente,  no compartía  esas preocupaciones, ni contribuía  a su discusión dentro de la sociedad cubana.
Muchos  ciudadanos, en particular negros y mestizos, estaban conscientes de que todos los problemas no estaban resueltos, sin embargo, el nivel alcanzado en la vida económica, social y política, hasta la primera mitad  de los años ochenta, dibujaban un claro y esperanzador escenario en el que Cuba se aproximaba a un nivel óptimo de soluciones en todos los planos de la vida interna.
Es decir, el triunfo de la Revolución en 1959, trajo a parejado también un fuerte proceso de rescate de la  identidad nacional y cultural del país. Que lo hicieron avanzar hasta un nivel que le permite hoy enfrentar la solución de los retos históricos  de su identidad caribeña  y latinoamericana.
CUBA Y LAS NACIONES DEL CARIBE.
Las   naciones del Caribe, a pesar de la voluntad  expresa  de integrarse,   presentan un conjunto de retos, que van desde los problemas de la  falta de complementariedad de sus economías,  las dificultades de transportación, un turismo que las empuja más  a la competencia que a la cooperación, idiomas diferentes, las conexiones con sus antiguas metrópolis, control  de sus economías por parte de Estados Unidos, etc.
España  durante el siglo XVI dominaba el Caribe Insular. Pero después lo fue perdiendo,  hasta que le quedaron solo Cuba y Puerto Rico. Estas últimas islas  las mantuvo hasta finales del siglo XIX,  cuando ya Estados Unidos, nación imperial emergente, comenzó a disputárselas. Un continuo batallar entre las intenciones de Estados Unidos por tener a Cuba, las ansias inglesas por poseerla y las intenciones de España por mantenerla,  caracterizaron todo el siglo VXIII y XIX. Pero  la partida no fue decidida hasta finales del siglo  (1898) en que  Estados Unidos, valiéndose de los más sutiles ardides,  se apropió de ella, comenzando  la aplicación del modelo  neocolonial que le había  prediseñado.
Estados  Unidos   había  formulado  política respecto a Cuba entre 1805 y 1823, su teoría del  “destino manifiesto”  anticipaba lo que ocurriría cuando la Isla se independizara de España. Pero no  estaba dispuesto a esperar  tanto, por lo que en no menos de siete  ocasiones, trató de comprar La Isla a España u obtener la autonomía para ella. La tozudez española lo impidió, aunque Estados Unidos continuó con su plan de apoderarse de Cuba, arrebatándosela a España.  Aunque entonces  no estaba en condiciones de hacerlo, pues ella misma estaba  consolidándose como nación, cosa que no logró hasta finales del siglo XVIII. 
Cuba estaba  muy cerca geográficamente del nuevo imperio americano emergente y  muy lejos de España,    pero el primero  no disponía de flota marítima para lanzarse a la aventura de apoderarse de Cuba, por lo que asediado también en su empeño por Inglaterra, prefirió i continuar preparando las condiciones.
Hacia 1826, Bolívar hizo sus intentos de enrolar a Cuba  en los procesos independentistas latinoamericanos,  pero la entonces  fiel y reformista Isla de  Cuba no estaba preparada para ello. Estados Unidos también se había preparado provisoriamente, dotando a su llamada “doctrina de la fruta madura”  con  un corolario que  la complementaba: “mientras Cuba no fuera de Estados Unidos, no podía ser de mas nadie”. Razón por la cual ante la acción bolivariana,   Estados Unidos declaró, alto y fuerte,  “que lo que ocurriera en Cuba era como si estuviese ocurriendo    en la boca del Mississippi”. No olvidemos que en el pensamiento   geopolítico   dominante de  la época, la Isla de   Cuba aparecía como el  resultado de la sedimentación de las arenas del Mississippi  en el Golfo de México.
