1.En su opinión ¿cuál
es el significado para Cuba del restablecimiento de relaciones con los Estados
Unidos?
Esteban Morales: El largo camino de enfrentamientos y
contradicciones recorrido con la política norteamericana no nos permite hablar
aún del significado que para Cuba tiene el restablecimiento de relaciones con
Estados Unidos. Confiamos en que
la promesa de restablecer las relaciones siga siendo parte de la voluntad
política estadounidense. De ser así, su significado para Cuba sería
extraordinario, dado lo difícil que ha resultado para el país tratar de llevar
adelante su proyecto, no solo sin relaciones con Estados Unidos, sino
con una politica norteamerciana sistemáticamente
enfocada en derrocar a la Revolución cubana.
Si ese obstáculo desapareciera no le sería ni más ni menos
difícil que a cualquier otro país llevar adelante su proyecto como nación, aun
cuando las intenciones de la nueva política norteamericana fuesen continuar
aspirando a dominar la Isla.
Es imposible pensar que no permanezca un propósito como ese,
pero si se intenta desplegar en los marcos de unas relaciones normales entre
ambos países, Cuba tendría mucha más oportunidad de llevar adelante su
proyecto, tratándose de un reto formidable que la Isla debe encarar, pues lo
contrario sería puro idealismo. En realidad, la nueva política de Obama hacia
Cuba variará en los métodos, pero no en sus objetivos esenciales. Simplemente
ha cambiado la plataforma sobre la que se va a desplegar. El bloque dividido en
dos vertientes, hacia la sociedad civil y hacia el gobierno, continúa siendo la
estrategia. Fíjense como el bloqueo es dejado para último en una negociación
con el Congreso; es decir, el embargo es manejado a la espera de cómo Cuba
responda a los intereses de Estados Unidos en otros temas. No solo el objetivo estratégico
esencial de la política no ha variado, sino que, en esencia, el método para
lograrlo continúa siendo el mismo: presionar al Gobierno con el bloqueo como
una zanahoria, mientras amplía su influencia sobre la sociedad civil cubana.
Todo de un modo suave y pacífico.
La zanahoria para el gobierno cubano funcionará sobre la
base de medidas económicas tomadas por prerrogativa presidencial, que
supuestamente irán aflojando el nudo del bloqueo hasta que el Congreso apruebe
su eliminación. Las relaciones
internacionales son un continuo campo de batalla, sobre todo, si se dan entre
naciones pequeñas, y potencias imperiales como Estados Unidos. Sin embargo, y
aun en ese marco, si Cuba lograse mantener relaciones normales con Estados Unidos tendría mayores oportunidades.
2.¿Qué consideración le merece el hecho de que en un mismo día y a la misma hora los presidentes de ambos países hayan anunciado públicamente la concreción de un conjunto amplio de cuestiones que deben deshacer nudos espinosos que han separado y hasta enfrentado a ambos Estados?
Esteban Morales: Si nuestro país no estaba preparado para
que el proceso ocurriera de esa forma, de todos modos pienso que era algo tan deseado,
e incluso, tan esperado por muchos, que desde la perspectiva cubana lo que ha
sucedido sorprendió fuertemente de una manera agradable; porque no se filtró
información alguna de los contactos y negociaciones que tuvieron lugar entre
ambos países. Se decía que Cuba estaba negociando, pero pensábamos que se
trataba solo de aspectos puntuales, tal y como ya había acontecido en otros
momentos.
En una entrevista que me realizó Fernando Ravsberg, me
acerqué bastante a lo que podría ocurrir, y a las condiciones favorables que
existían para ello, pero confieso que no pensé que fuera a ser tan rápido;
además de que lo anunciado por el presidente Obama superó mis expectativas. Eso
tiene una explicación que ofreceré más adelante.
Para Estados Unidos, lo que ha pasado sí es el resultado de
una acumulación de acontecimientos, que fueron llevando a la Administración y
al presidente Obama en particular, a la conclusión de lo que se debía hacer,
con la rapidez pertinente.
Entonces, las negociaciones y acercamientos fueron
aproximando las voluntades políticas, que coincidieron el 17 de diciembre,
aunque ello ya venía aconteciendo paulatinamente. Ambos se convencieron, sobre
todo Estados Unidos, de los pasos que debían darse y llegado el momento, no fue
difícil adoptar las decisiones.
