Autor: Esteban Morales Domínguez
UNEAC.
Desde el Triunfo de la Revolución Cubana, lo que haya ocurrido en las elecciones presidenciales norteamericanas, ha tenido un impacto en la política de los Estados Unidos hacia Cuba. No ha podido ser apreciado de otra manera.
Los cambios de presidencia en los Estados Unidos, siempre han sido esperados como momentos de cambios y ruptura de la política hacia Cuba.
Con Donald Trump, hemos vivido o estamos viviendo aun, uno de los momentos más desastrosos del comportamiento de la política de Estados Unidos hacia Cuba. Que ha retrotraído las relaciones con La isla, prácticamente, a los peores momentos de la confrontación entre ambos países. Por lo que, a diferencia de la anterior administración, de la de Trump, no hemos podido esperar nada bueno, ni un respiro.
Por tanto, es lógico, esperar que esta nueva administración traiga aparejado algún cambio en la política de Trump hacia Cuba. Sobre todo, al tratarse de un Presidente demócrata, que desplego la vicepresidencia del País, en unos momentos en que el presidente de turno, Barack Obama, realizo acciones considerables para cambiar la politica hacia Cuba. Al considerar que la politica seguida hasta esos momentos, era incompatible con los verdaderos interses de Estados Unidos con Cuba. Véngase a ver, cuáles son esos verdaderos intereses.
Entonces, aunque sea por herencia, o por haber participado de la politica del precedente mandatario demócrata, es lógico pensar que ahora Joe Biden, como nuevo presidente demócrata, continue la politica desplegada por Obama, o al menos haga cambios que puedan ser considerados como positivos, comparados con la politica extremo agresiva ejecutada por Donald Trump.
No obstante, considero, que, si en algo la politica del nuevo Presidente continuara la politica seguida por Obama, se pone de manifiesto cuando dijo, “… que Cuba no está cerca de la libertad y la democracia”. NO obstante haber señalado también, “… Que se necesita una nueva politica hacia Cuba, porqué el enfoque actual no está funcionando”. Y me pregunto, ¿funcionando para qué?
Es que en el discurso de Biden, hay todavía un gustico a Guerra Fria, que no es posible desterrar. Ya tendremos oportunidad de saber qué quiere decir toda esta retórica.
Luego para mí, la politica de Biden, seguirá la retórica de la politica de Obama, para continuar algunos derroteros que fueron típicos de la politica del presidente Obama.
Como creo que hizo este último, por dividir el bloqueo en dos: flexibilizándolo hacia la sociedad civil cubana, con ciertas medidas de beneficio hacia el pueblo; y al mismo tiempo, manteniendo las presiones del bloqueo hacia el gobierno, para obligarlo a hacer concesiones, que permitiesen controlar el proceso de cambios internos, que , desde esa época, ya vivía Cuba, orientándolos hacia los intereses, de hacer de Cuba una economía de mercado con una democracia liberal, que nos acercaría definitivamente a los intereses de Estados Unidos.
No ha existido aun una administración norteamericana que haya podido convivir con los interses de Cuba, por permitir a este devenir en una Sociedad Socialista. No se ha observado nunca ese nivel de permisibilidad en la politica de estados Unidos hacia Cuba. Y no creo que ahora con Biden vaya a tener lugar algo diferente. No es simple desconfianza, sino porque no pocas veces, al pájaro se le conoce por su defecada. Y Biden no ha sido
ningún angel.
Es que la confrontación entre Cuba y Estados Unidos, es más que una confrontación entre sistemas políticos diferentes. Púes esta comenzó cuando aún Cuba era una colonia de España y los Estados Unidos hizo todo lo posible por comprarla, pedir su autonomía, o convertirla en una neocolonia, consiguiéndolo al final de la Guerra de Independencia Cubano-Española hacia las postrimerías del siglo XIX.Habiendo cumplido entonces sus aspiraciones formuladas en la llamada “Politica de la fruta Madura”. La que pregonaba, que Cuándo Cuba cayera del árbol de España no iría a parar sino a las manos de Estados Unidos. Con el consiguiente corolario, de que “mientras ello no ocurriera, Cuba no podría ser de nadie más”. Luego la politica hacia Cuba, es un interés del Estado Norteamericano.
Todo ello sobre la base de una concepción geopolítica, en la que Cuba era el “resultado de la sedimentación de las arenas del Mississippi en el Golfo de Méjico”; es decir, era parte del territorio de los Estados Unidos. Por lo que resultaba legitimo cualquier cosa que se hiciese para mantenerla bajo el control de Estados Unidos.
