Esteban Morales Domínguez
UNEAC
A modo de introducción
Existe un conjunto de problemas, que resultan
claves para comprender la supervivencia de lo que pudiéramos llamar el “fantasma”
de la supuesta contraposición entre “Color de la piel y Nación “en la Cuba de
hoy. A lo que se suman los desafíos provenientes de las relaciones entre color,
identidad y cultura, dentro de una nación que aún no ha logrado superar los
problemas del racismo. [1]
Cuba tuvo que batallar durante largos
años y contra muchos “demonios” para lograr emerger como nación.
Lo hizo después de un largo proceso de
lucha, que es el adhesivo que mantiene fuertemente unidos a la inmensa mayoría
de los cubanos hasta hoy, con independencia del color de la piel. La unidad de
los cubanos alrededor del proyecto socialista es real; es el mayor fruto de la
obra revolucionaria de más 47 años, heredera de las múltiples batallas por la
independencia y la soberanía nacional.
La Isla fue descubierta y colonizada
por una de las potencias más atrasadas de Europa. España, que nunca fue modelo de modernidad
para Cuba, ni ejemplo de unidad dentro de la diversidad. De la que, como si
fuera poco, tampoco heredamos los parámetros de una ética antidiscriminatoria
para combatir al racismo; porque España
misma siempre ha tendido a no
asumir su identidad africana. [2]
España, hacia principios del siglo XVI, implanto en Cuba un régimen colonial, caracterizado por él
más férreo monopolio del comercio y de todas las relaciones
económicas con el exterior; la brutal sujeción del negro a la esclavitud; el racismo y la discriminación racial; la
abierta corrupción administrativa;
la inconsecuencia moral y muchas veces la tozudez diplomática, junto a
la criminalidad en política.[3]
El único interés de España, fue siempre
explotar sin límites las riquezas de la Isla y esquilmarla, haciéndola pagar
todas las aventuras expansionistas de la Metrópoli Colonial.
Solo declararon la autonomía de la Isla, cuando esta ya no
podía dar respuesta a sus necesidades políticas internas, ni significaba
prácticamente nada respecto a Cuba, más que el intento extemporáneo y
desesperado de la Metrópoli por tratar de no perder su colonia, cuando ya no tenían
tiempo ni fuerzas para preservarla.
Es cierto que la tozudez de no vender
la Isla a Estados Unidos, fue una actitud digna de cierto agradecimiento. Pero
como consecuentes colonialistas, presionados por la potencia emergente y la
situación interna, España, finalmente, prefirió entregar la Isla a Estados
Unidos, antes que rendirla a las “armas mambisas” que habían combatido por ella
durante más de treinta años.
Color
de la piel y nación
La tarea de la llamada Guerra Grande,
fue obtener la abolición de la esclavitud.
Sin embargo, durante los primeros años de la Guerra del 68, a pesar del
simbolismo de un gesto como el de Carlos Manuel de Céspedes y de algunos otros
patriotas, de dar la libertad a sus
esclavos; los primeros se vieron obligados a desplegar una táctica
política que les permitiera combinar la
consecuente actitud abolicionista de
muchos, con la de otros, que enrolados en la lucha independentista, sin
embargo, no compartían las ideas de
terminar con la esclavitud y el racismo;
pero cuyos recursos y dinero
eran muy necesarios para llevar
adelante las batallas por la
independencia. Por lo que, en términos prácticos, el consecuente signo
abolicionista de la Guerra de los Diez Años, no pudo ponerse ampliamente de
manifiesto desde el principio de la contienda. Siendo esta la primera vez, que
de manera integral, nación y abolición,
que era decir, “raza y nación”, se contrapusieron, obligando a hacer
concesiones en la realización del primer
paso real que representaría la
existencia futura de una nación para todos los cubanos, con independencia del
color de la piel.[4]A
partir de entonces, hasta hoy, la lucha
por la independencia de la nación,
siempre ha tenido que batallar
contra esa herencia de la esclavitud que
es el racismo.[5]
No obstante, la abolición de la
esclavitud, termina por imponerse, no solo a partir de las ideas abolicionistas
que sus líderes principales sustentaban, sino también como una necesidad misma
de la guerra. Correspondiéndole a Carlos Manuel de Céspedes el liderazgo de
haber impulsado esa tendencia revolucionaria de transformación social.
Sin embargo, el racismo se puso muchas veces de manifiesto,
sobre todo, en las actitudes asumidas contra el General Antonio Maceo, su hermano José y sobre el sector
de la oficialidad negra y mestiza, por medio de la continua acusación, por parte de no
pocos independentistas, de que los “no
blancos” en Cuba, luchaban por instaurar una “república de negros”.[6]
Lo cual continuamente fue utilizado
también por la propaganda de la metrópoli en contra del movimiento independentista.
Tratando así de inspirar miedo a la población blanca. Lo cual dentro de la
época no era nada difícil; pues el llamado “miedo al negro” se paseaba por la
Isla desde la Revolución Haitiana (1791- 1804). El temor a que en Cuba se
repitieran los “desastres” que habían tenido lugar en Haití,”... apareció como
un factor psicológico en la vida de la sociedad cubana que, de una forma u
otra, con una variante u otra, con un peso u otro, se mantendría como una de
las constantes de nuestras circunstancias nacionales hasta la contemporaneidad
más reciente”[7]
Durante la Guerra del 95, las
actitudes de racismo dentro del Ejercito Libertador, continuaron
manifestándose, a pesar del peso aun mayor que ya tenían dentro de la lucha los
negros y mestizos, incluso libres; el carácter más popular y revolucionario de
la guerra, así como la actitud de muchos cubanos blancos, que en la manigua no admitían
tal lacra. También, a pesar de que al finalizar la Guerra del 68 y como un
resultado de esa lucha, España se había
visto obligada a conceder la libertad,
tanto a los esclavos que habían combatido
de su lado, como del lado del Ejercito libertador; y de
que casi
nueve años antes del comienzo de la contienda, en 1886 ( penúltima en abolirla), se había
producido la abolición oficial de la esclavitud en Cuba.[8]
Como para dejar marcadas las
diferencias sustanciales
existentes, entre una abolición formal de la esclavitud, la desaparición del racismo y la
discriminación racial realmente existente.
Es que el racismo tiene raíces que no
son solo un resultado directo de la esclavitud, sino mucho más que ello, de la
cultura que a partir de esta se engendró
en Cuba. No podemos soslayar, que hasta mediados del siglo XIX, en que comenzó
a emerger la cultura cubana, dominada hasta entonces la Isla en términos casi absolutos por la
cultura de la metrópoli española, esta última comenzaba entonces a sufrir los
embates de la mezcla que resulto después, pero sin perder su hegemonía dentro
de esta.
Entre finales del siglo XVIII y
mediados del XIX, era la esclavitud la
cuestión social más importante de la época. Los hacendados
criollos, muchos acérrimos defensores
de esa oprobiosa institución, demandaban tanto su mantenimiento como la entrada
libre de esclavos traídos de África, la llamada Trata.
Tres figuras que actuaban entonces en
su esfera específica, aunque dentro de la lógica de una concertación global,
fueron: Francisco de Arango y Parreño, José Agustín Caballero y Tomas Romay. Estos
Propugnaban transformaciones de corte reformista. Siendo Francisco de Arango y
Parreño el líder ideológico de ese grupo, para esa etapa. Este último,
partidario del mantenimiento de la esclavitud y la trata.[9]
Es decir, que el proyecto de
modernidad para Cuba, que estos pensadores propugnaban, era reformista y no se
concebía sin la explotación del trabajo esclavo.
Para entonces, “La ruina económica de
Haití, consecuencia de la prolongada guerra contra una coalición de potencias
capitalistas, y las sanciones impuestas por esas propias potencias después de
la independencia, además de los variados
desajustes internos, motivaron el
encumbramiento capitalista de Cuba, su conversión en uno de los territorios de
más expedita creación de riquezas... y la instauración de un dispositivo
permanente de traslado de esclavos desde
África hacia acá...”[10]
Más tarde, entre 1830 y 1837, volvió a
hacerse predominante el reformismo, aunque con matices divergentes,
destacándose como la voz más alta José Antonio Saco (1797-1879).
