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Este Blog está dedicado a mi padre, a su obra de vida, a sus ideas, pero por sobre todas las cosas a su constancia. Al académico, padre y abuelo.
Se agradecen los comentarios inteligentes, que aporten al debate intelectual, que complementen o contrasten los artículos publicados, desde una óptica de respeto por las ideas, incluso aquellas que no se comparten.

martes, 15 de mayo de 2018

PODRIAN DECIRME ¿HACIA DONDE VAMOS CON LA ECONOMIA CUBANA?

Esteban Morales Domínguez
UNEAC

Desde el preciso instante, en que hemos definido el momento actual de la economía cubana, como el de la “aplicación del Nuevo Modelo Económico”, ya estamos cayendo dentro de un momento conceptual y también práctico económico que considero, no se corresponde con la realidad económica actual que vive el país.
Hablamos del Nuevo Modelo Económico y de Socialismo, pero me parece a veces observar cierta desconexión entre ambos. Aunque ambos en nuestra realidad no podrían estar desconectados.
Puedo estar equivocado, pero creo que el momento actual hay que definirlo como el del “Tránsito hacia el Socialismo”. Y esto último es lo único que nos puede permitir conocer qué es lo que está ocurriendo con la economía. Así como conceptual y prácticamente, donde estamos. En qué momento nos encontramos, del camino que supuestamente queremos seguir y sobre todo ¿hacia dónde vamos?
Pienso no es incorrecto priorizar la aplicación del Nuevo Modelo Económico, pero siempre que entendamos, que tal proceso no es más que un subconjunto del más amplio, que es el del “Tránsito hacia el Socialismo”. Lo cual nos permitiría ganar más claridad en cuáles son las soluciones de los problemas que yo creo estamos enfrentando con nuestra política económica.
Han estado proliferando los pasos y contrapasos, los adelantes y atrás, las marchas y contramarchas, de una de política económica que no acaba de ponernos en el camino del crecimiento, ni de encontrar las claves de cómo superar algunos problemas que tenemos. De lo contario, cómo explicar que se estén cometiendo lo que considero son errores, prácticos y teóricos.
Nos asombra y preocupa sobremanera, que estemos escuchando decir a nuestros dirigentes de la economía, que se concederá solo una licencia para ejercer el trabajo por cuenta propia. Y entonces ante esa medida me pregunto ¿Queremos trabajo por cuenta propia, o no? Pero más que eso, ¿llegaremos a la pequeña y mediana empresa o no?
En realidad, creo no es difícil de responder la pregunta. Porqué si ni al trabajo por cuenta propia queremos aun “aflojarle las riendas”, ¿cómo vamos a imaginar que algún día tendremos pequeña y mediana empresa? Si hemos comenzado por atacar el primer escalón de un proceso como ese.
Ahora resulta, que hemos abierto un “suigeneris mercado al por mayor”, donde solo pueden comprar las Cooperativas no Agropecuarias, y con unas regulaciones   que se parecen mucho a las de una libreta de abastecimiento. Pero, ¿Acaso es posible imaginar que los cuentapropistas no van a comprar en ese mercado? La viceministra anunció que no se puede ampliar el mercado abierto por falta de recursos para abastecerlo. Eso  es bueno, porque abrir el otro mercado parece ser solo una cuestión de recursos, Pero, ¿Nuestra viceministra no sabe que la escasez es la madre del mercado negro y que este a su vez, es el padre de la corrupción? Creo que será esta otra forma en que la corrupción se reforzará. Mientras no  abramos el otro mercado.
Que los cuentapropistas no podrán comprar, se parece mucho a la ilusión de creer que estos últimos no van a poder tener más que una licencia, o que no tendrán ningún contacto con el mercado al por mayor que ahora se crea. Lo cual, todo junto, se parece mucho a querer solucionar problemas económicos con medidas administrativas. En lo que ya hemos caído no pocas veces. Solo que ahora se le agrega cierta   posible “sordera”, o tal vez la presunción de no querer escuchar.
No quiero decir que tenga la razón, pero lo cierto es que nuestro PIB no crece, sus proyecciones son dudosas, ni tampoco vemos que avanzamos lo que necesitamos. Más bien, creo que retrocedemos. Porque se observaba la intención de adoptar un conjunto de medidas, con las que parecía   que avanzaríamos. Pues por lo menos, nadie había dicho antes, que el trabajo por cuenta propia se abriría con una sola licencia; ni que el mercado mayorista seria solo para las cooperativas no agropecuarias o que aún no tendríamos un mercado al por mayor completo, sino una abierto y otro en espera. Por lo que ahora, respecto a estas dos medidas, sin dudas, hemos retrocedido.
Pero tampoco imaginamos que íbamos a seguir gastando tanto dinero en importar alimentos, sin darlo a la agricultura para producir. Tampoco que seguiríamos chocando con la ineficiencia de Acopio.
