Esteban Morales.
Soslayar el tratamiento del tema de la racialidad entre nosotros, tiene consecuencias que van mas allá de lo que hubiéramos podido imaginar. No se trata solo de un asunto político, sino también cultural, histórico, ideológico y en particular, de coherencia intelectual con las corrientes de lo más avanzado de nuestro pensamiento nacional.
En nuestra historia, ningún pensador ha sido tan importante ni ha dejado una huella tan imperecedera como José Marti. Entonces, rescatar el pensamiento del Apóstol será siempre una tarea intelectual de primer orden. Porque de Marti nos vendrá siempre la sabia nutricia de todas las elaboraciones intelectuales, que tengan que ver con la patria, la soberanía y la independencia de la nación.
Para
En cuanto al pensamiento de José Marti sobre la raza, falta mucho aun para que logremos alcanzar, en nuestra realidad de hoy, intelectual y practica, la importancia que le dio el Apóstol a sus ideas sobre la raza.
Todas las ideas del movimiento democrático del siglo XIX pasaron por el tamiz del extraordinario talento de Marti. Casi todas las mejores ideas fueron moldeadas por su exquisita sensibilidad humana y por su decisión irrevocable de ponerlas al servicio de los pobres. Teniendo siempre como foco de su quehacer, la independencia, la soberanía de la patria y la construcción de una nación “con todos y para el bien de todos”.Siendo dentro del proyecto martiano de nación donde encaja, a manera de pieza clave, la concepción martiana sobre la raza. [1]
Marti decía: “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”, y quienes eran los pobres, sino los indios, los negros, los asiáticos, todos los seres explotados y preteridos por los poderosos. Echar su suerte con ellos, era para Marti, acompañarlos hasta alcanzar la felicidad para todos.
Es numerosa la bibliografía martiana sobre la cuestión racial. Sin embargo, sobre la raza, quien conoce mas allá de su muy socorrido y repetido pensamiento “Hombre es mas que blanco, mas que mulato, mas que negro. Cubano es mas que blanco, mas que mulato, mas que negro…”[2]. Pensamiento a veces tan socorrido entre nosotros, pero que, no pocas veces, se deja en el plano ético, o simplemente se esgrime para sellar la partida y no continuar discutiendo. Como cuando se dice también “todos somos iguales”
También expreso: “El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre y ya se dicen todos los derechos” [3]
En el magnifico Diccionario del Pensamiento Martiano de Ramiro Valdés Galárraga esa bibliografía abarca las notas
Yo diría que José A. Saco, fue el ideólogo cubano, contemporáneo al Apóstol, con el que este ultimo más contiende en el tema de la raza, durante el siglo XIX.
José A. Saco resultaba ser un ferviente defensor de la nacionalidad cubana, pero al precisar los componentes humanos de la misma, aflora la base racista de su concepción. Lo cual se aprecia claramente cuando decía; “… la nacionalidad cubana, de que yo hable, y de la única que debe ocuparse todo hombre sensato, es de la formada por la raza blanca…”[5].
José Marti respeto valoro mucho a José A. Saco. Pero el primero, desde la corriente independentista y abolicionista a la que se afilio, desde la segunda mitad del siglo XIX, defendió consecuentemente que Cuba era una y para todos os cubanos. No podía ser de otro modo. Marti necesitaba unir a todos los cubanos, de todos los credos y razas, para librar la que el llamo la “Guerra Necesaria “y todos los cubanos, especialmente los negros y mestizos, no podrían ser arrastrados a esa lucha, sino era sobre la base de obtener de ella una republica “ con todos y para el bien de todos “.
Marti entonces tendría que librar una ardua batalla contra el concepto de patria que esgrimía José A. Saco, el que excluía a los negros y mestizos. Dado que para Saco, los negros y mestizos, no tenían cabida en su proyecto de nación. El negro y el mestizo debían ser eliminados y como, en términos prácticos, no podían ser devueltos a África, tal asunto debía resolverse sobre la base de un proceso de “blanqueamiento “, a partir del corolario presente como complemento del “teorema de la exclusión”, que Saco preconizaba, es decir, sobre la base de “blanquear, blanquear, blanquear y luego hacerse respetar”, lo cual implicaba, lo que al fin se aplico, un proceso de inmigración blanca y católica favorecida, que tenia como objetivo eliminar a los negros y mestizos de la sociedad cubana. [6]
Para entonces, la unidad de todos los cubanos se hallaba amenazada por el racismo y por el llamado “miedo al negro “, que el pensamiento de Saco contribuía a alimentar.
Marti no podía permitir que las ideas de Saco se apoderasen o penetrase siquiera, el pensamiento defendido por los sectores políticos que luchaban por la independencia y la abolición definitiva de la esclavitud.
Sin embargo, hoy, no podemos decir, que esa batalla librada por Marti este ya ganada. Pues a más de cien años, todavía el peligro del racismo y del blanquimiento están presentes en nuestra sociedad.