Entonces, la inmensa mayoría de estos
liberales de finales del siglo XVIII y hasta bien entrada la segunda mitad del
XIX, eran con sus proyectos reformistas, todos racistas y con José A. Saco como
su principal ideólogo a la cabeza, hasta concluida la Primera Guerra de
Independencia (1878). Eran además
partidarios de eliminar a los
negros, devolviéndolos a África; o sometiéndolos a un “lavado socio demográfico”, al “blanqueamiento”; por cuanto Cuba para ellos, era una sociedad en la cual los
negros no tenían cabida más que como fuerza de trabajo esclava, o en desventaja laboral frente a
la población blanca.[11]
Por lo cual, si no era posible
eliminarlos físicamente, o devolverlos a
África, al menos su
color debía desaparecer de la sociedad cubana.[12]
Pero todo ello se dio de narices, desde el mismo periodo de primer
cuarto del siglo XIX, con las necesidades que planteaba el crecimiento de la
industria azucarera, en medio de una situación en la que Cuba asumía los
mercados perdidos por Haití. El “miedo al negro”, que el crecimiento de la
importación de esclavos provocaba, el desequilibrio demográfico- racial existente
y el incumplimiento de los convenios para abolir la trata, que Inglaterra sistemáticamente
obligaba firmar a España (1817 y 1835, entre otros) daban lugar a un comercio ilícito de esclavos, con
el que abiertamente se enriquecían tanto
funcionarios ingleses como españoles. Junto a ello también, hacia la segunda
mitad del siglo XIX, se tornaba
acción la actitud de muchos hacendados ricos de Occidente, que
apoyaban la anexión de Cuba
al Sur de los Estados Unidos, con tal de preservar la nefasta
institución de la esclavitud.[13]
Había que conseguir esclavos de
cualquier manera, para garantizar las máximas ganancias, pero, sin embargo, el
negro debía desaparecer, a través de un rápido e intencionado proceso de
“blanqueamiento”, por medio de un mecanismo de privilegiada inmigración
europea, que no ceso hasta bien entrada la república. Inmigración principalmente
compuesta por europeos blancos y católicos, que debían ser los que entraran,
porque ninguno como ellos cumplía los parámetros para lograr el tipo de población deseada. [14]
De toda una gama de actitudes respecto
a la esclavitud del negro y el lugar
que este debía ocupar dentro de la sociedad cubana, aunque ya no fuera esclavo,
emergieron las fuerzas políticas que formaron las huestes del independentismo.
Desde un Salvador Cisneros Betancourt, racista, que no consideraba al negro
digno de ocupar un lugar dentro de la sociedad cubana, a menos que blanqueara;
hasta un Carlos M. De Céspedes, que dio la libertad a sus esclavos,
convirtiéndolos en ciudadanos, para que combatieran junto a el por la libertad
de Cuba.
No es difícil afirmar tampoco, que no eran
solo los reformistas criollos, los racistas, ni España con sus ejércitos bien
equipados y aguerridos, o la
consecuente actitud de la metrópoli de no darle la independencia o concederle
la autonomía a Cuba, los únicos enemigos fuertes y peligrosos contra los que
debían batirse los independentistas para lograr sus propósitos, sino que existían
además otros problemas. Y estos últimos terminaron por afectar la lucha por la
independencia cubana, tanto durante el 68 como a partir de la contienda que
comenzó en el año 95.
De modo que los independentistas,
hacia principios de 1898, vencían
frente a las armas españolas, pero eran derrotados por las divisiones
internas. El racismo, el anexionismo voluntario o “involuntario” y el
reformismo, presentes dentro de las filas del Ejercito Libertador y de las organizaciones de la República en
Armas, fueron obstáculos que se combinaron dentro de todas las maniobras que las administraciones de
Estados Unidos desplegaron,
concluyendo el siglo XIX, para
liderar a su favor la etapa final de la
lucha por la independencia de Cuba.[15]
Tanto
el presidente Cleveland como Mackinley eran acérrimos enemigos de la
independencia de Cuba y se mantuvieron haciendo el juego de una supuesta
neutralidad, que favorecía a España y que les permitiría esperar el momento más
propicio para la intervención.
Finalmente,
a pesar de todas las dificultades
sufridas, los independentistas
estaban próximos a vencer, pero,
como expresamos, España,
ante la realidad de una guerra ya perdida y bajo las presiones de la
intervención norteamericana, así como de
los peligros por los que atravesaba entonces la Corona Española, decidió entregar la Isla a Estados Unidos antes que rendirla a las armas del Ejercito
Libertador.[16]
Por lo cual, la nación quedo
secuestrada, entre las garras del “águila imperial” yanqui, a pesar de que los
cubanos, blancos, negros y mestizos, habían dado su sangre para conquistar la independencia.
Al racismo en particular le
correspondió, dialécticamente, culpa por partida triple en el proceso de lucha por lograr la nación:
funciono como fuente de temores para
lograr la unidad; fuente de divisiones para mantener la unidad ante el enemigo,
y como si fuera poco, fuente de exclusión de los no blancos de la nación. Hoy
a ninguna de las tres perspectivas
debemos continuar temiéndoles; pero todavía, en esencia, seguimos comportándonos ante el racismo, más
temerosos de las divisiones que pueda crearnos su tratamiento, que decididos a
darle la batalla integral y definitiva para eliminarlo.
Esto último se expresa en una
importante resistencia a la aceptación de su existencia y al abordaje del tema
racial dentro de nuestra realidad nacional; fenómeno que alimenta la ignorancia
existente, pero que también beneficia, como siempre, a los que “agazapados”, mantienen
sus prejuicios raciales y los ejercen, siempre que se les presenta la más mínima
oportunidad. Liberales del siglo XIX, que aun se pasean por nuestros patios, y
otros que dicen, que el racismo es algo importado de los Estados Unidos.
Olvidando que este siempre formo parte de nuestra cultura. De esa parte de
nuestra cultura que hay que extirpar de manera definitiva.
Color de la piel e
identidad
Del mismo modo, que las Guerras de Independencia
solo fueron posible cuando se reconoció, por parte de las mentes más preclaras
del Independentismo, que blancos, negros y mestizos debían luchar juntos contra
España. Ese reconocimiento fue también un sustancioso apoyo para contribuir a
despejar el camino al surgimiento de la
nación.
Lamentablemente, tenemos todavía una
grieta importante en ese camino; y es que la emergencia de la nación cubana,
tiende a aparecer, en la mayor parte de nuestra historia escrita, como un bello
proceso de mixtura, patriotismo, consolidación social y fragua de culturas
diferentes, que hicieron surgir una cultura mestiza. Mientras que no pocas veces se obvian
u olvidan los “dolores de
ese parto”.[17]Pues,
para otros, se trató también de un proceso
incompleto, dentro del cual muchos, principalmente negros y mestizos, no
vieron satisfechas sus más legitimas aspiraciones. No podía ser de otro modo,
la sociedad cubana había resultado
construida para funcionar así; y
porque, como sabemos, al final de las
contiendas por la independencia, los
que apoyaban el proyecto martiano de una república “con todos y para el bien de todos“, no
fueron precisamente los que se hicieron con el poder.[18]
Esa nefasta herencia de los
siglos precedentes, se vio reforzada entonces, por la Intervención
Norteamericana y una política neocolonial
que, hasta 1958, perfecciono los mecanismos del racismo, la
discriminación y de la exclusión social
en Cuba, hasta límites insospechados. Ello no tuvo lugar sin luchas, pero el
saldo, al final, siguió siendo muy negativo para negros y mestizos; aunque
también para toda una masa de pobres en general.
Por tanto, si resultado de todo lo
antes explicado, la nación que heredo la Revolución Cubana triunfante en 1959, era
aun “incompleta”, ¿cómo es posible esperar que no lo fuera también, especialmente para negros y mestizos, cuya identidad había
sido siempre tan agredida, en los marcos de la más brutal explotación colonial primero y
republicana después?[19]
La identidad del no blanco, pero sobre
todo del negro, ha sido siempre una identidad
muy agredida; en la misma medida en que esta siempre ha tenido
que abrirse paso a través del “campo minado” por el no-reconocimiento, la no-aceptación, el estereotipo racial negativo
y el juicio de valor racial
hegemónico que siempre ataca la otredad;
de la hipocresía, el cinismo y el racismo sutilmente
encerrados en frases tales como: “ es negro, pero es una persona decente “; “
Es negro, pero no es bruto”; “es negro,
pero es honrado”.[20]
Tratándose de asuntos de muy alta
complejidad, que solo pueden ser abordados a partir del conocimiento científico
de la realidad, la honestidad y el trabajo de varias ciencias funcionando al
mismo tiempo; no desde la empírea, el desconocimiento, o el voluntarismo, que
no pocas veces asoma, cuando de la cuestión racial se trata.
Es que para que alguien pueda sentirse
parte de una nación, o de un grupo social cualquiera, es condición
indispensable que sienta, ante todo, su mismidad. Pues solo se puede ser parte
de algo, si se es antes de todo uno mismo.
Por lo que no es de temer entonces,
que alguien trate de reafirmarse en lo que es, porque esa será la condición ineludible
para que logre ser parte de cualquier otra cosa, aunque solo se tratase de una
posibilidad teórica.
El negro debe tener conciencia de su
identidad racial y esta no puede ser diluida dentro de la identidad nacional.
Ambas tienen que marchar al unísono. Porque el racismo como el machismo nos acompañara aun por mucho tiempo y estos tienen que ser combatidos
también desde las identidades individuales.
Es que “ser cubano, significa entre
otros aspectos, tener plena conciencia de
las raíces étnicas y de la heterogeneidad racial de nuestro pueblo, conocer el basamento
histórico que subyace en el ejercicio de la discriminación y el prejuicio
racial”.[21]
El negro y el mestizo deben entonces
preservar y desarrollar la conciencia de que lo son, de lo contrario no van a
tener fuerzas ético-morales e ideológicas suficientes, para combatir el racismo
que aun les afecta en sus individualidades y como grupo, afectando también la fortaleza del proyecto social de la
Revolución.