Desde que Obama asumió la presidencia, es más, desde que era senador, ya
pensaba dar pasos de esa naturaleza con respecto a Cuba. Ello estaba sobre su
mesa y la situación fue madurando gradualmente, como parte del propio ejercicio
de la política hacia Cuba dentro de su Administración. Solo trató de esperar el
momento propicio; todo en medio de un conjunto de cuestiones políticas que
presionaban mucho sobre su presidencia. La prioridad que Cuba tenía para Obama
es evidente, cuando observamos sus dificultades y tropiezos en la política
exterior, sobre todo en el Oriente Medio. Las decisiones adoptadas también
indican el nivel de preeminencia que tomaron América Latina y el Caribe en su
política.
Al contrastar los dos discursos, se manifiesta en ellos tanto un espíritu de concertación como el interés mutuo en la normalización de las relaciones entre ambos países. Pero además de las diferencias de contenido, se muestran en ambas alocuciones algunas contradicciones: Obama se refiere a cuestiones externas de Estados Unidos e internas de Cuba; Raúl Castro solo se refiere a cuestiones externas de Cuba y de Estados Unidos. Esta diferencia en el alcance de ambos discursos ya plantea uno de los “asuntos espinosos”. 3.¿Cuáles fueron las características del discurso de Barack Obama y de Raúl Castro? ¿Cuál parece ser la perspectiva que despertó cada alocución?
Esteban
Morales: Ambos discursos no pueden ser analizados si no tomamos en
consideración que los dos mandatarios cambiaron impresiones por teléfono durante
una hora. Entonces, más allá de las intenciones individuales con que asumieron
la conversación, en medio de ella hubo acuerdos, asentimientos y
sobreentendidos, que hicieron de ambas alocuciones una pieza propia, pero de
las cuales no brotarían contradicciones sobre lo que acordaron hacer. Cada uno en su lugar y con su estilo
sabía lo que el otro haría, y por eso ambos discursos quedaron emplantillados
hacia los grandes objetivos políticos: negociar a los presos y más allá de eso,
restablecer las relaciones diplomáticas.
Adicionalmente, en el discurso de Obama hay otros propósitos que lo
convierten en una estrategia y en una agenda política al mismo tiempo, sobre
cómo llevar hacia el futuro las relaciones con Cuba. Eso no lo hace Raúl, le
correspondía a Obama, que ha sido quien ha tomado la iniciativa y ha dado los
primeros pasos. No era Cuba quien bloqueaba a Estados Unidos, ni quien
perseguía continuar ejecutando una política agresiva. La Isla, hasta el 17 de
diciembre, lo único que hizo fue defenderse y declarar la voluntad de negociar
sus diferencias con Estados Unidos, siempre que ello se hiciese en igualdad de
condiciones. A todo eso dio respuesta el discurso del presidente Obama.
Creo que en cada alocución presidencial están los asentimientos
básicos, los beneficios de la duda otorgados,la confianza mutua brindada y la
conciencia de que no sera fácil; también la voluntad política y la valentía de
llevarlo todo adelante. Por lo cual, es positiva la perspectiva proyectada para
las negociaciones concretas que se lleven a vías de hecho. Si hubiera dudas al
respecto, las declaraciones de Josefina Vidal las aclara, pues sus palabras
resultan muy precisas en cuanto a los asentimientos de Cuba. Por supuesto, en las negociaciones
surgirán contradicciones, desacuerdos, forcejeos, pero creo que primará la
voluntad política de construir una plataforma nueva para las relaciones entre
ambos países, antes que Obama abandone la presidencia. Es evidente que se
quiere avanzar para garantizar que no haya posibilidades de dar marcha atrás,
lo cual se observa claramente en las órdenes ya dadas por Obama, y en las
respuestas de Raúl Castro. Para lo
anterior, se cuenta con el apoyo que está teniendo la agenda del presidente
estadounidense, tanto a nivel interno, como internacional, y con el proceso de
recuperación de la popularidad del mandatario, que ya se puede observar y en mi
opinión, continuará creciendo.
La Isla tiene que ir dando pasos que complementen ese
proceso, poniendo de manifiesto en todo momento una voluntad política que no dé
lugar a dudas
4. El presidente Raúl Castro sintetizó los temas que continuarán dialogando entre ambos gobiernos: la soberanía nacional, los derechos humanos, la democracia y la política internacional. Según su criterio ¿Qué actitudes y proyecciones deben asumir las autoridades cubanas en dicho diálogo?
Esteban Morales: Cuba ha planteado, hasta el cansancio,
estar dispuesta a negociar con Estados Unidos todo lo que, de previo acuerdo,
se concluya que deba ser negociado.
