Gisela
Arandia Covarrubias
Para
acompañar al profesor Esteban Morales (1)
en su comentario sobre la racialidad en Cuba, en el informe a
Naciones Unidas, incluyo una reflexión que forma parte del trabajo
de tesis doctoral en ciencias filosóficas que he denominado como
parte de la investigación: la
negación del racismo.
Se trata de un síndrome político que forma parte de un fenómeno
de magnitud geopolítica que se inscribe en el paradigma de naciones
Latinoaméricas y el Caribe Hispano según la cual el racismo es un
conflicto exclusivo de la sociedad anglosajona.
La
metáfora tradicional para referirse a este asunto ha sido: “los
españoles no son racistas” de donde se desprendió el corolario;
los pueblos colonizados por la península ibérica tampoco somos
racistas. Conceptualmente puede decirse que el racismo de la
Hispanidad, como definición del racismo oculto ha logrado gracias al
discurso cultural generalizado mantener al paso de tiempo, una
vigencia “elegante” particularmente para ser utilizado en
contextos internacionales, lo que ha facilitado evadir el tema de las
agendas nacionales.
El
mito de un modelo de Hispanidad no racista es un elemento decisivo
para comprender como existe un discurso cubano donde a pesar de
logros sociales extraordinarios, el discurso político continua
aferrado a la negación del racismo y la discriminación racial,
observado por una parte como un asunto de la vida cotidiana que puede
ser obviado sin que acarree consecuencias lamentables.
La
permisibilidad y falta de condena al racismo en Cuba forma parte de
una complejidad mayor porque se encuentra en el epicentro de la
defensa nacional frente a los propósitos estadounidenses de hundir
en las aguas profundas del mar Caribe la propuesta revolucionaria que
comenzó el primero de enero de 1959. A lo que se unió lo que defino
como “trauma fundacional” que fue el disenso que recibió el
líder histórico Fidel
Castro,
cuando en marzo del 1959 a solo tres meses de la llegada al poder,
llamó a la sociedad cubana a combatir la discriminación racial:
El
problema de la discriminación racial es, desgraciadamente, uno de
los más complejos y difíciles de los que la revolución tiene que
abordar [...] Quizás el más difícil de todos los problemas que
tenemos delante, quizás el más difícil de todas las injusticias
que hemos padecido en nuestro medio ambiente es el problema que
implica para nosotros el poner fin a esta injusticia que es la
discriminación racial, aunque parezca increíble […]Nosotros no
tenemos que luchar solamente contra una serie de intereses y de
privilegios que han estado gravitando sobre la nación y sobre el
pueblo; tenemos que luchar contra nosotros mismos [...] Hay gente muy
humilde que también discrimina, hay obreros que también padecen de
los mismos prejuicios de que pueda padecer cualquier señorito
adinerado. Y eso es lo que resulta todavía más triste. (2)
Es
precisamente ese mito de la Hispanidad establecido en el imaginario
social y perpetuado por el discurso político lo que permitiría
explicar cómo en un país donde todas las discriminaciones han
encontrado espacios institucionales y agendas de trabajo, la
discriminación racial permanece dentro de un espacio de
invisibilidad como politica pública. Las otras discriminaciones han
avanzado en medio siglo mostrando propuestas de inclusión como el
debate próximo en la constitución cubana del matrimonio
igualitario.
Un
programa donde el tema de la mujer se mantiene en la cima de los
logros obtenidos con 66,18 % de mujeres profesionales. Las personas
con otras capacidades ganan medallas en competencias internacionales
paraolímpicas, al tiempo de las religiones amplían su participación
social en especial las de origen africano que baten los records de
iniciación cotidiana.
En
ese contexto de avance de logros sociales y de la aplicación de
derechos humanos, surge una pregunta obligada. ¿Por qué la
discriminación racial no tiene todavia el espacio que le corresponde
o incluso se rechaza su existencia bajo diferentes pretextos? El
pensamiento primigenio del discurso nacionalista de la Hispanidad
afirma que el debate acerca del racismo representa una amenaza a la
nación. Una letanía que tuvo su génesis en la creación de las
Repúblicas desde el siglo XIX, como parte de la disquisición
raza-nación
(3)
del proyecto colonial que otorgó el carácter de ciudadanía
solamente a los cuasi blancos, mientras que las poblaciones
originarias y afrodescendientes numéricamente mayoritarias carecían
de derechos a condición de ciudadanía.