La conciencia “racial” en un país como
Cuba, no puede ser diluida dentro de la conciencia nacional.
Ello ha sido una insuficiencia
sociopolítica y cultural, que ha llevado implícito el peligro de una
disfuncionalidad dentro del proyecto social de la revolución cubana.
No vivimos hoy los cubanos dentro de
un mundo perfecto, y del mismo modo que la mujer no puede diluir su identidad
de género dentro de la identidad nacional; tampoco negros y mestizos pueden
diluir su identidad “racial” dentro de la identidad nacional.
Porque el proyecto de la Revolución Cubana
debe lograrse sobre la base de la unidad dentro de la diversidad. No a la
inversa, sino sobre la base de la aceptación, inclusión y respeto a la
diversidad “racial” y cultural. Es que la unidad es un proyecto, es la utopía,
mientras que la diversidad es objetiva.
Desde otro ángulo del mismo espectro,
en Cuba, la pobreza del “no blanco”, en especial del negro, y de la mujer negra
en particular, nunca fue cualquier pobreza. Por lo que esta, no puede ser
abordada simplemente desde un plano general. Porque esa pobreza fue
siempre “aderezada” por la discriminación racial del negro, que no es
tampoco un tipo de discriminación mas, pues se trata de
una cuya causa, en Cuba, se lleva encima, por fuera, es el ”color de la piel”.[22]
Incluso, existen personas “blancas”,
que pueden haber estado socialmente en peores condiciones de pobreza material y
espiritual que muchos negros y mestizos. Pero estos últimos, no tienen la
capacidad de “escapar” de tal situación, como si la tiene el llamado blanco.
Este último podría superarse, mejorar su status material y cultural; entonces,
además, su color le permitiría
practicar el “mimetismo”, que le facilitaría sumergirse en la multitud y
escapar de su condición de discriminado. Al negro esto le es simplemente imposible. ¿Dentro de que
color se va a sumergir (el negro) para escapar a su condición de discriminado?
Por eso, nuestra realidad dice, que el
blanco, solo, o con un poco de ayuda, sale de la pobreza, al negro, casi hay
que sacarlo de ella; creándole un ambiente social, dentro del cual el racismo
pierda su efectividad. El imaginario
popular cubano, recoge esa situación descrita bajo la sentencia, “Ser blanco ya es una
carrera”.[23]
No estamos entonces tratando de construir identidades, estas son objetivas y
existen hace mucho tiempo, con todos sus retos y complejidades. De lo que se trata
más bien es que tales identidades no se expresen de manera negativa y lograr un
equilibrio social completo entre los diferentes grupos raciales (blancos,
negros y mestizos) que componen aun la sociedad cubana.
Porque las diferencias socioeconómicas
que todavía sobreviven, son consecuencia de los disímiles puntos de partida
históricos de los grupos mencionados. Estos han determinado posiciones de poder
objetivamente diferentes, a las cuales entonces se les agregan los estereotipos
negativos, los prejuicios raciales, la discriminación y el racismo, que aun
afecta a negros y mestizos; entorpeciendo la consolidación del proyecto social,
como un proyecto de igualdad, equidad y justicia social para todos los cubanos.
Pensamos que lo contrario a esta visión,
es una actitud idealista, o
paternalista, a veces, que no se corresponde con la lucha de un país en
revolución, que batalla por superar la multifacética y reproducible herencia
del colonialismo.
Al mismo tiempo, entonces, ¿de qué
modo se podría explayar la identidad nacional, si ella misma puede verse
afectada en su contenido? Porque negros y mestizos no formen en igualdad de condiciones parte de esa identidad.
Por eso, la identidad individual, sea
racial, de género u otras, no pueden quedar diluidas dentro de la identidad
nacional. Pues esta última no es más que un complejo sistema de identidades,
que tienen que ser reconocidas, todas al unísono, para que la identidad
nacional pueda funcionar como tal. Se trata de un complejo único y diverso al
mismo tiempo. Donde él todo no puede funcionar, sino son reconocidas las partes. Tratándose de hecho, de un
asunto de funcionamiento de la unidad en el contexto de la diversidad. La
unidad puede ser una aspiración, pero la diversidad es siempre objetiva, por lo
que esta tiene que ser reconocida, porque ello deviene en el factor cohesionador para llegar a la unidad. Por lo que, todo lo que desconozca
la diversidad, afectara la identidad y
por tanto a la unidad.
Entonces, quien se asuma como cubano,
desde la perspectiva de la identidad nacional, lo tiene que hacer con todos sus
rasgos y atributos individuales: “raza” o color, sexo, lugar de nacimiento,
cultura y procedencia social, entre
otros. De lo contrario no existe. Porque la identidad nacional en sí misma no
es nada sin todos esos atributos. La nación no existe en sí misma, no es nada
sino está formada, en primer lugar, por el pueblo que la creo y compone; no puede
existir sin este. Un pedazo de tierra, de cielo, una bandera, no son más que simples
atributos tangibles, de un pueblo que los construyo, haciéndolos devenir en símbolos
de su historia. Luego la identidad nacional, sin la identidad de grupos y
personas, con todos sus atributos, no existe, sería un concepto vació, que no
nos serviría para entender o explicar nada.
Por eso consideramos, que el
mayor logro de la Revolución Cubana, es que a partir de
1959, la nación comenzó, paulatinamente,
a ser para todos; y Fidel Castro proclamo al racismo como una
“lacra” a extirpar del cuerpo social.[24]
Sin embargo, otros “fantasmas “, se interpusieron en el camino de una relación más coherente entre “color
e identidad”. Reapareciendo, hacia principios de los años
sesenta, el eterno temor de que al debatir los asuntos relativos a la “raza”,
se levantarían pavorosos
peligros para la preservación de la unidad de la nación.[25]Ante
las amenazas reales de los que
siempre, desde fuera ( Estados Unidos en particular) se
habían opuesto a la supervivencia de la
nación cubana, y que
para entonces se oponían con mayor
fuerza que nunca a la existencia
de la Revolución Cubana.[26]
Más de cuarenta y cinco años después, como resultado de esa herencia, cultural sobre todo, las de
relaciones entre “color y nación”,
“color e identidad” “ continúan
aun siendo vistas,
principalmente, casi solo, desde la perspectiva del peligro que
abordar el tema racial,
tiene para la unidad de la nación
y la preservación de la identidad nacional.[27]Sin
percatarnos, de que posiblemente hoy, sea precisamente no abordar el tema, lo que represente
el peligro mayor para
la supervivencia de nuestra identidad
y la unidad de la nación. Por cuanto
nos enfrentamos a una necesidad cultural y política, aun insatisfecha y por largo tiempo pospuesta su solución definitiva.[28]
Estoy seguro, que ya hoy va siendo
mayor el costo de no abordar el tema racial, que el peligro de enfrentar sus
retos. Sobre todo, porque en medio de la
aguda confrontación ideológica con el imperialismo, tema de la realidad cubana que no sea abordado a
profundidad se vuelve contra la nación.[29]Y
los temas de la nación no se regalan, ni se prestan y mucho menos se venden.
Color de la piel y cultura
Cuando en 1959, Fidel Castro, máximo
líder de la Revolución Cubana, atacaba de frente la problemática de la
discriminación racial, estaba manifestándose acerca de asuntos que no pueden ser reducidos a las cuestiones
relativas al lugar del negro o del mestizo dentro de la economía del país; o de
que estos últimos pudieran compartir más o menos espacios sociales con los llamados
blancos. No, en realidad se estaba refiriendo a problemas que tocan de lleno a
la cultura nacional y su proceso de consolidación. [30]
Paradójicamente, dentro de una
Revolución tan radical como la cubana ¿Cuanto habremos afectado el desarrollo de la cultura nacional,
por no haber abordado a fondo y abiertamente un
debate sobre la cuestión racial, hasta hoy?[31]Pienso
que tal vez hubo fuertes justificaciones
para no hacerlo desde el principio.
Pero lo cierto es, que la necesidad de este debate ha
devenido en una “asignatura pendiente”, que consideramos
como la más compleja y difícil de nuestra realidad social actual.
De tal modo, que todo lo que queramos apreciar o analizar dentro de nuestra cultura
nacional, y de nuestra vida en general,
sin abordar a fondo la cuestión racial, seria pura ilusión; porque siempre tendríamos ante
nosotros una “zona oscura”, a la que muchos no querrían entrar, preferirían soslayar, negarle importancia, o simplemente ocultar su existencia.[32]
Dentro de la cultura nacional, es interesante el fenómeno de
como la literatura y en particular la poesía, durante todos los “años de
silencio”, abordaron con bastante frecuencia el tema racial. Gracias a ellas,
el tema no murió, con posterioridad a declararlo como resuelto y ser silenciado,
hacia principios de los años sesenta.
