Esteban Morales D.
UNEAC
Cuba es el
único país de este hemisferio que ha decursado por tres modelos económicos y está en proceso de lucha para tratar de construir el cuarto.
Este último, único verdaderamente suyo, porque todos los demás en
realidad, fueron importados
Primer ciclo: 1492-1850: España.
El férreo
monopolio instaurado por la metrópolis, determinó que las producciones de la
Isla se enviaran directamente a España y que sus importaciones provinieran de ese
país. Las frecuentes guerras entre los países europeos, que afectaban la
navegación en el Caribe, determinaron
que en algunos períodos los destinos y procedencias de su comercio exterior
fueran otros.
La cercanía
y ventajas del comercio con Estados Unidos, así como el interés del gobierno y
los hombres de negocios de ese país, hicieron que paulatinamente, se
incrementaran las relaciones económicas con el estado del norte
Segundo ciclo: 1850-1958: Estados
Unidos.
Hacia
1850, la economía de Cuba, era más controlada por ese país que por
España y a pesar de ser una colonia española, ya era casi una neo colonia de Estados Unidos. Ello
formaba parte del proyecto de la “fruta madura” que Estados Unidos no lo pudo realizar
hasta finales del siglo XIX.
A partir de
la creación de la República de Cuba, la isla pasó a ser una neocolonia de
Estados Unidos y encontró en los presidentes de la república y sus seguidores
hasta 1958, la clase subalterna que necesitaba para hacer de Cuba su “exitoso”
modelo neocolonial.
Tercer ciclo: 1960-1991: URSS.
La economía
cubana estableció relaciones económicas con los países socialistas y
especialmente con la URSS, con el que llegó a ser mayor de un 80%. Esas
relaciones se consolidaron con el
ingreso de Cuba en el CAME. El bloqueo
económico y financiero impuesto a Cuba por los Estados Unidos, no solo eliminó
las relaciones comerciales con ese país, sino además, determinó su minimización
con los países económicamente más
desarrollados. A pesar de todo ello, la Isla logró no solo sobrevivir y alcanzar logros significativos en algunas
esferas y llegar hasta donde ahora nos
encontramos.
Cuarto ciclo: 1992- 2015:
A partir del derrumbe de las economías socialistas y el llamado Periodo Especial de
inicios de los años noventa, Cuba
comenzó lentamente a madurar la idea de
un proceso que la llevase a la
construcción de un modelo económico propio y sostenible. Se trata de no repetir
las experiencias ya tenidas sobre todo, las copias y repeticiones de modelos económicos que al final, no han
garantizado estabilidad económica al proceso revolucionario cubano.
Algunos
malintencionados, incluso, se han llenado la boca para decir, que Fidel Castro es un genio político, pero
que en la economía es un “out vestido de
pelotero”. Pero yo me pregunto ¿Qué
líder político de este mundo, ha tenido
que dirigir a la economía de un país y a
la sociedad toda, bajo las presiones con que Fidel Castro tuvo que hacerlo por casi cincuenta
años? ¿O es que el bloqueo económico, comercial y financiero
de la potencia más poderosa de la tierra sobre Cuba; la insistente intención de
Estados Unidos por aplastarnos y
hacernos morir de hambre como nación, ha
sido un juego de niños? ¿Ha sido
acaso una breve dificultad no calculada?
En realidad,
Fidel Castro no ha sido solo un genio de
la política, sino también de la economía. Ha ideado,
generado posibles soluciones, buscado
espacios de sobrevivencia, probado,
errado y vuelto a probar, para que Cuba sobreviviera. Por eso digo, que ha sido
además, un genio de la economía de la supervivencia”.
En Cuba no
han muerto de hambre, ni de enfermedades miles de personas, como ha ocurrido en casi cualquier parte del mundo, incluyendo en naciones económicamente desarrolladas.
