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Este Blog está dedicado a mi padre, a su obra de vida, a sus ideas, pero por sobre todas las cosas a su constancia. Al académico, padre y abuelo.
Se agradecen los comentarios inteligentes, que aporten al debate intelectual, que complementen o contrasten los artículos publicados, desde una óptica de respeto por las ideas, incluso aquellas que no se comparten.

domingo, 21 de diciembre de 2014

LA AGENDA DE OBAMA PARA EL RESTABLECIMIENTO DE LAS RELACIONES CUBA-ESTADOS UNIDOS.


AUTOR. ESTEBAN MORALES.
UNEAC.
Sin dudas, cuba ha obtenido dos triunfos en tiempo record. Ya están en cuba Ramon, Gerardo y Antonio. Obama ha tenido que reconocer que la política hacia cuba es un fracaso, de lo que se trata ahora es formular una nueva política. Tal vez no de objetivos esencialmente diferentes a la primera, pero al menos con métodos distintos.
 El discurso de Barack Obama  formula la nueva política y lo hace con una construcción interesante. No se trata de un simple discurso,  sino de una pieza de oratoria política,  que marca la estrategia con que el  presidente  está enfocando el restablecimiento de las relaciones con Cuba. Todo está dicho en el discurso;  el presidente nos dijo que quiere para Cuba y para Estados Unidos, con toda la  valentía y honestidad que es posible suponerle, pero no nos está regalando nada, simplemente esta reconociéndonos el derecho que tenemos todos a luchar por lo que queremos.
El bloqueo continúa como pieza clave dentro de la estrategia del Presidente, y siendo el tema más difícil, se enfoca  como algo que será tratado para su eliminación sobre la base de una negociación con el congreso, después de que se haya avanzado en otros temas. Siendo el levantamiento del bloqueo la principal demanda de Cuba  por constituir este piedra angular de la agresión histórica de Estados , el proceso de levantamiento del mismo queda para último, como condicionado al comportamiento de Cuba  en  otros aspectos de la negociación entre ambos países. No obstante, el Presidente Obama, podrá  ir adoptando medidas que  representarán  un alivio importante  a las presiones que el bloqueo de conjunto ejerce sobre Cuba, en particular sobre sus relaciones  económicas  a nivel internacional.
Primero que todo, se restablecen las relaciones diplomáticas, lo cual permite  la rehabilitación de las embajadas en Washington y en La Habana,  con vistas a garantizar la logística de las negociaciones. Ello es muy importante, porque ambos países  quedan frente a frente en igualdad de condiciones. Lo que siempre fue la única condición que Cuba ha planteado.
La asimetría entre ambos países existe, pero no es fruto de la voluntad de nadie; lo que si no es posible permitir,  es que esa asimetría  se traslade a la política, porque ello  fue lo que en esencia  hizo fracasar  las negociaciones entre ambos países durante la administración de Carter.
Lo que veremos a continuación será dos países negociando sus diferencias, pero entre los cuales ya existirán relaciones diplomáticas. Ello dará más holgura y libertad de actuar a los que deberán negociar. Al mismo tiempo, Estados Unidos reconstruye la atalaya que perdió cuando el 3 de enero de 1961 decidió romper las relaciones con Cuba y retirar su embajada.
Estoy convencido de que muchos aspectos de las negociaciones avanzaran sin  grandes  problemas, ni muchos obstáculos. Algunos de estos aspectos pueden ser:
-       Asuntos  migratorios.
-       Temas culturales e  intercambio académico.
-       Medio ambiente.
-       Correos, comunicaciones e internet.
-       Colaboración en la interdicción del narcotráfico.
-       Relaciones comerciales  dentro de la potestad  ejecutiva, tarjetas de crédito, relaciones bancarias en general.
-       Aspectos financieros ya acordados  para facilitar las relaciones migratorias.
-       Remesas, paquetes, otros beneficios.
-       Intercambio “pueblo a pueblo”.
-       Ayuda humanitaria, solidaridad y remesas para proyectos sociales.
-       Conversaciones alrededor de la base naval de Guantánamo.
-       Viajes  turísticos de ciudadanos norteamericanos a Cuba.
-       Liberación de prisioneros.
-       Cierto intercambio tecnológico, amparado por proyectos culturales, académicos y artísticos previamente acordados.
-       Otros asuntos consulares.
Existen ya, toda una gama de actividades de las cuales algunas vienen realizándose y otras  recibirán mas apoyo financiero para su realización. 
Las mayores complejidades de la negociación  se producirán  con aquellos asuntos de la agenda del presidente Obama, que tienen que ver con el régimen económico  y político cubano:
-       Niveles de alcance  de la privatización.
-       Libertades para importar y exportar.
-       Organizaciones laborales y libre sindicalización.
-       Derechos humanos.
-       Democracia.
-       Libertades individuales.
-       Inversiones
-       Contrataciones y  régimen salarial.
Todo parece indicar que en estos últimos  puntos están los asuntos más complejos a negociar. Dado que las administraciones norteamericanas en estos años, han pretendido siempre  obligar a Cuba  a cumplir la  carta democrática de la OEA;  principios de democracia y derechos humanos y economía de mercado,  que pretenden homogeneizar el sistema político cubano,  considerando a los de Estados Unidos como modelo universal de democracia. La negociación no será fácil para Cuba, pero tampoco lo será para los Estados Unidos, que con las guerras que ha librado y continúa  librando, las torturas y las cárceles secretas, entre otros temas,  ha acumulado un largo expediente  que no lo sitúa precisamente en una posición  ventajosa  para la discusión  de estos asuntos. Se han sumado también recientemente el tema del racismo y  el abuso policial en las  cárceles y ciudades norteamericanas.
Estados Unidos, en particular con su política hacia Cuba, ha contribuido mucho a la desmoralización y destrucción ética de los principios que durante años ha esgrimido para agredirnos. Utilizando instrumentos, como por ejemplo, poner a Cuba en la lista de países terroristas, asunto este que les resulta imposible  justificar.
El debate de los temas de derechos humanos y democracia en Cuba, será un debate largo y difícil, que incluso,  no  se decide en la mesa de negociaciones sino en la dinámica política interna de Cuba. Será definitoria la correlación de fuerzas políticas internas, que los cambios económicos  generen. En el discurso del presidente  hay tres asuntos: el cambio de prisioneros;  el proceso de  restablecimiento de las relaciones entre ambos países y  el interés por cambiar el régimen  político  en la isla. Estos aspectos son claves en la dinámica que Obama quiere desplegar  para influir dentro de Cuba con el objetivo de que esta abandone la opcion socialista que ha escogido.
La agenda presidencial de Obama, desde el propio discurso, ya ha contado con un ambiente internacional de apoyo, este va creciendo y crecerá aun más cuando  los líderes del hemisferio, vean que las negociaciones para llegar a la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos avanzan.  Ello representará sin dudas, un incremento de la popularidad del presidente Obama  a nivel internacional. Al interior de los Estados Unidos la  nueva política  cuenta con un  apoyo importante, que también repercutirá positivamente en la popularidad del presidente.
Obama tendrá que enfrentar la oposición que le viene del congreso, de esa derecha formada por Marco Rubio, Diaz Balart, Ileana Ross, Bob Menendez, entre  otros; pero lo hará desde una posición sólida orientada a defender el cambio de política. En esta pocisión cuenta con un apoyo interno sustancial y argumentos más que suficientes. La parte que se opone a su agenda (republicanos o no) estarán defendiendo el status quo. No es difícil augurar, que estos últimos tienen casi pérdida la batalla, en el orden ético y político. Aunque se aferrarán a los mecanismos  administrativos congresionales, para en términos prácticos, tratar de frenar  la  aplicación de  las medidas  del presidente. La pocision de los congresistas opuestos a las iniciativas de Obama, no durará más allá del peligro que esta pocisión representará de cara a los procesos electorales del año 2018. Además esta el hecho de la perjuicio que los ataques contra Obama, con referencia a este tema, puedan provocar  en un candidato republicano que intente  acceder a la presidencia. Luego auguro que la pelea no durará mucho.
La inteligencia y el pragmatismo de Obama han brillado por varias razones, cuando seleccionó  el momento  para dar el giro de la política hacia Cuba:
-       De todos los conflicto que el presiente Obama tiene en su política exterior, el caso de Cuba es el que reúne mejor las condiciones  para obtener resultados rápidos, de impacto global y hemisférico y sin extraordinario  gasto de recursos, sobre todo comparándolo con los conflictos que tiene el Oriente Medio.