Es que el logro fundamental que hemos obtenido con la derrota de Trump, aun no aceptada por este, ha sido que logramos alejar un poco el peligro. Pero no podemos ilusionarnos con que Biden va a transformar la naturaleza imperial de lo que Trump trato de hacer con su politica, hacia el mundo y hacia Cuba en particular.
No obstante, si Trump hubiese seguido, ello habría tenido unas consecuencias funestas.
Pero, es que, en definitiva, demócratas y republicanos, no son más que managers del imperio. No son más que los administradores contratados por la oligarquía.
Por lo cual, cuando Cuba se defiende de esa politica norteamericana, que quiere mantenerla bajo su control. No está luchando, simplemente, contra una politica, sino contra una cultura politica, dentro de la cual, Cuba aparece siempre como parte del territorio continental de los Estados Unidos; es decir, como un archipiélago que es parte del territorio etadounidense.
¿Querrá o podrá Biden, superar ese síndrome geopolítico y tratar a Cuba como una nación igual e independiente, que, por demás, quiere ser una nación de régimen político propio y soberano, diferente de Estados Unidos?
No lo creo. Con Biden se pondrán de manifiesto las mismas intenciones de Obama. Desplegar una Politica de “Cambio de Régimen”, más o menos paulatina, no caraterizable como la política de Trump; pero con los mismos objetivos de convertir a Cuba en una extensión del territorio continental de la Nación estadounidense.
Sin embargo, hasta dónde y cómo llegamos con Obama en su politica hacia Cuba, debe ser objeto de un fuerte estudio analítico por parte de nuestro país. Para valorar hasta donde no llegamos con Obama, al saber sus secretas intenciones; y hasta donde podríamos llegar con Biden, que no es simplemente un seguidor de Obama. Dado que su historia y comportamiento, nos dicen otra cosa.
Creo que con Biden, debiéramos, lo más rápido posible, explorar hasta dónde quiere llegar con Cuba. Es decir, ganar tiempo al proceso que siguió Obama. Lo cual creo debemos hacerlo, sobre la base de no repetir pasos que ya están dados y que debemos explorar si Biden está dispuesto a darlos. Lo cual nos permitiría aquilatar con cierta rapidez hasta donde este Presidente, que se nos presenta como continuador de Obama, quiere llegar con la politica hacia Cuba. Sobre todo, porque el caso de Cuba, siempre ha gozado de cierta especificidad en la politica de Estados Unidos.
Biden tiene 4 años para avanzar en las políticas, mientras que Obama estuvo más de 12 meses negociando con Cuba antes de comenzar a cambiar con sus medidas de acercamiento la politica hacia Cuba.
Es decir, una administración como la de Biden, podría ahorrarse el tiempo que Obama invirtió en negociar con Cuba. Dado que, si quiere seguir el comportamiento de Obama, ya tendría ese camino adelantado, debido a lo que ya se ha negociado entre ambos.
Entonces, como un proceso de prueba, Biden podría retomar los aspectos siguientes:
Retomar el acuerdo el acuerdo diplomático de las embajadas. Que fue bastante rápido, una aspiración de Obama.
Cumplir con los 22 acuerdos firmados entre ambas administraciones.
Poner en marcha los Grupos de Trabajo de cooperación.
Restablecer los servicios consulares.
Adoptar medidas económicas minimas. Entre las que podrían estar eliminar las restricciones a las remesas.
Retomar las categorías de viaje y eliminar las restricciones existentes.
Terminar con aquellas restricciones financieras que afectan el turismo.
Biden, no parece tener compromisos con una actitud contraria a buscar algunos arreglos con Cuba. Y pienso que el compromiso con su Presidente, ayudándolo fuertemente en la campaña le agrega una cierta dosis de lealtad y de agradecimiento.
No obstante, como ya he manifestado en varias ocasiones, es en los Estados Unidos, donde la politica hacia Cuba debe cambiar, aunque no es nada despreciable, lo que Cuba puede hacer para que esa politica cambie. Creo que Cuba está obligada, entre otras cosas a lo siguiente:
-Claro que no es momento de hacer depender los pasos internos que Cuba debe dar, haciéndolos depender de la politica de Estados Unidos, con Biden o sin Biden.
-Cuba tiene sus planes de reforma, bien diseñados y en los que ya las marchas atrás o ralentizaciones, no son aceptables, sobre todo, hacia lo interno.
-Tampoco dar señales de una influencia de Estados Unidos en la politica a seguir por Cuba, echaría agua a la canasta de cualquier administración, aunque se tratara de un Biden con interés de controlar esos avances.
