Autor: Esteban Morales Domínguez.
UNEAC
El
tema de la llamada racialidad, posiblemente sea el más “desconocido”
y difícil de nuestra realidad social actual.
Existen
personas que no desean escuchar nada sobre el mismo. Las reacciones
ante el tema racial aún son impredecibles, cubriendo una amplia gama
de actitudes, que van desde la negación y el cinismo, hasta su no
aceptación más despreocupada.
 Al
racismo, históricamente en Cuba, siempre se le había enfocado más
con el temor de crear la división social, que con la determinación
de resolverlo. Por lo cual, negros, mestizos y muchas personas,
poseedoras de una conciencia sobre el tema, han tenido que esperar  
demasiado tiempo por un debate. Lo cual devino en la más flagrante
contradicción y disfuncionalidad, dentro de una sociedad,
extraordinariamente humanista, en la que se ha luchado por la
justicia social y la igualdad, hasta los mismos bordes del
igualitarismo
Existen
todavía opiniones diversas, que incluso llegan hasta   negar que el
tema racial este vigente en nuestro país. Sin dudas, hay en ello aun
mucha ignorancia, un falso criterio de cómo eso afecta la unidad
nacional; aunque no ha faltado   tampoco la intencionalidad de evitar
que el tema se discuta. Lo cual se ha expresado, durante largo
tiempo,  en la acusación de “racista”, que   ha tenido, casi
siempre que soportar, quien haya pretendido  traer    la cuestión
racial  a la superficie.1
Lamentablemente,
después de haber devenido, durante muchos años de silencio, en un
“tabú”, tenemos hoy en nuestro país un atraso considerable en
el tratamiento del tema racial, tanto en el orden intelectual,
cultural y científico, como político. Incluso, una parte de
nuestros intelectuales ni siquiera lo menciona en sus enfoques
actuales sobre   la realidad social y cultural de la nación cubana.
Lo cual refleja, sin lugar a dudas, dentro de nuestra
intelectualidad, la existencia de concepciones diferentes, acerca de
en qué momento histórico del proceso de desarrollo de la nación
cubana nos encontramos.
Creemos,
ello es resultado, de que hay que acabar de aceptar, que a todos  
los que hoy somos cubanos, no les toco el mismo lugar dentro del
proceso y espacios   de formación de la nación, resultando
imprescindible tener en cuenta esas diferencias, aportadas por los
distintos puntos de partida históricos, para lograr asumir una
actitud más realista ante la existencia de los grupos raciales, las
desigualdades sociales y   la cuestión “racial” en la Cuba de
hoy. A la que unos llegaron como colonizadores(blancos) mientras que
a otros los trajeron por la fuerza como esclavos.
El
discurso público es aun discreto, incompleto y no pocas veces
irreproducido. Las acciones que se realizan para trabajar sobre las
realidades que alimentan las desigualdades aun existentes, continúan
teniendo un sentido global, aun, cuando estén enfocadas también
hacia los sectores más vulnerables. Sin embargo, la variable  “raza
o color de la piel”, aun dentro de una práctica existente de 
“Acción Afirmativa “,  sigue sin aparecer abiertamente,  como un
asunto  de consideración, dentro de la  política social, o al
menos, no se le menciona abiertamente como algo que se toma  en
consideración.2
Nuestra
sociedad cubana es, sin lugar a dudas, una sociedad “multirracial”,
más bien “multicolor”, pero resta mucho aun para que esa
multicoloridad, que no es un simple problema de matices, pues
encierra un largo y complejo trasfondo histórico, domine en todos
los ámbitos de nuestra vida social. No tratándose tampoco de un
asunto de representatividad numérica, de blancos, negros y mestizos
en las diferentes posiciones, sino de terminar por asumirnos como lo
que somos y lograr compartirlo en igualdad de condiciones. Dentro de
lo cual, la cuestión de la distribución del poder aparece con mucha
fuerza. Porque no todos los grupos raciales están en condiciones de
imponerse por igual, para lograr los tan necesarios equilibrios de
una sociedad verdaderamente multirracial (multicolor).
Decía
ese gran sabio y tercer descubridor de Cuba, Don Fernando Ortiz, que
Cuba es un “Ajiaco”. Idea que compartimos plenamente, solo que
modestamente agregaría que “el ajiaco aún se está cocinando”.
 Tenemos
aún personas que no se sienten metidas dentro de la Olla, y que
incluso quisieran salirse, o lograr disminuir la intensidad de la
llama. Por otro lado, dentro de la Olla, tenemos algunas carnes y
viandas, que son más de las que hubiéramos imaginado, antes de la
crisis económica de los años noventa, que aún no se han ablandado.