-       Cuba le sirve a Obama para terminar con una política que al cabo de más de 50 años, ya presentaba costos de oportunidad insostenibles, sin ningún  beneficio. Tratar de solucionar otros conflictos le ha costado mucho, sin que aún pueda exhibir logros significativos.

-       Solucionar el conflicto con Cuba representa una gran ayuda para la política exterior norteamericana en el hemisferio. La cual ya había sido fuertemente cuestionada con vistas a la Cumbre de las Américas, que se celebrará en abril del año 2015.

-       Cuba,  paulatinamente,  ha comenzado a mostrar que la colaboración con Estados Unidos  puede tener beneficios nada  despreciables para ambos  países, en la colaboración en la salud, la ciencia, la  educación, la lucha contra el narcotráfico,  la seguridad ambiental y el  intercambio económico entre otras.

-       Cuba ha pasado a constituir a nivel internacional  un conflicto ético  para Estados Unidos con las naciones pequeñas. Estas naciones durante  muchos años han observado la resistencia heroica de la isla y la  incapacidad meridiana de Estados Unidos para doblegarla.

-       La comunidad cubana en los Estados Unidos ha dejado de ser monolítica, generando corrientes de pensamiento y de comportamiento político, que cuestionan crecientemente la vieja política hacia Cuba. Beneficiando considerablemente a la isla.


-       El bloqueo ha dejado de ser aceptado a nivel internacional, aún por los aliados de Estados Unidos. Es además fuertemente cuestionado dentro de la sociedad norteamericana  en general.

-       Después del caso de Elián Gonzalez, la sociedad civil norteamericana, comenzó a reaccionar  de manera negativa ante la política seguida por Estados Unidos contra Cuba.

-       Las administraciones norteamericanas con su política han tratado de cambiar a Cuba, pero quien ha resultado aislada a nivel internacional  y cambiada internamente, respecto al tema, ha sido la sociedad norteamericana.


El cambio de la política de Estados Unidos hacia Cuba, iniciado por Obama responde a una realidad que solo un grupo reducido no alcanza a ver. Diríase, principalmente entre  aquellos que se habituaron  a vivir de la política hacia cuba, como un negocio más.
Los que hoy se oponen a la nueva agenda de Obama hacia Cuba, son aquellos que hicieron de la contrarrevolución un modo de vida  y de la distribución de los fondos públicos de Estados Unidos con ese destino una de sus actividades política preferidas. Romper con ese andamiaje ,de dinero fácil  para  tantos,  va a ser complejo. Tal vez veamos un cambio en los programas, ejemplo:  las escuelas para formar líderes;  el dinero para viajar en primera clase y hospedarse en buenos hoteles para ir a hablar mal de la pocisión Cuba en Europa y todo aquellos que forma parte del modo de vida de los que sostenían la vieja política. Obama no  solo tiene que cambiar  la política hacia Cuba, sino también desarmar la maquinaria  que consumía los  dineros  del contribuyente norteamericano, y que no dio los resultados esperados. Son muchas las cosas de las que  Obama puede desembarazarse al cambiar la política hacia Cuba : mucha corrupción, burocratismo y oportunismo acompañaron siempre esa política. Pero le advertimos a Obama, que no sera fácil para muchos cubanos imaginar una política en la que Estados Unidos persiga otro objetivo que no sea otra cosa que volver a apoderarse  de la isla. Aunque no esta demás pensarlo, porque pesa demasiado la historia entre ambos países. Por mi parte, creo que hay que actuar sin prejuicios y darle al presidente Obama, el beneficio de la duda. Aprendiendo  a vivir dentro de las tendencias generales de este mundo, en el cual, todos tenemos derecho a exigir que los demás se parezcan a nosotros.

Cuba debe brindar su máxima colaboración para que esa política de nuevo tipo avance. Es la única alternativa posible para coexistir en paz. Claro que de ambas partes siempre habrá quienes miren con la desconfianza de si la Isla está vendiendo su independencia y  soberanía,  o si Estados Unidos quiere hacer de Cuba un “hijo bobo” por nada a cambio. Ante ambas actitudes, de los dos  lados,  como diría el poeta “cierra la muralla”.

Diciembre 18 del 2014.

viernes, 21 de noviembre de 2014

El profesor Esteban Morales y las relaciones Cuba-EEUU

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El profesor Estaban Morales es uno de los más reputados investigadores en el tema de las relaciones Cuba-EEUU. Acaba de publicar el libro “De la confrontación a los intentos de normalización”, un material imprescindible para comprender el conflicto bilateral. Accedió a dedicarnos parte de su tiempo para conversar sobre el pasado, presente y futuro de esas relaciones.

P: Vienen cambios en la política de los EEUU hacia Cuba?

R: Haría falta hacer un análisis a punta de lápiz sobre las pasadas elecciones y la composición del Congreso. Obama no puede levantar el Embargo porque es prerrogativa del Congreso pero hay muchas cosas que sí puede hacer. Puede ampliar los intercambios académicos, abrir la posibilidad de que los estadounidenses visiten Cuba, sacar a nuestro país de la lista de terroristas, dialogar en la Base de Guantánamo, aumentar la colaboración en la lucha contra el ébola. Obama puede también negociar el cambio de Alan Gross por nuestros 3 compañeros presos en EEUU.

P: Hay quienes comparan la coordinación en lo del ébola con la diplomacia del ping-pong con China.

R: Bueno, sí se parece porque es un acercamiento que puede abrir otras puertas. Se pueden hacer muchas cosas que aliviarían la presión sobre Cuba y también las presiones que recibe EEUU, por ejemplo las de América Latina invitando a Cuba a la Cumbre de las Américas en el 2015. Washington está pagando cada día costos más altos por mantener esa política de hostilidad.