También creímos que los precios del mercado agropecuario bajarían y que los del shopping, al menos no subirían, como lo hacen continuamente.
Pensábamos que se había entendido ya, que no podemos seguir permitiendo que la fuerza joven y calificada se nos vaya. Que podíamos liberar a esa fuerza calificada para que busque empleo en el sector privado o el turismo, o funde sus propias empresas, no trabajar simplemente como meseros, choferes, maleteros, sino haciendo otras actividades, un poco más dignas de los recursos que nos hemos gastado en ella. Y no seguir, como hasta ahora, regalándosela a la emigración.
A pesar de los intentos de algunos por montar consultorías legales y económicas, las que, además, podrían también beneficiar a la empresa estatal. Pero, si traemos fuerza de trabajo del exterior, para construir nuestros hoteles, teniéndolas en Cuba, ¿a dónde iremos a parar?
En realidad, no es posible imaginar otra causa de todas estas dificultades, que no sea, que, en principio, al confundir el momento en que económicamente estamos, no logramos tener claridad en cuál es el lugar de los diferentes sectores socioeconómicos dentro de nuestra economía. Y lo que es más grave aún, no sabemos el lugar que le vamos a dar a la propiedad privada, en medio de ese proceso. Viéndola solo casi como un enemigo que nos va a empujar hacia el capitalismo
Por eso la reacción es la de cortarle el impulso al trabajo por cuenta propia; que mostró claramente su efectividad para dar empleos, cuando el estado no podía hacerlo.
Y de ahí dimana todo lo demás. No podemos dejar que se conviertan los cuentapropistas, en lo que de hecho son, en empresas, pequeñas y medianas; no podemos permitir que el ahorro interno se convierta en actividad de inversión nacional y a estas, no podemos liberarles siquiera un poquito del monopolio del   comercio exterior. Hasta la empresa estatal socialista, en medio de esas confusiones, también coge su “pescozón”. Y no termina de concretársele su papel salvador. Porqué creo que no tenemos claro cuáles son las libertades y holguras que deben tener. Porqué no las tenemos claras para los demás sectores de la economía. Y creo, que aquí está todo el “nudo gordiano” que no hemos podido cortar. Y para agravar la situación, no hemos acabado de solucionar las diferentes tasas de cambio existentes. En lo que 11 años después de haber proclamado como indispensable su solución, no hemos ni siquiera comenzado.
Pero creo, el problema central es que no se quiere dejar a la propiedad privada jugar el papel que, de hecho teóricamente, ya tiene asignado. Donde queda muy claro, que el tránsito hacia el socialismo, marca el comienzo de la desaparición de la propiedad privada, pero no su eliminación definitiva ni inmediata. Donde aún es muy necesaria, yo diría indispensable, para que la propiedad estatal se concentre en el desarrollo de la gran propiedad socialista. ¿O es que vamos a entretener a la gran empresa socialista en el pequeño comercio, la mediana y pequeña empresa, todas dirigidas a la satisfacción de necesidades sociales de pequeño porte, mientras que el estado no puede dedicarse a desplegar las potencialidades de la gran empresa socialista?
No es que no sean buenas personas las que están aplicando esas medidas; tal vez no sean muy buenos economistas, porque aún no han logrado aprender que “la economía no cree en lágrimas”. Pero malas personas no son.
Además, pienso creen que nos están salvando, aunque en la práctica lo que nos pueden estár hundiendo. Porque de hecho nos empujan al capitalismo de la peor clase. Al capitalismo corrupto, merca chiflero, que viola las reglas, que trae al capital sin control. Que nos hace sufrir todas sus consecuencias negativas, sin lograr aprovechar ninguna de sus ventajas. No olvidemos que el capitalismo que se nos tiene asignado no es el de Suecia.
Pues todas esas medidas de política económica, adoptadas con el temor y las incoherencias a que los impulsa una realidad que no logran dominar, nos pueden traer siempre consecuencias políticas, que son más graves, que aquellas de las que quisiéramos escapar.
Sin dudas, parece haber ignorancia o sordera, tal vez ambas, aunque sí es visible que se trata de un aferramiento ideológico irracional, entre los que dirigen nuestra política económica, por no haberse percatado aun de los errores que están cometiendo, a pesar de que economistas brillantes del país y de afuera, les están llamando la atención de que no van por un camino correcto y proponen no pocas   soluciones para salir de la situación.
Pero más que todos esos economistas, que también pudieran estar equivocados, es la realidad económica del país, en primer lugar, la que les está diciendo que no crecemos ni avanzamos lo suficiente. Y que cada dia acumulamos más problemas. Con las consecuencias políticas negativas que ya tienen sobre la población cubana. Problemas, que no son difíciles de observar cómo se continúan acumulando.
Marzo 22 del 2018

