Esteban
Morales Domínguez.
UNEAC
Según
varios medios estadounidenses, en la Ciudad de Nueva York (epicentro
de la pandemia del Covid-19), la enfermedad es dos veces más mortal
para las personas negras y latinas que para las blancas, por lo que
resulta necesario explorar, cuales son las causas más notables de
esta realidad.
Nueva
York, es como una parte del mundo en los Estados Unidos. No solo por
la cantidad de personas que se aglomeran, sino también por las
diferentes culturas que en ella conviven. Se dice que la vacuna más
efectiva contra la covid-19 es la dispersión social de las personas,
lo qué se mide por evitar las aglomeraciones y lograr que exista al
menos de uno a dos metros entre personas. Aunque la ciudad es
inmensa, esa dispersión se hace casi imposible. La forma mejor de
transportarse es el metro, donde la gente tiene que viajar como
“sardinas dentro de una lata”.
El
contacto personal en la ciudad es casi inevitable, físicamente esta
no ayuda. Si todas las personas, o solo una parte de las que viajan
en el metro, lo hicieran en sus carros personales, el movimiento se
haría imposible. Debido a la cantidad de vehículos que circularían
y la masa de personas que competirían dentro de ese movimiento. Si
vamos a las barriadas más populosas, en las que viven la gente más
pobre, negros e hispanos sobre todo, la aglomeración es mayor, las
condiciones para el movimiento son peores y los edificios de vivienda
presentan no pocas veces, las peores condiciones.
Los
servicios de salud en esos barrios, son los peores, además de
costosos e ineficientes. Durante mucho tiempo el sistema de salud en
la ciudad fue muy desatendido, como en todo el país. Viéndose muy
claramente como los servicios médicos y de enterramiento han sido
dramáticamente sobrepasados. Todo ello explica, porque la pandemia
ha sido terrible para la ciudad. El ciudadano, sobre todo sí es
pobre, se mueve dentro de las peores condiciones, los espacios más
aglomerados y condiciones sanitarias que más promueven el contagio.
Sí se tratará del Ebola, tal vez una treintena de miles de
ciudadanos morirían todos los días. Pero el contagio con la
covid-19 parece ser más controlable.
No
obstante, en medio de las condiciones explicadas y agravado por la
política de Trump con la pandemia, los negros e hispanos y las
personas pobres en general, son las que más sufren, sé contagian y
mueren. Entonces, la pandemia ha demostrado la fragilidad del sistema
sanitario norteamericano. Pero, ¿cómo se explica lo anterior en un
país que es presentado por los medios de comunicación como el
paradigma de los derechos humanos?
El
sistema sanitario general en los Estados Unidos, no es bueno, es
costoso y no está al alcance de todos los que lo necesitan. Sus
servicios y los medicamentos son muy caros y como cuestión esencial,
el carácter privado de los sistemas de salud, no contribuyen a la
protección del ciudadano, sobre todo de los más pobres. Más de 40
millones de personas no tienen seguro médico. Recursos existen, pero
al tener que pagar por ellos, hace que muchos ciudadanos no tengan
acceso a los servicios médicos.
Al
principio de la pandemia, cientos de miles de personas no se hacían
la prueba, porque debían pagarlas. Además, miles de inmigrantes
hispanos tampoco, porque al ser muchos indocumentados, temían que
esa condición los perjudicara, facilitando al gobierno de Trump la
persecución migratoria que existe sobre ellos. Trump tuvo entonces
que hablar, dándoles flexibilidad, para quitarles el miedo que la
situación explicada provocaba.
En
el ejercicio de las pruebas además, existen barriadas privilegiadas.
Por supuesto, se trata de las barriadas ricas y de clase media alta.
Qué contratan los servicios para que les hagan las pruebas. El
sistema de salud, además, se ha visto afectado, en los años de
Trump como presidente, por la tendencia a la reducción de sus
presupuestos.
Ni
hablar de la prevención, muy importante contra las epidemias. Porque
prevenir significa invertir para defenderse de algo que no existe
aún, de algo que esta solo por llegar y el capital ahorra en
prevención, no gasta para prevenir, como trata también de ahorrar
en equipos para la protección del trabajo, porque todo eso va contra
la ganancia. Entonces, prevención e instrumentos de protección
laboral, son gastos que el capital trata de ahorrar a toda costa,
pues son muy difíciles de recuperar ello afectan la cuantía de su
ganancia.
En
los estados Unidos, dado el carácter privado de los servicios de
salud, los mismos se hacen esencialmente inasequibles para una buena
parte de la población. El presupuesto federal y estadual para la
salud, no alcanza para satisfacer las necesidades de la población.