P: Se podría iniciar en breve un diálogo bilateral?

R: Yo creo que hoy sí es posible. En 1977 con la administración Carter se realizó el diálogo más importante hasta ahora. El problema entonces fue que se incorporó al debate bilateral temas multilaterales como la presencia de Cuba en Angola, en Centroamérica o sus relaciones con la URSS.

P: Cuales serían los obstáculos hoy en día?

R: Los obstáculos que había en la época de Carter no existen hoy, nuestras relaciones con Rusia son diferentes, no tenemos con tropas en África y la situación en Centroamérica cambió. El activismo internacional de Cuba hoy tiene otras características, tiene que ver más con colaboración de salud, educación, etc.
Hoy lo que existe son percepciones, Obama dijo que el obstáculo principal es el de Alan Gross, pero ese se puede resolver fácilmente. Lo que ocurrió con Gross es culpa de él y de los servicios de inteligencia norteamericanos que lo enviaron a Cuba, su propia familia ha dicho que Obama es el responsable de esa situación. Nuestro gobierno propone canjearlo por los 3 presos que aún quedan en los EEUU, sería ganancia para todos.

Profesor Esteban Morales Domínguez
P: Cuba podría liberar a Gross a cambio de iniciar un diálogo o es una premisa la liberación de los 3 agentes cubanos?

R: Yo creo que es una premisa porque es una cosa muy dolorosa para nosotros, son 16 años que llevan prisioneros esos muchachos allá. Fueron a cumplir una misión para proteger a Cuba y fue una injusticia lo que se les hizo a allá. Yo creo que es correcto que Cuba ponga como condición su excarcelación para permitir a Gross volver a EEUU. La administración Obama tiene las facultades para hacerlo y no tendría grandes costos. El otro día cambiaron a 11 talibanes por 1 soldado norteamericano.

P: Cuba quiere empezar por este punto?

R: No necesariamente hay que empezar por ahí, de hecho ya estamos colaborando en el combate al ébola. Podemos además debatir otros asuntos pero más tarde o más temprano habrá que hablar de estos presos.

P: Cual sería la agenda cubana?

R: Uno de los tema que hay que hablar es el del bloqueo, sobre todo su aspecto financiero, donde ocurren cosas tan absurdas como la multa de U$D 8 mil millones a un banco francés. Cuba puede también pedir que se permita a los norteamericanos venir a Cuba porque tendría un significado importante para el crecimiento del turismo. Se puede seguir con la liberación de algunas medicinas que necesitamos y no nos permiten comprar. Se puede negociar las reglas de comercio con EEUU donde hoy Cuba tiene que pagar adelantado y cash. Hay unas cuantas cosas que se podrían hacer.

P: Hasta donde el gobierno cubano estaría dispuesto a negociar?

R: El gobierno cubano está dispuesto a negociar todo lo que el gobierno de EEUU considere, incluido el tema de los Derechos Humanos. Lo que Cuba no va a aceptar es que Washington le imponga parámetros al sistema político cubano, exigiendo que sea pluripartidista o que vaya a una economía de mercado. Esas cosas pertenecen a la soberanía cubana y nunca aceptaríamos que nos digan lo que tenemos que hacer.

P: Por que fracasaron las negociaciones anteriores?

Esteban Morales acaba de publicar nuevo libro sobre Cuba-Estados Unidos
en conjunto con el historiador Elier Ramirez

R: El elemento central fue que nunca EEUU quiso negociar en igualdad de condiciones, siempre trató de imponer su agenda. Washington trató de decirnos cuales debían ser nuestras relaciones internacionales, exigiendo que rompiéramos con la URSS. Se exigía que abandonáramos Angola. Eso fue mortal, puso las cosas de tal modo que no se podía avanzar porque Cuba no podía aceptar que EEUU le dictara su política.

P: Que podría hacer Cuba para facilitar el acercamiento?

R: Hace 2 años Cuba lanzo una cantidad inmensa de temas en los que se podía colaborar con EEUU, en temas médicos, educacionales. Pero no habrá entendimiento mientras Washington piense que Cuba es demasiado pequeña como para hablar de igual a igual. Nuestro discurso hoy es bien diplomático hacia EEUU y Raúl ha dicho que está dispuesto a conversar lo que sea y cuando sea pero en pie de igualdad.

Tomado del Blog Cartasdecuba con permiso del autor

domingo, 2 de noviembre de 2014

El reto de mirar hacia adentro / Esteban Morales



El libro que Ud. tiene en sus manos, es el fruto de al menos 4 cuatro
años de trabajo. Esta insertado dentro del proceso actual que vive
Cuba, donde existen actitudes de personas o cuadros de dirección
a todos los niveles, que rechazan la crítica, esquivan a la prensa, se
niegan a darle la información necesaria para su trabajo, en incluso se
dan el lujo, de negarle acceso a lugares públicos.
Por eso una parte de los artículos contenidos en el libro, van dirigidos
a enfrentar esa impunidad con que se comportan algunos dirigentes
estatales, en el ejercicio de la impunidad.
El comercio, sobre todo en divisas, es el área de actividad donde el
ciudadano sufre más el maltrato y el robo.

Lecciones históricas para Obama

(Palabras de presentación del libro De la confrontación a los intentos de normalización. La política de los Estados Unidos hacia Cuba. 13 de octubre de 2014, Sala Villena de la UNEAC)

Nos complace muchísimo poder presentar esta segunda edición ampliada del libro: De la confrontación a los intentos de “normalización”. La política de los Estados Unidos hacia Cuba, de conjunto con la obra Back Channel to Cuba. The Hidden History of the Negotiations between Washington and Havana, de los amigos y reconocidos investigadores estadounidenses William Leogrande y Peter Kornbluh, y teniendo nada más y nada menos de moderador a Ramón Sánchez Parodi, quien fuera uno de los principales protagonistas de la historia que abordan ambos textos, además de ser un profundo conocedor y estudioso de las relaciones Estados Unidos-Cuba. Le reiteramos a Parodi nuestro agradecimiento por haber tenido la gentileza de acompañarnos y además haber escrito para nuestro libro un excelente prólogo.

El hecho de que hoy podamos estar presentando al unísono dos textos sobre una arista tan poco explorada en estudios anteriores sobre el conflicto Estados Unidos-Cuba, con la visión tanto de autores cubanos, como estadounidenses, dice mucho de los estrechos vínculos que han alcanzado nuestros pueblos en materia de intercambio académico y cultural, y de lo que pudiera ser en un futuro, de no existir las regulaciones que hoy lo limitan. Por otro lado, habría que decir que cada vez son más las voces dentro de la academia estadounidense que manifiestan su rechazo a la política de bloqueo y agresión contra Cuba y abogan por una urgente “normalización” de las relaciones entre ambos países. William Leogrande y Peter Kornbluh son una muestra muy elocuente de ello.

