Autor: Esteban Morales Domínguez.
La amenaza de la contrarrevolución, no concluye con la toma del poder político por las fuerzas que persiguen construir la sociedad socialista. Queda dentro del propio proceso de construcción; un nuevo tipo de contrarrevolución, cuyo objetivo es imponer su percepción de lo que debe ser el proceso de construcción socialista.
Es decir, dentro de las propias fuerzas revolucionarias, que han tomado el poder, se despliega una polémica lucha entre los que desean llevar la construcción socialista por un camino y aquellos otros que tratan de imponer su propia concepción de cómo llegar al socialismo. Luego entonces, el proceso de la construcción socialista debe encarar fenómenos, que devienen del propio proceso, visto desde sus interioridades y que tienden a regenerar por otros medios el problema de la contrarrevolución. Tal fenómeno se produce como resultado de lo siguiente:
1-La construcción del modelo económico socialista, no transcurre de manera “pacífica”, simple y sin ausencia de polémicas y de grandes enfrentamientos entre concepciones diferentes de cómo llegar a realizarlo. Sobre todo, si entendemos la existencia de aquellos elementos que introduce la realidad histórica misma de cada país, que es diferente. Dando lugar a interpretaciones distintas de los contextos históricos en que se debe construir el modelo económico. Interpretaciones que unas resultarán exitosas mientras que otras no lo serán, desembocando dentro de un futuro que aún nos será desconocido y a veces hasta impredecible.
2- Luchar contra problemas sociales, como pueden resultar los asuntos de la participación de la mujer, la sexualidad y otros aledaños, el racismo, el combate contra la desigualdad, la lucha por una cultura socialista, etc.
3- La defensa internacional, la solidaridad internacional e interna, la batalla por la información al pueblo y otras, cuyo tratamiento, puede ser apreciado de manera diferente por parte de las propias fuerzas políticas revolucionarias.
Por ello entonces, el peligro de que, dentro del propio proceso de construcción socialista, se generen situaciones que devengan en contrarrevolucionarias, no desaparece. Pues la dinámica, revolución -contrarrevolución, es consustancial al propio proceso de construcción socialista. Esta dinámica no queda decidida, a favor del socialismo, hasta que este último no llega a su momento de consolidación. Tarea que es solo el partido, moviendo todas sus fuerzas, el que la puede garantizar.
¿Luego, existe hoy en Cuba, potencialmente, contrarrevolución de tal tipo?
Si existe y se manifiesta de diferentes maneras.
Nuestro Presidente ha hecho un llamado para que por medio de la ANEC (Asociación Nacional de Economistas de Cuba) se coordinen todas aquellas fuerzas científicas y técnicas, que puedan contribuir a las ideas para la construcción económica socialista. Pero, como sabemos, dentro de esas propias fuerzas existen opiniones diferentes, amen de que persiste una cierta burocracia, a la que no le interesa compartir el poder para decidir cómo debe ser la construcción del modelo económico.
Otros fenómenos sociales, como el racismo, el extremismo, el dogmatismo, la corrupción, el hipercriticismo y el burocratismo, de no ser atacados con inteligencia, se opondrán siempre al proceso de consolidación socialista. Por ello la conducción ideológica del proceso de construcción socialista, asesorado siempre por la ciencia y las experiencias de otros procesos históricos similares, deberán formar un trio inseparable, para garantizar que no se produzcan desviaciones que comprometan el camino de la construcción del modelo económico, basamento fundamental de la construcción socialista.
En Cuba, durante los años posteriores al denominado Periodo Especial, hemos acumulado experiencias suficientes, para evitar los escollos que dieron, casi siempre, al traste con la construcción del socialismo. Un grupo de factores fundamentales ha desempeñado un papel determinante para arribar al momento en que nos encontramos. Son ellos, en mi opinión personal, los siguientes:
El desarrollo adquirido por la democracia partidaria y gubernamental. Con un dinámico y continuo fenómeno de acercamiento a las masas del pueblo, lo que incrementan su confianza y credibilidad en el proceso. Ayudando al proceso del crecimiento económico y a consolidar las metas del desarrollo.
La limpieza paulatina del dogmatismo subyacente en el trabajo ideológico, que hace del mismo un proceso más realista, carente de errores y más apegado a la realidad que vive la sociedad cubana de hoy.
Un paulatino proceso de acercamiento a modos de información más contentivos de la realidad, especialmente en la televisión y la radio, que obligan al resto de la prensa diaria escrita a ganar en calidad. Librándola del conductismo, la censura y la apología.
Una dinámica de las ciencias sociales, que, con el apoyo del gobierno y el partido, se vuelven más cercanas a la realidad, participando de manera destacada en la construcción social, especialmente en la asesoría y aplicación del modelo económico y demás asuntos que apoyan la construcción del modelo social a que aspiramos.
Un mejoramiento de la organización estatal y gubernamental a todos los niveles, que tiende a incrementar la eficiencia administrativa en la solución de los problemas. El poder popular, se amplia y fortalece, a todos los niveles, con las recientes decisiones adoptadas. Dando la batalla al burocratismo, la burocracia anquilosada y al ordeno y mando. Qué tanto daño ha hecho a los procesos de construcción socialista.
Solo en medio de un proceso de tal naturaleza y bajo la conducción del partido, es que podemos librarnos de esa forma de contrarrevolución, que potencialmente está presente dentro de las propias fuerzas políticas revolucionarias, y que pueden, de no ser atacadas, dirigirnos por los caminos del derrumbe del socialismo. Antes de que este logre iniciar su proceso de consolidación.
