Esteban
Morales Domínguez.
Existe
un conjunto de factores, que aparecen como determinantes en la
búsqueda de soluciones para la problemática racial en Cuba. Estos
no pueden ser tratados por separado, sino en una estrategia de
trabajo que tome en consideración aspectos económicos, políticos,
culturales, sociales, educacionales, sicológicos y de género, que
deben ser manejados al unísono horizontal y verticalmente. Es decir,
desde el plano individual al social, pasando por la comunidad; y
horizontalmente buscando la coordinación de todos los elementos que
se desenvuelven a un mismo nivel.
Entre
estos factores se encuentran de modo general los siguientes:
-
La ignorancia acumulada sobre el tema dentro de la sociedad cubana.
-
La negación de su existencia por muchas personas, con independencia de su filiación racial.
-
La insuficiencia de debate, sobre todo público.
-
El interés de muchos por ocultar o soslayar el tema.
-
La ausencia del tema en la educación a todos los niveles.
-
La casi ausencia del tema en los Medios Masivos, de modo especial en la prensa plana y en la televisión
-
La muy limitada presencia del tema en la actividad científica y académica.
-
La ausencia del tema en las estadísticas nacionales. Con especial incidencia en aquellas variables socio económicas, que resultan indispensables para medir el nivel de vida, de los grupos raciales que forman hoy la sociedad cubana.
-
La sistemáticamente insuficiente presencia del tema en el discurso político. Lo cual afecta su consideración en el trabajo político-ideológico y consiguientemente el espacio que debiera ocupar en la agenda de las organizaciones políticas y de masas.
-
La presencia de errores conceptuales cuando el tema ha sido abordado a nivel internacional.
-
La presencia del tema racial como instrumento de subversión política interna.
-
La necesidad de fortalecer el trabajo cultural alrededor del tema.
Todo
lo anteriormente esbozado nos permite entender y explicar, el
insuficiente nivel de prioridad, que tiene el tema racial dentro de
la política nacional.
Al mismo tiempo de que, a pesar de su importancia, no cuenta con la
atención que merece por parte de las organizaciones políticas, de
masas y los organismos de la administración central del estado, lo
cual nos lleva a preguntarnos si estamos o no ante un tema de
importancia para la sociedad cubana.
Hoy
la existencia de una Resolución Gubernamental, recientemente emitida
por la Presidencia de la Republica, sitúa el tema en el lugar que le
corresponde, para ser tratado con toda prioridad.
La
sociedad civil cubana no aborda el tema racial suficientemente. Entre
los que le prestan cierta atención se destacan: Ministerio de
Cultura, Ministerio de Educación y Ministerio de Educación Superior
recientemente incorporados. También algunas Instituciones Culturales
y Científicas entre las que se destacan: la UNEAC, el Centro
Marínello, la Fundación Frenando Ortiz, la Fundación Nicolás
Guillen, la Casa de África, el Centro Cultural Loynaz, el Centro de
Antropología, el Departamento de Antropología de la Universidad de
La Habana, FLACSO Universidad de La Habana, el Archivo Nacional, la
Biblioteca Nacional, la Revista Temas, el Centro Criterio.
Igualmente, proyectos Comunitarios varios como: Balcón de Arimao,
Balcón de los Milagros, Cofradía de La Negritud, Proyecto Vedado y
otros. Recientemente se ha incorporado la Casa de las Américas con
su proyecto Afro América.
Es
insuficiente la divulgación de sus actividades, casi nunca nuestros
medios las divulgan, por lo que el entorno en que se mueve el tema no
nos permite afirmar que ya exista un nivel adecuado de debate sobre
el mismo.
Estoy
convencido de que pocos dirían que no se trata de un tema
importante, pues negarlo sería casi equivalente a proclamarnos como
racistas, algo socialmente inaceptable. Pero la practica social hasta
hoy, dice otra cosa. El PCC no trata el tema, la UJC tampoco, ni la
CTC, la FMC, ni los CDR; salvo para la Comisión de Educación de la
Asamblea Nacional, nunca el tema aparece en las agendas de debate, en
lo fundamental, más bien es tratado a partir de un conjunto de
personas y entidades interesadas, en espacios cerrados y nunca se
divulga lo que se debate en tales espacios.
¿Continuamos
estando en presencia de un tema tabú? Hasta recientemente, creo que
sí y es muy lamentable que así sea, porque conflicto de nuestra
realidad que no abordemos termina volviéndose contra nosotros
mismos. Los temas, sobre todo los internos, no se regalan ni se
venden, ni siquiera se prestan. Tienen que ocupar un permanente
espacio de debate dentro de la sociedad civil, que es la llamada en
última instancia, a su abordaje para solucionarlo.
Para
sacar el tema racial del espacio en que esta, solo es posible si
respecto a su tratamiento se adoptan algunas medidas.