El libro que hoy presentamos creció considerablemente en comparación con el publicado en el 2011 por la Editorial de Ciencias Sociales, gracias a los valiosos documentos cubanos a los que pudimos acceder en los últimos años, el examen de numerosas fuentes documentales de los archivos estadounidenses recientemente desclasificados y la realización de nuevas y más extensas entrevistas con actores históricos de ambos países. De esta manera aparecen en el libro nuevos tópicos y pasajes históricos, convertidos en epígrafes y capítulos. Asimismo, tuvimos la oportunidad en esta edición de incrementar los documentos que aparecen como anexos, los que estarán ahora a disposición de otros investigadores y estudiosos del tema.

Quiero advertir que, aunque en el libro se hace mención a los diferentes momentos de negociación entre los Estados Unidos y Cuba, luego de la ruptura de las relaciones diplomáticas en 1961 hasta la actualidad, no se abordan a plenitud todas esas experiencias. Preferimos más bien en este obra concentrarnos en los momentos cumbres de esta diplomacia secreta, de acercamientos y diálogos entre Washington y La Habana, o lo que incluso se llamó por la parte estadounidense: “procesos de normalización de las relaciones”, que únicamente tuvieron lugar durante la administraciones de Gerald Ford (1974-1977) y Jimmy Carter (1977-1981), aunque como explicamos en el primer capítulo, en el año 1963, durante la administración Kennedy, hubo ciertos tanteos diplomáticos de acercamiento que aún hoy nos hacen preguntarnos en qué hubiesen terminado de no haber ocurrido el asesinato del presidente demócrata, el 22 de noviembre del propio año en Dallas.

Al ser el período de la administración Carter en el que más lejos pudo avanzarse en el camino hacia una posible “normalización” de las relaciones, le dedicamos el mayor espacio del libro. Lo ocurrido en esos años en cuanto a conversaciones, negociaciones y gestos de ambos lados, no tenía precedentes, ni pensamos haya sido superado hasta nuestros días. La administración Obama, teniendo incluso un contexto más favorable, ha quedado muy rezagada en comparación con lo que en su momento hizo Carter en cuanto a una  posible “normalización” de las relaciones con Cuba. De ahí que esta etapa, en particular, ofrece una serie de lecciones de extraordinaria valía para el presente y el futuro de las relaciones bilaterales. No se trata solo de una cuestión de aportar a la ciencia histórica, sino de que ese aporte pueda tener también algún impacto transformador en nuestra contemporaneidad, que se traduzca en la búsqueda de una solución al ancestral conflicto Estados Unidos-Cuba, que nos mueva, si bien no a una normalización entendida en su forma clásica, al menos a una relación más civilizada o a un modus vivendi entre adversarios ideológicos.

Ahora bien, consideramos que lo más interesante en esta nueva presentación, para no repetirnos, sería en primer lugar fijar nuestros puntos de vistas sobre el por qué del fracaso del proceso de “normalización” de las relaciones durante los mandatos presidenciales de Gerald Ford y Jimmy Carter y luego polemizar un tanto con algunos asertos que en torno al tema se han emitido durante años, fundamentalmente por autores foráneos.

I

Consideramos que la razón fundamental por la cual no se alcanzó la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba durante las administraciones Ford y Carter, residió en la no superación de la esencia histórica de la confrontación entre ambos países: la intención de los Estados Unidos de dominar la política doméstica y exterior de Cuba y la voluntad manifiesta de la Isla, de pagar el precio necesario por su soberanía.

Si bien durante la administración Ford hubo bastante consenso dentro de los círculos de poder estadounidenses respecto a considerar el activismo internacional de Cuba como el principal impedimento para “normalizar” las relaciones, en el período de Carter hubo más criterios contrapuestos, aunque al final la concepción “globalista” con relación a los conflictos internacionales, defendida fundamentalmente por el asesor para asuntos de Seguridad Nacional, Zbiniew Brzezinski, terminó imponiéndose a la “regionalista” que respaldaban el secretario de Estado Cyrus Vance y el personal diplomático más experimentado del Departamento de Estado y que tendía a analizar los problemas internacionales no dentro de la rivalidad este-oeste, sino buscando sus causas endógenas. De esta manera, la ilusión de que Cuba renunciara a su solidaridad internacional a cambio de la “normalización” de las relaciones con Estados Unidos, desplazó los enfoques más constructivos dentro de la estructura de gobierno estadounidense a partir de 1978.

Indudablemente, los cambios acontecidos en el entorno internacional, en la dinámica interna de los Estados Unidos, así como la influencia negativa del sector antinormalización dentro del ejecutivo y el congreso estadounidense, fueron variables que tuvieron una incidencia importante en que los gobiernos de Ford y Carter terminaran adoptando esta perspectiva de condicionamiento tan poco constructiva.

Las elecciones presidenciales de noviembre de 1976, las cuales Ford aspiraba ganar para mantenerse al frente de la Casa Blanca y la concepción del ejecutivo, especialmente de Kissinger, en relación con la presencia militar cubana en Angola, imposibilitaron que se continuara avanzando en la búsqueda de una posible “normalización” de las relaciones con Cuba.

Por su parte, en el período presidencial de James Carter, la fuerte tendencia antinormalización en el ejecutivo y el congreso estadounidense terminó haciéndose dominante inmediatamente después de que los soldados cubanos entraran en Etiopía, al tiempo que la tendencia más conciliadora y liberal con respecto a Cuba, visible fundamentalmente en el Departamento de Estado, perdió cualquier posibilidad de protagonismo. Las propias crisis fabricadas por Zbiniew Brzezinski, asesor para Asuntos de Seguridad Nacional, la CIA y el Pentágono (Shaba I, Shaba II, Mig 23, “Brigada Soviética”, etc.) y el auge de las fuerzas progresistas y revolucionarias en áreas consideradas de intereses vitales para los Estados Unidos, fueron muy bien aprovechadas por estos sectores contrarios a un entendimiento con Cuba, logrando que la política hacia la Isla fuera vista a través del lente de la política hacia la URSS y se desmarcara del inicial diseño de política hacia el hemisferio. Estos sectores fueron también los responsables de que se impusiera la idea en la administración Carter, de que Cuba, como condición sine qua num de un modus vivendi con Estados Unidos debía: retirar sus tropas de África; no interferir en ninguna otra región que fuera de interés vital para los Estados Unidos –como fue el caso de Centroamérica y el Caribe en 1979-, renunciar a sus vínculos con la URSS; desistir de su solidaridad con la causa independentista del pueblo puertorriqueño; y realizar los pagos pertinentes por las propiedades norteamericanas expropiadas a inicios de la revolución.

Entonces, con el abandono paulatino del proceso de distensión entre Estados Unidos y la URSS y el comienzo de una nueva etapa de guerra fría, se hacía prácticamente imposible la “normalización” de las relaciones con Cuba, máxime si la política de Estados Unidos hacia Cuba era conformada a partir de los patrones de la política hacia la Unión Soviética. No fue casual que la idea de la “normalización” de las relaciones o de algún tipo de acomodo con la Isla, sólo se hubieran hecho visibles en las etapas de bajas tensiones o relativa distensión entre la URSS y los Estados Unidos, como fueron el año 1963 y los períodos 1974-1975 y 1977-1978.