EL TEMA RACIAL. UN BALANCE NECESARIO (ampliado)

Esteban Morales Domínguez
UNEAC

Cuba ya no es una nación racista como lo fue antes de 1959.
Pero 500 años de colonialismo no se borran en 58 años de revolución,  por muy radical que esta haya podido ser, y que lo ha sido. Máxime  también, si los errores, voluntarios e involuntarios cometidos en el  tratamiento del tema, son innegables porque han sido reales.

¿Cuáles han sido esos errores? A mi modesto entender. Entre los más  importantes, los siguientes:

  -  Solo Fidel Castro, desde el propio año de 1959, comenzó a tratar  el tema, especialmente, cuando en marzo de 1959, en varias  oportunidades, hablo fuertemente sobre el mismo. Volviéndolo a tratar  en la Iglesia de Harlem, Nueva York, Estados Unidos, años más tarde,  cuando mencionó nuestro idealismo de considerar que el asunto se  solucionaría rápidamente y lanzando entonces el concepto de “discriminación  objetiva”.
    El comandante Ernesto Guevara muy tempranamente lo mencionó en la  Universidad de Las Villas.
    El comandante Raúl Castro, a su vez,  lo trató en una reunión del Buró  Provincial del Partido en Santiago de Cuba, celebrada en 1986.  Posteriormente lo volvió a tratar en el reciente Congreso de la UJC.  Hablando del mismo como “una vergüenza a más de 50 años de revolución”.
    -Pero el tema, en realidad, nunca había  sido, hasta hoy, objeto de un tratamiento  sistemático en el discurso político de la revolución, como debió haber,  sido durante todos estos años.
    -Tampoco debió haber sido víctima del idealismo y el voluntarismo  político que lo proclamaron como un problema resuelto en 1962.

Por eso el tema racial, por más de 40 años debió sobrevivir dentro de  la encrucijada formada por las circunstancias siguientes:

    -Al declarar el tema como resuelto en 1962, eso lo anuló para el  estudio científico, debate o reclamación alguna. Algo considerado entonces como resuelto, no debía ser  objeto de estudio del trabajo académico y mucho menos debatido políticamente.
   - Los tempranos ataques de la contrarrevolución crearon un ambiente  político interno en Cuba, dentro  del cual no había espacio para debatir sobre  algo  que nos podía dividir .Porque no es posible  negar, que se trata de un tema, de mucho cuidado, dado el potencial componente de división social  que encierra.


  -  La política social de la revolución, aunque enfocada solo en la pobreza, fue suficiente para que todos los pobres, blancos, negros y mestizos, sintieran que sus vidas mejoraban de manera sensible.  Dándole a los negros, en particular, la seguridad y la confianza de que la revolución no los abandonaría. Pero en Cuba, aunque la pobreza fue también masivamente blanca, la riqueza nunca fue negra.

Hoy, al cerrar 58 años del triunfo de la revolución, hemos avanzado  considerablemente en el tratamiento del tema racial, como nunca antes, pero aun de  manera insuficiente.

Raúl Castro, en la reciente Clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular decía:
“ Esto ha costado mucho trabajo, no fue fácil y todavía nos queda la batalla de la proporción en los aspectos no solo numéricos, como dije, sino cualitativos, en lugares decisorios. Ya las mujeres y los negros se han preparado en el país…pero costo trabajo, por eso les insisto ¡ni un paso atrás!
Y también decía:
“…los negros y mestizos alcanzan el 45,2%, tanto en un tema como en el otro. No debemos retroceder ni un milímetro, porque ha costado muchos años, desde el triunfo de la Revolución, empezando por Fidel, que fue el que inicio estas ideas”.