Diciembre 25 del 2019.
La amenaza de la contrarrevolución, no concluye con la toma del poder político por las fuerzas que persiguen construir la sociedad socialista. Queda dentro del propio proceso de construcción; un nuevo tipo de contrarrevolución, cuyo objetivo es imponer su percepción de lo que debe ser el proceso de construcción socialista.
Es decir, dentro de las propias fuerzas revolucionarias, que han tomado el poder, se despliega una polémica lucha entre los que desean llevar la construcción socialista por un camino y aquellos otros que tratan de imponer su propia concepción de cómo llegar al socialismo. Luego entonces, el proceso de la construcción socialista debe encarar fenómenos, que devienen del propio proceso, visto desde sus interioridades y que tienden a regenerar por otros medios el problema de la contrarrevolución. Tal fenómeno se produce como resultado de lo siguiente:
1-La construcción del modelo económico socialista, no transcurre de manera “pacífica”, simple y sin ausencia de polémicas y de grandes enfrentamientos entre concepciones diferentes de cómo llegar a realizarlo. Sobre todo, si entendemos la existencia de aquellos elementos que introduce la realidad histórica misma de cada país, que es diferente. Dando lugar a interpretaciones distintas de los contextos históricos en que se debe construir el modelo económico. Interpretaciones que unas resultarán exitosas mientras que otras no lo serán, desembocando dentro de un futuro que aún nos será desconocido y a veces hasta impredecible.
2- Luchar contra problemas sociales, como pueden resultar los asuntos de la participación de la mujer, la sexualidad y otros aledaños, el racismo, el combate contra la desigualdad, la lucha por una cultura socialista, etc.
3- La defensa internacional, la solidaridad internacional e interna, la batalla por la información al pueblo y otras, cuyo tratamiento, puede ser apreciado de manera diferente por parte de las propias fuerzas políticas revolucionarias.
Por ello entonces, el peligro de que, dentro del propio proceso de construcción socialista, se generen situaciones que devengan en contrarrevolucionarias, no desaparece. Pues la dinámica, revolución -contrarrevolución, es consustancial al propio proceso de construcción socialista. Esta dinámica no queda decidida, a favor del socialismo, hasta que este último no llega a su momento de consolidación. Tarea que es solo el partido, moviendo todas sus fuerzas, el que la puede garantizar.
¿Luego, existe hoy en Cuba, potencialmente, contrarrevolución de tal tipo?
Si existe y se manifiesta de diferentes maneras.
Nuestro Presidente ha hecho un llamado para que por medio de la ANEC (Asociación Nacional de Economistas de Cuba) se coordinen todas aquellas fuerzas científicas y técnicas, que puedan contribuir a las ideas para la construcción económica socialista. Pero, como sabemos, dentro de esas propias fuerzas existen opiniones diferentes, amen de que persiste una cierta burocracia, a la que no le interesa compartir el poder para decidir cómo debe ser la construcción del modelo económico.
Otros fenómenos sociales, como el racismo, el extremismo, el dogmatismo, la corrupción, el hipercriticismo y el burocratismo, de no ser atacados con inteligencia, se opondrán siempre al proceso de consolidación socialista. Por ello la conducción ideológica del proceso de construcción socialista, asesorado siempre por la ciencia y las experiencias de otros procesos históricos similares, deberán formar un trio inseparable, para garantizar que no se produzcan desviaciones que comprometan el camino de la construcción del modelo económico, basamento fundamental de la construcción socialista.
En Cuba, durante los años posteriores al denominado Periodo Especial, hemos acumulado experiencias suficientes, para evitar los escollos que dieron, casi siempre, al traste con la construcción del socialismo. Un grupo de factores fundamentales ha desempeñado un papel determinante para arribar al momento en que nos encontramos. Son ellos, en mi opinión personal, los siguientes:
El desarrollo adquirido por la democracia partidaria y gubernamental. Con un dinámico y continuo fenómeno de acercamiento a las masas del pueblo, lo que incrementan su confianza y credibilidad en el proceso. Ayudando al proceso del crecimiento económico y a consolidar las metas del desarrollo.
La limpieza paulatina del dogmatismo subyacente en el trabajo ideológico, que hace del mismo un proceso más realista, carente de errores y más apegado a la realidad que vive la sociedad cubana de hoy.
Un paulatino proceso de acercamiento a modos de información más contentivos de la realidad, especialmente en la televisión y la radio, que obligan al resto de la prensa diaria escrita a ganar en calidad. Librándola del conductismo, la censura y la apología.
Una dinámica de las ciencias sociales, que, con el apoyo del gobierno y el partido, se vuelven más cercanas a la realidad, participando de manera destacada en la construcción social, especialmente en la asesoría y aplicación del modelo económico y demás asuntos que apoyan la construcción del modelo social a que aspiramos.
Un mejoramiento de la organización estatal y gubernamental a todos los niveles, que tiende a incrementar la eficiencia administrativa en la solución de los problemas. El poder popular, se amplia y fortalece, a todos los niveles, con las recientes decisiones adoptadas. Dando la batalla al burocratismo, la burocracia anquilosada y al ordeno y mando. Qué tanto daño ha hecho a los procesos de construcción socialista.
Solo en medio de un proceso de tal naturaleza y bajo la conducción del partido, es que podemos librarnos de esa forma de contrarrevolución, que potencialmente está presente dentro de las propias fuerzas políticas revolucionarias, y que pueden, de no ser atacadas, dirigirnos por los caminos del derrumbe del socialismo. Antes de que este logre iniciar su proceso de consolidación.
Diciembre 25 del 2019.
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