II

Nuestro libro confronta con dos ideas fundamentales que hemos leído o escuchado en diversas oportunidades. La primera de ellas es la que sostiene que a Cuba en verdad no le interesaba normalizar las relaciones con los Estados Unidos, pues cuando se estaba avanzando hacia una nueva relación en la etapa de Ford, apareció lo de la presencia militar cubana en Angola y luego cuando Carter, se repitió la historia al enviar tropas a Etiopía. Es decir, que no se alcanzó la normalización, pues a Fidel le interesó más en aquel momento el papel de Cuba en África, que la normalización de las relaciones con los Estados Unidos. La segunda y la más alejada aún de la verdad histórica es la que ubica al líder de la Revolución Cubana como el gran obstáculo que ha impedido una relación normal entre ambos países.

El primero de los enfoques señalados, desvirtúa los hechos, desconoce la estrategia cubana en política exterior de aquellos años y los móviles de su liderazgo histórico. Cuando profundizamos un poco, de inmediato comprendemos que Fidel jamás vinculó ambos temas. Él manejaba el proceso de normalización de las relaciones con los Estados Unidos y el internacionalismo de Cuba en África como cuestiones independientes. Ambas de extraordinaria importancia estratégica para Cuba. Fueron los Estados Unidos los que establecieron esa conexión funesta. Wayne Smith, quien fuera jefe de la sección de intereses de los Estados Unidos en La Habana durante los dos últimos años del mandato de Carter, lo  ha dicho magistralmente: “Pero el hecho de que Castro no le hubiese dado la espalda al MPLA no representaba una falta de interés en mejorar sus relaciones con los Estados Unidos. De haber sido así, el estímulo brindado por los norteamericanos a las incursiones de las tropas de Zaire y Sudáfrica también hubiese sido un indicio de cinismo de los propósitos del acercamiento de los Estados Unidos hacia Castro. Quizás él así lo pensó, pero optó, en la práctica, por mantener los dos asuntos separados y continuar con el acercamiento, pese al respaldo concedido por los Estados Unidos a las fuerzas que se oponían a los amigos de Castro en Angola”.[i]

Al respecto también señaló hace muchos años el destacado intelectual argentino Juan Gabriel Tokatlian:

“…, lamentablemente Estados Unidos fue el responsable de introducir un elemento perturbador en las relaciones entre ambos países: condicionó las aproximaciones bilaterales a temas y políticas multilaterales, es decir, multilateralizó lo bilateral y bilateralizó lo multilateral. La participación cubana en Angola durante 1975 fue interpretada como un hecho que impedía un entendimiento constructivo entre Cuba y Estados Unidos. Se ubicó este acontecimiento como un factor que inhibía todo acercamiento positivo de las partes. Esto, reiteramos, fue un error lamentable porque colocó el contenido y el sentido del debate bilateral en otra dimensión.

Y la crítica debe caer en Estados Unidos pues no fue Cuba quien esgrimió el argumento de mejorar o no las relaciones de acuerdo a si Estados Unidos apoyaba directamente a los regímenes autoritarios de Haití o Filipinas o armaba encubiertamente a Sudáfrica o intervenía en los conflictos de Medio Oriente”.[ii]

Sin embargo, lo más interesante para nosotros fue encontrarnos que Robert Pastor, quien era asistente para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional en la época de Carter, comprendió lo fallido de la estrategia estadounidense a la hora de negociar con Cuba y vincular la normalización de las relaciones a la retirada de las tropas cubanas de África y advirtió con gran visión de la perspectiva cubana que ello haría fracasar el proceso de normalización. El 1ro de agosto de 1977, Pastor le escribió a Brzezisnki: “Hemos considerado el aumento de las actividades de Cuba en África como una señal de interés decreciente por parte de Cuba respecto del mejoramiento de las relaciones con los EE.UU, y Kissinger unió las dos cuestiones –la retirada de Cuba de Angola a fin de lograr mejores relaciones con los EE.UU– solo para fracasar en ambas. Existe una relación entre las dos cuestiones, pero se trata de una relación inversa. Mientras Cuba intenta normalizar relaciones con las principales potencias capitalistas del mundo, Castro también experimenta una necesidad sicológica igualmente fuerte de reafirmar sus credenciales revolucionarias internacionales. No afectaremos el deseo de Castro de influir en los acontecimientos en África tratando de adormecer o detener el proceso de normalización; este es el instrumento equivocado y no tendrá otro efecto que no sea detener el proceso de normalización y descartar la posibilidad de acumulación de influencia suficiente sobre Cuba por parte de los EE.UU, que a la larga pudiera incidir en la toma de decisiones de Castro”.[iii]

En entrevista que pudimos hacer a Pastor, pocos años antes de su lamentable fallecimiento, este nos dijo: “Mi memorándum no persuadió al gabinete, ni al Presidente. En nuestras conversaciones en Cuernavaca y La Habana, yo seguí la política del gobierno de los Estados Unidos más que la que yo había propuesto. Como nosotros aprendimos, mi análisis era correcto”.[iv]

En cuanto al segundo criterio, que en acto de injusticia histórica coloca en los hombros de Fidel la responsabilidad del no entendimiento entre ambos países, el libro que hoy presentamos demuestra todo lo contrario. En primer lugar, habría que decir que Estados Unidos y Cuba no han tenido jamás una relación normal, no la tuvieron en el siglo XIX, tampoco en el XX. La esencia de la confrontación –mucho más antigua que Fidel-,  hegemonía versus soberanía, viene arrastrándose por siglos. Por otro lado, si ha habido en estos últimos más de 50 años alguien interesado en avanzar hacia un modus vivendi, ha sido Fidel Castro. Cuando se revisa la documentación cubana del período es  sorprendente la cantidad de tiempo que el Comandante en Jefe dedicó durante años a recibir y conversar con congresistas y personalidades de la política norteamericana. Si Fidel no hubiera creído que era importante este tipo de encuentros para buscar un mejor entendimiento entre ambos países, no hubiera invertido en ellos ni un minuto de su preciado y limitado tiempo.

Empleando la diplomacia secreta Fidel fue el gestor de numerosas iniciativas de acercamiento entre ambos países. Así lo reafirman los documentos de ambos lados que hemos podido consultar.