Hasta ahora no hay tema excluido de una posible negociación. Aquí, las
experiencias en los acercamientos durante la administración de J. Carter son
vitales.
Los asuntos mencionados fueron causas esenciales del fracaso,
al no lograrse nunca que Estados Unidos aceptará negociar con Cuba en igualdad
de condiciones, ni con agendas de mutuo acuerdo e intereses, que fuesen siempre
respetadas.
Estados Unidos, se sintió en el derecho de exigirle a Cuba
en asuntos que no se exigía así mismo, bilateralizando lo multilateral y multilateralizando
lo bilateral. Trató siempre de imponer límites a la soberanía política de Cuba,
sobre todo en el orden de sus relaciones internacionales. Si las negociaciones no se realizan
sobre las bases anteriormente explicadas, no se avanzará, porque la Isla no
aceptará nunca posturas lesivas contra su soberanía. Si logramos el modelo de negociación adecuado, tengo la
esperanza entonces de que Estados Unidos no ponga en práctica las actitudes que
le llevaron a formular la “política de la fruta madura”, las ideas de la
anexión; ni las de mantener a Cuba como una neocolonia.
Aunque lo considero algo muy difícil, tengo la esperanza
también de que Estados Unidos permita, por primera vez, que Cuba asuma el
proyecto social que sus fuerzas le permitan llevar adelante, sin injerencias
externas; tarea que comprendemos no será fácil, pero lo será aún menos si no
contamos con la soberanía y la independencia para hacerlo.
5.Teniendo en cuenta la importancia de las temáticas anteriores y la implicación que lógicamente podría tener en la evolución del modelo sociopolítico de cada país, ¿qué participación debería asumir la sociedad cubana –o sea, sus actores más preparados, activos y responsables– en relación con este diálogo, con los temas que se discutirán en el mismo?
Esteban Morales: Lo anterior no debe ser solo un asunto de
Cuba. Ello debiera verse en una perspectiva más amplia, como un programa de
ambas sociedades; que se produzcan las alianzas que puedan brotar de los
debates. Existen fuerzas políticas que se diferencian en lo que quieren de las
relaciones entre ambos países. Los dos mandatarios debieran contribuir a que se
despliegue ese debate. Los entes gubernamentales por sí mismos participan, pero
otros sujetos o entidades de la sociedad civil, tanto en Cuba, como en los
Estados Unidos, debieran incluirse también. Las revistas Espacio Laical y
Temas, el Centro Cultural Padre Félix Varela, y espacios como Criterios y
Dialogar, dialogar, han sido puntos importantes donde esas fuerzas se han
encontrado. Tales escenarios deben continuar facilitándose. En particular, a la intelectualidad más
preparada, tanto en Cuba como en los Estados Unidos, le corresponde impulsar la
agenda de ambos presidentes para echar hacia adelante el proyecto de
restablecer las relaciones entre los dos países, tratando de que ese proceso se
haga firme, sostenible, y esté asentado en fuerzas sociales y políticas mutuas.
Ninguna circunstancia de cambio administrativo en ambas naciones debiera darle
marcha atrás a lo que se logre
6.Este proceso,
resulta obvio, estará marcado por complejidades sensibles. Por ende, ¿qué
errores deben tratar de evitar los gobiernos norteamericano y cubano, y los
actores sociales de ambos países, para impedir el fracaso de esta nueva e
importante oportunidad?
Esteban Morales: La oportunidad, sin dudas, es única, aunque
primero es necesario lograr su concreción para que el restablecimiento de las
relaciones se haga una realidad en igualdad de condiciones, con respeto por los
intereses mutuos en juego, con el firme propósito de llegar a acuerdos en todo
lo que sea posible y posponiendo inteligentemente todo lo que sea necesario
madurar más. Se trata de un escenario muy difícil de lograr, pues se han
acumulado muchos años de temores, desconfianza y agresividad. Es indispensable
entrar al proceso negociador despojados de prejuicios.
La presencia de la solidaridad y de los deseos de paz, con
una clara visión de lo que ambos países perderíamos si no logramos lo que nos
hemos propuesto, sería algo de gran ayuda. Deben ser evitadas la imposición y
el mesianismo.
El fenómeno antes descrito tiene una inmensa importancia, no
solo para Cuba, sino también para Estados Unidos, quien deberá dar ejemplo de
voluntad negociadora con la Isla para su política exterior en el Hemisferio, pues
los líderes latinoamericanos y caribeños han tomado a Cuba como el “test case”
de la nación norteamericana hacia el área.