Solo 58 años después de triunfo de la revolución, una mujer negra, por primera vez, asoma su rostro en el Noticiero nacional de Televisión. Y me pregunto, ¿es eso un logro? Sin dudas que lo es; pero es también una vergüenza. Que hayamos tenido que esperar 58 años de una revolución radical, para que apareciera el rostro de una mujer negra, dentro de un papel estelar, en nuestra televisión nacional.

Y decía Raúl respecto:
“Ustedes ven que hay algunas compañeras y compañeros, poquitos todavía, negros como locutores, tanto en la televisión como en la radio, ¿No ven que aparecen algunos ya? Eso no fue fácil. Yo mismo di la instrucción concreta a los responsables de esos organismos”.
Y dije:
“hagan eso sin afectar a nadie, pero vayan poco a poco resolviéndolo. Han dado algunos pasitos, pero no suficientes, desde mi punto de vista; seguir como van, no tan lentamente, pero seguir avanzando prudentemente para que nadie alegue que se sintió afectado porque me pusieron aquí un mestizo o un negro”.
“Y una de deporte, menos mal que ya a veces aparece en el noticiero estelar y no se ha quitado a nadie”.
Y expresaba también Raúl:
“Las cosas hay que pensarlas y no decirlas a la buena de dios
, lo cumplieron o no lo cumplieron, insistiendo, buscando nuevos métodos evitando cometer errores para que no nos critiquen en objetivos tan nobles, y hay que pensar una vez y volver a pensar en otra solución, cuando no logramos resolver los problemas.”





Pero algunos errores aún no se superan. Estamos trabajando en ellos, pero no pueden ser dados aun como solucionados. Entre ellos:

    -Aunque nos reconocemos como una sociedad mestiza; aun ese  mestizaje se bate dentro de  los lastres de una “hegemonía blanca”, que no  acaba de abandonar su espacio. Observándose a cada paso los mecanismos a través de los cuales pretende perpetuarse. En los medios, la prensa escrita en particular, el ballet, las universidades, la actividad privada, el turismo, ciertas áreas de la cultura, la calidad del empleo, etc.

Cuando hablamos de hegemonía, hay que tomar en consideración de que esta existe porque se ejerce con el consentimiento de los hegemonizados. Y es real, pues existe la necesidad de elevar la autoestima de los negros; a veces sacarlos de la tendencia a destacarse por lo negativo, la necesidad de equilibrar su participación en algunos sectores de la vida social y económica, su cierta invisibilizacion en los medios, que persiste, etc. Obligándonos a considerarlos como asuntos aun no resueltos.
Pues con mucha razón sigue diciendo el Cro. Raúl:
“Y ese detalle que les conté de las mujeres y la cuestión racial, es que llevamos rato “…no es una vergüenza recordar, como a veces en algunas discusiones particulares, he planteado, quiero decir, en reuniones no oficiales.”

    Pero en nuestras Instituciones educacionales, en especial, en la Escuela Primaria aún no se menciona el color. Dejando que sean la calle y la familia, los que lo mencionen, prejuiciadamente, tomándonos entonces la delantera en la formación educacional de nuestros niños y jóvenes. De la que debe ser una educación antirracista.


    Las costumbres, la fraseología popular, el blanqueamiento, aun representan una fuerte dosis de tendencia hacia lo “blanco”, que también se manifiesta en la educación; faltando una formación hacia la riqueza policromatica de nuestra cultura. Que se manifiesta en lo poco que estudiamos África, Asia y Medio Oriente. Raíces de nuestra cultura. Y aun ni pensar que algún día podamos solucionar también el interés por el estudio de las lenguas africanas. Dominadas solo en el estrecho marco de algunos practicantes y sacerdotes de las religiones afrocubanas.


     En casi ninguna de nuestras universidades el tema de las Relaciones Raciales es objeto de tratamiento académico y científico. Muy pocos grupos abordan el tema. Trayendo como resultado una sociedad multicolor, que no se estudia así misma en la magnitud necesaria. Por tanto, que no asume todavía su identidad integralmente. Con el consiguiente peligro para el despliegue y el desarrollo de nuestra cultura nacional.


    Nuestra prensa escrita apenas refleja nada que tenga que ver con el tema racial. De  los miles de artículos que se publican sobre nuestra vida social, económica y política, apenas es posible recordar uno o dos sobre el tema racial, en varios años transcurridos.
    En nuestra televisión,  lo que más hemos avanzado; aun no existen  suficientes productos que eduquen a nuestra gente en el tema racial. Solo recientemente han comenzado a aparecer algunos de esos temas, particularmente en Cuba Visión Internacional y el canal Clave. Los cuales solo pueden ser vistos con la llamada cajita, a la que únicamente una parte de la población tiene acceso.