A través del abogado James Donovan, quien negoció con Fidel la liberación de los mercenarios presos a raíz de la invasión de 1961, la periodista Lisa Howard y otras vías, el líder de la Revolución hizo llegar al gobierno de Kennedy una y otra vez su disposición de conversar en busca de un entendimiento. En agosto de 1961 Ernesto Che Guevara trasladó una rama de olivo al gobierno estadounidense en un encuentro que sostuvo en Montevideo con el asesor especial de Kennedy para asuntos latinoamericanos, Richard Goodwin. Es imposible pensar que el Che actuara por su cuenta y no de común acuerdo con el líder cubano. Fidel además envió un mensaje verbal al ya presidente Lyndon Jonhnson a través de la periodista Lisa Howard en 1964, que entre otras cosas decía:…… “Dígale al Presidente (y no puedo subrayar esto con demasiada fuerza) que espero seriamente que Cuba y los Estados Unidos puedan sentarse en su momento en una atmósfera de buena voluntad y de mutuo respeto a negociar nuestras diferencias. Creo que no existen áreas polémicas entre nosotros que no puedan discutirse y solucionarse en un ambiente de comprensión mutua. Pero primero, por supuesto, es necesario analizar nuestras diferencias. Ahora, considero que esta hostilidad entre Cuba y los Estados Unidos es tanto innatural como innecesaria y puede ser eliminada”.[v]

Hasta  a un furibundo adversario de la Revolución Cubana como Richard Nixon tendió la mano Fidel de manera confidencial. Los documentos desclasificados en los Estados Unidos muestran que el 11 de marzo de 1969 el embajador suizo en La Habana, Alfred Fischli, luego de haber tenido una entrevista con Fidel, en un encuentro que sostuvo con el secretario de Estado de los Estados Unidos, William P. Rogers, trasladó a este un mensaje no escrito del primer ministro cubano en el que expresaba su voluntad negociadora. [vi]

Durante la administración Carter fueron muchas las acciones de Fidel que mostraron su disposición de mejorar las relaciones con los Estados Unidos. En el año 1978, aunque sin mostrarlo como un gesto directo hacia los Estados Unidos, se liberaron en Cuba miles de presos contrarrevolucionarios, lo cual evidenciaba un deseo de la dirección cubana de reanimar el proceso de normalización de las relaciones entre ambos países, congelado a partir de la entrada de tropas cubanas en Etiopía. “En ese momento –recuerda Robert Pastor-, llegué a la conclusión de que Castro vio esta iniciativa como una manera de tratar de poner las discusiones sobre la normalización de nuevo en marcha. No tenía la menor intención de negociar el papel de Cuba en África a cambio de la normalización, pero tal vez pensó que gestos positivos en los derechos humanos,  prioridad de Carter, serían suficientes. No lo eran”. [vii]

En el año 1977 Carter había señalado que la clave para avanzar hacia una normalización de las relaciones con Cuba eran los derechos humanos, pero en 1978 evidentemente este tema había quedado desplazado frente al de la presencia militar cubana en África, y las implicaciones de la misma en el marco del enfrentamiento Este-Oeste. Podríamos mencionar muchísimos más ejemplos que aparecen en el libro. Lo cierto es que la postura de Fidel ha sido siempre la de estar en la mejor disposición al diálogo y la negociación con nuestro vecino del Norte. Sin embargo, siempre ha insistido, con sobrada razón y teniendo como respaldo el derecho internacional y un conocimiento profundo de la Historia de Cuba, que este diálogo o negociación sea en condiciones de igualdad y de respeto mutuo, y no persiga que Cuba ceda ni un milímetro de su soberanía o abjure a alguno de sus principios. Esta es hoy la misma postura –aunque con estilo propio- del general-presidente Raúl Castro, así lo ha reafirmado en innumerables discursos e intervenciones públicas.

III

Mientras la “normalización” de las relaciones sea entendida por los Estados Unidos desde la dominación, será imposible dar un salto histórico que permita a nuestras naciones establecer una relación más civilizada. En la medida que los intereses de seguridad imperial de la clase dominante en los Estados Unidos continúen prevaleciendo por encima de los legítimos intereses de seguridad nacional del pueblo norteamericano en el diseño y la implementación de la política hacia Cuba, será quimérico pensar en la posibilidad de un entendimiento que perdure en el tiempo. Lo paradójico es que Cuba representa una garantía para los Estados Unidos en temas de seguridad como: el narcotráfico, la migración, el tráfico de personas, el terrorismo, el enfrentamiento a catástrofes naturales, entre otros. Temas, algunos de los cuales generan a Washington continuos diferendos con otros países a los que considera sus socios en la región. Avanzar en todas aquellas áreas en que pueda haber un interés común, realmente nacional, es la mejor vía por romper la inercia del desencuentro y una cultura política que se remonta a los años en que fue diseñada la llamada “política de la fruta madura”.

Obama tiene en estos dos libros que hoy unimos numerosas lecciones y a la vez un consenso interno y externo que jamás ha tenido presidente estadounidense alguno para hacer historia, dejando atrás una política que cada día se vuelve más absurda y obsoleta. El próximo 28 de octubre, en la Asamblea General de la ONU, cuando el mundo vote nuevamente contra el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba, se pondrá nuevamente de manifiesto.

Sabemos que el bloqueo no puede ser levantado de un día para otro y que el legislativo estadounidense tiene buena parte de las prerrogativas al respecto, pero el presidente Obama podría usar sus facultades ejecutivas y como un primer paso hacia un giro de política, retirar a Cuba de la lista de países terroristas y liberar a los antiterroristas cubanos Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero de su injusto encierro. Estas medidas, además de que estimularían la búsqueda de una salida humanitaria  al caso del señor Alan Gross, como ha señalado en reiteradas ocasiones el gobierno cubano, despejarían el camino y crearían un clima más propicio para conversar y negociar sobre otras cuestiones más complejas.

En realidad, cuando en su último discurso de campaña,  Obama dijo  que conversaría con Cuba y eliminaría las restricciones puestas a Cuba  por su antecesor, aunque también  dijo que mantendría el bloqueo, era posible  pensar  que a estas alturas hubiera podido haber adelantado algo más. Sobre todo, si prestamos atención a sus primeros discursos en los que parecía exhibir coherencia y respuestas lógicas a los problemas que Estados Unidos enfrentaba entonces en su política exterior.

Pero hoy Obama parece haber retrocedido, tanto respecto a Cuba como en el resto de su política exterior.

En cuanto a Cuba, ha recrudecido el bloqueo hasta lo inimaginable; frente a una actitud antibloqueo que ha crecido más que nunca, incluso dentro de Estados Unidos. Si Obama quisiera  hacer cambios sustanciales en la política hacia Cuba, cuenta hoy con las ventajas que no ha tenido ningún presidente. Si estuviese dispuesto a eliminar el llamado por ellos obstáculo de Alan Gross, el cambio sería solo el de un error en su trabajo de inteligencia contra Cuba, por el borrado de la mancha que en el sistema legal norteamericano  representa mantener presos a los tres cubanos que aun guardan cárcel en los Estados Unidos. Todo sería ganancia. Ese cambio, como el presidente lo debe saber, no tiene la menor connotación para la seguridad nacional norteamericana. Lo que si puede ser un problema, es que el presidente retrase tanto el cambio, que el retorno de Gross a Estados Unidos ya no tenga sentido.

