A
raíz de la actual polémica sobre el disenso dentro de la
universidad cubana, una investigadora va más allá y analiza los
riesgos de eliminar la crítica en el contexto actual.
¿Por
qué es indispensable la crítica? Porque solo desde ella es posible
corregir los errores propios de los seres humanos, se pregunta y
responde la destacada activista e investigadora, Gisela Arandia.
A
propósito del debate en las redes acerca de la valía de la crítica
en la sociedad cubana de hoy, sería pertinente recordar la función
de la crítica como un elemento decisivo para proteger la revolución.
Su función es insustituible porque genera contradicciones
dialécticas que permiten adentrarse socialmente en temas difíciles
que suelen estar al margen del orden establecido.
La
crítica está destinada a convertirse en un llamado de alerta y
sobre todo en un mecanismo para incentivar la polémica de temas
caracterizados por discrepancias, incluso por opiniones antagónicas
desde donde salen a flote conflictos que muchas veces transitan en
los bordes, más allá de lo visible cotidiano. Por esta razón
correré el riesgo de repetir definiciones ya conocidas pero que
pueden aportar enfoques provocadores para hacer de la crítica un
ejercicio político indispensable:
Crítica,
palabra de origen griego, significa, discernir, analizar, separar.
Es la reacción o la opinión personal y está relacionada con la
palabra criterio. [ ] Toda crítica social implica una idea de la
felicidad o desarrollo humano, junto a una idea de deber ser: de como
una sociedad debería organizarse o sus miembros y deberían
comportarse a fin de lograr esa felicidad o desarrollo del potencial
humano. [1]
Lamentablemente
la reciente medida propuesta al profesorado universitario rechaza la
presencia de la diversidad de criterios como parte de las teorías
revolucionarias más avanzadas, particularmente en la época del
imperialismo recurrente. Paradójicamente ese enfoque intenta
disolver aquellos análisis críticos que la generación más joven
necesita porque no vivió los daños del capitalismo y ahora deberán
construir un discurso crítico de mayor complejidad capaz de
enfrentar los desafíos futuros.
En
este contexto, el discurso crítico representa una vía para la
evolución de un pensamiento plenamente revolucionario. La propuesta
de ordeno y mando, legado de lo que he llamado en el libro Población
afrodescendiente cubana actual, [2] el
estalinismo sin Stalin,
como mecanismo social demostró ya su incapacidad para encontrar las
soluciones adecuadas y construir una democracia participativa para la
emancipación social.
¿Por
qué es indispensable la crítica? Porque solo desde ella es posible
corregir los errores propios de los seres humanos. Quienes asumen el
derecho a la crítica parten del legado político de que la
revolución puede ser mejor cada día. Si existe en este punto alguna
convergencia entre los “enemigos” históricos y actuales de la
revolución eso significa una fortaleza ideológica resultado de la
propia propuesta libertaria y no debe ser considerado como un
estigma. Negar la existencia de errores a través de la crítica
indispensable sería un acto de oportunismo y falta del conocimiento
elemental del cual se nutren las diferentes variables de la teoría
marxista, unas más cercanas a la realidad cubana que otras, pero
siempre desde la vigencia de la crítica como esencia del ideal de
que un mundo mejor es posible.
En
el momento actual de inmensas dificultades para el proyecto
revolucionario que intenta sobrevivir a impedimentos con una
participación popular no de 100 por ciento, pero sí de un consenso
mayoritario, se presenta un escenario donde algunas personas con
cargo de servidores públicos les resultan difíciles aceptar
opiniones críticas y tratan de justificar determinados
procedimientos.
Aunque
también sucede que las contra-críticas tampoco cumplen su función
social porque la participación suele quedar restringida a un grupo
muy reducido de personas, lo cual limita la posibilidad de crear una
masa crítica que pueda incidir en la aparición de nuevas
mentalidades para profundizar en el paradigma de justicia social,
como asunto estratégico del proyecto que comenzó en 1959.