El
error geopolítico del modelo cultural de la Hispanidad ha sido su
incomprensión al racismo como fenómeno global desarrollado a partir
del siglo XVI, como parte del Sistema
Mundo
(4)
que ha tenido un costo ideológico considerable para las poblaciones
no blancas hasta el presente. Una idea heredera de los conflictos en
la península a partir del año 711 con la ocupación
árabe-islámica-bereber (5)
donde las llamadas limpieza de sangre, trataron de imponer la
cristianidad frente a identidades diversas, que por cierto colocaron
ese cultura en las ideas más avanzadas de la época, confrontado con
la búsqueda un modelo de pensamiento único. El rechazo a
identidades como el islamismo y el judaísmo tenía el objetivo de
perpetuar la cristianidad, luego de la colonización en las naciones
del sur latinoamericano, fue reproducida la continuidad del modelo de
pensamiento del cristianismo través de títulos como el de
blanqueamiento pero que lo perseguían realmente era tratar de
disolver el paradigma de los pueblos originarios y afrodescendientes
bajo la aplicación del sistema colonial.
En
cierta medida, no solo Cuba niega la existencia del racismo o lo
cubre de revestimientos en Naciones Unidas, generalmente el resto de
países de la región también rechazan la presencia de racismo y
discriminación racial o lo describen solo como conflicto económico.
En el caso cubano se trata de una dicotomía atrapada entre el mito
histórico y la defensa del proyecto revolucionario. Está claro que
con los avances obtenidos por Cuba en los procesos de inclusión
social, la negativa para aceptar este conflicto histórico, lejos de
convertirse en una estrategia positiva representa más bien un daño
porque ofrece la posibilidad de la duda, acerca de los logros
obtenidos.
La
experiencia de haber participado en eventos como Pre-Durban, Santiago
+
Cinco, en Santiago de Chile el año 2000, la propia Tercera
Conferencia de Durban en el informe de las ONG, en el año 2001 y
otras de continuidad a las anteriores en Brasil, incluso en Ginebra
han mostrado desconcierto, cuando la representación cubana expone
solo logros en materia de racialidad. La complejidad del tema racial
para Cuba aparece como parte del mito de ciertas mentalidades que
consideran que esa es la forma verdadera de defender la revolución.
El
silencio histórico abrumador acerca de este asunto y el bajo perfil
durante casi seis décadas ha tenido una repercusión nefasta en la
epistemología misma del racismo, considerado en ocasiones como un
asunto que pone en riesgo a la revolución y que quienes lo hablan
están sirviendo a los enemigos. Por supuesto, que este tema ha sido
objeto de trabajo de los mecanismos de subversión donde la
desvalidez ideológica de un tema que ha quedado a la saga de otras
discriminaciones, ha favorecido la promoción política de quienes
utilizan el racismo para descalificar la obra revolucionaria.
En
ocasiones algunos argumentos historiográficos han presentado al
racismo en la isla como una consecuencia del papel de Estados Unidos
en su propuesta de acoso permanente a Cuba. Esa tesis, sin embargo,
olvida que el racismo antinegro en Cuba fue un conflicto más lejano
relacionado con el miedo al negro y el terror a que el país fuera a
seguir los pasos de la revolución haitiana. Por supuesto también
está presente aun al impacto de la esclavitud africana, sobre todo
como un pensamiento de dolor en generaciones cercanas aun. (6)
Pero
es necesario recalcar que la población cubana de origen africano fue
la fuerza raigal del independentismo cubano frente al sistema
colonial español. (7)
Para
descolonizar el discurso del racismo (8)
hoy existen oportunidades que es necesario tener en cuenta, como los
discursos de la academia cubana de Ciencias Sociales que ofrecen una
mayor aproximación teórica a textos que forman parte de una nueva
producción de conocimiento. En ese itinerario Cuba también puede
mantener su estatus de vanguardia politica, al no minimizar el
racismo, sino al exponerlo como parte de la historia del colonialismo
y el capitalismo, como fenómeno global que exige una deconstrucción
que aborde el tema con sus luces y sombras como todo conflicto
humano.
En
ese sentido es preciso observar la tesis de la colonialidad (9)
como legado del pensamiento colonial donde aparece la búsqueda de la
blanquitud (10)
que intenta utilizar el mestizaje cultural como pretexto para no
analizar las desigualdades sociales asociadas a la identidad
fenotípica, donde la pobreza de más de 200 millones de personas
tiene un color de piel.(11)
En
la genealogia del racismo el intelectual Michel Foucault (12)
analiza el racismo desde la perspectiva de las relaciones de poder,
pudiéramos hablar hoy del papel de la lucha de clases como
referencia obligatoria de ese análisis conceptual.