1-Es
necesario que el tema racial entre a todos los niveles en la escuela
cubana, de lo contrario nunca tendremos una cultura
antidiscriminatoria y antirracista. Pues lo que no entra a la
escuela, no pasa a la cultura.
La
ausencia del tema en la educación cubana, genera hoy en
nuestra
escuela fenómenos muy negativos. Las diferencias por lo general, son
explicadas a partir de estereotipos y prejuicios, lo que engendra
racismo y discriminación, que no pocas veces son exacerbados en el
ambiente familiar.
La
escuela aun no transmite a sus educandos una concepción integral del
ser cubano. En su espacio los jóvenes que comparten el aula se
mezclan, pero apenas se conocen a fondo, no siempre comparten sus
procedencias raciales, algunas inquietudes, rasgos culturales y
hábitos que los diferencian. Generalmente al llegar a la familia
todo se deshace, la poca formación adquirida en la escuela es débil,
no suficientemente científica y los prejuicios familiares y de la
calle pueden actuar con relativa facilidad.
Como
resultado, no podemos estar seguros, de si al final obtenemos al
ciudadano que necesitamos.
2-
Se debe lograr el reconocimiento social del problema. No pocos, ante
su sola mención, huyen despavoridos y otros se encogen de hombros
como si el asunto no tuviera nada que ver con ellos, siendo esto
parte de una actitud social negativa. La persona que no experimenta
la necesidad de asumirse como lo que es, es proclive a asumir, sea
blanco, negro o mestizo, actitudes en las que los estereotipos y los
prejuicios raciales toman espacio.
Si
perdemos la oportunidad de que se compenetren en la escuela, en la
calle ello se convierte en un problema casi sin solución. En la
calle actúan una serie de factores que están totalmente fuera del
control, luego la importancia de la escuela consiste en que es dentro
de ella donde debemos formar en los educandos una serie de actitudes,
hábitos, una ética, que son las que los preparan para enfrentar la
sociedad; una sociedad cubana que está aún muy lejos de la
perfección.
3-Debe
haber un debate público sobre el problema. La ausencia de este
debate genera acomodamiento, ignorancia, desinterés y
despreocupación. Ante cualquier problema social el individuo debiera
sentir la necesidad de adoptar una actitud determinada, de lo
contrario, deviene un ser inexistente y lo que es peor aún, una
persona manipulable. No puede haber problema social en que el
estudiante no reciba, desde la escuela, la formación que debe tener
para afrontarlo. Por eso decía José Martí que “educar es
preparar al hombre para la vida”.
4-Algunas
personas sienten un interés particular por ocultar el tema, actitud
detrás de la cual siempre hay prejuicios inconfesables generalmente
ligados al temor de asumirse racialmente. Entre nosotros sabemos que
hay muchos que tratan de pasar por lo que no son, es la influencia
que nos dejó asumir superficialmente a José Martí y darle ventajas
a J. Antonio Saco. Concepción esta última, en la que el negro no
tenía cabida en la sociedad cubana y donde el cubano quedaba
definido solo como blanco. De ahí vienen los prejuicios, el racismo,
los criterios de adelantar la raza, etc. que subyacen aun en nuestra
sociedad.
5-
Hay mucha ignorancia acumulada sobre el tema. Esto se explica, a
partir de su falta de tratamiento en la escuela, una ausencia de
apreciación científica sistemática, el interés en ocultarlo, la
huida de sus consecuencias negativas, su cada vez menor consideración
estadística, la vergüenza que produce en algunos considerarse
portadores de prejuicios raciales, la voluntad de olvidarlo, la
tendencia a tratarlo como algo no digno de ser recordado, etc. Hay
ignorancia voluntaria e involuntaria. Ambas difieren en los métodos
para ser tratadas. Por supuesto la más difícil es la voluntaria,
pues se trata siempre de una actitud cínica ante el problema.
6-
Los medios no asumen el tema con sistematicidad; son poco
consecuentes al tratarlo y muy interesados en soslayarlo. La prensa
plana diaria casi nunca lo trata. La televisión solo recientemente
ha comenzado a tratar de incluir matices en sus programas. Solo la
radio lo asume con cierta asiduidad. El cine lo ha tratado, aunque
poco. Todo lo cual genera una ausencia del encuentro sistemático que
debiera tener el ciudadano con el tema, pues los medios no
contribuyen a su divulgación ni debate. Peor aún, cuando en un
programa televisivo no hay representatividad racial, es casi
imposible pedir las actitudes sociales adecuadas a los que no se ven
representados, porque la imagen y en particular la televisiva, está
muy ligada al problema de los paradigmas. Las personas necesitan
verse representadas, pues lo contrario es una de las tantas formas de
ignorarlas y de que se sientan invisibilizadas.