Porque hay que reconocer, que, desde la ciencia, era un
riesgo escribir sobre el problema “racial”. Por lo que entonces, la literatura
y la poesía, actuaron como un refugio, para no dejar morir el tema.
Dentro de ese
esfuerzo realizado no es posible dejar de mencionar al cine, el teatro, la
danza, la música, sobre todo la llamada popular, y la plástica, entre otras;
las que profundizaron y continúan haciéndolo, en el rescate del componente africano
de la cultura cubana y que no pocas veces trajeron el problema “racial” a su
comportamiento en la Cuba de los días
que corren.
Pero, sin embargo, escribir desde la ciencia, era muy
arriesgado, porque supuestamente se atacaba y cuestionaba entonces el “silencio
oficial” declarado sobre el tema racial y se afectaba la unidad lograda dentro del proceso
revolucionario. Convirtiendo así el asunto en un problema político. Se trataba
entonces, de que había que correr el riesgo de vernos tildados
de “racistas” y de “divisionistas”,
que era el peor señalamiento crítico que podía recibir un revolucionario para la
época.[33]Hubo
que esperar, que los años de la crisis
económica y del llamado Periodo Especial, pusieran en evidencia lo que muchos ya sabían, que los
prejuicios raciales, el racismo y la discriminación racial no habían desaparecido.
Es decir, que los que entonces ostentaban una cierta
conciencia de que soslayar el tema racial no ayudaba en nada, lamentablemente,
vivieron desde la primera mitad de los años sesenta, hasta mediados de los
ochenta, un largo periodo de silencio, incluso de represión, dentro del marco
social, cultural y político en el que Cuba se desenvolvía durante esos años.
Evidentemente, en todos los países de nuestra América, que fueron colonias, y
Cuba es una de ellas, la cultura nacional,
emergió bajo la hegemonía de la
cultura del colonizador (y sus clases
subalternas), que siempre fue la dominante.[34]
Por tanto, aunque la cultura nacional cubana
se haya formado a través de un
complejo fenómeno de asimilación y fundiéndose con elementos de las culturas
sojuzgadas, dentro de un complejo proceso de transculturación; esas culturas
sojuzgadas, no han llegado aun, en ningún país
del mundo latinoamericano y caribeño, ni tampoco en Cuba, a formar un sistema integral y equilibrado
con la parte de la cultura antes hegemónica, dentro de la cultura nacional.
Esta última, la cultura nacional, es una síntesis, pero dentro de la cual aún
continúa manifestándose la hegemonía de la que antes fue la cultura dominante.
Lo cual es a su vez una insuficiencia cultural. Cuba, a pesar de haber hecho
una Revolución muy profunda y radical, tampoco escapa a ese proceso, a pesar de
sus extraordinarios y no emulables avances.
Se trata de un asunto bastante complejo, dentro del cual no
podemos ser nada subjetivos ni esquemáticos.
Es cierto que no es posible clasificar a la cultura cubana
por colores. Sin embargo, resulta imposible olvidar los “colores” cuando
tratamos de entender la formación de la cultura cubana y su nivel de desarrollo
actual.
Pensamos, que para ese abordaje de comprensión, no es
posible un enfoque desde la cultura misma; mucho menos si este se hace
olvidándonos de la compleja dinámica
clasista de formación de la cultura
cubana, proceso en el que por demás,
“raza” o color de la piel, clase y poder
resultan inseparables.[35]
No es posible hablar de cultura blanca y cultura negra,
dentro de la cultura nacional. Pues esa dicotomía es un absurdo, al menos en el caso de Cuba. Pero para entender la
formación de la cultura nacional y su nivel de desarrollo hasta hoy, se hace indispensable
diría insoslayable entenderla dentro de la dinámica de formación de la nación y
del lugar que correspondió dentro de ese proceso a los componentes humanos que hoy
la forman. Por supuesto, no como la formación de algo particular, que pudiera
ser divorciado de la formación de la nación como totalidad. Todo lo contrario.
Formación de la nación y formación de la cultura nacional
son dos procesos inseparables; aunque después, como tuvo lugar con Cuba, le
hayamos dado más beligerancia, durante
largo tiempo, a la identidad nacional que a la identidad cultural;
impulsado ello por el fuerte proceso de confrontación política
que la nación ha tenido que librar, para lograr sobrevivir.[36]
La nación y su
cultura, se formaron dentro de un contexto determinado por la existencia, en
primer lugar, de un régimen económico, un estado y un conjunto sistémico de
relaciones económicas, políticas e ideológicas, que, en el caso de Cuba, estuvieron
determinadas por su existencia como colonia, con una Metrópoli Esclavista
dominante. Por demás, siempre y al unísono, amenazada también por las ansias norteamericanas de poseerla.
De modo que muy pronto, Estados Unidos diseño política, para poner en “cautiverio”
el destino de la nación que algún día se liberaría, y que la potencia emergente
norteamericana arrebataría de las manos de la metrópoli colonial española.
Fuera de ese contexto, no pudo tener lugar ningún otro
fenómeno dominante. Cuba no tuvo otro
espacio; [37]Cuba
“seguiría siendo de España, mientras no
pudiera ser de los Estados Unido” .Esa era la sentencia, ese era su
destino y bajo el comenzó a formarse su
cultura.
Entonces, la cultura cubana emergió bajo las relaciones hegemónicas, establecidas
por las clases dominantes, subclases y grupos subalternos que a ellas
correspondían como territorio.
La cultura que aquí emerge lo hace entonces bajo un
fenómeno colonial, de hegemonía clasista, cultural y amenaza geopolítica norteamericana.
Sin embargo, no obstante, tampoco debe haber dudas, de que
el proceso de formación de la cultura nacional fue más complejo, independiente
y hasta espontáneo, que la formación del régimen económico y político, aunque
ambos procesos sean del todo inseparables.
Es que las clases sojuzgadas en el contexto colonial,
dentro del fenómeno de la cultura, tienen más posibilidades y oportunidades de
hacerse presentes, que dentro del proceso de formación del régimen económico y
político. Diríamos que cuando de la formación de la cultura se trata, cada
cultura, sojuzgada o no dentro del régimen económico y político, disfruta de
posibilidades, de un cierto nivel de “democracia” (propio de la colonización española),
que sus integrantes, dentro de la economía o la política no logran alcanzar masivamente.
Porque España era menos inflexible con la convivencia de las culturas venidas de
África, que la colonización inglesa; mientras que era muy rígida con las
relaciones económicas y políticas.
Entonces, considerándolos
solo sobre la base de sus posibilidades de su
participación dentro del poder económico y político, los esclavos en
Cuba, (los no blancos en general),
aunque desde muy temprano podían comprar su libertad, no habrían podido nunca tener, sobre la formación de la cultura nacional, el
impacto que el negro y el mestizo libres o no tuvieron en la formación de la cultura cubana.[38]Basta
con observar cómo fue este fenómeno en
el caso de los Estados Unidos.[39]
¿Qué tiene entonces la formación de la cultura como proceso
en Cuba, que ofrece esas posibilidades, aun a las clases sojuzgadas y
discriminadas?
Yo diría que se trata, dentro de las características del régimen
colonial esclavista en Cuba, del carácter esencialmente emancipador y liberador
de la cultura; la potencialidad del accionar cultural para otorgar poder cuando
se enfrenta a otras culturas, aunque se trate de la cultura de las clases
dominantes. Impactando en el espíritu, las costumbres, el interés por lo
desconocido, la forma de apreciar la vida, en el goce de la imagen, la sexualidad,
la música, el baile, la religiosidad, las costumbres, etc. Sin que los que
comparten todas esas cosas, dentro de un mismo espacio geográfico, apenas se
percaten de ello.
Entonces, una de las complejidades de la formación de
nuestra cultura nacional, se expresa muy fuertemente, en que aun las culturas
africanas sojuzgadas, supuestamente sometidas o desenvolviéndose bajo la hegemonía
de la cultura dominante blanca, ellas fueron y continúan siendo capaces de
impactar en esa hegemonía cultural que nos viene de la combinación básica entre
la hegemonía económica y la hegemonía política. Se trata de que la cultura que
se forma en Cuba, va siendo una mezcla que reacciona sobre el poder hegemónico
de las clases dominantes, absorbiendo y transformando también esa cultura, que,
aun no deseándolo, se va mezclando, fusionándose con las otras. Tomando entonces cuerpo en un
tipo de persona, costumbres y de quehacer cultural, que va siendo la expresión de
esa mezcla, de esa síntesis que va resultando ser nuestra cultura nacional.
Asunto tan debatido para el caso de Estados Unidos.
De no ser así, en Cuba no hubiera podido formarse una
cultura nacional, dentro de la que hasta mediados del siglo XIX había sido dominante;
haciendo que esa vieja cultura comenzara
a “batirse en retirada”, apareciendo por todas partes expresiones de la mezcla
que se estaba formando y de la que el surgimiento del ideario independentista
fue una clara expresión de la madurez alcanzada dentro de ese proceso de formación de la que finalmente
seria la cultura nacional. [40]
Lo que de afuera es
injertado en el tronco nacional de la cultura que emerge, contribuye a la
desaparición de la hegemonía; pues lo contrario, tiende a perpetuar la
vieja hegemonía y puede hacer aparecer
otras.