La participación privada dentro del mismo, le arranca una tajada muy
grande. O sea que no se trata solo de un presupuesto de salud
insuficiente, sino que el juego del sistema con el sector privado, le
quita una parte de lo que correspondería al ciudadano.
Se
habla así de la “Mafia Blanca”, que no es otra cosa que el
carácter monopólico de los servicios de salud y de los productos
farmacéuticos, que hacen del mismo uno de los sectores más
corrompidos y de más altas ganancias, dentro de la sociedad
norteamericana. Cómo buscar salud es prevenirse contra la muerte,
los monopolios farmacéuticos se aprovechan de ello para hacer
negocios y recibir las más altas ganancias. Sitúando los precios de
las medicinas en un nivel inasequible para el común de la población.
Obama
trato de introducir un sistema mejor, el llamado Obamacare, pero este
ha sido bombardeado por Trump y sus acólitos republicanos. Por lo
que no es posible entonces esperar, qué dentro de la administración
de Trump ello mejore, se trata de una incapacidad sistémica
agravada, por la política de salud.
La
política de la Casa Blanca en medio de la pandemia, parece más
centrada en encontrar los supuestos culpables del surgimiento del
virus, según ellos China, que en articular una cooperación médica,
financiera y de recursos humanos para detener la enfermedad. Trump no
mira hacia la salud, sino hacia la economía, por ello ha insistido
en la vuelta al trabajo, en acortar los plazos para acabar con el
aislamiento y poner en movimiento la economía, aunque ello
represente mayor riesgo de contagio, e incrementar los enfermos y las
muertes.
La
pandemia ha afectado los mecanismos de incremento de la ganancia del
capital. En una ciudad, como son las grandes ciudades
norteamericanas, pensar que de pronto mueran una cantidad de gentes
que sobrepasen las capacidades hospitalarias y de enterramiento, para
el medio, es impensable. Nunca han padecido una guerra en su
territorio, a diferencia de los europeos, que es lo que les hubiera
permitido pensar de otro modo. Se trata, entonces de un problema
incluso cultural.
Dentro
de la cultura estadounidense no existe la posibilidad de enfrentar
una situación como la que les ha sorprendido. El sistema imperante,
niega esa posibilidad. Si a ello agregamos la incapacidad de Trump
para entender y atender la situación, la cantidad de mentiras que ha
dicho, sus estupideces, como creer que la gente se puede inyectar
cloro, e incluso pretender dar recursos solo a aquellos estados
gobernados por demócratas, ya sería más que suficiente para
comprender, porque los Estados Unidos ha arribado a ser el centro de
la pandemia del coronavirus, en poco menos de dos meses.
Ante
su fracaso en el control de la pandemia, junto a sus fracasos también
en política exterior, Trump trata de culpar a China; buscando un
“chivo expiatorio”, al decir que el virus es una invención
biotecnológica de los chinos. Lo cual ha sido negado por varios
hombres de ciencia, incluso norteamericanos.
Que
el coronavirus fue una consecuencia de China, que se trata del “virus
chino”, con lo cual Trump pretende quitarse de encima la
responsabilidad de hacer de Estados Unidos su centro, cuando China ya
la está terminando de controlar. Es muestra fehaciente del cinismo
peligroso, con que el Presidente maneja todas sus políticas.
Ello
responde, además, al miedo que les inspira a los republicanos y a
Trump en particular, que China haya superado la pandemia y su
economía este levantando; mientras que en los Estados Unidos la
situación de la pandemia sea cada día mas grave y la economía
vaya peor; con 14 millones de desempleados, un crecimiento económico
raquítico y la amenaza de una recesión, que ya ha comenzado a
desplegarse.
Tal
situación le estimula una actitud de competencia, no de cooperación,
negándose a intercambiar recursos y unir fuerzas para combatir la
pandemia a nivel mundial, en lo que incluye a sus aliados. Lo cual
casi todo el mundo entiende, qué es muy peligroso, porqué si los
Estados Unidos no supera la pandemia y se hunde en una crisis
económica desastrosa, el mundo también sufrirá las consecuencias
de las brutalidades de Trump.
Lo
ocurrido con los migrantes es también una consecuencia de la
política de la administración Trump.
Aunque tiene sus causas con anterioridad; incluso Obama fue el
que, hasta ahora, más inmigrantes ha botado de los Estados Unidos,
la política de Trump ha agravado la situación. Desde el principio,
le declaro la guerra a los inmigrantes, considerándolos ciudadanos
de segunda y tercera clase; construye el muro fronterizo con México,
para evitar que lleguen a los Estados Unidos, su actitud ante los
dreamers, considerar a los inmigrantes como delincuentes,
drogadictos, que afectan la seguridad ciudadana.