Cuando en nuestra televisión se exhibe alguna película en la que se aborda el tema racial, casi siempre se trata de una película norteamericana.,

    Por lo que vivimos todavía  dentro de un ambiente social en el que hablar del  tema, continúa siendo objeto de disgusto,  no pocas veces de  desaprobación y descontento.
    Aun se observa una preocupante ignorancia sobre el tema, en  nuestros medios en general. Por lo que su tratamiento es preferentemente superficial y prejuiciado. De lo cual, las Mesas Redondas celebradas sobre el tema, han aportado consideraciones.

 Dentro de la sociedad civil cubana, ha venido lográndose paulatinamente un proceso de agrupamiento para el estudio y tratamiento del tema racial. Tales como los proyectos comunitarios,  asociaciones culturales que tratan el tema, pero sin que ello tenga un  reconocimiento gubernamental explícito, sino que más bien subsistiendo  dentro de  un cierto rango de tolerancia y permisibilidad oficial y sin reconocimiento de los medios de información.
    En realidad, pienso no se  justifica que a nivel estatal o gubernamental no exista todavía   un departamento, instituto, o sección parlamentaria, que atienda el  tema racial en nuestro país. Observándose una seria preocupación gubernamental por su atención, pero que no adopta aun una expresión oficial en las estructuras que dirigen a la sociedad cubana. Produciéndose cierta discriminación, en cuanto a lo que al tema racial se refiere, comparándolo con la atención que se brinda a la mujer, la cuestión religiosa, la homosexualidad y la homofobia, la religión, etc. Creo que el tema racial, cuenta con la suficiente jerarquía social, como para ser atendido, por nuestro gobierno, como mismo se atienden los temas mencionados más arriba.


    Nuestro sistema estadístico nacional prácticamente ignora la necesidad de colorear nuestras variables demográficas y sus expresiones económicas, sociales, culturales y políticas. De modo que los censos no reflejan fielmente las características que distinguen a los miembros y grupos de la sociedad cubana. Con el consiguiente resultado negativo para las investigaciones sociales y la dirección científica de la sociedad. Lo que trae como resultado, que asumirnos como pueblo, que sería uno de los objetivos más importantes de nuestra educación, no tiene lugar aun dentro de ella, en el grado que sería necesario. La sociedad es en primer lugar, el pueblo que la forma. Y si fallamos en caracterizar integralmente a ese pueblo, nuestra identidad y la cultura nacional sufren considerablemente.
    Relativamente reciente se ha comenzado una revisión a fondo de nuestros programas y libros de historia, para dar espacio merecido en los mismos al tema de la presencia negra y mestiza en la formación de nuestra nación, su cultura e historia.


    El tema racial no ha formado nunca parte de la agenda de ninguna de las organizaciones políticas, de masas y sindicales. Por lo que desconocemos todavía cual sería la reacción que provocaría su discusión masiva. Aunque si es posible percibir  el descontento  que provoca su no discusión.

No obstante todo lo expresado,  se va ganando conciencia de la necesidad de no prolongar  más la discusión del tema; sacándolo del enclaustramiento intelectual  y político en que se encuentra; pero existe también mucho temor por  las divisiones que ello pudiera provocar. Cuando creemos que el componente de división ya avanza, como resultado de que muchas personas, negras y mestizas en particular, no dejan de expresar su disgusto ante una situación que se arrastra por siglos y aún hay que asumir una actitud práctica radical para que la gente comience a sentir que de verdad el problema se está resolviendo.

Tal y como ha hecho el Cro. Raúl castro, en su reciente discurso en la Asamblea nacional de este 19 de abril. Siendo el tema racial, lamentablemente, al que con menos radicalidad se ha enfrentado la sociedad cubana.  Habiéndolo asumido, pero con ciertas cortapisas, temor, desconfianza y no poca   ignorancia.

¿Dónde podría estar la explicación, de que hayamos logrado ser   eficientes y hasta no poco exitosos en el tratamiento del tema de la  mujer en particular, las religiones, el anciano y el niño; algo de lo  logrado en el tema del homosexualismo y la homofobia, dentro de una  sociedad todavía profundamente machista, pero que no hayamos logrado  avanzar lo suficiente aun en el tema racial?