Se trata de un largo proceso, que no se soluciona con la
desaparición de los regímenes económicos, políticos y sociales que lo
engendraron y alimentaron durante años. Se trata de que con la desaparición del
régimen colonial esclavista o del capitalismo no desaparecen las culturas que
ellos engendraron. Por lo que a esto le sigue un prolongado periodo de lucha
ideológica y cultural, que en el caso de Cuba, aun está presente, y no solo
contra los lastres heredados, sino también contra las imperfecciones propias,
intentos de penetración y errores del proceso de emergencia del nuevo régimen social
que hoy se desea construir.
Es que la cultura, tiende a ser también un mecanismo para
reproducir el dominio de las clases que están en el poder, o de las que ya fuera
del poder pretenden perpetuar su ideología; por lo que el proceso que hace
desaparecer tal situación, hasta generar una verdadera síntesis, es bien
complejo y prolongado.
No es difícil observar, por ejemplo, la discriminación de que han sido objeto
durante muchos años las manifestaciones de las
religiones africanas dentro de la
cultura cubana.[41]Las
cuales han sido abordadas casi solo como
bailes, folklore o religión. Olvidándonos, no pocas veces, que
dentro de ellas existe una fuente inagotable de conocimientos, de normas de
comportamiento, de principios éticos, que constituyen una incalculable fuente de
riqueza cultural de la nación. Tal y como
tiene lugar con las llamadas “Regla de Ochá”[42]
Obviando otros aspectos, solo por ello es posible afirmar,
que negros, blancos y mestizos, no comparten aun en Cuba, de manera
sistémica y equilibrada, los espacios de nuestra cultura nacional.[43]Aun
y cuando esas religiones sean
practicadas por muchos cubanos,
constituyendo la base misma de
la religiosidad popular, con independencia del color de la piel, y de
que las mismas hayan pasado a formar parte de nuestra
cultura nacional.
Pero, además, baste solo analizar aquí, que si aun el tema “racial”, apenas
forma parte de nuestros currículos académicos, planes de estudio y de la investigación científica universitaria; si
aun existe una gran distancia entre escuela y realidad social, en cuanto al
tratamiento del tema “racial”, ¿cómo esperar que negros, blancos y mestizos
ocupen una posición equilibrada dentro de la cultura nacional? Lo que no entra
en la escuela, no pasa a la cultura. Y el asunto del color es aún bastante
desconocido, soslayado y hasta negado dentro de la realidad de nuestro sistema
educacional a todos los niveles. Pregúntesele a cualquier rector de nuestras
Universidades, ¿Cuál es la composición “racial” de su masa estudiantil o
profesoral? Muy pocos, podrían responder a esas preguntas.
Entonces, solo puede hacerse realidad de que Cuba sea una
sociedad verdaderamente multirracial (multicolor) culturalmente hablando, si todos
los grupos raciales que la componen, están en condiciones socioeconómicas y
culturales de exigir ese equilibrio, que es en principio, y al mismo tiempo, un
equilibrio de poder.
Es que, mientras negros y mestizos, no ocupen de manera
equilibrada, el lugar protagónico que les corresponde, junto a la población
blanca, dentro de la economía, la sociedad y la estructura de poder, nuestra
cultura nacional estará siempre afectada en su proceso de desarrollo,
persistirá el peligro del retroceso y no habremos superado aun los lastres del
colonialismo. Mucho se ha avanzado, pero es aún más lo que resta.
Se trata entonces de, como bien expreso nuestro gran
etnólogo, historiador y tercer descubridor, Don Fernando Ortiz, “Cuba es un
ajiaco”; solo que pensamos, este aun sé está cocinando. [44]
Existiendo dentro del mismo más viandas y carnes, de las que hubiéramos
podido imaginar, antes del “Periodo
Especial”, que aun no se han ablandado.
Entonces, lograr construir una cultura que en ningún sentido sea expresión de la
vieja hegemonía cultural impuesta por la metrópoli colonial, y reforzada en la república,
con los elementos del “racismo gringo”; sino la cultura de una nación liberada,
soberana, en la que todos los sectores o grupos sociales participen y
compartan la participación y sus
beneficios en igualdad de condiciones; una cultura en la que logre imponerse el
“color de lo cubano”, es un proceso
largo y muy complejo, dentro del cual siempre estará presente el peligro
del retroceso. Pienso que, aunque la
cultura cubana presenta un altísimo grado de consolidación; sin embargo, aún no
hemos logrado extirpar de ella el racismo, fruto y herencia de la vieja
hegemonía cultural heredada de la colonización española y reforzada en la república
por el racismo yanqui.
Racismo que sobrevive
La Cuba actual, no es ya una sociedad
racista, como si lo fue hasta concluida la etapa republicana. Sin embargo, aun
los estereotipos negativos acerca
del no-blanco (negro en particular), prejuicios raciales, racismo y
discriminación, aunque no
predominantes, sobreviven y son alimentados dentro del ambiente social
cubano.[45]Por
lo que resulta imposible decir, que ya
el racismo no está presente dentro de nuestra cultura nacional.
Todo ello, a pesar de la extraordinaria obra
humanista de la revolución, en los más explícitos ordenes, y de que el proceso
de transformaciones políticas, económicas, sociales y culturales, vivido durante
más de 45 años, hayan logrado sembrar
las bases fundamentales de una ética
antidiscriminatoria dentro de la sociedad cubana actual. Por lo que hoy,
podemos afirmar, que la lucha contra
toda forma de discriminación, constituye
un pilar inamovible, tanto de la
política interna como de la política exterior de la Revolución Cubana.[46]
La inmensa y profunda obra social y
cultural que se despliega
en el país y el internacionalismo
practicado por Cuba,
resultan ser dos de
los más vivos ejemplos
de ello. Deviniendo en verdaderos paradigmas de la obra revolucionaria
contra toda forma de discriminación e injusticia social.
El racismo que aun sobrevive en Cuba,
no es practicado desde los niveles institucionales del Estado ni del Gobierno.
Todo lo contrario, como nunca antes
había tenido lugar en la historia cubana, estas estructuras
de la sociedad se esfuerzan para desplegar una política en busca de la equidad
y de la igualdad social, que
ha topado no pocas veces con los
bordes del igualitarismo.[47]
Los negros y mestizos en la Cuba de hoy,
todos los cubanos en general, pueden contar con un gobierno, un Estado y un
liderazgo político, que asumen como propias
las necesidades de la sociedad cubana actual, sobre todo de los más
pobres y antes discriminados. Esforzándose el país, continuamente, porque la
asistencia social, la protección al ciudadano, y todos los beneficios
imaginables, lleguen al necesitado hasta
el último rincón de la geografía nacional.
Pero el racismo y la discriminación,
apoyándose en los estereotipos negativos
sobre los negros, y las formas de supervivencia de estos prejuicios, dentro de
algunas instituciones, espacios de la conciencia individual, la sociedad
cubana, la economía y la familia, aún sobreviven. Ayudados, a partir de los
años noventa, por las profundas consecuencias de una crisis económica, con
atisbos de crisis social, que apenas comienza a ser superada.
Propinándoles así una “paliza descomunal”
a todos los que idealistamente
consideraron que el problema del racismo
en Cuba ya estaba resuelto, tal y como fuera voluntaristamente proclamado
a partir de 1962.[48]
Tal vez sea Cuba uno de los pocos
países del mundo donde negros, blancos y mestizos, comparten más espacios
comunes en el orden geográfico, espacial, social, económico cultural y
político; donde la mezcla es la regla, acelerado ello por una revolución
radical y extraordinariamente humanista, que declaro la guerra a la discriminación
y a la exclusión de todo tipo, a la pobreza y a la desigualdad.
No es difícil aceptar tampoco, que tal
vez sea Cuba el país donde más se ha
hecho y continúa haciendo contra la discriminación, por la igualdad, la
equidad y la justicia social.[49]
Por lo que no es posible (seria un
absurdo) desaprovechar la oportunidad de que por primera vez en la historia de Cuba,
negros y mestizos tienen la real oportunidad de dejar finalmente de ser
discriminados, compartiendo con los llamados blancos, en igualdad de
condiciones, los destinos de la nación, ocupando así el lugar que les
corresponde dentro de una sociedad multirracial (Multicolor).
Sin embargo, algunos problemas, no
solucionados aun, entre ellos, el del abordaje a fondo del tema racial,
contribuyen a que el racismo y la discriminación que él trae aparejada, en
medio de la compleja situación actual, sobre todo económica, amenace con
reinstalarse en la macro conciencia de la sociedad cubana actual. Afectando
también la consolidación y el desarrollo de la cultura, la identidad nacional y
el proyecto social. Tales problemas son
a nuestro juicio, entre los más importantes, los siguientes:
1-
La historia cubana escrita, refleja todavía de manera bastante
insuficiente el papel desempeñado por negros y mestizos y por la mujer negra en
particular, en el proceso de construcción de la nación y su cultura. Lo cual
afecta a la identidad cultural y nacional, vistas como un todo.
