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martes, 2 de febrero de 2016

Los nuevos retos que se abren


Esteban Morales Domínguez
UNEAC

A principios  del 2009, iniciada la administración de Barack Obama, hablábamos de su estrategia de política hacia Cuba. Algunos creían que era solo más de lo mismo, yo no.
Acorde  con  nuestra hipótesis, decíamos que  el nuevo presidente de los Estados Unidos  había dividido el bloqueo en dos.
Mientras  todo lo que del bloqueo tenia  directa relación con la sociedad civil, con el hombre y la mujer de a pie en Cuba, Obama trataba de flexibilizarlo, tal y como comenzó a hacer  durante el primer semestre del 2009, al abolir las medidas restrictivas que Bush (hijo) había impuesto a Cuba,  sobre remesas, paquetes, visados, etc.  Todo lo que del bloqueo tenía relación directa   con la conducción política y la administración del país, es decir, con el gobierno, Obama presionaba hasta lo indecible. Destacándose las medidas de sanción financiera impuestas a varias instituciones bancarias,   como la de 8,000 millones de dólares al Banco Paribas francés,  por haber tenido relaciones con Cuba. Desde la prohibición del bloqueo de utilizar el dólar en las transacciones económicas de Cuba, no habían   existido medidas financieras tan brutales  contra nuestro País.
Obama fue  extremadamente consecuente con el bloqueo, en cuanto a todas aquellas sanciones que implicaban poner al gobierno cubano en la situación más difícil, en medio de la  crisis económica que está viviendo  el país y  que la sitúan en la posición  más compleja para sufrir la brutal agresividad   de la política norteamericana
Pudiéndose decir, que Obama fue consecuente en explotar las medidas del bloqueo para agredir a Cuba, hasta que finalmente, en medio de las negociaciones con Cuba, comprobó que se trataba de una política que ya no daba más. Que toda la política de aislamiento seguida por más de cincuenta años no había dado resultados. Por eso, el 17 de diciembre último, en la práctica, calificó la política seguida hasta entonces como fracasada.
 Pero, ¿qué ha variado de la política de Obama hacia Cuba, la estrategia, la táctica? Yo aprecio, que en realidad, esencialmente, ninguna de las dos.
 Diría que ni la estrategia ni la táctica de la política norteamericana hacia Cuba han variado.
1-      La estrategia de Obama continúa siendo la misma,  subvertir a Cuba, trayéndola nuevamente  a la “sombrilla”  de la política norteamericana.
2-      El bloqueo se mantiene, bajo la promesa de una futura negociación con el congreso de los Estados Unidos, que lo eliminaría. Ese proceso llevara tiempo.
3-       Obama continúa utilizando el bloqueo como un mecanismo de presión contra Cuba, ahora con  una “zanahoria de nuevo tipo”, en la misma medida en que este se mantendrá, teniendo como objetivo  central apreciar el comportamiento que tendrá Cuba en el resto de  la agenda de  negociaciones. Aliviando ese espacio de tiempo con medidas de prerrogativa  presidencial,  como lo son admitir el uso de tarjetas de crédito, ampliar las remesas a 2,000 dólares trimestrales, permitir cierto comercio, ampliar las categorías de viajes sin licencia, permitir la importación de ciertas tecnologías, colaborar económicamente con la propiedad privada en Cuba;  permitir ciertas líneas de comercio  de  exportación, etc. Cuba entonces, podrá sentir que todas esas medidas presidenciales irán suavizando el dogal del bloqueo, hasta que este sea eliminado por el congreso. He ahí porque decimos que este  funcionara junto a una   especie de una “zanahoria de nuevo  tipo”
No  es tampoco  difícil observar,  que Obama tomará un conjunto de medidas económicas dirigidas a  romper lo que él llama la dependencia que  la sociedad civil  tiene, del estado cubano.
El punto clave en que la política actual de Estados Unidos será diferente  a  la política anterior. Obama   negociará con el gobierno cubano, utilizando una amplísima agresividad diplomática, que ya se comienza a ver,  dirigida a un restablecimiento de las relaciones diplomáticas, de modo que esto le   permita  estar lo más cerca posible del proceso de transformaciones  que la Isla está viviendo, dirigiendo sus  acciones  a arrebatar de manos del liderazgo cubano la conducción de  los cambios que Cuba está obligada a realizar  y   orientando estos últimos  hacia los intereses de Estados Unidos.
Razones por las  cuales,  ha programado su actual agenda política con Cuba, de modo que se logren  los resultados esperados siguientes:
1-       Mantener a Cuba  luchando denodadamente por lograr el levantamiento del bloqueo, pero en medio de un escenario político nuevo, dentro del cual la Isla no está habituada a combatir.