El camino
recorrido liderado por Fidel Castro, nos
ha proporcionado la experiencia para no copiar
ni repetir y encontrarnos ahora en la búsqueda de nuestro propio modelo de desarrollo económico. Si
hubiéramos muerto de hambre, como ha sido el objetivo de la brutal política
agresiva de los Estados Unidos, no
habríamos llegado hasta aquí.
Antes de
llegar a la conclusión de la necesidad de desarrollar un nuevo modelo
económico, no fueron pocos los tropiezos,
comenzando a principios de los años sesenta, con la idea de la diversificación económica, que provocó la eliminación de campos de caña y en su lugar
comenzaron a aparecer los campos sembrados de algodón.
Por suerte y
genialidad de la dirección revolucionaria, aquella
negativa experiencia no duró
mucho tiempo. Se descubrió finalmente que la diversificación no era acabar con la
producción azucarera, sino más bien aprovecharla como pivote para el desarrollo de la nueva construcción
económica socialista.
La
producción azucarera, que a pesar de que era parte inalienable de nuestra
cultura e identidad nacional, se había considerado durante muchos años, un
símbolo de la explotación, por las duras condiciones a que eran sometidos los
trabajadores encargados del corte y tiro de la caña y había suscitado en muchos
un sentimiento de odio y rechazo hacia esa actividad, se vio entonces como un
factor importante para la supervivencia y desarrollo del país y se dieron pasos
importantes para humanizar las tareas de
zafra.
Así decursó un largo periodo de experiencias, entre
mediados de los años sesenta, hasta
llegar a los intentos de producir diez millones de toneladas métricas de azúcar
en 1970, meta que si bien no se logró, permitió obtener la mayor producción azucarera
de la historia de Cuba y el proceso de rectificación
de los errores cometidos entonces, generó
un crecimiento (1971-1985) del PIB, que no había sido alcanzado nunca antes.
Sin embargo,
coincidente casi con el comienzo del derrumbe socialista de Europa del Este, en Cuba se inició un periodo
en el que se rompió con la línea de la
rectificación que se había reafirmado en el Primer Congreso del Partido de 1975 en el que se había reafirmado la aplicación del nuevo, único e
integral Sistema de Dirección y Planificación
Económica (SDPE).
Fue
entonces, como ya he dicho con anterioridad, que como decían mis abuelas,
“compramos pescado y le cogimos miedo a la cabeza”.
Comenzaron a adueñarse de nosotros, las
preocupaciones, en mi modesta opinión infundadas, de que se estaba
revitalizando al capitalismo o como se
dijo entonces, nos habíamos convertido en “aprendices de brujo” y se
interrumpió la aplicación del SDPE y con ello el período más exitoso de la
economía cubana, que fue el transcurrido entre 1971 a 1985.
Esclarecer
esta parte de la historia es muy importante, porque de ahí salieron los errados
pensamientos que no nos ayudaron a avanzar después.
A partir de
mediados de 1986 la economía comenzó a mostrar un comportamiento preocupante,
que desembocó en la crisis económica del 1989-1994, provocada en lo fundamental
por el derrumbe de los aliados socialistas y el CAME que había comenzado a finales de la década de
los ochenta y que tuvo como colofón la desaparición de la URSS en 1991.
Se
sucedieron en Cuba, los peores años económicos de la segunda mitad del siglo XX: 1992-1993 y
recordábamos con nostalgia los años anteriores, en que el nivel de vida de
nuestra población había logrado ser más alto que nunca antes.
Fueron esos
años de crisis, los años de los apagones, de casi 24 horas, las industrias casi
paralizadas, la inflación galopante, la
disminución de los 30,000 viajes de ómnibus en La Habana hasta
1,200, que hizo necesario el uso de las bicicletas como casi único medio
de transporte, sin poder reponer las
energías que en ello se gastaban, la
carencia de alimentos y otros bienes imprescindibles como el agua, provocadas
por la falta de electricidad, los bolsillos llenos de dinero sin nada que comprar.
A todo esto y según algunos como consecuencia del deterioro de la alimentación
del pueblo, se añadió la epidemia de
neuritis.