El
tradicional argumento de que solo el enemigo promueve desacuerdos
forma parte hoy de un escenario ideológico mucho más complejizado
que hace sesenta años. La presencia de coincidencias con otros
discursos culturales, en cuanto a enfoques y métodos represivos no
significa necesariamente estar en contra de la revolución. Esa
realidad forma parte de lo que la teoría marxista denominó unidad y
lucha de contrarios y se trata de procesos sociales que muestran la
urgencia permanente de la crítica social, precisamente para
salvaguardar al proyecto de liberación nacional.
En
la lejana fecha de los años 1970´s el escritor cubano Lisandro
Otero en su novela, El Árbol de la vida [3] abordó
la incapacidad del proyecto revolucionario para lidiar con un
pensamiento donde la diversidad de criterios se presenta como un
crimen ideológico. Comenta también la dificultad de determinados
enfoques políticos para establecer diferencias entre la crítica
revolucionaria y el programa de quienes están contra ella, fue una
reflexión temprana que anunciaba el costo político de esa
incomprensión.
Medio
siglo después de la publicación de esa obra literaria, el impacto
de algunos momentos de acciones represivas desde la UMAP, [4] hasta
la conga reciente, sin olvidar al llamado Quinquenio gris [5], parece
seguir deambulando como un fenómeno enquistado, en un punto de vista
que favorece medidas autoritarias en lugar del diálogo público.
En
la actualidad se advierte la urgencia de alcanzar un consenso
político dentro de determinados categorías institucionales en
espacios que parecen estimular ocasionalmente enfoques y acciones
represivas, que en mi opinión comprometen el afianzamiento mismo del
proyecto revolucionario cubano.
Se
trata de propuestas incongruentes donde no se percibe la lucidez del
ideario de una nación para todos [6] y otros
análisis como las criticas controversiales del marxista George
Lukács, [7] de lo que él llamaba las posibilidades
del socialismo… Desde mi modesto punto de vista, el ejercicio
de la crítica debe formar parte del quehacer revolucionario
permanente y debe estar acompañada de la población desde sus
diferentes sectores sociales. Para que esta práctica se convierta en
un enfoque cotidiano, la crítica necesita gozar de buena salud y no
solamente como una aparición coyuntural ante determinados problemas,
debe estar respaldada además por mecanismos participativos que
contribuyan al mejoramiento social. (2019)
[1]
Diccionario Wikipedia. Categorías: Ciencia política | Crítica
| Filosofía | Psicología
[2] Población
afrodescendiente cubana actual, Gisela Arandia Covarrubias, Instituto
cubano de Investigación Cultural Juan Marinello y UNFPA, Fondo de
Naciones Unidas para la Población, 2012
[3]
Lisandro Otero, escritor y periodista cubano autor de la novela El
árbol de la vida Novela que obtuvo el Premio de la Crítica de
Cuba 1994.
[4]
UMAP Unidades Militares de Ayuda a la Producción, que existieron en
Cuba entre 1965 y 1968, a donde fueron castigados grupos de
personas en su mayoría jóvenes que de acuerdo a una perspectiva de
ese momento no tenían el comportamiento adecuado.
[5]
El Quinquenio Gris, período de los años 1970´s donde fue realizado
en proceso llamado de “parametración” que excluía artistas y
obras consideradas en ese momento como producción cultural que no
reflejaba el punto de vista revolucionario.
[6]
Una nación para todos, José Martí.
[7]
Georg Lukács, La interpretación del marxismo que hace Lukács
cuestiona al determinismo económico e incorpora la dialéctica a la
dimensión de la subjetividad. Criticó al estalinismo por subordinar
la estrategia a la táctica y la teoría a la práctica e imponer el
dominio de la burocracia.
Profesor estamos en total acuerdo con su valoracion, sin embargo pulula en nuestra sociedad el hecho de que la critica aún cuando es de buena fé es generalmente tomada por el oficialismo como disenso político, nos recomiendan callar, no decir,que si este no es el momento o lugar adecuado o que si el "enemigo" no puede enterarse..... En fin nos cuartan hasta la intensión de denunciar lo que nos hace daño como sociedad y en muchos casos bajo coaccion y amenazas. Penoso es para el gobierno dejar la posibilidad de obtener información necesaria de primera mano para el fin común, la gobernabilidad.
ResponderEliminarCarlos Alberto.
Excelente texto. Gracias.
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