Entonces, parafraseando a Isaac Barreal, “…al ajiaco no debemos
solo calibrarlo por el resultado esperado, sino también por el
proceso de la cocedura”. Realidad que no todos estamos de acuerdo
en asumir, pero que es de  una importancia vital para el proceso de
consolidación de la unidad de la nación,   así como   también,  
para  sus alianzas políticas, con el resto de los pueblos
colonizados( indígenas y afro descendientes ) del mundo y en
particular  con los de nuestro continente.3
Ante
esa encrucijada nos encontramos todavía los cubanos de hoy. Aunque
muchos no la entiendan o no la acepten.
 O
tomamos acciones concretas, en todos los órdenes,  para que el
“ajiaco” termine su cocción,  o perderemos la única 
oportunidad histórica, de  terminar  de  construir la sociedad  en
la  que de verdad deseamos  vivir   la inmensa mayoría de los
cubanos .De no hacerlo, ello,   al mismo tiempo, afectaría  nuestra
alianza con los 150 millones de  afro descendientes y la población
indígena, que  en nuestro continente,  ven a  Cuba, no solo  como un
paradigma de emancipación política sino  también social .Pues no
es posible compartir con tales grupos  las ideas de que “un mundo
mejor es posible” y continuar  soslayando los “desafíos del
color” internamente.4
Cultura
y Educación, son en nuestra opinión las opciones de defensa los
ejércitos principales de esa batalla. Porque ya está más que
demostrado, que, aunque el racismo se haya   cómodamente instalado
dentro del capitalismo, acabar con este régimen social, no es
suficiente para terminar con la discriminación racial y, sobre todo,
con los prejuicios y estereotipos que la alimentan. Por   lo cual,
parafraseando a Gramsci, hay que acabar con la simple “cultura
popular” y el inocuo “sentido común” de las cosas; hay que
librar   la batalla por la formación de la verdadera cultura
revolucionaria. Pues la ideología burguesa es tan fuerte, que ha
sido capaz de hacernos   creer a muchos, que todas esas lacras del
racismo y la discriminación, son la “cosa” más natural de la
vida. 
Tengo
un amigo que me dijo un día: “¿para qué tú quieres que los
negros estén más en la televisión?, si ya tienen un canal para
ustedes solos: el deportivo”. Reproduciendo así, aunque no lo
quisiera, el cinismo con que aún no pocos cubanos abordan el tema.
Por lo que solo un debate abierto, desde la cultura y la ciencia,
puede acabar con esa suerte de hipocresía, heredada de la
hispanidad, que nada tiene que ver con la cultura de una sociedad
verdaderamente integrada y revolucionaria que deseamos construir.
Contamos
con una amplísima producción  cinematográfica, literaria,
danzaría, musical,  histórica, cultural integrada, que en general, 
reivindica la presencia africana  en  la formación y desarrollo de
nuestra cultura nacional,  pero no mucho    de  esa encomiable labor,
enfrenta  directamente  nuestra  realidad actual, donde están
presentes  aun los  estereotipos negativos sobre los no-blancos, los
prejuicios, la discriminación racial y el  racismo.5
Las
tres  investigaciones más amplias, de los últimos 40 años,   sobre
el tema racial en Cuba, no han sido producidas en el país, o por
intelectuales  que vivan en la Isla.6Nacionalmente,
aún poco se ha publicado, que  aborde  el tema como algo
contemporáneo  a resolver.
Tenemos
una   historia escrita, en la que negros y mestizos aún están
insuficientemente representados, dentro del proceso de formación de
la nación y su cultura. Lo cual afecta todavía seriamente nuestra
identidad nacional.
Hay
que acabar de introducir los Estudios etno raciales a todos los
niveles. Estos tienen que estar presentes constante y
sistemáticamente en nuestra educación y en nuestros medios, sobre
todo en la televisión.
Hay
que educar para ser cubanos, no para ser blancos, como a veces
resulta.  Asumiendo los retos, aunque también las ganancias, de
introducir el color en la formación de nuestra niñez y de nuestros
jóvenes. 
Nuestra
Educación no podría ser calificada de racista, porque todos los
cubanos acceden a ella por igual, aunque sus limitaciones quedan. Sin
embargo, no todas las raíces formativas de nuestra nacionalidad y de
nuestra cultura, comparten por igual los planes y programas de
estudio.  Por lo que no excluimos a negros y mestizos de nuestra
educación, pero estos últimos, en la práctica diaria, no se
sientan en las aulas a recibir una enseñanza, que por igual los
asuma, como parte de una sociedad que es objetivamente uní étnica y
multirracial. Pues, lo que no entra a la educación, no pasa a la
cultura, y si nuestra educación es tan débil o a veces ha sido casi
nula en el tratamiento de las cuestiones relativas al “color”, el
problema del racismo y la discriminación que ello trae aparejado, no
se podrán solucionar nunca.