2-      Transcurridos más de cincuenta años de revolución y habiendo padecido el pueblo cubano  todas la dificultades por la que Cuba ha atravesado, ¿a quiénes les va a parecer mal que Estados Unidos, adopte medidas para mejorar la economía cubana, ofrezca mayores oportunidades a los ciudadanos, otorgue facilidades concretas para mejorar el nivel de vida de la gente, y se obligue al gobierno cubano a conceder más libertades y democracia?
3-      ¿Qué cubano se opondría recibir más remesas, tener una relación fluida con sus familiares en Estados Unidos, obtener más facilidades de visas, recibir más turistas norteamericanos, intercambiar más con la sociedad norteamericana y  tener más oportunidades para relacionarse económicamente con Estados Unidos?
4-      ¿Quiénes se opondrían a tener internet y  facilidades para adquirir   equipamiento  que los pusiese a la altura del desarrollo actual  de la tecnología de la información?
5-      ¿Quienes se opondrían a recibir apoyo a los cuentapropistas, ayuda al propietario privado, recibir  facilidades para importar y exportar hacia Estados Unidos?
Obama ofrece muchas facilidades,  que no dejan  de levantar sospechas  y temores acerca de cuáles son sus verdaderas intenciones;  pero ni de temores ni  con sospechas la gente solucionará sus problemas.
Los que se opusiesen a una política como esa podrían quedar como tontos.
Entonces, el centro de la estrategia contra Cuba permanece; el bloqueo y   la táctica no ha variado, continúa siendo la misma que a principios  del 2009, aunque más ampliada y reforzada para  mantener  a la sociedad civil cubana en el centro de la estrategia de subversión de Estados Unidos.
Así y todo, Cuba deberá negociar seriamente y con sinceridad con Estados Unidos, aprovechando todas  las oportunidades que nunca ha tenido de normalizar sus relaciones  con ese país. Aun frente a todos los retos que encierra ese proceso, si Cuba lograra sus propósitos, tendría mucho más posibilidades de salir adelante, que si Estados Unidos se decidiera a mantener lo que ya es posible considerar como  la vieja política.
La lucha que ahora comienza será larga y difícil, llena de retos internos y de  exigencias políticas, como nunca antes, que no se podrán  solucionar fácilmente. Mucho menos,  como ha ocurrido recientemente, dejando de darle  prioridad en el noticiero nacional a las recientes medidas de Obama, mencionándolas solo someramente  al final de la emisión.
Cuando nos permitimos esto último, no estamos más que haciendo el ridículo. ¿Hasta cuándo vamos a continuar  con  esas “bufonadas” de nuestro aparato informativo? Pues todo el mundo sabe,  que ante medidas  de Estados Unidos, como esas, de manera inmediata están entrando al país  miles de llamadas desde Miami;  los  que tienen internet  explayan la noticia con rapidez  por medio del correo electrónico, se recibe la información  por TELESUR y se capta  de las  emisoras internacionales, que entran en Cuba,  como “Pedro por su casa “. Con lo cual lo único que se hace es erosionar la credibilidad del gobierno, algo que resulta  tan peligroso en medio de la situación que hemos comenzado a vivir  desde el 17 de diciembre del 2014. Es por tanto el manejo de  la información, uno de los retos más importantes que enfrentamos.
No podemos seguir dándonos  el lujo de continuar arrastrando  un conjunto de deficiencias a las que en múltiples ocasiones se  ha  referido  mucha gente  ya ampliamente. Bastante se ha  alertado sobre algunos problemas que debemos solucionar.
Yo diría que el tiempo  se nos ha agotado. Ahora,  en todo caso,  lo que antes era solo un frente de batalla  interno, se nos ha convertido en dos. La lucha contra nuestras propias limitaciones y deficiencias, junto a  los desafíos  de  tener a Estados Unidos dentro.

16 de enero del 2015.