2-
Las manifestaciones de racismo, que se expresan como
fenómenos de exclusión del negro y del mestizo, sobre todo de los primeros, en
algunos espacios sociales y económicos en particular, fenómeno que debe ser
combatido aun de manera más abierta,
multilateral y sistemática. [50]
3-
La insuficiencia cultural e ignorancia presentes
en no pocas personas, que
soslayan el tema racial, niegan su existencia, asumen ante el mismo las más
disímiles actitudes, o simplemente
consideran que se trata de algo
sobre lo cual no vale la pena hablar.[51]
4-
La nueva economía, emergida en Cuba durante el denominado
“Periodo Especial”, como resultado del
conjunto de medidas dirigidas a superar la crisis económica, apoyándose en el surgimiento de la propiedad mixta de
las corporaciones, el turismo y el acercamiento a la llamada economía de mercado,
es aún muy excluyente, en cuanto a la presencia de negros y mestizos en posiciones
protagónicas dentro de ella. Especialmente en las actividades cercanas al
turista y en las posiciones de dirección.
5-
Los principios trazados por la Dirección del País, para lograr
la existencia de un equilibrio racial en la política de cuadros, establecidos
desde 1985, aun no se cumplen. La limitada presencia de cuadros de dirección,
negros, sobre todo, y mestizos, en las estructuras de dirección del Estado y de
las empresas, en particular dentro de las corporaciones y el turismo, es
preocupante. Lo cual contradice los
altos niveles educacionales alcanzados por esos grupos raciales.[52]
6-
La educación cubana, por su parte, aún no ha asumido la problemática del color de la piel,
como parte de la formación científica, cultural
e histórico- política, de un
estudiantado, que todavía debe
enfrentar dentro de la realidad social actual la existencia
de los estereotipos negativos sobre los negros y los “no blancos” en general;
los prejuicios raciales, la
discriminación y el racismo. Por lo que
respecto al tema de la raza, existe aun en Cuba
una profunda dicotomía entre
escuela y realidad social, que
afecta el desarrollo cultural y político de la juventud principalmente.[53]
7-
Negros, blancos y mestizos, no se sientan en las aulas a
recibir contenidos que los asuma a
todos de manera igualitaria, coherente y equilibrada, como miembros de una
sociedad uniétnica y multicolor. [54]
8-
El color de la piel, no aparece abiertamente asumido como
una variable de consideración directa dentro de la política social. Esta última,
actualmente, aunque ataca de manera más específica y directa
a la pobreza, la injusticia
social, la inequidad y practica
“discretamente” la llamada Acción Afirmativa,
todavía no llega a la esencia de las diferencias, que
engendradas a partir de los distintos
puntos de partida históricos,
subsisten entre los grupos raciales que integran la población cubana actual: blancos, negros
y mestizos.[55]
9-
Las ciencias sociales y humanísticas, en particular,
dentro de la educación superior, aun no asumen de manera suficiente el tema racial
como algo de vital estudio e investigación, para la más profunda comprensión de
la sociedad cubana actual y el insoslayable abordaje de su perfeccionamiento.
Por lo cual, la docencia e investigación que aún se desarrollan en nuestras Escuelas y facultades universitarias,
son insuficientes desde la perspectiva planteada.
10-El
discurso público, por medio del cual se ataca la discriminación, aun no es
suficientemente divulgado, presentando también ciertas aristas que deben ser
ampliadas. Aunque, a pesar de ello, sus
formulaciones, ya encierran de
por sí un basamento ético importante para debatir sobre la cuestión racial.[56]
11-
Una parte considerable de nuestra intelectualidad, ni
siquiera menciona el tema racial, no tomándolo
en cuenta como un problema a
resolver. Por lo que es posible afirmar que
existen diferencias
importantes, incluso entre nuestros intelectuales, en cuanto a cual es el momento especifico del
proceso de consolidación de la nación
cubana y su cultura en que nos
encontramos.[57]
12-
Nuestras estadísticas económicas y sociales,
prácticamente ignoran hasta hoy
el “color de la piel”, con el consecuente posible cuestionamiento científico a la validez de sus conclusiones,
al excluir del análisis una variable fundamental para la caracterización
de la población cubana, así como la
perdida de oportunidades que ello significa,
para reflejar la verdadera
obra social de la Revolución.[58]
Algunas
consideraciones finales
Como resultante
de todo lo expresado, lo que más caracteriza en la Cuba de hoy el tratamiento
del tema racial, socialmente hablando, es una “gran ignorancia” sobre el mismo,
tanto en el sentido de su soslayamiento, como en el de su desconocimiento; así como un discreto
silencio, que lo relega al espacio de algunos grupos, personas e instituciones
preocupadas por el tema.
Ello se
expresa claramente, en la realidad de los aún insuficientes abordajes del tema racial
en las estadísticas económicas y sociales, la producción científica, la
televisión, los medios masivos en general y la literatura histórica, sobre
todo. Más grave aún, es que en perjuicio
del desarrollo de las ciencias sociales cubanas, prácticamente se le ha cedido el
tratamiento científico de la contemporaneidad
del tema racial a un conjunto de autores, que no comparten con nosotros las vivencias de la cotidianidad dentro
de la realidad social cubana
contemporánea. Prácticamente todas las investigaciones más importantes (publicadas)
sobre el tema racial, que reflejan la
actualidad, de los últimos cuarenta años,
no han sido producidas por
personas que vivan en Cuba.[59]Por
lo que, estamos cediendo la primacía
en el tratamiento de un
tema vital de nuestra realidad social
actual, con la consiguiente
inconveniencia que esto encierra.[60]
Experimentamos a cada paso la
sensación, de que muchos, teniendo
conciencia del problema, parecen querer solucionarlo, pero sin mencionarlo, ni
mucho menos debatirlo. Asunto este último en el que apenas se ha comenzado a
avanzar en los años más recientes, aunque todavía de manera
muy modesta y enclaustrada.[61]Por
lo que todo lo referido a un debate sobre el tema racial en la Cuba actual,
sobrevive aun casi como en un submundo de algunas
personas e instituciones interesadas.
Facilitándole así la operatividad a uno de los mecanismos sociales
más peligrosos para la auto
reproducción del racismo, los prejuicios y la discriminación dentro de la sociedad: la ignorancia. Y más que ello, colaborando para viabilizar
su reingreso a la macro conciencia de la sociedad cubana actual.
La práctica ausencia de un debate
abierto, o al menos discreto, pero amplio, sobre el tema racial en Cuba,
encierra entonces un peligro mayor para
la unidad alcanzada por la nación cubana, de lo que muchos podrían imaginar. No
es soslayando el tema, ni obstaculizando su debate, la forma adecuada de enfrentarlo, todo lo
contrario.[62]
Tal parece, que respecto al tema racial en la Cuba de hoy, no hemos
superado aun el dilema, ya planteado en medio de las guerras de independencia del siglo XIX, entre
“color de la piel”, nación, identidad y cultura.[63]
Finalmente,
llamamos la atención, de que no es posible olvidar, que Cuba es vista como un
ejemplo a seguir, para muchos pueblos africanos, los 150 millones de afro descendientes,
los pueblos indígenas, muchos afros norteamericanos, y en general, personas
blancas y no blancas, que ven en la Isla no solo un paradigma de emancipación
económica y política, sino también social y cultural.
Octubre
25 del 2017
[1] Algunas personas y autores hablan de “racismo residual”.Un poco para
connotar, que en Cuba este se bate en retirada. En realidad el racismo a
nuestro entender lo que hizo fue ocultarse.Aunque no es posible negar que la
lucha revolucionaria de todos estos
años, lo erosiono.Pero tampoco es posible negar que en realidad la lucha contra
el racismo quedo diluida dentro de la lucha contra la pobreza , por la igualdad
y contra la discriminacion de todo tipo,
,por lo que este fenomeno tan complejo no recibio un tratamiento especifico y
directo, que no solo es economico,sino
cultural, social y en todos los ambitos de la vida nacional.Tampoco ayudo declarar su muerte administrativamente y de
manera voluntarista.Por lo cual, estamos atrasados en la lucha contra esta
lacra social, tal y como Fidel castro
definio el racismo en 1959.
Tampoco ayudo, prohibir bajo presion
social que se hablara del tema.Por lo que es necessario rendir reconocimiento a
aquellos que siempre alertaron sobre lo negativo de este fenomeno, que ahora
reaparece, con las caracteristicas
propias del problema, que dado como
resuelto, realmente no lo esta.
[2] Recientemente, en declaraciones
realizadas en un’entrevista, el Sr. Jose Maria
Azmar, declaro que los musulmanes
habian invadido España, por mas de 800 años.Tamaña estupidez de quien
fuera presidente hasta hace poco confirma esta afirmacion.
