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Este Blog está dedicado a mi padre, a su obra de vida, a sus ideas, pero por sobre todas las cosas a su constancia. Al académico, padre y abuelo.
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miércoles, 2 de enero de 2019

ME PARECE NECESARIO DECIR ALGO MAS


Esteban Morales Domínguez
UNEAC
En lo que ya se ha dicho, todo indica que parece existir bastante coincidencia en que el problema nuestro no es de economía. Es de política y mentalidad. Ya se ha logrado un consenso bastante amplio al respecto.
De política, porque nuestra actual política económica se encuentra estancada. De mentalidad, porque no acabamos de cambiar todo lo que debe ser cambiado.
Es difícil explicarse por qué se presentan tantas dificultades económicas y no somos más agresivos para realizar los cambios que nos saquen de la ya prolongada y difícil situación en que nos encontramos. Son variadas las opiniones existentes al respecto:
  • No pocos consideran que dentro del gobierno están presentes algunos cuadros que actúan con temor, demasiada lentitud y posiciones dogmáticas. Son quellos que no dejan de encontrar asidero en algunas elaboraciones teóricas que apoyan esos modos de actuación.
  • Otros consideran que existen actitudes que aceptan la posibilidad de salir adelante manteniendo posiciones de política económica que no se corresponden con la situación que afrontamos.
  • En puro lenguaje de pueblo, no pocos consideran que los que así actúan es porque no sufren directamente las dificultades por las que atraviesan la mayoría de la población: el transporte, la alimentación y otras necesidades que no pueden solventar con sus ingresos, en particular con el salario que devengan.
  • Los más radicales piensan que, para algunos, no es salvar a la revolución lo que más les interesa sino preservar sus cargos y ciertas posiciones de privilegio.
  • No faltan los que piensan que existen algunos haciendo contrarrevolución solapada.

Sin embargo, resulta importante reconocer que, desde el principio y en sus más recientes intervenciones, el Presidente se manifiesta de tal modo que se puede observar que no le falta conciencia y conocimientos acerca de dónde están nuestras trabas. Trabas a las que unos cuantos economistas y científicos sociales en general nos hemos referido con insistencia. Otros, que no creo sean principalmente economistas, prefieren continuar en la misma nave, aunque esta se pusiese a punto de hundirse.

Muchos somos los que insistimos sobre un conjunto de medidas de política económica, que, de no adoptarse, ni la modesta tasa de crecimiento que nos hemos propuesto para el 2019 la vamos a alcanzar, después de llevar ya un lustro de magro incremento del PIB.

A nuestro entender, ¿cuáles son esas medidas?
-Nuestra Empresa Estatal Socialista no acaba de levantar vuelo. Pues hay que terminar de dotarla de las prerrogativas que debe tener, liberarla de una planificación excesivamente centralizada que la ahoga y permitiéndoles, además, elegir al que la dirige.
-La metodología seguida para las inversiones extranjeras continúa repitiendo las trabas para que no se logre la agilidad necesaria. Vienen inversiones, pero pudieran ser más si compitiéramos usando mayor rapidez y con flexibles reglas para aceptarlas.
-Tenemos que solucionar los problemas de indisciplinas, control, baja productividad, cuentas por cobrar en el exterior, cobros y pagos internos.
-Las inversiones quedaron un 15% por debajo de lo previsto, lo cual no es nada bueno.
-Se afectaron las actividades del plan por no poder importar lo previsto ya que no logramos exportar todo lo necesario.
-Se produjo un excesivo gasto de combustible y continuó su desvío interno.
-Para crecer, cómo alternativa, habrá que incrementar las inversiones.
- La otra alternativa para crecer serán los préstamos. Pero si debemos, no somos muy atractivos para que nos presten. Aunque nuestro comportamiento haya sido esforzado y serio por pagar.
-En el 2018 estaba previsto gastar 91,2 Tm de combustible por 1 millón del PIB. Pero en el 2019, solo podremos gastar 84,5 para hacer más. Es decir, que, con menos combustible, nos proponemos al menos alcanzar el PIB del 2018. Es decir, solo para lograr reproducción simple.
-La CEPAL prevé un crecimiento del 1,7% y nosotros un 1,2%.
-Se prevé alcanzar un incremento de inversión del 20% para llegar a 11,300 millones.
En realidad, son muchos los obstáculos para lograr alcanzar una reproducción simple en el 2019, para repetir el 1,2% de PIB.
El compañero ministro hace todo lo posible por estimularnos. Pero en realidad la situación es muy complicada. Alcanzar el 1,2% del PIB de nuevo en el 2019, será bastante difícil. Y no es cercano al 1,7% que pronostica CEPAL. En realidad, son unos cuantos cientos de millones de dólares menos los que lograríamos.
Entonces, sería estimulante que el ministro se propusiese los cambios posibles en nuestra política económica. Pienso que es por esa vía por donde debería venir la mejoría y las verdaderas esperanzas de crecer.
Si no cambiamos la política económica, no vamos a crecer. Creo que ni en el 1,2%, como está previsto. ¿De dónde vamos a lograr crecer si no es activando nuestras estancadas fuerzas productivas? ¿Si no logramos mover todo el dinero que entra por las remesas, el dinero que esta acumulado en manos de algunos sectores de la población; si no flexibilizamos el proceso de llegada de las inversiones, cobramos el máximo de las deudas que tenemos en el exterior, limpiamos lo más posible las deudas internas, atacamos sin tregua el desvío de combustible, le hacemos una guerra sin cuartel a la corrupción, continuamos estimulando el trabajo por cuenta propia, movemos el ahorro interno y estimulamos la productividad? ¿De dónde va a salir el crecimiento que necesitamos si no hacemos todo eso que hemos sugerido?
Al mismo tiempo, tenemos de hacer una mejor zafra, producir más níquel y arañar lo más que podamos al bloqueo con iniciativas como la de la empresa para producir la vacuna contra el cáncer de pulmón.
No obstante, según pienso, el centro del problema está en mover nuestras fuerzas productivas y eso solo lo vamos a lograr, realmente, cuando la política económica se lo proponga con medidas concretas. Y no, precisamente, con las que nos han llevado al atolladero en que estamos aún metidos.



31 de diciembre del 2018.