Un balance con aspiraciones y esperanzas de continuar: primer aniversario del 17D



Esteban Morales Domínguez
UNEAC

Hemos cumplido el primer año de una iniciativa histórica, promulgada  por ambos gobiernos. Aun nos puede parecer un sueño haberlo logrado. Se trata de un acontecimiento que muchos han disfrutado. Aunque tampoco  han faltado las preocupaciones. Sobre todo, de los que han vivido en las “entrañas del monstruo”.
Después de más de  cincuenta años de  tensas, agresivas y peligrosas  relaciones entre Cuba y Estados Unidos, Obama presentó su iniciativa de lo que pudiéramos llamar, el comienzo  del desmontaje de   la vieja política y el  inicio de las que pudieran ser nuevas relaciones entre ambos países. El presidente Raúl Castro asintió. No tenía otra cosa que hacer, después de 18 meses de negociaciones  en que ya se habían logrado  los acuerdos preliminares. No era Cuba  la que debía quitarle de encima a Estados Unidos  una política agresiva de más de 50 años.
Pensamos  que comparado con el lugar donde estábamos, hasta hace muy  poco tiempo,  hemos avanzado bastante. Estados Unidos ha reconocido a Cuba como interlocutor, respetando su soberanía e independencia. Lo que no tiene precedentes en  la historia de nuestras relaciones.
Ambos países se han sentado a la mesa de negociaciones  sin los condicionamientos históricos  que obstaculizaron siempre  ese paso, los que incluso llegaron a frustrar las negociaciones que se desarrollaron durante el periodo de la Administración de James Carter.
Obama varió inteligentemente la ruta crítica, proponiéndonos  primero tener relaciones  y sentarnos a  negociar después.
No obstante,  los condicionamientos continúan existiendo,  aunque  estos  han dejado de funcionar como obstáculos inmediatos para que ambos países  hayan tomado el camino de los acercamientos. Sin dudas, las negociaciones  van avanzando, aunque todavía se muevan más por las ramas que por el  tronco. Pero no  hay que desesperarse, para llegar a la sustancia de los problemas que nos han  enfrentado  por más de 200 años,  aún falta mucho  tiempo.
Sin embargo,   ya existen relaciones diplomáticas entre ambos países,  Obama trató de apurarlas, para llevarlas a la Cumbre de Panamá, pero se establecieron al ritmo que Cuba exigió. Primero tenían que sacar a la Isla de la lista de países promotores del terrorismo. Se  trata de relaciones bastante normales, tenemos de nuevo  embajadas en La Habana y  Washington. Es posible decir que   para dos países entre los que durante mucho tiempo no se concebían posibles aproximaciones, es bastante. Pues antes  primaba solo la agresividad, la desconfianza, el temor  y hasta el peligro de “irse a las manos”. Creo que  ello es  suficiente para sentirnos  optimistas y hasta  relativamente tranquilos también.
Ya ese solo hecho ha servido para generar un cierto ambiente político, en que a pesar de las dificultades y obstáculos  que aún permanecen, nos llena de esperanzas  de que con la voluntad mostrada hasta hoy  por ambas partes, se  pueda  continuar avanzando.
Los encuentros bilaterales han funcionado sobre la base de  la profesionalidad, el respeto mutuo y la intención de encontrar soluciones que nos  permitan avanzar. Parece que hay voluntad política para hacerlo y no debemos perder el  tiempo.
No es poco lo que se ha negociado. Correo directo, narcotráfico,  vuelos comerciales, medioambiente, aspectos de seguridad marítima, fraude  migratorio, telefonía  e internet, reglas para las embajadas, etc.
Sin embargo, durante el año, No se ha avanzado en ninguno de los asuntos que son claves para Cuba: bloqueo, devolución de la base naval, agresividad mediática y compensación por daños.
Sobre el   primer  asunto, ni siquiera es  posible decir  que las medidas adoptadas por Obama en enero y septiembre de este año   hayan servido  para aliviar la situación de Cuba frente al bloqueo, mientras este espera a que el Congreso lo levante. A  pesar de que, como ya hemos mostrado fehacientemente,  Obama posee  más que  suficientes   prerrogativas  presidenciales para erosionarlo. No obstante y a pesar de eso, deja el asunto al  Congreso, al que le ha pedido eliminarlo y ahora lo reitera, lo cual no  causa  buena impresión.
Además, Obama no levanta la prohibición del uso del dólar, tampoco suaviza las reglas del sui generis  comercio que continúa disminuyendo. No levanta la prohibición al ciudadano norteamericano  de  hacer turismo en  Cuba;  no libera al   capital norteamericano para que invierta en Cuba;  mientras que sí trata de empoderar al mediano y pequeño inversionista, estableciendo algunas reglas un tanto enrevesadas para facilitar el comercio  con  el aún incipiente sector privado.  Esas  medidas que no ha tomado y que podría hacerlo, son las   que contribuirían a un  avance real de la economía cubana. Sobre todo, si el reto fundamental de la Isla es  tratar de hacer avanzar su nuevo modelo económico.
Sin embargo, Obama libera  el correo, favorece el crecimiento de las remesas, libera los vuelos comerciales, aumenta el contenido de los paquetes que pueden ser enviados a los cubanos desde Estados Unidos, amplía las categorías de visados  para que los norteamericanos viajen a Cuba, , tendiendo también a mejorar otros aspectos que tienen que ver con medio ambiente, narcotráfico, seguridad marítima, ya mencionados y la vez,, aumenta  el financiamiento a  la disidencia.
Es decir, si nos fijamos en cuáles son las cosas que Obama tiende a facilitar y las que aún  no facilita, no es difícil percatarnos de que apoya con vehemencia todas aquellas medidas que lo colmarían  de una aureola favorable ante la sociedad civil cubana, mientras que presiona  de manera negativa  y  fuertemente, contra  todos aquellos aspectos que facilitarían al liderazgo político cubano avanzar en sus planes de fortalecer la economía estatal y concretar la formulación del nuevo modelo económico. Tal y como ha hecho con las  brutales multas impuestas a la banca internacional.
Por eso, a pesar de que hemos avanzado en el año transcurrido,  lo cual es innegable, también lo es , el que su estrategia de política continúa siendo la misma  que fue diseñada a principios del  2009:  utilizar el bloqueo como instrumento de presión , dividiéndolo en dos: con zanahoria  tratar  a la sociedad civil; mientras que con garrote,  tratar  al gobierno cubano.
Razón por la cual, mi actitud desconfiada,  ya desde entonces, continúa teniendo  una base sólida de sustentación. Desconfianza que incluso se ve   afianzada  cuando tratamos de respondernos algunas preguntas:
¿Por qué permanece  como espada de Damocles la posibilidad de que Obama continúe presionando sobre la banca internacional  contra Cuba?
 ¿Por qué   continúa sin utilizar las prerrogativas  presidenciales que  le permitirían aliviar a Cuba los dolores del bloqueo?
 ¿Por qué  no libera al inversionista norteamericano para permitirles invertir en Cuba?
¿Por qué no libera la utilización del dólar?
¿Por qué continúa la propaganda negativa contra Cuba a través de emisoras de radio y televisión que tienen la finalidad de transmitir para la Isla, 
¿Por qué continúa la asignación de dinero para la disidencia y las presiones contra  el sistema político cubano?
Y más recientemente,
 ¿Por qué Obama sujeta su visita a Cuba a la condición de poder hablar con la disidencia?

