Hace algunos días, mi Esposa, fue a despedir a un familiar a la Terminal No. 3 de nuestro aeropuerto internacional. En tal ocasión me dijo que estaba cerrada al público. Este tenía que esperar en la puerta, tanto para despedir como para recibir, con la incomodidad propia del calor, no tener donde sentarse, donde tomarse un refrigerio; en general, sin poder hacer uso de las instalaciones. Pregunto y algunos empleados le dijeron que estaba en reparaciones, prácticamente ya concluidas, pero que todo hacía indicar que continuaría brindando el servicio en esa forma.
El día 21, de mayo me toco ir a esperar a mi hijo y mi nieta que llegaban de Caracas. Casi tres meses después había la misma situación.
Interesándome por lo que ocurría, le pregunte a la Cra. de Información y me dio la misma explicación, pero ahora insistiendo en que todo seguiría igual, a pesar de que la reparación ya estaba terminada.
Me dedique a buscar información entre los empleados y empleadas y todos me decían lo mismo, molestos, porque decían que todas las personas le preguntaban y que ellos no eran responsables de lo que allí ocurría. Sin dudas, no podían dar una explicación que ni ellos mismos tenían, al parecer nadie se las había dado e insistían en que todo parecía indicar que las cosas seguirían igual.
La conclusión de mis averiguaciones con más de 15 empleados y empleadas, hombres, mujeres, jóvenes, viejos, todos i insistían en estar molestos de tener que trabajar en tales condiciones, asegurándome que todo permanecería bajo el mismo sistema de trabajo. Cosa que me resulta increíble. Pues más bien parece una broma de mal gusto o el capricho de algún burócrata, al que se le ocurrió que eso podía ser la solución, de un problema que nadie me podía explicar cuál es.
No solo el público esperaba afuera, si no que había solo una puerta de entrada y de salida al salón de aeropuerto. Han virado las CADECAS hacia fuera .Todos se quejaban de que después de las seis de la tarde, cuando cierra un kiosco que está afuera, no hay donde tomar ni comer nada. Las personas que están afuera no pueden hacer uso de ninguna instalación de la terminal. Ya cansado de preguntar, sin recibir ninguna explicación lógica, preguntaba entonces por el responsable del caos que allí se puede ver. Unos me decían que el responsable era el IACC, otros que se trataba del Ministerio del Transporte y otros culpaban a un general de las FAR. Por supuesto, todos con el poder de dar semejante orden.
¿Quién o quienes deberían pagar por las molestias? ¿Quién paga por el desperdicio de las instalaciones que tanto han costado? ¿Quién es responsable de haber dado una orden tan absurda? No había respuesta. Sólo impunidad.
¿Sera la Terminal No.3 el único aeropuerto del mundo al que el público no puede entrar?
Unos me decían que eso era así porque los viajeros se habían quejado de la anterior situación. Lo cual parece ser el fruto de un oportunismo barato, porque usuarios son todos los que concurren al aeropuerto, no solo los que van a viajar.
Una instalación como el aeropuerto crea molestias que se trasladan rápido a cualquier lugar del País. Conocer las causas parece no estar al alcance de nadie; entonces, la imagen de desorganización, desprestigio, arbitrariedad y estupidez, que semejante situación genera, son suficientes para convertir el asunto en un problema político. Pienso qué eso es lo que hay allí ahora, un considerable problema político.
No quedando más remedio que preguntarse, con perdón de tan esforzados animales, ¿Donde ocupa asiento el burrócrata que ha generado semejante situación?
Sin dudas, tenemos “topos”, gente que ocupan posiciones importantes, que sutilmente están generando molestias, descontentos, desorganización, sin que haya como exigir responsabilidad.
El día 21, de mayo me toco ir a esperar a mi hijo y mi nieta que llegaban de Caracas. Casi tres meses después había la misma situación.
Interesándome por lo que ocurría, le pregunte a la Cra. de Información y me dio la misma explicación, pero ahora insistiendo en que todo seguiría igual, a pesar de que la reparación ya estaba terminada.
Me dedique a buscar información entre los empleados y empleadas y todos me decían lo mismo, molestos, porque decían que todas las personas le preguntaban y que ellos no eran responsables de lo que allí ocurría. Sin dudas, no podían dar una explicación que ni ellos mismos tenían, al parecer nadie se las había dado e insistían en que todo parecía indicar que las cosas seguirían igual.
La conclusión de mis averiguaciones con más de 15 empleados y empleadas, hombres, mujeres, jóvenes, viejos, todos i insistían en estar molestos de tener que trabajar en tales condiciones, asegurándome que todo permanecería bajo el mismo sistema de trabajo. Cosa que me resulta increíble. Pues más bien parece una broma de mal gusto o el capricho de algún burócrata, al que se le ocurrió que eso podía ser la solución, de un problema que nadie me podía explicar cuál es.
No solo el público esperaba afuera, si no que había solo una puerta de entrada y de salida al salón de aeropuerto. Han virado las CADECAS hacia fuera .Todos se quejaban de que después de las seis de la tarde, cuando cierra un kiosco que está afuera, no hay donde tomar ni comer nada. Las personas que están afuera no pueden hacer uso de ninguna instalación de la terminal. Ya cansado de preguntar, sin recibir ninguna explicación lógica, preguntaba entonces por el responsable del caos que allí se puede ver. Unos me decían que el responsable era el IACC, otros que se trataba del Ministerio del Transporte y otros culpaban a un general de las FAR. Por supuesto, todos con el poder de dar semejante orden.
¿Quién o quienes deberían pagar por las molestias? ¿Quién paga por el desperdicio de las instalaciones que tanto han costado? ¿Quién es responsable de haber dado una orden tan absurda? No había respuesta. Sólo impunidad.
¿Sera la Terminal No.3 el único aeropuerto del mundo al que el público no puede entrar?
Unos me decían que eso era así porque los viajeros se habían quejado de la anterior situación. Lo cual parece ser el fruto de un oportunismo barato, porque usuarios son todos los que concurren al aeropuerto, no solo los que van a viajar.
Una instalación como el aeropuerto crea molestias que se trasladan rápido a cualquier lugar del País. Conocer las causas parece no estar al alcance de nadie; entonces, la imagen de desorganización, desprestigio, arbitrariedad y estupidez, que semejante situación genera, son suficientes para convertir el asunto en un problema político. Pienso qué eso es lo que hay allí ahora, un considerable problema político.
No quedando más remedio que preguntarse, con perdón de tan esforzados animales, ¿Donde ocupa asiento el burrócrata que ha generado semejante situación?
Sin dudas, tenemos “topos”, gente que ocupan posiciones importantes, que sutilmente están generando molestias, descontentos, desorganización, sin que haya como exigir responsabilidad.
Esteban Morales
La Habana, Mayo 19 del 2014