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martes, 28 de abril de 2020

LA PRETENSION DE TRUMP: A DOS CON UN SOLO TIRO.

Autor: Esteban Morales Domínguez

Cuba, debe extremar sus precauciones. Se coaligan ahora varios problemas que la vuelven a situar en un momento difícil, aunque de dificultades ha estado siempre empedrado nuestro camino, para alcanzar la sociedad a que aspiramos.
Es útil reconocer que si el bloqueo de los estados Unidos contra Cuba, hubiera podido funcionar, para lo que fue diseñado; en realidad no habríamos logrado sobrevivir. Lo contario seria desconocer egocéntricamente, que las fuerzas a las que hemos tenido que enfrentarnos son abrumadoramente destructoras. Se trata de que sobre nuestro país se ha volcado todo el poder de la potencia imperial más poderosa del mundo, contra una revolución que apenas emergía en 1959. Hemos resistido, hasta ahora, más de sesenta años.
Pero creo que siete circunstancias han obrado en favor nuestro.
Primera: En Cuba ha tenido lugar una Revolución verdadera, profundamente radical y con un liderazgo enraizado en el corazón del pueblo.
Segunda: Estados Unidos diseño el bloqueo para un mundo que no cambia. Sin embargo, el mundo cambió y los Estados Unidos también.
Tercera: Cuba ha luchado inteligentemente, no esperando que el enemigo venga hacia ella, sino partiendo a buscarlo, dónde quiera que este se ha encontrado.
Cuarta: Cuba, solidaria consecuente y con una política exterior muy activa e inteligente, ha sido invencible.
Quinta: Entramos a los Estados Unidos, colectando y sensibilizando, dentro de ellos, todas aquellas fuerzas académicas y políticas, que han colaborado con nuestra existencia.
Sexta: La estrategia diseñada por Fidel, de pegarnos al enemigo siguiendo el principio de Capa Blanca, “No hay mejor defensa que el contraataque”, ha sido para nosotros un instrumento de salvación. Pero sobre todo la comprensión estratégica de que la batalla contra la política agresiva de Estados Unidos hacia Cuba, no hay mejor modo de librarla, que dentro de la propia sociedad estadounidense.
Séptima: Finalmente, la solidaridad hacia Cuba ha devenido en una fuerza creciente, que la acompaña en sus batallas contra la política de los Estados Unidos.
Cuba venido luchando para enderezar nuestra economía, buscando el modelo económico propio, siempre bajo las presiones del bloqueo y ahora inmersos en la batalla contra el Coronavirus. Librando enfrentamientos simultáneos, de diferente naturaleza, pero que se coaligan, haciendo de la situación actual, un periodo particularmente difícil.
En medio de tales condiciones, la administración de Donald Trump recrudece su política, enfocándola dentro de una estrategia, que combina cinco instrumentos que se hacen presentes con particular agresividad.
  1. La puesta en práctica de título tercero de la Ley Helms-Burton.
  2. Un incremento continuo y sistemático de las medidas agresivas que trascurren casi a diario.
  3. Un plan agresivo en el que ahora pretenden combinar la anunciada invasión a Venezuela con sus derivaciones para Cuba.
  4. Retoman las acusaciones de la supuesta participación de Cuba en el fenómeno del narcotráfico.
  5. Todo ello dentro de un contexto de duración aun impredecible, utilizando la circunstancia de la pandemia del coronavirus para adoptar medidas específicas que dificulten a Cuba superar su situación actual
Con la presidencia de Donald Trump, la política contra Cuba ha funcionado bajo la forma de una nueva escalada agresiva, que comenzó su articulación cuando, el 16 de junio del 2017, el Presidente Trump firma en La Florida, el memorando presidencial donde se anuncia la reversión del acercamiento llevado a cabo por Barak Obama (2009-2017). Dándose la orden también para nuevas restricciones a los viajes individuales y a la actividad comercial que se llevaba a cabo con Cuba.
Utilizando como un subterfugio los supuestos incidentes de salud reportados por diplomáticos norteamericanos en La Habana, el Departamento de Estado anuncia entonces la retirada del 60% del personal de su Embajada en Cuba y suspende también la emisión de visas. En medio de lo que se conoce como el incidente de “los ataques sónicos”.