Lentamente,
gracias a las medidas adoptadas, se fue saliendo de esa crisis y ahora, aunque
a precios altos, especulación y hasta alguna
corrupción, la oferta de alimentos y otros productos se ha recuperado.
Se ha
producido además un aumento de las
remesas que aunque no benefician a todos, aunque por un efecto de
derrame beneficia también en algo a los que no la reciben. Se ha producido
cierta mejoría del transporte y la autorización a particulares para transportar
pasajeros en distintos medios,
constituyen un alivio a la insuficiencia de ómnibus.
¿Qué hicimos
bien o mal durante el periodo que se inició con el primer congreso del Partido?
Es hora de recordarlo y no tratar ahora de descubrir, ni de
inventarlo todo, pues no hace
falta. Aquí están las capacidades y
experiencias y muchos de los que las hemos vivido, tanto en la
práctica económica como desde la
academia cubana. No hace falta apartar a nadie. No hace falta desperdiciar
ninguna potencial capacidad, ninguna
experiencia, aunque se trate de personas que ya no están donde antes
estaban.
Hace falta
reunir el esfuerzo de todos, aprovechar las capacidades con que contamos, que
no son pocas y ponerlas todas al servicio
de sacar adelante nuestra economía. Se necesita un nuevo modelo, con un
concepto de sistema. Porque el sentido de sistema que tuvo nuestra economía
durante el periodo 1975-1985, no ha vuelto aun a recuperarlo. Y no me estoy
refiriendo a volver al viejo sistema de dirección de la economía de esos años,
sino al sentido de sistema que debe
tenerse dentro de la búsqueda del nuevo
modelo. Y siendo ese un problema, yo me pregunto ¿No sería bueno asesorarse de
esos compañeros, que en su mayoría generaron y trabajaron dentro del SDPE? Los
que dirigen la economía actualmente, no
participaron en esa experiencia y algunos ejercieron dentro de una economía que
no se parece a la real.
Yo me
pregunto. ¿Porque compañeros como,
Humberto Pérez, José Luis Rodríguez, Gilberto Díaz, Felino Quesada, Miguel Figueras y otros, que acumularon tanta
experiencia en la práctica económica de
nuestro país, dentro de un periodo tan importante, no son llamados a
asesorar o se les consulta sobre la posible
solución de determinados problemas. Creo
que se trata de algo que no tiene una explicación lógica. Al menos yo no la
encuentro. Pues todos son compañeros
revolucionarios, experimentados y
dispuestos a trabajar. Deseosos de que la economía de nuestro país salga
adelante.
No creo que
la culpa de las dificultades que ahora
estamos atravesando sea de
ninguno de los mencionados, ni siquiera de los actuales especuladores e intermediarios y corruptos. Sino de una
conducción económica, que repite medidas
e instituciones que no dieron resultados, como la empresa de Acopio, cuya
ineficiencia provocó no pocas veces la pérdida de cosechas por no ser recogidas
a tiempo.
Sobran ideas
y gente capaces para tratar de solucionar los problemas, lo que hay es que
utilizarlos y darles participación. Y acercar
más la dirección económica, al espacio
donde están los problemas
Se quiere que los campesinos estén motivados a
producir para ello hay que pagarles precios justos y oportunos por sus
productos, sin incurrir en morosidad o impagos por parte de las empresas
estatales; permitirle la compra de
equipos como tractores y de camiones, para llevar sus mercancías al mercado.
¿Qué es lo
que queremos, un sistema económico y una sociedad perfecta? Eso no existe, lo
que hay es que tratar de mejorar lo que tenemos, pero sin extremismos. En realidad,
los cubanos, como dice la gente en la calle, “de a pie”,
no aspiramos a una sociedad
perfecta, sino a una en la que
podamos vivir decentemente. Que quiere decir,
recibir un salario adecuado, que alcance para vivir, calzar, vestir y comer bien.
Febrero 16 del 2015.
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