En realidad, Cuba era parte del Caribe,  objetivamente  lo formaba, pero su destino como nación y la formación de su identidad, quedaron  fuertemente  enmarcados  dentro de la potencia colonial española, que deseaba mantenerla eternamente, las fuertes apetencias imperiales de Estados Unidos  y  las ansias de Inglaterra, que ya había logrado ocupar parte del país,  entre 1762 y 1763.
En la historia de Cuba, para esta época, el Caribe solo  aparecía en términos de las cosas que compartía con Cuba,  histórica y geográficamente: el sistema colonial, la plantación, la trata negrera, la esclavitud, la masiva procedencia de África de su  población  y  ciertos contactos, que la industria azucarera  le  hacía compartir con el Caribe Insular más cercano. Que no son pocas cosas, porque constituyen una plataforma histórica de identidad  común  importante. Sin embargo, políticamente, Cuba quedaba totalmente atada a los designios de las dos potencias imperiales que la dominaban;  España y Estados Unidos.
Pero a partir de que la cultura y la identidad nacional cubana comenzaron a  perfilarse,  hacia mediados del siglo XIX,  todos los rasgos caribeños quedaron subsumidos dentro de  un triangulo de fuerzas  formado por  la identidad blanca española y  la fuerte penetración  norteamericana, sobre todo después de la intervención  entre 1898-1902, diluyéndose  el  aporte de la población de origen africano y con ello, la participación del Caribe en la formación de la identidad cubana. A este grupo poblacional,  prácticamente no les tocó nada en la distribución del poder que Estados Unidos lideró.  .
Estados Unidos había comenzado a penetrar en la vida cubana  mucho  antes de que esta última quedara liberada de la tutela  política española.  Hacia mediados del siglo XIX ya la economía cubana era controlada por Estados Unidos de un modo  que  había convertido a la Isla en su neo colonia. Faltaban nada más que forjar  el éxito de las presiones políticas, que harían saltar definitivamente a Cuba a las manos de Estados Unidos. Esto ocurrió entre 1898 y 1902.
Es por ello  que la  identidad caribeña cubana  resultaba  sumamente compleja. Algo así como el componente que no terminaba  de emerger, porque las dos identidades más poderosas, la española y la norteamericana, la mantuvieron siempre aplastada. Fenómeno  del cual  la identidad cubana también tenía  que ser rescatada. Pues ambos componentes (negros) de la identidad cubana,  resultaron  víctimas del  mismo proceso.
En resumen, son  varios y bastante complejos los procesos   que tienen que producirse   para que la identidad caribeña  acabe de  afianzarse   como un  componente  de la identidad cubana.
  1. Entre el régimen colonial  esclavista español  y la intervención norteamericana, que no comenzó en  1898, sino mucho antes, dotaron a Cuba de una identidad donde el Caribe aparece solo en el trasfondo  negro de la identidad cubana. Dotando  a la Isla de una identidad, donde lo caribeño tiende a aparecer  subsumido, aplastado.
  2. El propio cubano,  en particular   los  negros,  consideraron  siempre al negro caribeño como un  individuo  de segunda categoría. Una negra o mestiza cubana raramente formaba familia con un negro haitiano o jamaicano;  mucho menos  una blanca cubana, que apenas lo hacía con un negro cubano. Un blanco cubano no se casaba con una caribeña, en casos raros lo hacía con una negra cubana. Aunque el caribeño fue paulatinamente asimilado  y asimilándose como cubano, se mantenía cierta segmentación. Que no era más  que  parte de la propia segmentación de los negros y mestizos en Cuba, pero que afectaba de manera especial al llamado antillano.
  3. Los gobiernos cubanos neocoloniales discriminaban al antillano, ofreciéndole cierta aceptación solo por la importancia que tenían como brazos para la industria azucarera. Prácticamente durante los primeros 30 años de la república, los obligaban a regresar  a sus países de origen, una vez  concluidas  las  labores de la zafra azucarera.
  4. Los antillanos,  soportaron  siempre  las más brutales condiciones de explotación, los peores  empleos y salarios,  condiciones de vida, prácticamente equiparables a condiciones de esclavitud. Con ellos las condiciones del  trabajo  esclavo, prácticamente se mantuvieron hasta bien entrado el siglo XX. Situaciones perfectamente visibles en las provincias de Camagüey  y Oriente. También en Matanzas.