Fidel castro, ferviente defensor y practicante del pensamiento del Apóstol, en 1959 reivindicaba las ideas martianas sobre la cuestión racial, cuando decía “… hay gente que se llama revolucionario y es racista; hay gente que se llama culta y es racista…”
Los discursos de marzo de 1959, son extraordinariamente claros en sus ataques contra el racismo y la discriminación racial, al defender el lugar que les corresponde a los negros y mestizos dentro de la sociedad.[7]
Pero en realidad, la consecuencia con ese pensamiento quedo como abandonada, trunca, cuando poco después, en 1962, el problema racial fue proclamado como resuelto.
Las circunstancias que generaron el escenario político en que se dio como resuelta la cuestiona racial, están ampliamente explicadas por el autor de este ensayo, en varios de sus trabajos sobre el tema.[8]
Hoy, no es el tema racial el único en el que
Largos años estuvimos sin tratar el tema, de modo que hoy hay que recuperar para el pensamiento revolucionario las ideas martianas sobre la raza, acortando el espacio perdido durante estos años. Es que querámoslo o no, nos enfrentamos a una realidad.[9]
Hoy el pensamiento de José A. saco sobre la raza en Cuba podría sentirse relativamente cómodo entre nosotros, con todas las múltiples manifestaciones que continúan apoyándolo desde nuestra realidad.
Continuamos viviendo dentro de una sociedad de hegemonía blanca. No superamos el occidentalismo en nuestra enseñanza, el que se expresa aun, en la total insuficiencia de la enseñanza sobre África, Asia y Medio Oriente. Por lo cual nuestros estudiantes salen de la escuela con una visión estereotipada, blanca, sobre nuestra cultura y la universal en general. Muchas personas, que siendo negras no se asumen como tales. La filosofía aun dominante del llamado “adelanto de la raza “. La actitud negativa ante las uniones interraciales. Educamos sin mencionar el color, mucho menos explicarlo y lo que ello significa, por lo cual, en la practica, educamos para ser blancos. Porque si vivimos aun en una sociedad de hegemonía blanca y al educar no mencionamos el color, en la práctica educamos para el color hegemónico. La muy poca presencia de negros y mestizos en nuestros libros de historia, junto a una educación, que en sus programas, no asume a los estudiantes como miembros de una sociedad uní étnica y multicolor. Los estudios sobre la esclavitud se quedan en el siglo XIX. La poca presencia de negros y mestizos en el cine, la televisión, el ballet. La ausencia de negros y mestizos en posiciones protagónicas dentro de la llamada economía del turismo y las corporaciones. La poca o nula atención que se le presta por
La poca presencia aun de negros y mestizos, en los que pueden ser considerados organismo blanqueados, algunos espacios sociales, culturales y ciertos patios particulares.
Por lo cual, José A. saco, de estar entre nosotros, podría sentir, que después de 50 años de revolución, aun realizamos esfuerzos por lograr lo que el no pudo, eliminar al negro y al mestizo de la sociedad cubana.
Deseo concluir este ensayo con una sencilla pregunta: ¿Que pensamiento sobre la raza tiene mejor presencia en la realidad cubana actual, el de José Marti o el de José A. Saco?
El de José Marti, apenas lo mencionamos, no se profundiza en la escuela, no lo traemos a nuestra realidad actual; el de José A. saco, que continua aferrado al modo de vivir de todos los cubanos y que aun no lo hemos podido desplazar.
Marzo 31 del 2010.
[1] Soy del criterio de que la cuestión racial en Marti, en realidad, no puede ser vista al margen de cómo este concebía la nación cubana. Yéndose por encima de todos los pensadores de talla de su época, tanto en Cuba como en América latina. Pues para Marti, el racismo no tenia nada que hacer en una sociedad como la que el concibió, dado que al decir, “contados y para el bien de todos “, ello no excluía credo, raza y ni siguiera cualquier filiación política, siempre que pusiera a la patria unida por encima de todo.
[2] “Mi Raza”, Patria, Nueva York, 16 de abril de 1893, T. 2, p. 299.
[3] Ibidem p. 298.
[4] Ver: Ramiro Valdés Galárraga, “Diccionario del pensamiento Martiano”, Editorial Ciencias Sociales,
[5] Tomado de Ibrahim Hidalgo, “Saco y Marti.Coincidencias y Divergencias”, p. 19 (Inedito.facilitado al autor de este ensayo).Excelente exploración sobre el tema, que recibió Mención en el Concurso Internacional “Pensar a Contracorriente” del 2010.
[6] Este proceso de inmigración privilegiada se realizo y trajo como resultado, que los negros y mestizos, que arduamente habían lucha por la independencia, perdían los mejores trabajos, tierras y posiciones sociales ventajosas, a favor de aquellos mismos contra los que antes habían tenido que combatir por la independencia. Para ampliar ver: Maria del Carmen Barcia, “Un Modelo de emigración “favorecida”: el traslado masivo de españoles a Cuba (1880- 1930). Revista catauro No. 4,
[7] Ver: periódicos Granma, marzo 20 del 2009, marzo 31 del 2009, marzo 23 del 2009 y diciembre 21 del 2009. Este ultimo del discurso del Cro, Raúl Castro en la sesión de clausura de
[8] Ver: Esteban Morales, “Desafíos de
[9] El propio Fidel y en medida importante también Raúl, han hecho por retomar el tema en los últimos 20 años. Los discurso en el VIII Congreso de