[3] No es casual que Cuba haya sido el penultimo pais del hemisferio en
abolir la esclavitud.España se aferro a ella, generando todo un andamiaje legal para liderar el proceso de la
abolicion, ya fuertemente reclamado en la Isla , sobre todo, desde la I Guerra de Independencia.El
fusilamiento de los ocho estudiantes de
medicina en 1871, las multiples negatvas
a vender a Cuba, el manejo de la
Automia, la Reconcetracion de Weyler y
la inmolacion de la flota del almirante Cervera en 1898, son buenos ejemplos.
[4] La abolicion significaba dar la
libertad a los esclavos, para que lucharan
por la independencia de Cuba.Significaba que los negros, antes esclavos,
pasaban a la condicion de ciudadanos, por lo cual detras de tal gesto de un
grupo de independentistas, estaba la
idea de ua nacion que no excluyera a los negros. Aunque para que esa idea tome
cuerpo definitivo en la realidad,
integralmente vista, aun debemos continuar luchando todos los cubanos. ( Nota
del Autor ).
[5] La idea de raza, en su sentido moderno, no tiene historia conocida antes de America.Con el
tiempo los colonizadores codificaron
como color los rasgos fenotipicos de los
colonizados y lo asumieron como la caracteristica emblematica de la categoria
racial.Lo cual devino en un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de
dominacion impuestas por la conquista.La idea de raza es literalmente un
invento, pues no tiene nada que ver con
la estructura biologica de la especie
humana.
[6] Este fenomeno del racismo tomo cuerpo en las actitudes de Calixto
Garcia, Estrada Palma, Cisneros Betancourt y otros, que tanto durante la Guerra
Chiquita, como en la del 95, manipularon la participacion de
los Maceos en varias actividades de la guerra , incluidas, entre otras, la injusta sustitucion del General Jose en
Oriente y sus continuas negativas para reforzar la II etapa de la invasion al mando de la cual debia estar Jose
maceo.
[7] Ver Joel James, ob.p.16.
[8] Un episodio muy bochornoso y lamentable , lo constituye los juicios
emitidos por Flor Crombet ( mestizo) a solicitud de Calixto garcia ( blanco )
en carta a Maceo, donde lo acusaba de posiciones racistas. Lo cual trajo como
consecuencia la promesa de un duelo que nunca llego a realizarse.
[10] Ver: Jose Luciano Franco Documentos para la Historia de Haiti en el
Archivo Nacional, La Habana, 1951.Citado por Joel James Figarola en Fundamentos Sociologicos de la
Revolucion Cubana,( siglo XIX) ) Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2003,
p.10
[11] No consideramos en este
analisis a tres pensadores
fundamentales : Felix Varela, Jose de la Luz y Caballero y Jose Marti, por
cuanto todos derivaron hacia el indipendentismo; cosa que no hizo
Saco, a pesar de haber vivido todo el periodo de la I Guerra de
Independencia.Para ampliar ver: Isabel Monal y Olivia Mirando, “ Pensamento
Cubano del Siglo XX”, Editorial Ciencias Sociales, Tomo I, La Habana, 2002, pp. 1-43.
[12] Para ampliar sobre este asunto ver: “Racismo y Nacionalidad”, de Raul
Cepero Bonilla, Revista Catauro, No. 11 del 2005, pp.148-157.Hombres como
Arango y Parreño, Saco, Del Monte, hasta
el Presbitero Varela, ,para quien el color negro era un signo de
ignominia. (Nota del Autor ).
[13] No es posible olvidar las
expediciones anexionistas de Narciso Lopez entre 1850-1852.Empresa que
quedo eliminada con la muerte de este y el posterior comienzo de la Guerra
Civil en los Estados Unidos.Desde entonces
la idea de la anexion ha variado
sustancialmente.De modo que hoy, la extrema derecha de la politica hacia Cuba,
considera que seria un”honor “, que no
merecemos, aparecer como una estrella
mas en la constelacion de la bandera norteamericana.Por lo que resulta
imposible concebir que la anexion ahora
seria que Cuba pasase a ser un estado mas de la nacion norteamericana
con todos sus derechos y prerrogativas.Tal vez un distrito del Estado de la
Florida .
[14] Ver Carmen Barcia, Revista Catauro No. 4, La habana, pp. 36-59.
[15] Habia un tipo de anexionismo “involuntario”, que provenia de la
actitud que incluso algunos lideres
independentistas asumian al adoptar posiciones racistas y actuar con cierta
prepotencia e inconsultamente; como seria el caso de Calixto Garcia.Lo cual resulta
verdaderamewnte lamentable, al no podersele negar su extraordinario,
patriotismo.Fue Calixto, quien a espaldas de Gomez, facilito la entrada del Ejercito Norteamericano en
Cuba y asumio durante la Guerra Chiquita y la del 95, las actitudes tan
negativas hacia los hermanos Antonio y jose Maceo.
[16] La decision española respondio a que
era imposible rendir la isla ante las
armas del Ejercito Libertador, pues ello tal vez habria representado la caida de la corona
española.La situacion interna no permitia otra
cosa que entregar la Isla a
Estados Unidos.Fue el propio Calixto Garcia,
de manera ingenua e inconsulta,
quien le facilito la tarea a
Estados Unidos.El primer pago que recibio fue el no permitirle entrar en Santiago de Cuba y el segundo fue morir poco despues en cirscuntancias muy
raras, que aun no han podido ser esclarecidas, no permitiendole rectificar sus
errores , al unico general cubano con
mando para evitar o al menos obstruir la intervencion norteamericana.
[17] Existen diferencias dentro de la intelectualidad cubana sobre este
proceso. Ver: Esteban Morales “Cuba: algunos desafios del color”.Articulo que
resulto Tercer Premio Compartido en el Concurso “ Pensar a Contracorriente” del
2005.
[18] La administracion norteamericana de entonces, junto al Ejercito
Norteamericano, un grupo de oportunistas, la burguesia criolla occidental, un
sector de comerciantes españoles, los autonomistas y un grupo nada despreciable del Ejercito Libertador,
le sirvieron de aliados.
[19] Esa es la razon por la cual defendemos la tesis, de que la emergencia
de la
verdadera nacion cubana, ,para todos los cubanos, solo pudo comezar a concretarse a partir del
triunfo revolucionario de 1959.Antes fue siempre incompleta.
[20] Muchas personas no aceptan esta
realidad.Unos porque no les interessa, otros porque nunca han topado con ella, la mayoria porque les abochorna,
otros porque sempre han vivido de ella con ventaja.
[21] Ver : Ana Cairo, Revista Cubana de Ciencias . La Habana, No. 30, La
Habana, 1995, p. 130.
[22] Para ampliar al respecto Ver: Esteban Morales, Revista Catauro, No.
6.En Cuba lo que rige es la llamada “linea del color “.
[23] A diferencia de lo que ocurria
con la esclavitud clasica, Grecia o
Roma, en America la esclaviitud tomo color. Indio, negro y esclavo eran la misma cosa.La discriminacion no se
sufre solo por ser negro, sino tambien por ser pobre.Pero al negro y el
indigena aun le es mas dificl escapar de ambas.
[24] Ver: Fidel Castro, Periodico Revolucion, marzo 26 de 1959.
[25] Para ampliar ver: Esteban Morales, Revista Catauro No.6.
[26] Tratase de un peligro real, que no puede ser menospreciado.
[27] Este asunto es ampliamente abordado en, Cuba: los retos del Color.Ensayo publicado
por el Autor.
[28] Para ampliar ver: Esteban Morales, Cuba: los retos del color.Libro del
CEBSH, Universidad de La habana.2005.No quiete decir que la nacion no haya
avanzado en ambos campos; se ha avanzado
mucho, pero aun permanecen retos por
solucionar, que afectan el desarrollo de la nacion.
[29] Veanse los intentos mas recientes de abordar el tema en el llamado
Informe de la Transicion y en las declaracioes dela Secretaria de Estado norteamericana Condolezza Rice.
[30] Ver: “El Pensamento Politico de Fidel Castro”, Seleccion tematica, Tomo I, Volumen 2, enero de 1959-
abril de 1961, Editora Politica, La Habana, 1983, pp. 393, 395, 396, 397.
[31] En nuestro articulo de Catauro
No. 6 desarrollamos una explicacion alternativa, de por que este tema, abierto en 1959, fue cerrado y convertido en
un tabù, a partir de 1962. ( Nota del Autor ).
[32] Con la cuestion racial, no pocas veces se produce un asunto muy interesante.Muchos no pueden
soslayarla; pero la dejan al margen de los asuntos relativos a la discriminacion y el racismo
aun existentes.(Nota del Autor )
[33] El tema racial tuvo muchos gladiadores dentro de las artes y la
literatura, que serian imposibles de mencionar en el corto espacio de este
ensayo; pero en las ciencias sociales cubana, apenas hemos recomenzado, despues
de haber tenido un representate
como Don Fernando Ortiz. No pocos
combatieron en medio de las desventajas del contexto de los “años de silencio”,
por lo que merecen nuestro reconocimiento.