-Cuba debiera encaminar su politica a la mejora de las relaciones con Estados Unidos, aunque nunca haciendo depender ninguno de los cambios que está obligada hacer al comportamiento de ninguna administración norteamericana.
-Cuba debiera aprovechar una politica, como puede ser la de Biden para hacer avanzar las relaciones con su emigración en los Estados Unidos.
-Cuba debiera impulsar de nuevo los intercambios políticos y académicos dentro de la sociedad norteamericana.
-Una politica de Biden, dirigida a mejorar las relaciones migratorias con Cuba, mejora hasta la situación de la disidencia, que observo con Trump como tenía dificultades para los visados y sus viajes a los Estados Unidos.
-Cuba no debe aceptar el sentido de simetría en las relaciones con Estados Unidos, que le obligarían a hacer concesiones para lograr un pleno entendimiento con los Estados Unidos. Púes por esa vía se le exige a Cuba una agresiva reforma económica que acerca las dinámicas de la economía interna cubana a las de cualquier economía de mercado. Cuestionando siempre la existencia de una economía planificada en Cuba, que es la esencia de su régimen económico socialista.
-Solo en el contexto de defender sus reformas económicas como las de una economía planificada, enfocada a la satisfacción de las necesidades de su pueblo, es que Cuba puede mostrarla voluntad indispensable de avanzar en la normalización de las relaciones con Estados Unidos. Si se aparta de esos preceptos, Cuba mostraría una debilidad, que sería mortal frente la politica de estados Unidos. Pues, aun pensando en las mejores intenciones de una administración, Cuba siempre estaría presentando un flanco muy débil, que sería aprovechado por las fuerzas de derecha, que dentro de los Estados Unidos siempre están alertas, para hacer uso de cualquier debilidad de Cuba.
Entonces, si Biden se propone seguir con Cuba una politica igual o similar a la de Obama, que es lo de esperar, se tiene que preparar bien para aprovechar lo que sería una segunda oportunidad en las relaciones con los Estados Unidos. Qué Cuba necesita más que nunca, dado la situación en que se encuentra. En el contexto de una crisis económica mundial, en el contexto aun de una pandemia, que ha afectado seriamente su crecimiento económico, que ya era débil, viéndose además obligada a consumir reservas, que aún no ha podido reponer.
No debemos olvidar, que ningún presidente de Estados Unidos, había utilizado garrote y zanahoria con tanta brillantez como lo hizo Obama. Cuba no se dejó engañar, pero ello le costó también a sacrificar algunas oportunidades, que ahora debe reconsiderar, en el contexto de lo que podría ser una segunda oportunidad.
Hay que decir, que la histórica confrontación entre Cuba y Estados Unidos, no debe terminar en una guerra, sino en una reconciliación en la que ambos obtengan beneficios.
El mayor beneficio de Cuba, sería que esa confrontación terminara con independencia y soberanía.
Es que solo una administración que rompa con la regla de la hostilidad hacia Cuba, junto al interés de crear espacios económicos y políticos, para controlar a la Isla, es lo que permitiría que Cuba pudiese en realidad tener normales relaciones con Estados Unidos. Dé lo contrario, por parte de Cuba, siempre existirá el celo, a veces desmedido, por su soberanía e independencia, pero que siempre la ha salvado de todas las trampas que Estados Unidos le ha tendido.
Tenemos ahora, creo, la oportunidad de probar nuevamente, de probar nuestras trampas, autoinflingidas o no, las del enemigo fundamental, una administración norteamericana, que ya no se llama Barack Obama, sino Joe Biden, que pueden ser iguales o no con Cuba, que puede traer más o menos trampas, de las cuales tendremos que defendernos una vez más; o que nos puede generar la suficiente confianza, como para creer que con ella podemos avanzar hacia, al menos, una mejoría en las relaciones y quizás a una normalización.
De todos modos, las administraciones norteamericanas cambian cada año y puede que traigan nuevas sorpresas, Cuba, sin embargo, permanece siendo la misma, por lo que talvez en eso consista nuestra ventaja para sobrevivir.
Aparte, de que nunca debemos considerarnos el ombligo de la politica norteamericana, que tiene tantos interese en el mundo y que por tantas cosas pueden variar sus prioridades. Dejándonos a un lado, o prestándonos atención según su conveniencia. Por lo que se trata de una batalla más, en que aún no se puede ver el final de la guerra. Por lo que auguro, que viviremos mucho tiempo más, siempre teniendo que prepararnos para lo que viene.
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