  5. En términos de identidad caribeña, Cuba es el país menos caribeño de todo el Caribe. Del mismo modo en que resulta el país menos latinoamericano de toda América Latina. Eso obedece  a que el componente indígena  apenas sobrevivió, España mantuvo la esclavitud del negro mas allá de lo concebible  y la intervención norteamericana  aplastó la formación de una identidad   que quedara integrada    de manera  equilibrada por todos sus componentes. Lo que existe en Cuba es la voluntad política de ser latinoamericanos y de ser caribeños,  pero las condiciones bajo las cuales se forjó nuestra identidad  contradicen   nuestra pertenencia  real al Caribe y a América  Latina. Tales identidades tienen que ser forjadas, en realidad  no existen.
  6. La conciencia que tiene hoy  el cubano de ser caribeño,   funciona como un espejismo, que no se identifica directamente con  costumbres, realidades, sentimientos, ni  casi  con expresiones concretas. Sino  más bien  con una   voluntad de serlo. Porque se intuye que lo somos, pero sin mucha capacidad de señalar  hacia nada que nos lo concrete.
  7. En medio de esa situación, el tratamiento dado durante muchos años a la cuestión racial, que llega hasta nuestros días, ha perjudicado mucho  la conciencia de ser caribeños, pues aun no queda claro  ni qué es   la conciencia racial cubana propiamente dicha.  Aun la definición de nuestra propia identidad racial, se debate en medio del racismo y la discriminación racial  todavía existente. El  negro  fue siempre y ha sido el ingrediente de nuestra identidad   nacional  precisamente mas negado y excluido 
  8. Uno de los  máximos  y más destacados   esfuerzos, durante los años de revolución,  se ha realizado en Santiago de Cuba, que  si  cuenta con un Centro de Estudios del Caribe, una revista  y un festival anual. Pero no resulta  suficiente, pues no se trata de algo que abarca  a todo el país. Bajo  la cobertura  de reconocer  que Santiago  es la ciudad  más caribeña de Cuba, el resto de la Isla vegeta en los marcos de la desatención del tema. 
  9. Existe también El Centro de Estudios del Caribe en Casa de La Américas. Con una destacada labor en el ámbito latinoamericano y caribeño. Dirigido por la Dra. Yolanda Wood.
  10. Otro esfuerzo importante es el de Rigoberto López, con su Muestra de Cine del Caribe y africano, junto a los eventos que cada cierto tiempo desarrolla. El resto de los cineastas, a penas aparecen en estas actividades. Como si el interés cultural, cinematográfico,  así como la conexión África-Caribe,  pudiera ser un acto aislado.
  11. Se han producido pocos libros sobre  el  Caribe, pocos  artículos y los eventos científicos sobre el tema escasean. En los Festivales nacionales de Ballet, salvo por  la presencia de Cuba, El Caribe  apenas aparece. Los festivales de música caribeña están casi ausentes. La música caribeña, con excepción de la Steel  Band  y cierta música procedente del Caribe continental, apenas se escucha  o comercializa en Cuba.
  12. La cultura del Caribe en Cuba es desconocida y no es promovida. Pero es que la africana tampoco. De qué modo se puede     generar la actitud hacia el Caribe que se necesita para integrarnos, si el Caribe no se conoce en Cuba. Existiendo solo una conciencia elemental,   no fundamentada ni alimentada, de que Cuba es una Isla del Caribe.