7-La
actividad científica ha asumido el tema con ausente sistematicidad
en las universidades y diría hasta con cierto temor. Solo algunos
Centros de investigación lo estudian introduciéndolo en sus
proyectos. Su tratamiento en las aulas universitarias es limitado y
nada sistemático, excepto en la Facultad de Letras y Artes y de
Historia, casi no existen asignaturas que lo aborden. Nuestros
claustros de Ciencias Sociales en general, pocas veces lo recomiendan
para trabajos de curso, diplomas y tesis doctorales.
Nuestros
estudiantes, a todos los niveles de la educación, no se sientan en
las aulas, a recibir un currículo en que experimenten la sensación
de que se les asume como miembros de una sociedad unietnica y
multirracial. No hay discriminación en nuestras escuelas, respecto
al derecho a estudiar, pero si la hay cuando nuestros patriotas
negros apenas aparecen en los libros de historia y se desarrollan
materias, donde casi nunca el negro o el mestizo aparecen
desempeñando funciones protagónicas.
8-
Nuestro Sistema Estadístico apenas aborda el tema racial. Nuestras
estadísticas nacionales son “incoloras”, aun con aquellos datos
estadísticos en los que se observa el avance social de Cuba y que
son enviados a Naciones Unidas.
Las
categorías socioeconómicas no asumen el color, por lo que nuestros
indicadores económicos del nivel de vida de la población, carecen
de la capacidad para medir el estado y nivel socioeconómico de
nuestros grupos raciales. Ello les resta objetividad para el análisis
social y político. Se muestra el desempleo, el estado de la
vivienda, el nivel de ingreso, pero nunca se llega a saber cómo los
grupos raciales están representados dentro de esos indicadores.
Nuestras estadísticas nacionales echan por la borda siglos de
historia; porque todos los cubanos no son iguales, todos no llegaron
ni decursaron de igual forma por el proceso de formación de la
nación cubana. La revolución nos igualó mucho a todos los que nos
quedamos en este país, porque los que eran más diferentes casi
todos se fueron. Pero ese problema de la igualdad social no está
resuelto y más que ello, creemos que se va a complicar. Es más ya
se está complicando, porque los que se fueron están regresando y
esa paradoja, puede incrementar la desigualdad, a pesar de sus
beneficios. No nos conviene volver al igualitarismo de hace unos
años, como tampoco nos conviene ser muy desiguales; se trata de un
punto intermedio, que nadie nos puede decir aun como lo vamos a
alcanzar. Aunque es el dinamismo social que se introduce lo más
importante, porque el resultado de tal proceso, al final, solo puede
ser beneficioso para Cuba.
9-
Existe una sistemática ausencia del tema racial en el discurso
político, que le resta fuerza para abordarlo y que este sea objeto
de debate en las agendas de las organizaciones políticas y de masas.
Este discurso refleja los intereses de la población de un modo muy
general, poco concreto, sin tomar en consideración las diferencias
que provienen de los distintos grupos raciales existentes. El
discurso político debe adquirir la conciencia de expresar el color,
el género, la identidad cultural, para ser más completo, o de lo
contario se quedará en un espacio dentro del cual, en tendencia,
alejado de la realidad social concreta, nadie lo podría asumir como
propio.
10-Se
ha producido la situación de rendir informes nacionales sobre el
tema con errores conceptuales, como ocurrió recientemente con el
caso del Informe de Cuba a la Comisión de Derechos Humanos de
Ginebra. Se decía de manera absoluta que la discriminación no es
institucional y de que esta última solo es el resultado de lastres
históricos. Yo pregunto: ¿Quién es responsable de que nuestras
estadísticas sean incoloras, de que el color no esté en la escuela
y de que apenas este en la televisión, no son acaso instituciones de
nuestro estado y gobierno?
No
existe una voluntad política generalizada y expresa de atacar la
discriminación y el racismo, pero estos existen y no son solo el
fruto de lastres históricos, como también se dice en el Informe,
sino el resultado de imperfecciones que aun la sociedad cubana no ha
logrado superar.
11-El
tema racial ha pasado a ser un instrumento de subversión política
interna, sin que se haya hecho lo suficiente hasta ahora por
contrarrestar esa situación.
La
actividad contrarrevolucionaria siempre ha sido objeto de atención
por parte de las organizaciones políticas y de masas, pero parece
como si se considerara erróneamente, que el tema racial no podría
ser también objeto de manipulación política, o devenir en
instrumento de la subversión política interna. No todos los que
manejamos este tema vemos de igual modo su solución: algunos llegan
a decir que solo un cambio del régimen político lo solucionaría,
apreciación que no comparto y sobre la que me pregunto, a pesar de
las dificultades, insuficiencias e incomprensiones que aun
arrastramos, ¿en qué lugar de este hemisferio, ¿incluido Estados
Unidos, los negros han estado mejor que en Cuba? ¿Dónde está el
paradigma para demostrar que un cambio del régimen político en Cuba
podría solucionarnos la cuestión racial?
Pienso
que los defensores de esa tesis, menos que contrarrevolucionarios, no
son más que vulgares mercenarios al servicio de una potencia
extranjera.
Enero
8 del 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario