Esteban
Morales Domínguez
UNEAC
Si
queremos salir adelante, hay que poder contar con todo lo que
tenemos, pues como se dijo: “…es con todos y para el bien de
todos”.
Pero
deberemos librarnos de nuestro dogmatismo en política económica,
del sectarismo, de la simpatía a los que solo quieren hablar bien o
limar asperezas. Deberemos criticar todo aquello que no está en el
lenguaje de lo aceptable, no aceptar el pesimismo de algunos, la
apatía de otros, la falta de confianza, la burla y el choteo; pues
de todo eso hay en nuestro pequeño mundo archipiélago.
Hay
que hacer que todos quepan dentro del mundo que deseamos construir,
porque no podemos pasarnos la vida excluyendo. En ese proceso,
negamos que quien puede no agradarnos también debe tener su espacio,
la crítica debe tener su espacio respetado y promovido.
No
puede azorarnos que haya gente diciendo que la propiedad privada es
mejor, si brota a cada paso la ineficiencia de la propiedad estatal;
que por demás, está en las garras de un mecanismo de planificación
inmovilizador, de un estado que tiende a manejarla como propia, y
una burocracia que la mayorea con absoluta discrecionalidad.
Por
qué no darle espacio a la inversión nacional, moviéndonos hacia el
aprovechamiento de la pequeña y mediana propiedad no estatal.
¿Comprometemos algo con ese paso? Nos ayudaría al aprovechamiento
de los tantos recursos, que permanecen inmovilizados cuando la
economía nacional los necesita para ampliar sus capacidades de
satisfacción, de un conjunto de problemas que el estado no ha
resuelto.
No,
en lugar de eso hemos supuestamente “reorganizado” el trabajo por
cuenta propia, pero generando una madeja burocrática que molesta y
desestimula a cualquiera.
Ahora
resulta, que para ejercer el trabajo por cuenta propia se puede
contar con una sola licencia, idea que hasta hoy nadie la explica.
¿Qué lógica subyace tras la prohibición de poder al mismo tiempo
vender café, dulces y otros productos comestibles y no poder vender
libros? ¿O rentar un cuarto y al mismo tiempo ejercer de chofer,
para traer a los huéspedes del aeropuerto? La respuesta o más bien
la falta de ella, ofrece la imagen de un puro capricho burocrático.
Claro
que detrás de todo no hay más que la concepción errónea, de que
la gente no debe enriquecerse, parte del propio entramado que durante
años, no permitió al cubano disfrutar de las capacidades hoteleras
del turismo internacional o la tenencia de un celular.
¿Hasta
cuándo continuarán las equivocaciones, para luego tener que
rectificar? Dejaremos de hacer el ridículo cuando entendamos, que
hay que escuchar y acatar la voz del pueblo. De un pueblo en el que
sobran, quienes pueden sustituir a los que prefieren maldirigir de
ese modo. Con la nueva dirección del país vamos por buen camino,
porqué el nuevo Presidente los está sometiendo a todos a prueba.
Sabe que no se pierde nada si hubiera que sustituir a alguien, porque
nadie es imprescindible.
A
pesar de ello, aún no hemos visto a un Ministro rindiendo cuentas en
la televisión, ni respondiendo a las múltiples preguntas que ya les
deben estar llegando, excepto a la Ministra de educación en la Mesa
Redonda antes del comienzo del Curso.
Hace
unos días en el Municipio Cerro, se dio una de las tantas reuniones
con los cuentapropistas. Las críticas y las preguntas sin respuesta
fueron tantas, que los asistentes la abandonaron, la reunión no
concluyó, la terminaron los cuentapropistas. No es difícil observar
que se trata de un asunto no concluido y respecto al cual hay muchas
incomprensiones y descontentos.
Sobre
los precios del mercado agropecuario ni que hablar, no bajan y al
contrario suben. Ejemplo es la producción porcina que se dice ha
crecido, pero contradictoriamente a lo que debiera ocurrir, sus
precios no bajan, de diciembre del 2017 hasta hoy en La Habana, los
precios han aumentado más del 10%. Los precios del resto de los
productos tampoco se reducen, fue un verdadero show lo de las 15,000
manzanas, pero de lo que esperan en la mesa cada día los cubano, no
se habló.
Espero
que de esas visitas, que se están haciendo por el Presidente y otros
Miembros del Gobierno, le dediquen alguna a las Tiendas Recaudadoras
de Divisas; por ejemplo a la de Carlos III, (esta en la que Boris
Fuentes pesó las bolsas de pollo), para que observen los precios.
Una pequeña vasija plástica cuyo costo de producción no debe ser
mayor de 1CUC, se vende al consumidor por casi 6 CUC o más. También
podrán observar que fuera de la tienda, lo mismo le venden un aire
acondicionado que un elefante blanco. La visita debe ser sorpresiva,
para que agarren a todos movidos.
Se
van acumulando un conjunto de problemas, que afectan seriamente el
estado de ánimos de los ciudadanos. Entre ellos ha estado el asunto
de la venta de materiales de construcción, dónde creo que se ha
actuado con fuerza, pero a pesar de ello el Presidente recibió hace
días una queja del rastro de Batabano. Claro, estoy seguro de que si
los implicados ya no están presos, es porque lograron desviar el
Ferry hacia Yucatán.
El
asunto de los servicios se presenta en el documental “Detrás del
Mostrador”, del realizador Eric Corvalan, donde se pueden observar
de manera muy clara las contradicciones entre lo que dice el pueblo y
las explicaciones de las tres empleadas administrativas,
justificándolo todo con argumentos muy poco creíbles. Nítida
expresión de que es la sociedad civil la que debe defenderse a si
misma, pues generalmente la burocracia solo se justifica, la llamada
“Defensa del Consumidor” no es más que un bello cartel en la
pared y la gente incrédula de que valga la pena reclamar por algo.
Claro
que el asunto es bien difícil de solucionar. Hay un mecanismo
básico, que no está funcionando como debiera. Es bien difícil que
alguien que reciba hoy un salario estatal, se sienta estimulado a
trabajar bien, por que el mismo más que satisfacer sus necesidades
des estimula. “Corrupción de baja monta”, desinterés,
emigración etc. Hay que reconocer que muchos trabajan por
conciencia, pero mientras la situación económica demora en
resolverse, aun la más fuerte conciencia se resquebraja.
Existen
sectores de buenos salarios; los hay en ciertas industrias, la
agricultura, las cooperativas agropecuarias, el turismo, las
corporaciones. Pero fuera de estos los salarios son muy bajos.
Situación que sufre principalmente el sector estatal, que se ve más
afectado por el bajo crecimiento del PIB y la productividad. Hasta
que esa situación no logre ser equilibrada, la economía no podrá
avanzar. Porque una masa obrera, incluso a veces calificada, nada
despreciable, se desliza hacia la pobreza o la emigración.
Entonces,
hay que tratar de que el modelo se acepte la inversión privada
nacional, aprovechando la riqueza generada por otros sectores,
dándole facilidades a la pequeña y mediana empresa; incrementando
aún más la inversión extranjera, utilizando el empleo
transnacional, con la fuerza calificada que emigra o aprovechándola
en actividades que la liguen a la empresa privada, bajo la forma de
consultorías de abogados, economistas, constructores, etc. Dé lo
contrario estos últimos emigran, echando por tierra el esfuerzo que
le ha costado al país prepararlos, cuando pudieran trabajar como
empresa privada y para el estado también.
¿Qué
nos impide que haya servicios profesionales privados de abogados,
arquitectos, ingenieros, artistas, diseñadores, especialistas en
computación, técnicos de diferentes tipos, etc? Que permiten
emplear a una fuerza calificada, que de lo contrario emigraría.
Para
suministrar a esas actividades, los materiales necesarios para su
trabajo. ¿Por qué no podemos flexibilizar la importación?
¿Por qué un campesino no
puede importar un tractor o algunos implementos para su actividad
productiva? Y tiene que esperar porque el estado se lo suministre.
¿Por
qué la experiencia que tenemos con la miel, el ron, el carbón, por
medio de empresas privadas nacionalmente reconocidas, no la
extendemos a otras actividades productivas privadas?
Hay
actividades productivas, qué pueden satisfacer el mercado interno:
frutos enlatados, hortalizas, carnes, pescado, que pueden ser
producciones privadas y al mismo tiempo exportables.
Hay
que darle espacio al sector privado, con capital nacional, que
ofertaría al mercado interno y que al mismo tiempo podría generar
fondos exportables, permitiéndoles a esos productores la importación
de tecnología para incrementar su productividad.
Da
pena ver la cantidad de frutos que se pierden, por no contar con
capacidades de procesamiento más tecnificado: guayaba, mango,
tomate, ajíes, toronja, aguacate, etc. Asombra saber como Cuba fue
uno de los más grandes exportadores de aguacate, el aguacate
mejicano da rizas al lado de los nuestros, que son enormes a veces.
Empresas
de capital nacional, pudieran ser exportadoras de productos
artesanales; incluidos tejidos, sombreros, zapatos, adornos de
diferentes tipos.
Pero
para aprovechar todas estas capacidades, debemos mover el ahorro
nacional, convirtiéndolo en inversión.
Creo
que, o nos movemos hacia adelante con la economía, haciendo uso de
todas nuestras capacidades nacionales, o ya estamos en tiempo de
descuento. El país no puede continuar ¿creciendo? al ritmo en que
lo venimos haciendo en los últimos más de 5 años.
20
de octubre del 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario