En la reflexión rápida de un “Aprendiz de economista”, no es difícil percatarnos de que le ocurrió a ETECSA recientemente.
La empresa, muy embullada, lanzó un grupo de iniciativas, que gustaron, e inmediatamente el público consumidor potencial reaccionó, formando largas colas para disfrutar de las promociones. Entre ellas, la posibilidad de acceder al Correo Electrónico por vía del teléfono celular.
Como la vida demostró, se trataba de un público desconocido para ETECSA. Esta lanzo sus iniciativas y se sentó a la puerta de la tienda para ver qué pasaba. Pero resulta que lo que pasó, no fue el cadáver de su enemigo, sino el cadáver de ETECSA.
Haciéndole poco honor a lo que debe ser una verdadera empresa y más que ello una empresa socialista, ETECSA no hizo ningún estudio de mercado para lo que estaba ofertando, ni siquiera de potencial demanda de los que podrían ser sus usuarios. La demanda, desconocida por ETECSA, reaccionó y el servicio telefónico celular de ETECSA y hasta el no celular, colapsó.
También se puso de manifiesto que no tuvieron empleados lo suficientemente preparados para hacer las correspondientes adaptaciones técnicas del servicio a miles de teléfonos celulares diferentes. ¿ETECSA no sabe que hay miles de teléfonos celulares en Cuba que no vienen del mercado nacional?
¿Alguien en ETECSA pagó por este error elemental? Porque es elemental, que cualquier empresa que se respete, lo primero que debe es conocer su entorno, el mercado en que se mueve. Existen técnicas ya casi ancestrales para hacer el análisis de un potencial mercado, pero ETECSA no aplicó ninguna. Simplemente se sentó a esperar, pero a esperar qué? Como un simple bodeguero a que llegaran los demandantes a sus mostradores?
Si miramos detenidamente, nos damos cuenta, que ETECSA aplicó la misma lógica de los que piensan que en Cuba la gente no tiene dinero para invertir. Por eso se sentaron con la esperanza de que alguien viniera a comprar sus ofertas, pero sin la más mínima idea de que la demanda podía hacer colapsar el sistema.
¿Se puede tener confianza en ese tipo de empresa socialista, que ni siquiera conoce el entorno mercantil en que se mueve?
¿A quién sancionaron en ETECSA por tan elemental error? ¿Quién garantiza al público que semejante situación tan molesta no vuelva a ocurrir?
Esteban Morales
La Habana, Mayo 31 del 2014
La empresa, muy embullada, lanzó un grupo de iniciativas, que gustaron, e inmediatamente el público consumidor potencial reaccionó, formando largas colas para disfrutar de las promociones. Entre ellas, la posibilidad de acceder al Correo Electrónico por vía del teléfono celular.
Como la vida demostró, se trataba de un público desconocido para ETECSA. Esta lanzo sus iniciativas y se sentó a la puerta de la tienda para ver qué pasaba. Pero resulta que lo que pasó, no fue el cadáver de su enemigo, sino el cadáver de ETECSA.
Haciéndole poco honor a lo que debe ser una verdadera empresa y más que ello una empresa socialista, ETECSA no hizo ningún estudio de mercado para lo que estaba ofertando, ni siquiera de potencial demanda de los que podrían ser sus usuarios. La demanda, desconocida por ETECSA, reaccionó y el servicio telefónico celular de ETECSA y hasta el no celular, colapsó.
También se puso de manifiesto que no tuvieron empleados lo suficientemente preparados para hacer las correspondientes adaptaciones técnicas del servicio a miles de teléfonos celulares diferentes. ¿ETECSA no sabe que hay miles de teléfonos celulares en Cuba que no vienen del mercado nacional?
¿Alguien en ETECSA pagó por este error elemental? Porque es elemental, que cualquier empresa que se respete, lo primero que debe es conocer su entorno, el mercado en que se mueve. Existen técnicas ya casi ancestrales para hacer el análisis de un potencial mercado, pero ETECSA no aplicó ninguna. Simplemente se sentó a esperar, pero a esperar qué? Como un simple bodeguero a que llegaran los demandantes a sus mostradores?
Si miramos detenidamente, nos damos cuenta, que ETECSA aplicó la misma lógica de los que piensan que en Cuba la gente no tiene dinero para invertir. Por eso se sentaron con la esperanza de que alguien viniera a comprar sus ofertas, pero sin la más mínima idea de que la demanda podía hacer colapsar el sistema.
¿Se puede tener confianza en ese tipo de empresa socialista, que ni siquiera conoce el entorno mercantil en que se mueve?
¿A quién sancionaron en ETECSA por tan elemental error? ¿Quién garantiza al público que semejante situación tan molesta no vuelva a ocurrir?
Esteban Morales
La Habana, Mayo 31 del 2014
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