Diciembre 22 del 2015

La Ciencias Sociales cubanas: algunos de sus desafíos



Esteban Morales Domínguez

UNEAC


No pude  asistir al Debate sobre las Ciencias sociales,  convocado en la Casa del ALBA, que tanto me habría gustado, porque tenía programada una conferencia que no debía  cambiar. Me gustó mucho lo que  me informó mi querido amigo  Valdés Paz. Pero no pude estar.

Tal vez este sea mi muy  modesto aporte  al debate,  que considero debe continuar infinitamente. Y  por cuya iniciativa felicito a mi  también  viejo  amigo Bell  Lara,  de FLACSO.

Quiero  hablarles  de   algunos asuntos  que me habría gustado plantear en la discusión. Han sido estos   un continuo “caballo de batalla” de mis   incursiones en ese campo durante los últimos 30 años, cuando me percaté de que no valía la pena  quedar siempre atrapados por el análisis coyuntural, que realmente no permitía hacer ciencia. A continuación resumo algunos de ellos.

1.- Hemos tenido una gran tendencia de  dogmatismo al absolutizar,  como si solo el marxismo fuera la única ciencia, negando los aportes de las ciencias burguesas. Lo cual  es como  negar al propio  Marx, que muchos  admiramos y  al que tanto respeto le debemos. Él se apropió de  aquello que le era consustancial a sus propósitos científicos y en su obra Crítica de la Economía Política,  extrajo y evaluó todo lo que le precedió. Su obra cumbre “El Capital”, es la mejor muestra de ese proceder.