Todo
lo cual genera hacia ellos, directa e indirectamente, una política,
en la que les corresponde lo menos posible de la riqueza social, el
mayor desempleo, lo menores beneficios de la salud, las peores
escuelas, las peores viviendas, los peores empleos, etc.
Constituyéndose un submundo dentro de la sociedad norteamericana,
del que muy pocos pueden escapar. Ahora Trump se percata de que los
inmigrantes son los que, a pesar de los peligros de la pandemia, van
a trabajar y eso es lo que Trump quiere. Por lo cual, con una actitud
muy cínica, parece estar aflojándoles un poco el dogal.
¿En
qué medida sectores afroamericanos se encuentran en estado de mayor
vulnerabilidad en una situación sanitaria como esta?
Hay
que decir, que los afroamericanos, sufren más fuertemente el
problema racial y de la discriminación. Muchas veces no están mejor
que los hispanos, sino en condiciones similares o peores. Pero su
historia dentro de la sociedad norteamericana los ha dotado de una
cierta capacidad, cómo estadounidenses que son, para sobrevivir,
mejor que los hispanos.
La
Lucha por los Derechos Civiles y la política del “Black
capitalism” del presidente Johnson, les propiciaron algunas
ventajas. No obstante, se ha mostrado que, en medio de la pandemia,
las proporciones en que mueren o se contagian, son mayores. Dentro de
una ciudad como Nueva York, ello se hace evidente, aunque también en
otras grandes ciudades como Chicago, Atlanta, etc.
De
todos modos, los hispanos presentan mejor comportamiento estadístico
en niveles generales de vida, pues dentro de la pirámide poblacional
de la nación, los negros están más abajo que los hispanos y más
cerca de los pueblos originarios, que ocupan el ultimo lugar.
Entonces, es posible afirmar que la pandemia ha puesto en crisis el
modelo capitalista neoliberal; mientras que las naciones socialistas
y otros gobiernos, de corte progresista, están manejando mejor la
situación.
El
modelo capitalista neoliberal ya había mostrado su crisis, por el
conjunto de problemas que ha desatado, entre ellos la incapacidad
para solucionar los problemas del crecimiento económico sin equidad
y la resistencia creciente que va enfrentando ese modelo, sobre todo
en los países de América Latina y en algunos de Europa. La
situación en Chile, ecuador, Bolivia, Brasil, son expresión de esa
resistencia al modelo neoliberal.
No
obstante, la pandemia ha exacerbado la crisis del modelo neoliberal,
haciéndola más evidente. En casi todos los países capitalistas
desarrollados y en otros de América Latina, Europa y el Caribe, lo
anterior se ha puesto de manifiesto, con la crisis de los sistemas de
salud y la incapacidad de estos para controlar la pandemia. Pocos
países se han salvado de ello; ejemplos, como los de Alemania y
Suecia, en Europa y algunos asiáticos, sobre todo socialistas, como
China, Vietnam y Corea del Norte. También en Corea del Sur y Japón.
Dentro
del tal situación, Cuba, con su consecuente política solidaria y a
petición de más de una veintena de países, ha enviado Brigadas
médicas para ayudar con la pandemia. Países desarrollados, como
Italia, otros de América Latina y el Caribe, han recibido la ayuda
de Cuba. Lo cual contrasta fuertemente con la actitud de Estados
Unidos, que arrecia el bloqueo sobre la Isla, e incluso ha impedido
que le llegue ayuda solidaria para combatir la covid-19.
La
pandemia ha exacerbado la crisis del neoliberalismo y no es esperable
que pueda retornar, con la fuerza que emergió, después de su punto
de partida, en la política económica de Ronald Reagan y Margaret
Thacher en los años ochenta.
Con
una política
exterior que exacerba la crisis económica que padecen los Estados
Unidos, las agresiones contra el medio Oriente; las sanciones contra
países del hemisferio, como Cuba, Venezuela y Nicaragua, la política
militarista que hace asomar el peligro de una guerra global, la
crisis comercial, los ataques a la política
medioambiental, las actitudes agresivas hacia China y Rusia, la
actitud mesiánica de convertir de nuevo América
en el centro hegemónico mundial, se ha hecho evidente para muchos en
el mundo, en medio de la pandemia, la gran peligrosidad que encierra
la politica de Trump.
Que
el 2020 sea un año electoral presidencial, en el que Trump debe dar
la impresión de fortaleza, resulta un contexto sumamente peligroso,
pues en su afán de retomar la presidencia, puede estar jugando con
llevar las cosas a un punto extremo, que podría resultar de no
retorno. Situación para la cual, todos debemos estar preparados,
incluso sus históricos aliados.
11
de mayo del 2020.