Obama ha retardado tanto  buscar  mejorar, por sí mismo,  las relaciones con Cuba, que lo ha convertido  en un asunto de presiones para su ya fracasada política hacia América Latina y el Caribe. Es difícil imaginar, salvo que tenga sobre si brutales presiones, que hagan peligrar su persona, que Obama pueda pensar, que con las condiciones que se dan en estos momentos, el costo de cambiar la política hacia Cuba le vaya a ser sensiblemente  desfavorable. Obama está ciego si no es capaz de ver las ventajas que tiene comenzar un serio cambio de política hacia Cuba. ¿Porqué o por quién espera? ¿Cuántas señales más necesita? Nunca se habían acumulado tantas señales, internas ni externas. La última señal se la ha el 12 de octubre un editorial del New York Times bajo el título: “Tiempo de acabar el Embargo a Cuba”.

Muchas Gracias

Notas

[i]Wayne S. Smith, “La relación entre Cuba y los Estados Unidos: pautas y opciones”, en: Colectivo de autores, Cuba-Estados Unidos: dos enfoques (edición y compilación de Juan G.Tokatlian), CEREC, Argentina, 1984, p.38.

[ii]Juan G. Tokatlian, Introducción, en: Colectivo de autores, Cuba-Estados Unidos: dos enfoques (edición y compilación de Juan G.Tokatlian), CEREC, Argentina, 1984, pp.16-17

[iii] Memorándum de Robert Pastor a Brzezinski, 1ro de agosto de 1977, The Carter Administration. Policy toward Cuba: 1977-1981, (documentos desclasificados, biblioteca del ISRI, traducción del ESTI.

[iv] Entrevista realizada a Robert Pastor (vía correo electrónico), 5 de abril de 2009.

[v] “Del primer ministro Fidel Castro al presidente Lyndon B.Johnson, mensaje verbal entregado a la señorita Lisa Howard de la ABC News, el 12 de febrero de 1964, en La Habana, Cuba”, http://www.gwu.edu/-nsarchiv/  (Traducción del ESTI)

[vi] Tomás Diez Acosta, Informe Final del Proyecto: La confrontación  EE.UU-Cuba en el primer mandato de Richard Nixon (1969-1972), Instituto de Historia de Cuba, La Habana, 2014, p.50 (inédito)

[vii] Robert Pastor, “The Carter-Castro Years. A Unique Opportunity”, in: Fifty Years of Revolution. Perspectives on Cuba, The United States and the Word, Edited by Soraya Castro Mariño and Ronald W.Prussen, University Press of Florida, Miami, 2012, p.246.

jueves, 24 de julio de 2014

NO DESVIARNOS DEL OBJETIVO ESTRATEGICO

 

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ESTEBAN MORALES.

UNEAC.

En estos momentos, mi estado de ánimos es muy parecido  al de abril  del 2010, cuando alertaba sobre la corrupción, en aquel primer artículo, Corrupción: la verdadera,  contrarrevolución, que a tantos  cuadros preocupó, para venir a morir en la orilla.

Ya después de que el General Presidente advirtió  que “corrupción es equivalente a contrarrevolución”todos hablamos de ella. Porque ya he dicho que entre nosotros hay topos. Fidel en el 2005 alertaba sobre ellos. Claro, los topos pueden ser voluntarios  o involuntarios.Pero “… de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno.

. A mí, al menos, hay varias cosas que me llaman poderosamente la atención. Y conste,   que no soy paranoico,  ni partidario de la “Teoría de la Conspiración”.

En primer lugar, están teniendo lugar cosas muy positivas, en el ámbito internacional, que se  sigue abriendo para las relaciones de Cubaen función de la superación, en primer lugar, de sus dificultades económicas.

Sin dudas, acontecimientos tales como:

-La reciente visita de Vladimir Putin a Cuba y su recorrido por América Latina. Con la firma de un conjunto de convenios de colaboración que favorecen estratégicamente a la Isla.

- La iniciativa de los BRICS de abrir un banco que le haga la contrapartida a las  políticasneoliberales  del FMI y el Banco Mundial.

- Las negociaciones Rusas  en América Latina  abren una puerta amplia hacia países  aliados de Cuba.

- La reciente celebración de la Reunión de China  con América Latina y el Caribe, CELAC, con la participación de Cuba.

- La decisión favorable   adoptada por la OEA respecto a la polémica de Argentina con los Fondos Buitres.

- La decisión de China de abrirse hacia el hemisferio  Latinoamericano y Caribeño.

El interés que va despertando el Proyecto Inversionista de Mariel.

 

Todos son acontecimientos, que tendrán un impacto muy positivo sobre la economía cubana, si tenemos en cuenta además, la declaración del Premier Ruso,  sobre la ayuda que brindara a Cuba para  contribuir con esta  en  la superación del bloqueo de Estados Unidos. Por lo que los asuntos positivos  que en su entorno internacional pueden ayudar a Cuba continuanincrementándose de manera acelerada. En medio de una situación en que  la Isla  inaugura  una  Nueva Ley de Inversiones Extranjeras y su principal proyecto económico: el área inversionista de Mariel. Observándose un ambiente en torno a la economía cubana,  que sin dudas en los próximos años hará que esta avance  en la superación de  sus  dificultades.

No obstante, como siempre hemos considerado, aunque los avances externos  puedan contribuir  sobremanera a la superación de las dificultades de la economía cubana, el centro, está  en la dinámica interna de la sociedad cubana, en particular, dentro de su economía interna.

Sin embargo, contradictoriamente, durante el último año también hemos acumulado una serie de acciones que han resultado impopulares y que a mi juicio  no tienen  casi nada que ver con las medidas fuertes  que tenemos  que  adoptar para salir adelante. Se trata, yo diría,  de vericuetos, desvíos, distorsiones del camino. Veredas, por las que recientemente andamos,  sin lograr provechos y si buscándonos problemas. Porque todas afectan el estado de ánimos de la población.

No tiene  sentido que adoptemos medidas, que nos desvíen del centro de nuestras prioridades;medidas que pienso pudieran esperar  y de las cuales no sacamos provechos  sustanciales  y que lo que hacen es crearnos dificultades. Además, si algunas medidas han resultado impopulares, deben haber respuestas a la población, hay que como se dice, “hacer control de daños “.

¿Que explica los astronómicos y  ridículos precios de los carros? Yo sé de quien no pudo explicarloy lo más que hizo fue echarse la culpa. Junto a ello  la medida de anular  las cartas de autorización, de quienes esperanzados, incluso después de haberse sacrificado en una o más misiones  internacionalista, guardaba su dinero  para comprarse el carro. Sin embargo lesdijeron que esas cartas ya ntenían valor. ¿Acaso alguien  imagina que el infinito malestar queesa  medida provoco desapareció?

Poco después, aplicamos las medidas de suspender las ventas de ropas importadas, que nutrían los  comercios de muchos cuentapropistasPero además, ¿solucionamos algo? O simplemente lanzamos el comercio hacia  el mercado negro del último cuarto. Porque la gente siguevendiendo. Dado que medidas impopulares, más que ello improcedentes como esta última,  la gente no las respeta y hace todo lo posible por burlarlas. 