Como una medida de represalia por tales incidentes, el Departamento de Estado, el 3 de octubre del 2017, ordena la salida de 15 diplomáticos de la Embajada de Cuba en Washington.
Continuando la escalada, Estados Unidos el 8 de noviembre del 2017, anuncia nuevas restricciones a los viajes y el comercio con Cuba, las cuales incluyen una lista de 180 entidades y sub entidades cubanas con las cuales los estadounidenses no pueden realizar transacciones. Tal lista, seria ampliada en otras cuatro ocasiones, la última de ellas el 26 de julio del 2019.
El 2 de marzo del 2018, ya el Departamento de Estado había informado la decisión de mantener de forma indefinida la reducción del personal de su Embajada en Cuba. El 15 de marzo del 2019, el Gobierno de los Estados Unidos, da a conocer la modificación de la entrega a cubanos de las visas B2(visitas familiares, entre otras funciones) las cuales son reducidas a una sola entrada con validez por tres meses.
Tal escalada con los visados llego hasta una situación en que la Embajada de los Estados Unidos no entrega visados en La Habana y las visas deben ser adquiridas en sus embajadas en un tercer país. Con todas las molestias, pérdidas de tiempo y gastos personales que ello lleva.
Entre el 5 y el 12 de abril, se difunde la información de que el Gobierno norteamericano, ordeno cancelar el acuerdo histórico alcanzado entre las Grandes Ligas del béisbol estadounidense y la Federación Cubana de ese deporte.
El 17 de abril del 2019, La Administración Trump confirma que activara el Titulo III de la Ley Helms-Burton, el cual permite presentar demandas contra personas y entidades que invierten en propiedades norteamericanas nacionalizadas en Cuba. Lo cual significa poner en ejecución la denominada figura de “Trafico”, un subterfugio legal que impide invertir en aquellos recursos que los Estados Unidos considera han sido ilegalmente nacionalizados. O como han dicho, que Cuba le robo las propiedades a Estados Unidos. Tratándose de una soberana mentira, pues cuando Cuba nacionalizo las propiedades norteamericanas, presento un Plan de Compensación, que solo los Estados Unidos no acepto.
El resto de las propiedades, nacionalizadas a otros países, como Canadá, España entre otros, ya han cobrado las compensaciones. Pero las intenciones de Estados Unidos, nunca fueron negociar con Cuba, sino tomar el fenómeno de la nacionalización como un arma de agresión contra Cuba, tal y como históricamente la han esgrimido.
El propio 17 de abril, los Estados Unidos anuncia que se adoptaran nuevas restricciones a los viajes no familiares, así como al envío de remesas a la Isla. El 2 de mayo del propio año 2019, finalmente activan el Titulo III de la Ley Helms-Burton y se presentan en el estado sureño de La Florida, las primeras demandas al amparo de ese acápite legislativo.
El conocido como Título III de la Ley Helms–Burton, había quedado siempre pendiente y era considerada su posible firma cada seis meses. Pero desde la aprobación de la ley por Bill Clinton, el 12 de marzo de 1996, nunca el titulo mencionado había sido aprobado para su puesta en ejecución. Lo cual se debía, al temor de las consecuencias que tal acción traería para las relaciones de los Estados Unidos con sus aliados.
Ahora Trump, asumía su puesta en práctica, sin que hasta el momento se haya logrado hacer avanzar ninguna de las reclamaciones presentadas.
El 4 de junio del 2019, la Administración Trump da a conocer, que a partir del día siguiente se suspenden los viajes educativos grupales “pueblo a pueblo” y se prohíbe que vayan a la Isla embarcaciones recreativas y de pasajeros, incluyendo cruceros, yates y aeronaves privadas y corporativas.