Los
asuntos   relativos a la formación de una identidad “multirracial”
o “multicolor” tienen que acabar de tomar su lugar dentro de la
educación cubana. Pues se trata de un problema que nos afecta a
todos, al   afectar   la identidad de la nación vista como
totalidad. Mientras ello no sea así, no estaremos realmente educando
para ser cubanos de manera integral.
No
obstante, en los últimos 20 años hemos avanzado mucho. Trabajamos
duramente para introducir en nuestros currículos académicos nuevos
contenidos y una nueva forma de enseñar la historia nacional;
comenzamos a explicar la problemática del color en la escuela;
África, Asia y Medio Oriente comienzan a tomar su lugar, con mucha
fuerza, no solo en lo cultural, sino también en lo social y en la
educacional.
Han
aparecido con fuerza los Proyectos Comunitarios, los grupos de
estudio, las publicaciones, un debate que toma fuerza en las
instituciones, tanto culturales como educacionales y científicas.
Aunque más lentamente, en el trabajo científico de las
universidades y la ciencia en general.
La
Comisión Aponte, de la Unión de Escritores y Artista de Cuba(UNEAC)
se comienza a hacer sentir, en sus fuertes vínculos nacionales con
el Gobierno y el estado nacional. De modo que avanza el
reconocimiento de la necesidad de constituir una institucionalidad,
que permita reconocer el tema racial como un asunto que debe ser
atendido a nivel nacional, con una Resolución Gubernamental, que lo
reconoce como un tema a tomar en consideración a nivel nacional.
Tanto desde el punto de vista educacional, como cultural, político y
gubernamental.
Hoy
la presencia del negro y el mestizo toman cuerpo, tanto en la
estructura política y gubernamental del país, como   a nivel
social.
La
Asamblea Nacional, ha adoptado una estructura con una gran
representación de negros, mestizos y mujeres a nivel nacional.
Raúl
Castro, en la Asamblea nacional, debatió fuertemente sobre el tema
de la presencia negra, mestiza y femenina en nuestro parlamento.
Lográndose en el mismo una composición racial como nunca antes
había existido.
A
nivel de la estructura política, tanto nacional como provincial y a
todos los niveles del gobierno, se observa fuertemente la presencia
negra y mestiza como nunca antes en el país. (Ver: Discurso de Raúl
Castro. Abril 19 del 2018 donde
habla ampliamente de la problemática racial).
Entonces
se ha avanzado considerablemente y existe la plena voluntad política
de continuarlo haciendo.
Hemos
iniciado un periodo en el que la determinación es avanzar
fuertemente hacia una consolidación del proyecto social de la
revolución cubana, erradicando un problema que lo amenaza. Porque
prejuicios raciales, discriminación y racismo, son totalmente
incompatibles con el proyecto socialista cubano.
Junio
30 del 2019.
1
 Ya en marzo de 1959, cuando Fidel castro planteo la cuestión de la
 discriminación racial, como una lacra necesaria de darle solución,
 Hubo quienes no o apoyaron, por haberlo considerado, por tantos
 años, como un asunto ya resuelto y no es extraño que hoy esas
 mismas actitudes continúen existiendo. (Nota del Autor).
2
 Sin dudas, todas las medidas recientemente adoptadas, en el 2005,
 relativas al incremento de las pensiones, el salario mínimo y la
 distribución de productos de primera necesidad de forma subsidiada,
 profundizan en una política social, que siempre ha tenido un
 contenido profundamente humanista. La que, sin dudas, beneficia a
 negros y mestizos, como los grupos raciales, proporcionalmente mas
 presentes entre los pobres. (Nota del Autor).
3
 Isaac Barreal “Retorno a las Raíces”, Fuente Viva, La Habana,
 Cuba, pp. 154-155.
4
 No es posible oponernos internacionalmente al racismo y la
 discriminación, sin combatirlo, abierta y profundamente, dentro de
 nuestra realidad social actual. Sin abrir un debate publico, que
 termine con el cinismo y la hipocresía con   que muchos cubanos,
 lamentablemente, de todos los grupos raciales, aun abordan, ignoran
 o niegan la existencia del problema. (Nota del Autor).
5
 Ver: Pedro e la Hoz, “África en la Revolución Cubana: nuestra
 búsqueda de la mas plena justicia. Editorial Letras Cubanas, La
 habana, 2005.
6
 Se trata de los libros de Aline helg, Jorge de La Fuente Y Carlos
 Moore. (Nota del Autor).
 
 
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