Se trata del mismo tipo de misma medida  ineficaz de  cuando  agarraban preso a todo el que cambiaba ilegalmente divisas en la callehasta que nos dimos cuenta que un problema económico no se soluciona con medidas represivas o administrativas tuvimos para sanear la situación, despenalizando el dólar, liberando el resto de las divisas e implantando las Casas de Cambio. Lo cual ha servido para dar mayor organicidad a nuestro flujo financiero interno.

Aunque muchos no  estén dispuestos a reconocerlo, el mercado ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Desde que el hombre lo descubrióllego para quedarse. Con el mercado tenemos que actuar inteligentemente para utilizarlo y no que él nos utilice a nosotros.

Adoptamos una Ley de Inversiones Extranjeras, que su sistema de contratación necesita ser reformado, porque contradice las medidas migratorias y en medio de ellas, la defensa del capitán humano nacional. Si un ciudadano calificado puede establecerse en el exterior, no pierde sus bienes en Cuba y puede retornar al país cuando lo desee,  solo cumpliendo elementales reglas migratorias, debemos tratar a esa persona calificada con el tacto y la inteligencia suficiente, como para que vea en Cuba  una alternativa de vida, o al menos este dispuesto a compartirla con el país.

Ahora nos percatamos de cómo está el robo, la ilegalidad y la corrupción en los  supermercados,  declarándole la guerra. Sin embargo, como ya he dicho, el asunto no se va a solucionar hasta que las masas organizadas y activas no tomen participación en ese problema.

El  más reciente   “bandazo”  ha sido el de la Aduana General de la República; apareciéndoseesta con unas medidas y   multas que nada tienen que ver con las  duras realidades que vive el país. Haciendo pagar a justos por pecadores.

Tenía que la Aduana aplicar ahora semejantes regulaciones contra todos los viajeros. ¿Cuánto hemos ganado con esas medidas y  cuanto podemos perder? En medio de una situación en la que es la mayor flexibilidad lo que nos beneficiaria. No  estamos  siendo  realistas,  ni suficientemente objetivos, cuando en medio de la  dinámica económica que tenemos  y los sobreprecios que  pagamos en las tiendas de divisas, sometemos al ciudadano que viaja a unas reglas y tarifas aduanales que lo ahogan.

Entre las   medidas  inteligentes  que hemos adoptado últimamente, de las  que tienen un impacto inmediato en la población, fueron las que tomamos con la cuestión migratoria las que más se han destacado  e impactado  positivamente. Pero hemos vuelto a caer en baches. Donde pareciera como si se tratara de medidas diferentes  tomadas por el mismo gobierno;  el que  adopto las regulaciones migratorias y el que ahora  toma las medidas aduanales. Con toda honestidad, digo, no  parecen venir del mismo lugar.

Pero además¸ ¿Porque no acabamos de implantar la Declaración de Bienes, para todo aquel que ostenta un cargo a nivel estatal, gubernamental o en las Organizaciones Políticas y de Masas?  ¿Puede alguien en buena ley oponerse a eso.

En la reciente Asambleano se le prestó atención a la proposición  que   hizo  una Diputada en esta dirección. ¿Por qué? Este tipo de situaciones no contribuye a la confianza que nuestro pueblo ha tenido y debe  mantener en su Parlamento y en quienes lo presiden.

 

Lamentablemente, hasta ahora, algunas de las medidas que se han adoptado, lo que hacen es cerrar cada vez más  las iniciativas que encuentra la gente para tratar de sobrevivir. La gente busca alternativas y debe encontrarlas y no puede ocurrir lo que con los cines 3v, que algunas gentes se agarro de unas regulaciones, que después se dijeron que eran ilegales. Pero lamentablemente, ya después que la gente había hecho su  inversión.

 

Algo que debe preocupar también es que nuestra primera Ley de Inversiones data de 1982;tenemos ahora La Nueva Ley para Inversiones Extranjeras desde el 2013, antes tuvimos la de 1995. Pero 32  años despuésaun los Ministerios, en medio de nuestras urgentes situaciones, no tienen sus Carteras de Inversiones. ¿Cuando las van a construir?  

 

También, el dato   sobre tierras ociosas que las empresas no quieren entregar, según cifras de la reciente Asamblea, es enorme. ¿Habrá que pinchar con una bayoneta  por “salvese sea la partea algún director  de empresa para que entregue las tierraso están haciendo tiempo, “esperando” para quedarse con ellas? No olvidemos que  muchos millonarios, después de la debacle en la URSS, salieron de  los propios directores de empresas y  de no pocos cuadros del partido.

 

Adicionalmente a ello, el dólar no baja, los precios tampoco, más bien tienden a subir, sobre todo  en el mercado de divisas, donde además son  sospechosamente diferenciados, la medida de equiparar las monedas,  requiere  de más tiempo. Porque no se trata de un simple asunto monetariosino de crecimiento de la productividad. Mientras, es posible comprar en pesos cubanos a precios equivalentes del CUC. Pero eso no  es lo que  nuestra gente está esperando.

 

¿Queremos  o no darle un mayor espacio  al mercado? ¿Queremos o no darle un espacio a la iniciativa individual?   Esa cierta tendencia a prohibirlo y limitarlo todo o casi todo, no puede traer más que consecuencias negativas. Al menos parece que  estuviéramos empujando a buena parte de  nuestra gente a  la ilegalidad. Me pregunto ¿hay solo un  camino? El de las prohibiciones, creo que no; las medidas que se han adoptado  deben tener algún grado de flexibilización  y las que se tomen, desde ahora en lo adelantedeben ser mas cuidadosas  y acorde con la complejidad tan difícil  del momento. Un ejemplo claro lo tenemos en la reacciones que ha provocado en la población las medidas aduanales. Por lo que llevamos casi  más de una semana sacando aclaraciones en la prensa, para tranquilizar a ala gente.

 

Concentremos nuestros esfuerzos en aquellas medidas sustanciales, que tienen el mayor peso en el cumplimiento  de nuestros objetivos estratégicos;  aquellas que tienen relación más directa con la emergencia  del nuevo modelo económico y no nos  andemos por las ramas. Sabemos que los organismos  del estado presionan para llevar adelante sus propias medidas pero las prioridades de que se hace primero y que se deja para despuésno la trazan ellos. Por lo que no debemos permitir que nadie imponga el ritmo y momento en que las medidas deben ser adoptadas

Estoy seguro que a la Aduana no le tocaba ahora, por muy importante  que sea. Que lo son, porque una Aduana Nacional descompensada no nos ayuda; pero repito, ¿Les tocaba ahora? Yo pienso que no, que podían haber esperarado y concentrarse más en sus deficiencias.

 

De lo contrario podríamos  llevar las cosas por pendientes tortuosas  y a nosotros nos hace falta saber en cada momento donde estamos.   No buscarnos problemas, que  dentro de un relativo corto plazo se podrían hacer incontrolables. Pues no creo que sea difícil entender que  no nos conviene generar  descontentos, que lo único que hacen es afectar el  entorno subjetivofavorable que  debemos mantener para apuntalar las tareas estratégicas. Mientras queel entorno externoestá resultando también, lo suficientemente positivocomo para no desaprovecharlo.

 

Julio 19 del 2014.