2.- Olvidamos que la ciencia es ciencia,  venga del contexto ideológico  de donde venga;  lo demás es dogmatismo, o en el mejor de los casos, ideologización de la ciencia. También es apología, en la cual  no pocos  hemos caído; o  en algunos casos, en  aportarle bases de  justificación  al quehacer de  la política. Muchos  políticos, aunque no lo piensen así, frecuentemente son impulsores de ese dogmatismo. La ciencia no se mide  por su procedencia, sino por los objetivos con que se le utiliza.

3.- La ciencia,  a su vez,  tiene que ser predictiva. Ciencia que no predice no es ciencia. Y tratándose de nosotros, predecir es cuestión de vida o muerte. Esto es muy difícil,  siendo  lo que llevo tratando de hacer en los últimos 30 años de mi vida; actitud con la que  he llegado al menos, a la convicción de que no vale la pena recrear el conocimiento científico si no sirve para proyectarte en el futuro No es simple futurología, ni  actitud de “Notre Damus”, sino construir las herramientas que hacen falta para adelantarse a lo que podría ocurrir, y tenerlo agarrado antes de que ocurra. Para ello no basta con el análisis de la coyuntura, sino que es necesario,  modelar la realidad, sino también pronosticar su posible comportamiento.

5.- Otro asunto que me habría gustado discutir, es lo referente a que nuestras ciencias sociales  no avanzan más por su falta de integralidad;  que  para mí  es  lograr la capacidad  de apropiarse de los instrumentos de análisis que se  desarrollan  en otras ciencias. Ejemplo, muy importante,  las matemáticas. Las ciencias sociales nuestras solo ganarán en integralidad, cuando sean capaces de apropiarse del instrumental  que desarrollan otras ciencias y ponerlo a su servicio. En lo cual, en particular nuestras ciencias sociales están muy atrasadas, excepción tal vez  de la economía.  Es hacer avanzar la dialéctica como método;  que  esta deje de ser un Espíritu Santo que un “Día de Pentecostés” le bajo a Marx, Engels a Lenin y  a nadie  más.

6.- Lo anterior nos lleva  al análisis del  papel de lo cuantitativo y lo cualitativo en el  trabajo  científico. Al papel en particular,  de las Ciencias Matemáticas;  a la capacidad de definir variables, constantes y potenciales ecuaciones de comportamiento. Por eso nuestros análisis de las relaciones internacionales, complejas relaciones secundarias,  son solo coyunturales, aferrados a un contexto, desde el cual no se pueden  salir ni proyectar. Nuestros análisis en tal campo, se limitan a  la acumulación de noticias y a extraer de ellas, conclusiones. Lo cual plantea la sustancial diferencia entre el  simple  analista  y un científico, pues este último siempre está en capacidad de “tirar del hilo de la historia”; mientras que el otro  por lo general,  queda  solo atrapado por el momento de ocurrencia  de los fenómenos.

7.- Ello tiene que ver con un mal endémico cubano, que tal vez no solo, ha afectado a nuestras ciencias. En general los futuros estudiantes seleccionan como campo de estudio  a las ciencias sociales,  porque las consideran las más fáciles, lo cual es un craso error. Lo hacen fundamentalmente, huyéndole a las ciencias  matemáticas, pero también a las ciencias de la información y a otras. Es otro tremendo error. La ciencia es en  última instancia, una sola. Los  demás no son más que planos de análisis de la realidad, el pensamiento y la naturaleza, que además no son posibles de separar, más que como un  convenio metodológico. Esa separación de las ciencias en compartimentos estancos, es una de las cosas que más nos ha  afectado a  nuestras  ciencias sociales  y a la preparación educacional y académica en Cuba. Es la razón por la que tenemos tantos graduados de ciencias sociales  mediocres y mal preparados,  que no logran desempeñar un papel en la investigación de los problemas y que apenas sirven para tratar de enseñar en escuelas de nivel secundario.

8.- En resumen, hay que modelar, porque en definitiva, lo más importante que puede hacer la ciencia,  en cualquier campo del conocimiento,  es aportar algoritmos, leyes, métodos de comprensión de la realidad. Es lo único que nos  permitiría  ser predictivos, cuando nos movemos en el campo de las ciencias sociales, en las que el factor subjetivo tiene tanta importancia. Ese factor subjetivo es difícil de aprehender, pero desempeña un papel vital en estas ciencias. Las ciencias sociales en realidad son las más difíciles, por el papel del factor subjetivo en ellas, porque su laboratorio es la propia  sociedad y porque este último solo puede ser construido a escala y de manera artificial, para lo cual hacen  falta la selección de  muestra, la estadística matemática y otros métodos y eso las hace más complejas,  difíciles y además, nuevas.