[34] La formacion de la cultura nacional es un proceso objetivo, nadie se
puede sustraer a ese proceso;
pero sin embargo, hay quienes asumen ante el una actitud de hegemonismo, como si solo a
partir de uno de los ingredientes de la mezcla, se
tuviese la posibilidad de decir
la ultima palabra.La cultura nacional es
un ajiaco , y aunque no ha concluido su
coccion, de todos modos los ingredientes no pueden ser ya separados.Todos estamos dentro de la cazuela,
aunque a algunos no les guste.
[35] Desde una perspectiva marxista, la pregunta de si existe una teoria de
la cultura o una teoria de la politica o de
la economia, es un error
epistemologico, por cuanto, el mayor logro del marxismo, la cuestion mas
importante en la que este supera a las llamadas ciencias sociales burguesas, es precisamente haber superado los
compartimentos estancos de las
teorias burguesas sobre la sociedad, para dotarnos de una
cosmogonia y de una vision holistica de los fenomenos sociales.Por lo que
enfocar un tema cualquiera solo desde la
cultura seria un error.
[36] Es importante considerar, que Cuba ha sido siempre vista por Estados
Unidos, desde los Padres Fundadores de la nacion, como parte de su
territorio continental.Por tanto, el
enfrentamiento con Estdos Unidos, siempre ha ido mas alla de un fenomeno politico, para ser un
fenomeno cultural.Cuba como parte del trritorio continental de los Estados
Unidos, es parte de la cultura politica norteamericana.
[37] Como seria posible imaginar que
ningun proceso de la sociedad cubana pudiera
tener lugar al margen del sistema politico existente.
[38] Yo diria que tal fenomeno no es
exclusivo de Cuba; sino que con sus
diferentes posibles
gradaciones, parece valido para
la formacion de toda la cultura latinoamericana y caribeña.Para el caso de
Estados Unidos, habria que estudiar a fondo los limites que la colonizacion
impuso al indigena y al negro.Pues no se observan similitudes con los
anteriores procesos mencionados, aunque con e trascurrir de los años, tambien se observan
sus gradaciones de influencia, aunque nada cercano al llamado “Ajiaco cubano “.
[39] Lo cual genero en Esta nacion corrientes tales como la del
Nacionalismo Negro. Cosa no inimaginable en el caso de Cuba.
[40] De no ser asi, ninguna cultura
nacional hubiera podido emerger en las naciones que antes fueron
colonias. Fenomeno en el que no podemos detenernos aqui, tratandose
tambien del impacto de la cultura sobre
el proceso de formacion de las ideas y corrientes politicas.
[41] Baste consultar la informacion
acerca de las exigencias hechas a
las practicas religiosas afrocubanas y
la discriminacion de que fueron objeto
por muchos años. (Nota del Autor ).
[42] Parte de esa fuente de conocimiento esta siendo fuertemente atacada.El
imperialismo no solo roba pertoleo sino tambien cultura.
[43] Mas adelante podemos apreciar cuales son los fenomenos que al afectar la problematica racial,
afectan tambien al desarrollo de la cultura nacional.( Nota del Autor ).
[44] Existen dentro del ajiaco, muchas
mas carnes y viandas, de las que hubiesemos podido imaginar antes del
periodo especial, que aun no se han ablandado.No nos llamemos a engaño,
esa insuficiencia de
protagonismo de los negros y mestizos,
es tambien resultado de la gran
diferencia en los puntos de partida con
que llegaron a 1959 negros, blancos y mestizos;
lo cual no puede ser borrado en tan poco tiempo. No nos metemos
directamente con ese problema, pero es evidente, que en todas las estadisticas, para una
escala descendente, siempre estan blancos, mestizos y negros. Lo cual no deberia sorprendernos.( Nota del Autor ).
[45] Vease el trabajo “ Raza y Desigualdad en la Cuba Actual” , de Rodrigo
Espina y Pablo Rodriguez, Revista Temas No. 45- enero- marzo del 2006. pp.
44-54. Donde podemos observar, que no se trata de simples lastres heredados,
sino de insuficiencias que aun la sociedad cubana es capaz de reproducir.
[46] Utilizamos aqui negro , en el
sentido en que comunemente la poblacion lo utiliza. ( Nota del Autor
).
[47] Aunque ello no nos libra del peligo de que la institucionalidad
tambien sea tocada. Ver del Autor: Revista
Catauro No. 6.Donde presentamos una explicacion mas completa de este
controvertido asunto.
[48] Para ampliar: ver del autor: Cuba: los retos del color. Libro publicado
por el CESBH, Universidad de La Habana, 2005.Tambien Revista Catauro No.
6. Lugares donde explicamos la dialectica de como, aun y cuando el racismo no
es parcticado desde los niveles del Estado y del Gobierno, dado que los cuadros en Cuba no viven como una
“guardia pretoriana”, existe el peligro de que atraves de la dinamica de las
relaciones entre el poder formal y las extructuras informales de poder, el
racismo pued a ser inoculado a las instituciones de la sociedad civil.
[49] Todas las medidas sociales adoptadas en los ultimos años, en el campo de la salud, la educacion, la seguridad
social y alimentaria, el empleo y en el campo de los beneficios sociales de
todo tipo, como viviendas, equipamiento familiar, etc. son el
claro indicativo de un proceso de
profundizacion de lo que pudieramos llamar politicas de beneficio social para
toda la poblacion cubana.
[50] Ver: Espina y Rodriguez, Revista Temas Ob.Y Esteban Morales, Catauro
No.6
[51] Para ampliar sobre este asunto, ver: Esteban Morales, Cuba: algunos
desafios del color.Revista Academia, UH, proxima a salir .publicada.
[52] Es notable, la atencion prestada a este asunto dentro de las
estructuras del Partido Comunista de Cuba a todos los niveles de direccion.
[53] Lamentablemente, se conoce de iniciativas por parte de algunos maestros, que
pretendiendo salvar la situacion y
llenar el vacio, adoptan actitudes ante el asunto, que tienden a crear mas problemas
de los que resuelven.
[54] Por lo cual, no excluimos a
ningun grupo racial, pero negros y mestizos , no estan suficientemente
represetados en nuestro planes de estudios y programas. ( Nota del Autor).
[55] Asumimos como valida esa clascificacion, que consideramos es la que
mejor tipifica a nuestra poblacion. (
Nota del Autor ).
[56] ¿Cual es la razon o razones, de
que las multiples ocasiones en que Jefe de la Revolucion se ha referido
extensamente al tema racial, su s palabras no sean ampliamente divulgadas?
[57] Todo ello a pesar, de que algunas manifestaciones culturales como el
Rap, presentan discursos muy criticos al
respecto.Emergiendo como un discurso alternativo de denuncia.La television por
su parte, ha comenzado a hacer algunos
esfuerzos muy discretos en la misma direccion. (
Nota del A utor ).
[58] Un ejemplo de esa ausencia es posible verlo en varios informes
rendidos por Cuba en los años mas recientes: Investigacion
Sobre Desarrollo Humano y Equidad en Cuba 1999, CIEM-PNUD, La Habana, 2000;
Perfil Estadistico de la Mujer Cubana en
el Umbral del Siglo XXI, ONE, La Habana, 1999; Cuba: 10 años despues de la Conferencia sobre la
Poblacion y el Desarrollo, CEPDE- ONE,-UNFPA, La Habana, 2005.Cuba: Objetivos
de desarrollo del milenio, Segundo Informe, INIE, La Habana, julio del 2005. En
ellos se constata el gran avance logrado por Cuba en todos los
ordenes, pero al no considerar el
color de la piel, se pierde la oportunidad
de presentar la obra de la
Revolucion en aquellos sectores y grupos poblacionales, donde
la pobreza es mayor. Ademas de que
es posible cuestionarse su validez
cientifica, a partir de que no consideran un atributo
fundamental de la poblacion cubana,
como lo es el “color de la piel”.
[59] Me refiero a los libros de Aline Helg, Carlos Moore y Alejandro de la
Fuente. La famiglia negra o mestiza, apenas aparece en nuestra television.
[60] Lamentablemengte, ya nos ocuurrio con losDerechos Humanos. Nos
demoramos en articular un discurso propio al respecto, y aun los
sufrimos.Solo recientemente, las
Revistas Tema, Catauro y La
Gaceta, han dedicado trabajos sobre
la actualidad del tema.
[61] Existe el “Grupo Color Cubano”
de la UNEAC, donde se debate el tema
sistematicamente, pero dentro de
un contexto aun muy limitado y casi no divulgado. Tratandose de
actividades a las que uestra prensa nacional apenas le da cobertura.( Nota del
Autor ).
[62] Lamentablemente, el tema aparece en el denominado “Informe de la
Transicion”, y esta siendo manipulado para crearle problemas a la Revolucion
Cubana.
[63] No hay dudas de que la obra reivindicadora y dignificadora de la Revolucion Cubana ha sido extraordinaria, pero de lo que se trata es de terminar de
extirpar del cuerpo social de la nacion cubana
los estereotipos negativos, los prejuicios y el racismo que aun
sobreviven.Mientras ello no ocurra, sempre estaremos ante el serio peligro de retroceder. ( Nota del Autor
).