Cuba
tiene méritos en la lucha contra el racismo que ningún otro país
del mundo ha alcanzado, en ese sentido su apoyo al proceso de
emancipación en Africa demostró que más allá de los discursos se
encuentran las acciones que son en fin de cuenta, las tiene la última
palabra, a partir de una responsabilidad y prestigio que no
necesitaría negar la existencia de un conflicto mundial.
Notas:
-
Esteban Morales. Tomando como base: Informe nacional presentado con arreglo al párrafo 5 del anexo De la resolución 16-21del Consejo de Derechos Humanos.
30 Periodo de
Sesiones ,7-18 de mayo del 2018.MINREX, Cuba.
-
Ariel Dulitzky. La negación de la discriminación racial y el racismo en América
Latina.
Ed. International Human Rights Law Group, N.U., 2000.
-
Fidel Castro Ruz: “Comparecencia del Comandante en Jefe Fidel Castro en el
Canal 12 de
televisión. La Habana, 25 de marzo de 1959”,
-
Héctor Díaz Polanco Elogio de la diversidad. Ed. Siglo XXI, 2005, Autonomía
Regional.
Ed. Siglo XXI1991, Etnia,
nación y política. Ed.
Juan Pablo. México,
1990.
-
Immanuel Wallerstein. El capitalismo Histórico. Ed. Siglo XXI, Madrid, 1988,
El
sistema mundo.La
perspectiva del sistema-mundo, también conocida como
economía-mundo,
o teoría, enfoque o acercamiento analítico de los Sistemas-
Mundo, se
inscribe en el desarrollo de la crítica post-marxista que intenta
explicar el
funcionamiento de las relaciones sociales, políticas y económicas a
lo
largo de la
historia en el planeta Tierra. Es una teoría historiográfica,
geopolítica
y
geoeconómica con gran vigencia y aplicación en las relaciones
internacionales.
-
Rogelio Martínez Furé: “Entrevista”, Fondo Personal.
-
José Antonio Saco: Contra la Anexión. Ed. Cultura S.A. La Habana 1928. Tomo
I.
-
Raúl Cepero Bonilla Azúcar y Abolición, Crítica, Grijalbo, Barcelona, 1976,
Argumenta:
“Este
libro denuncia la tradición aristocrática, negrera y anexionista;
pero también
existe una tradición popular, igualitaria y antianexionista, que es
la
que debe
servir de ejemplo a las generaciones actuales. Es la tradición
revolucionaria
de Martí, Gómez y Maceo. En el ideario de esos grandes muertos
deben
abrevar los que hoy, como ellos ayer, buscan para la patria un
porvenir de
justicia
social, de igualdad y de absoluta independencia.”
-
Frantz Fanon. Condenados de la tierra. Ed. Casa de las Américas, La Habana,
2011.
(10)M/C Grupo
Modernidad-Colonialidad, colectivo de autores.
(11)Bolívar
Echeverría: Modernidad
y Blanquitud,
Ed. Era, 2010, y comenta: “El rasgo identitario-civilizatorio
que queremos entender por “blanquitud” se consolida, en la
historia real, de manera causal o arbitraria sobre la base de la
apariencia étnica de la población europea noroccidental, sobre el
trasfondo de una blancura racial–cultural. A lo largo de tres
siglos (del siglo XV al XVIII)., […[ El racismo étnico de la
blancura, aparentemente superado por y en el racismo civilizatorio o
ético de la blanquitud, se encuentra siempre listo a retomar su
protagonismo tendencialmente discriminador y eliminador del otro,
siempre dispuesto a reavivar su programa genocida. Los mass media no
se cansan de recordar, de manera solapadamente amenazante, el hecho
que la blancura acecha por debajo de la blanquitud. Sociedades
icónicas. Historia, ideología y cultura de la imagen.,
Ed. Diego Lizarazo, Siglo XXI, México 2007, p.15).
(12)Informe
Cumbre de Mujeres Afrodescendiente 2015.
(13) Michel
Foucault. La
Genealogía del racismo
Ed. Colección Caronte, París, 1975-1976.__________. Espacios
de poder.
Ed. La Piqueta, España, 1991.
No hay comentarios:
Publicar un comentario