Sin dudas, conscientes de lo que los contactos “pueblo a pueblo” y en particular los intercambios científicos académicos habían ayudado, a erosionar la política agresiva hacia Cuba; Trump y sus aliados de la extrema derecha cubano-americana, no veían ni verán nunca con beneplácito que tales intercambios continúen. Pues estos han propiciado el conocimiento mutuo de lo que ocurre en ambos países y dentro de sus relaciones y dificultado el uso por parte de los Estado Unidos, de la mentira y la sobredimensión como armas ideológicas en su combate contra Cuba. Intelectuales y científicos de ambos países se han sentado a discutir sobre los problemas mutuos, impidiendo que los Estados Unidos manejen tales problemas a su antojo, con el peligro que ello entraña, en un tipo de confrontación que incuso, nos podría llevar al enfrentamiento militar. Cómo ya ha tenido lugar.
Recuerdo entonces que, cuando en 1980 nos reunimos con representantes de la Fundación Ford en Nueva York, para gestionar el financiamiento del intercambio, uno de sus Vicepresidentes nos dijo: “¿Sabe usted por que la Fundación está dispuesta a dar dinero para que se desarrolle un intercambio entre académicos cubanos y norteamericanos?” Le respondí: “me lo imagino, pero mejor escucharlo de Ud.“ Entonces expreso, el Vicepresidente: “… porque mientras peor estén las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, más importante es que los académicos de ambos países se reúnan a discutir nuestras diferencias”. Lo cual significa, que, dentro de los Estados Unidos, siempre ha habido fuerzas políticas, que han considerado, que los problemas entre Cuba y Estados Unidos se solucionan en la mesa de negociaciones. (Para ampliar ver: Milagros Martínez y Sheryl Lutjens, compiladoras. Historia de los Intercambios Académicos entre Cuba y Estados Unidos. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2018).
El 3 de julio del 2019, el Gobierno Estadounidense pone en unilateral lista de entidades sancionadas por vínculos con Venezuela a la compañía cubana Cubametales, con el fin de golpear la importación de petróleo desde el país sudamericano. El 26 de julio del 2019, anuncia restricciones de visas contra funcionarios cubanos vinculados a las misiones médicas cubanas en el exterior, acción contra uno de los programas más importantes de la Isla.
El 9 de septiembre del 2019, La administración Trump impone un límite de 1000 dólares por trimestre a las remesas que una persona puede enviar desde Estados Unidos hacia Cuba y elimina el permiso que permitía la realización de transacciones bancarias U-trun. Sin dudas se observa, por todas las medidas implementadas por Trump, cuanto habíamos logrado avanzar, en las relaciones entre ambos países; a lo que se sumaba la existencia de las embajadas en ambas capitales.
La escalada de agresiones se fue acelerando y mientras en el 2017, se adoptaron medidas contra Cuba, en los meses de junio, septiembre, octubre y noviembre; en el 2018 en los meses de marzo y diciembre; durante el año 2019, se adoptaron medidas en marzo, abril, mayo, junio, julio, y septiembre. En más de una ocasión, en los meses de abril y julio del 2019. Pudiendo observarse claramente la intención de Trump por lograr el retroceso político, favoreciendo aceleradamente el desmontaje de todas las medidas que la administración de Obama había logrado instrumentar. Las que a pesar de Trump, han dejado un sedimento de relaciones, que en un mundo como el actual, resultan ya imposibles de borrar. Porqué ambas sociedades, históricamente vinculadas, han vuelto a tomar el camino del acercamiento y ello ya no será posible, por parte de ninguna administración estadounidense, interrumpirlo.
No estamos ya ante la histórica política agresiva de Estados Unidos hacia Cuba, sino frente a una política que juega, como nunca antes, a devenir en un golpe contundente, acelerado y definitivo contra nuestro país. Por lo que esta política, deviene en la construcción de un fenómeno que, aunque formado por los mismos históricos ingredientes, estos son exacerbados aceleradamente, dentro de un contexto de enfrentamiento, que nos obliga a responderla como algo nuevo.
Debido a tres razones fundamentales:
  1. Trump es un presidente cualitativamente nuevo comparado con todos aquellos a los que nos hemos enfrentado hasta ahora.
  2. El contexto de la pandemia nos sitúa dentro de una circunstancia nueva y de impredecible duración para enfrentar esa política.