  13. Solo Puerto Rico  es identificado  por el cubano común, de manera elemental  como parte del Caribe.
  14. Milagros Martínez   en La  Universidad de La Habana  lidera, junto a la profesora Digna Castañeda,  un Grupo de Estudios del Caribe,   pero   este  tampoco logra abarcar todas las necesidades del tema. Ni parece contar con el apoyo institucional necesario. Pues nunca ha podido cuajar en un Centro de Estudios, que de coherencia a los esfuerzos que se hacen. Cayendo el tema caribeño en el mismo nivel de desatención que sufren los estudios raciales en la Universidad y la Educación Superior en general. Tratándose  de  temáticas  que  ambas entroncan  con la cuestión  afrodescendiente. Otros temas, como los estudios europeos, asiáticos, latinoamericanos, incluso africanos, han tenido mejor suerte dentro de nuestra política científica nacional.

En realidad, no estamos haciendo nada nuevo o que  simplemente  no  debamos hacer,  si trabajamos  por  fortalecer nuestra identidad caribeña, por  rescatar  lo que nos une al Caribe, porque se trata de un componente de nuestra propia  identidad  que no está concluida.
Hace falta realizar esfuerzos mayores, más  reconocidos por el gobierno cubano y más institucionales,  para que el Caribe ocupe en Cuba  el lugar que le corresponde. Defender nuestra identidad caribeña  es  acercarnos al vértice histórico que mas inmediatamente nos vincula con África,  con la población afrodescendiente dispersa por el mundo, sobre todo si entendemos los continuos intentos coloniales, ya históricos, tanto de España como de Estados Unidos,  por des africanizarnos y por blanquearnos. Entonces,  fortalecer  ese espíritu dentro del  cuerpo  de la nación, es defender  el componente de nuestra identidad que nos peculiariza y que nos hace fuertes   para compartir, en igualdad de condiciones,  en particular,  con la hispanidad, que siempre fue hegemónica y que aun se bate en retirada por serlo. De lo contrario podemos continuar siendo la Cuba a que nos empujaron durante siglos: una  cuba  blanca.
En los marcos del Caribe hay que defender su unidad dentro de la diversidad. Tratándolo como uno y diverso  al mismo tiempo, que es donde radica su fortaleza como región económica y cultural del mundo. Lo contrario sería  permitir su balcanización, ofreciendo la oportunidad de que las potencias imperiales, apoyándose en las diferencias que presenta,  lo dividan,  evitando que se  logre la verdadera integración, que solo será  real y factible si se logra respetando la  diversidad  caribeña como algo endógeno  y no como un obstáculo a la propia  integración. La región de conjunto  posee todos los recursos naturales, de biodiversidad y humanos, para constituirse en una región, que junto con América Latina, devenga en una potencia mundial.
No hay otro modo de presentarnos ante el mundo,  o ante cualquier parte del,  que  como la Cuba que lucha aun por fortalecer su verdadera identidad. No se puede decir que la hayamos ganado aun totalmente,  pero el solo hecho de reclamarla todos los días, en todos los lugares y de todas las formas posibles,  ya nos convierte en lo que verdaderamente  debemos ser: cubanos completos. Mezcla de españoles, africanos, caribeños, asiáticos.
Ahora que Cuba presidirá la  CELAC  hay que tratar de aunar todos los esfuerzos internos  para dotar  a  los estudios caribeños,  de una plataforma  académico-científica;  que permita un avance  mayor en el orden del conocimiento del Caribe. Los acercamientos e intercambios culturales deben proliferar;  fundar un Centro de Estudios del  Caribe en La Habana, que en coordinación con el existente en Santiago de Cuba, y el de La casa de las Américas,  produzca libros, promueva más el conocimiento de los países que  integran el Caribe.
Si de verdad  queremos hacer un buen trabajo,  no se trata simplemente de cuatro cubanos  o caribeños brillantes,  haciendo magníficos  informes   en la CELAC, sino de mucha gente, que las tenemos, generando una amplia producción intelectual y cultural  que apoye  una política sistemática  sobre el tema caribeño y  la  integración.  Pues no se trata de simplemente  de generar política, por muy brillante que esta pueda resultar, porque  las   políticas, finalmente,   se agotan  en su propia ejecución, sino de construir una buena plataforma científica y cultural,  para  generarlas   continuamente.

La Habana, febrero 25 del 2013.