Creo que lo anterior es resultado, de que ninguno de nuestros  problemas sociales está tan traspasado, ha sufrido tanto,  por los asuntos de clase, los  prejuicios que dejó la esclavitud, los intereses contrapuestos, los prejuicios, las imperfecciones de la  construcción de nuestro modelo social y el neocolonialismo, aun  subyacente, como lo está aún el tema racial.

Razón por la cual, aunque no los hayamos solucionado todavía, en todos los  temas sociales mencionados,  hemos avanzado, pero solo en el racial  hemos tendido en algunas ocasiones a retroceder. Observándose en el tema racial marcadores históricos, que nos han llevado desde su comportamiento antes de 1959, a la radicalidad de su planteamiento por Fidel en los años 60, el idealismo y voluntarismo sufrido en el año 1962, hasta los 70 y 80; así como a su necesaria reconsideración, a partir de los años 90. Que ahora el compañero Raúl Castro refuerza. Momento este último, dentro del cual, parece haberse asentado ya una conciencia relativamente fuerte en toda la sociedad, de que el tema no puede volver a ser abandonado. Y de que hay que debatirlo y agredirlo fuertemente para solucionarlo.

Lo anterior  me resulta  posible observarlo con mucha claridad, cuando me  percato de las diferencias de opiniones que crean mis artículos. Dado que algunos los consideran como excesivamente radicales; mientras otros creen que están en la línea correcta. Por lo cual, consigo conocer, que me muevo en una frontera en la que es necesario andar con mucha cautela para no hacer daño. Observando siempre, a fondo, con detenimiento y  honestamente la realidad, para lograr ser lo más objetivo posible.

Cuando me siento en ese punto mencionado más arriba, nada me detiene  respecto a lo que debo decir o escribir. Mucho menos, cuando un discurso como el pronunciado recientemente por Raúl Castro, nos conmina a continuar la lucha.

No es posible tampoco dejar de observar la realidad de que el tema  racial no se encuentra para nada al margen de la guerra cultural que  ya Estados Unidos libra contra nosotros. Habiéndonos referido a este  asunto en múltiples ocasiones.

Es que precisamente, por lo explicado en este artículo, es que el tema  racial sea  tal vez, entre nuestros problemas  sociales, el de mayor  sensibilidad política. Dado que el mismo abarca, desde la identidad y  la condición social del individuo, pasando por su reconocimiento,  hasta llegar a la oportunidad económica, especialmente el empleo, del  cual depende su nivel de vida personal.

Por eso es tan sensible el asunto de la fuerza laboral en el turismo,  dentro del cual, sin dudas, los negros y mestizos  no ocupan una posición  ventajosa. O es tan sensible el tema de su presencia en los medios, en  particular dentro de la televisión, o dentro del ballet, este último  tan cuestionado, hasta hace muy poco tiempo, por la casi no presencia  de negros.

Sin dudas, el tema racial ha avanzado considerablemente dentro de la  sociedad cubana. Desde donde antes apenas se podía hablar del mismo, era ignorado y reprimido, social y administrativamente. Aunque todavía, en cualquier lugar de nuestra geografía, sería posible toparnos con la existencia de los tres problemas.  Pero tratándose entonces de situaciones que ya se baten en retirada. Sobre todo por el impulso a su solución que ha recibido recientemente.

No obstante, si en algo es posible retroceder, es en este tema,  respecto al cual se muestra todavía un nada despreciable nivel de  rechazo a su tratamiento. En todo los sectores y niveles de la sociedad cubana. Tanto del gobierno, como del estado y la sociedad civil, las organizaciones políticas y de masas y otros sectores   de la sociedad cubana, con independencia del color de la piel.

Ahora el Cro. Raúl retoma fuertemente el tema, en el Discurso de Clausura de la Asamblea Nacional el 19 de abril del presente año.
El General Presidente parecía molesto. Como si estuviera chocando con un problema que quiere apurar su solución. Lógico, sabe cómo un asunto no resuelto como ese, puede afectar a la sociedad cubana.

De todos modos, aunque el tema ha recibido un impulso avasallador, la resistencia de siglos, no es posible vencerla en poco menos de 60 años.

Por lo que no debemos hacernos ilusiones de  que todas las puertas se abren para mirar hacia el tema. Hoy se abren muchísimas más, pero aun otras permanecen cerradas. Idealismos con este tema, más nunca.


27-⁠12-⁠2017