  3. La situación interna de Cuba, es cualitativamente nueva, tanto en un sentido positivo como negativo.
Todo ello se debe a que con Trump, las presiones bajo las cuales deberemos seguir adelante, son totalmente nuevas. Tanto en el orden interno, como internacional. Existiendo en ambos planos problemáticas que hacen más complicadas y nuevas las situaciones dentro de las cuales debemos tratar de hacer avanzar nuestras tareas para sobrevivir.
Situaciones que se caracterizan por las peculiaridades siguientes:
  1. El mundo se encuentra dentro de un periodo de transición, del unipolarismo hacia el multipolarismo, sin que podamos decir aun cual será la final definición de ese tránsito. Si vence el multipolarismo y la situación a los Estados Unidos se le hace más difícil para restaurar su hegemonía, ello tendrá un significado positivo para Cuba. Pero si ese tránsito demora mucho tiempo, o los Estados Unidos incrementa aún más su agresividad, los peligros aumentaran y Cuba estará dentro de ellos.
  2. Por tanto, una definición de la naturaleza antes apuntada, haría más o menos difícil la situación de Cuba, para continuar hacia adelante con su proyecto socialista.
  3. Lo antes apuntado, hace que Cuba tenga que lograr una fortaleza interna, especialmente económica, que le permita sobrevivir. Haciendo insistencia en aquellos problemas que aun debemos solucionar y que son muy complejos, por referirse a cuestiones de cambios en nuestra política económica.
  4. Si los Estados Unidos logran extremar su agresividad en el hemisferio, particularmente, contra Venezuela, Cuba quedara implicada, con la ineludible defensa de su aliado estratégico.
  5. Cuba deberá aprovechar al máximo sus capacidades internacionales: solidaridad, alianzas, relaciones económicas y políticas, que le permitan potenciar sus propias fuerzas.
Recientemente, abril 16 de este año 2020, parece que bajos las múltiples presiones sufridas, tanto internas como a nivel internacional, Trump decidió echar mano a las excepciones del bloqueo, para ser aplicadas en la compra o donación de material clínico, incluyendo el envío de remesas, y de infraestructura de salud, a cinco países que han estado bajo sanciones. Dígase los casos de Cuba, Corea del Norte, Siria, Venezuela, además, de Ucrania y Rusia. Con lo cual, no se suavizan las sanciones a ninguno, sino que se reafirma la disposición a aflojarlas en tiempos de emergencia, para ser utilizadas por entidades públicas o privadas. Apelando a las licencias generales y otras que debe ser utilizadas caso a caso y licencias que no tienen excepciones.
Sin dudas, no se trata de un acto humanitario del gobierno de los Estados Unidos, ni de nada que nos pueda indicar una flexibilización de la política de bloqueo contra estos países mencionados, sino de una actitud calculada ante las críticas recibidas, incluso de Naciones Unidas y de una buena parte de la comunidad internacional. Como sabemos, tal flexibilización no significa que sea nada fácil y expedito poder utilizarlas. Pues es de suponer, los requisitos a cubrir que son múltiples y las trabas burocráticas que lleva implícitas poder realizar tales operaciones.
A pesar de todo, Trump va en contra de una historia de las relaciones entre ambos países, de los últimos 60 años, en las que se han acumulado muchas experiencias, que pesan demasiado. Ya de ambos lados se ha probado, que mejores relaciones son posibles, que tales vínculos son beneficiosos para ambos países y que una política agresiva contra Cuba, no perjudica solo a Cuba, sino también a los Estados Unidos. Ante lo cual, Trump queda ubicado como una circunstancia desgraciada, anacrónica y transitoria, por encima de la cual hay que pasar y de eso están convencidos muchos, demasiados y de ambos lados. Además, como si fuera poco, el mundo está convencido, hasta los aliados de Estados Unidos, de que Trump es negativo tanto para Estados Unidos, como para sus relaciones externas.
Espero, que, para finales del 2020, hayamos podido quitarnos de encima dos de los peligros más grandes, que hasta ahora, nos han amenazado en toda la historia. Nos quedarían aun muchos peligros por superar, pero en el corto plazo, ninguno como Trump y la pandemia del Coronavirus.


18 de abril del 2020.




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