9.- Lo último a lo que me quiero referir es a la relación “incestuosa” de las ciencias sociales con la política y de los científicos sociales con los políticos. Aspecto que tanto nos ha abrumado y retrasado  en estos años, ha provocado tantas equivocaciones y ha traído aparejado tanto sufrimiento.  Recordemos el caso del Departamento de Filosofía y  la desaparición del Departamento-escuela de Sociología. Ambos de la Universidad de La Habana. O la historia del “cubanólogo  con carnet”,  cuando  fueron desmembrados los   centros de estudios de América y de Europa, lo que sin dudas provocó un retraso de más de diez años en el desarrollo de nuestras ciencias sociales.[1]

10.- Hay  políticos creen que  pueden ordenar o  pedir a los científicos su opinión para justificar las políticas y desechar esas opiniones y criticarlos o en el peor caso, sancionarlos, cuando no les gustan sus conclusiones porque no sirven para esos fines, o los contradicen, manteniéndolo en  una gaveta todo el tiempo que deseen, olvidándose que la  producción de la ciencia es también y en primer lugar, para la sociedad. Ese control de las ciencias sociales, es heredado de los ex países socialistas  y nos ha hecho mucho daño. Porque en realidad la ciencia solo produce de verdad  para hacer avanzar la política, la economía  y la sociedad, cuando lo hace dentro de un ambiente de confianza, libertad y democracia.

11.- Esa relación incestuosa  tiene que terminar. Eso de que la ciencia sirve solo si soluciona algún problema práctico tiene que acabar. Las  ciencias Sociales  tienen que trabajar también  para  sí  mismas. Prestándole atención solo a las investigaciones para la práctica social, no pueden desarrollarse. ¿Y las investigaciones fundamentales dónde quedan? Esto ha terminado entendiéndose bastante  para el resto de las ciencias, pero en las ciencias sociales, aún es un  problema, sin resolver,  que compromete su desarrollo.
12.- Tal vez se piensa por algunos, que manteniendo un férreo control sobre la producción científica de las ciencias sociales  es como más se avanza. Lo cual es un absurdo. Si el científico social no tiene la libertad de producir y está  siempre acosado por el miedo de decir algo que no sea del agrado de algunos  políticos  o  que  contradiga la política, sus resultados no servirán  para nada.

Observo cierta superación de los problemas planteados, pero aun a  niveles insuficientes. Un ejemplo de lo cual es nuestra   propia  prensa, en la que la crítica está bastante ausente y no aprovecha  para nada,  el  amplio y atractivo  caudal  de análisis crítico  que  posee  nuestra intelectualidad revolucionaria, de la que apenas publica artículos, desaprovechando también  un extraordinario potencial para su propio mejoramiento  y  para ampliar  el interés de nuestra población por ella.

Creo  que solo para discutir estas últimas cosas, valdría la pena volver a convocar la reunión y cientos de reuniones más. Porque me parece que son vitales,  si queremos que nuestras ciencias sociales avancen.

Adjunto relación de algunos trabajos míos relacionados con las ciencias sociales.

Habana, Junio  13 del 2015


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[1] Lo de los 10 años, viene de haber comprobado en nuestra experiencia del CESEU, que solo después de ese periodo de preparación, es que un investigador adquiere la experiencia necesaria para comenzar a producir intelectualmente. (  Nota del Autor )


Bibliografía del Autor:

- Un modelo para el análisis del conflicto Cuba -Estados Unidos en los umbrales del siglo XXI.

- Algunos desafíos  de las Ciencias Sociales cubanas. Página Moncada: http://moncadalectores.blogspot.com/2011/09/algunos-desafios-de-las-ciencias.html

- Ciencia y Política: un dúo complejo .Revista  de la Sociedad económica de Amigos del País No.27 

- Un modelo para el análisis de la problemática racial cubana contemporánea.  Revista Catauro No. 6. Fundación Fernando Ortiz, 2002.

- Un Modelo para el análisis del proceso electoral presidencial en los Estados Unidos. Revista Cuaderno de Trabajo No.5.CESEU, Universidad de La Habana.





[1] Lo de los 10 años, viene de haber comprobado en nuestra experiencia del CESEU, que solo después de ese periodo de preparación, es que un investigador adquiere la experiencia necesaria para comenzar a producir intelectualmente. (  Nota del Autor )