No es casual que ya Estados Unidos haya propuesto celebrar
reuniones con Bolivia, para reconstruir las relaciones, seriamente afectadas
desde el 2008.
Por otra parte, Venezuela no ha acumulado aún una cantidad
tal de contradicciones con Estados Unidos que no sean posibles de solucionar en
un tiempo relativamente breve.
La política norteamericana debe reaccionar estratégicamente
viendo el hemisferio de conjunto y no solo a Cuba. Cada país debe tratar de sacar provecho de esa actitud
negociadora de Estados Unidos.
7.En este momento se
han abierto las puertas a un escenario clausurado por más de medio siglo. Por tanto,
a partir de ahora, la multiplicidad de actores de ambos países podrá
encontrarse e interactuar adecuadamente en el diseño y en la práctica de un universo
novedoso de relaciones que debe estar signado por el respeto, el diálogo, la
creatividad, la colaboración y la paz. ¿Cómo estamos preparados los cubanos, la
institucionalidad del país, los dirigentes de todos los segmentos nacionales y
las autoridades de la Isla, para sostener este reto y hacerlo tributar a favor
del desarrollo de Cuba en todos los ámbitos
Esteban Morales: Muy pocos en Cuba están preparados para
asimilar el modo de relaciones con Estados Unidos, pero yo me pregunto ¿y
Estados Unidos está preparado?
Ambos países deberán actuar sobre la base de tratar de olvidar como
fueron las que ahora pudiéramos considerar como viejas relaciones y buscar
espacios nuevos para utilizar lo que tenemos en común y exaltarlo en el
discurso político, el diálogo cultural, académico, científico, religioso,
tecnológico y económico.
No obstante, es evidente que durante estos más de 50 años,
Cuba ha creado potencialidades que le permiten mantener intercambios con la
sociedad estadounidense. Los viajes han ayudado mucho a entender lo que tenemos
en común. El norteamericano que viene a Cuba, por lo general, queda asombrado
por la hospitalidad; también muchos regresan molestos con el bloqueo, no porque
no puedan gastar más, sino por observar las limitaciones que este impone a los
cubanos de a pie.
No olvidemos que Estados Unidos desempeñó un papel muy
importante en que la Modernidad llegara a Cuba, por eso c ompartimos muchas
cosas dentro de nuestras
idiosincrasias.
Sin embargo, antes de que esa Modernidad llegara a la Isla
se creó una conciencia antiimperialista, fraguada en medio de tres guerras de
Independencia, que permitieron a Cuba forjarse políticamente un carácter y una
idiosincrasia propia.
En la Isla no puede ocurrir lo que en la antigua Unión
Soviética, cuando vieron al pato Donald y se deslumbraron.
Nuestro país ha vivido permanentemente bajo la influencia de
la sociedad norteamericana; ello ha tenido su lado negativo, pero también
positivo, al hacer del ciudadano cubano un individuo preparado para asimilar la
batalla ideológica y cultural,
apreciar sus valores propios, y defender sus intereses, algo que se ve aun en
los cubanos que han decidido emigrar.
No hay nada más difícil para un norteamericano que responder
a la pregunta de ¿qué es típicamente norteamericano? Interrogante a la que el
cubano responde con mucha facilidad.
Ha sido Estados Unidos el que ha resultado aislado en su
política hacia Cuba, y Cuba quien más ha influido en cambiar la visión sobre
ella en los Estados Unidos. Las
administraciones norteamericanas no han logrado aislar a Cuba a nivel
internacional, ni tampoco en la propia sociedad norteamericana. Desde una
perspectiva económica, existen condiciones para que el acercamiento sea un
proceso relativamente rápido.
No obstante, Cuba debe trabajar para mejorar ciertos
aspectos de su sistema político, principalmente, algunas formas de conducción
de su democracia, creando mejores condiciones para tomar en consideración las
diferencias de opiniones, lo cual no quiere decir hacer concesiones a la
disidencia política.
Como ya lo dijo el compañero Raúl Castro, si en Cuba hay un
solo partido ese debe ser el partido más democrático del mundo. Cuba debe
enfrentar con valentía e inteligencia el intercambio informativo y el fenómeno
de Internet, aprovechando todas sus capacidades técnicas para que el ciudadano
de la Isla acceda a las distintas esferas de información. En el mundo de hoy no
es posible librar el enfrentamiento ideológico con limitaciones o prohibiciones
informativas.
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