UNEAC
El
30 de abril de este año 2020, con alevosía y nocturnidad, un
individuo de origen cubano, hizo fuego con un fusil AK-47, sobre
nuestra embajada en Washington. Existiendo antecedentes de actos, en
que diplomáticos cubanos han perdido la vida en los propios Estados
Unidos.
La
línea de argumentación, con que nuestro Canciller Bruno Rodríguez
Parrilla, en la posterior conferencia de Prensa, critica al Gobierno
de los Estados Unidos, es de un lógica férrea, impecable e
implacable. La lógica de
nuestro canciller tiene su base, en la historia de cómo ha sido la
actitud y política del gobierno de los Estados Unidos en sus
relaciones con Cuba.
En
el año de 1958, ya el presidente Eisenhower, hacia planes para
frustrar el triunfo de la revolución cubana.
Había infiltrado las filas revolucionarias, con varios
agentes de la CIA, trabajando desde dentro, para evitar a toda costa
que revolución llegara al poder.
Ante
el fracaso, ya en 1959 se estaban fraguando en la oficina de la Casa
Blanca, los planes para asesinar a los líderes de la revolución:
Fidel, Raúl y El Che. Se trata de una historia muy larga hasta hoy,
que después de más de sesenta años, no ha dejado de contener las
mismas intenciones.
Miles
de actos de terrorismo desde el propio año de 1959. Asesinatos,
bandas terroristas en el Escambray, asaltos a poblados costeros, la
invasión por Giron, Plan Mangosta, ataques a nuestras sedes
diplomáticas, intentos de invasión a Cuba, ataques biológicos y
otros.
Todo
ello se ha complementado con las agresiones radiales, televisivas e
informativas en general. Las acciones abiertas y encubiertas contra
Cuba, tienen un largo expediente imposible de abarcar. Las perdidas
de vidas humanas se cuentan por miles y los materiales por cientos de
miles de millones de dólares.
Entonces,
¿Cómo no tomar en cuenta todas estas acciones de la política
norteamericana, durante más de 60 años?
No
se trata solo de agresiones y mucho menos aisladas. Trátese de que
las administraciones norteamericanas, al permitirlas y planificar
ellas mismas todas estas acciones contra Cuba, han contribuido a
generar una cultura, en la que agredir a Cuba cuenta siempre con el
apoyo de los gobiernos estadounidenses. O que es el bloqueo, sino
tratar de generar alrededor de Cuba un cerco internacional, para
impedir que nuestro país ocupe el lugar, que por derecho propio, le
corresponde en las relaciones internacionales.
Del
mismo modo en que Cuba ha sido siempre vista, en la cultura política
norteamericana, como parte del territorio continental de los Estados
Unidos; así también, todo lo que se ha hecho contra Cuba se
justifica, siendo esa la cultura que todas las administraciones
norteamericanas ha pretendido mantener y alimentar con relación a la
isla. Agredir a Cuba, ha llegado a formar parte de la cultura
política de ciertos sectores dentro de la sociedad norteamericana y
de prácticamente todas las administraciones de Estados Unidos.
Por
supuesto, que hay mucha gente, tanto fuera como dentro de los Estados
Unidos que no aceptan ni comparten esa lógica agresiva. Pero por
muchos años, las administraciones norteamericanas, se han encargado
de crear los grupos que la sustentan. Tanto dentro de la comunidad
cubana en los Estados Unidos, como entre sus aliados a nivel
internacional y en algunos sectores de la sociedad norteamericana, en
particular dentro del partido republicano, así como también dentro
de otros sectores, que se identifican con los intereses de una
política agresiva contra Cuba.
Cuando
Trump llega a la presidencia, se encuentra con que la lógica
agresiva para tratar a Cuba está muy deteriorada. La administración
Obama había contribuido a cierto desmontaje y se había logrado
avanzar en positivas relaciones.
Entonces trata de reconstruirla a partir de su discurso de
toma de posesión en Miami, recibiendo el aliento de los sectores más
agresivos y reaccionarios dentro de la comunidad cubana en los
estados Unidos.
Desde
entonces, Trump se compromete, a dar marcha atrás a todo lo que con
la administración Obama se había logrado avanzar. Volviendo a los
cánones de agresividad, existente antes de Obama, e incluso mas
atrás. El asalto de abril de este año contra la embajada cubana en
Washington, se puede considerar como parte de esa revitalización de
la cultura de la agresión contra Cuba, por demás claramente
alimentada por la política agresiva de Trump contra nuestro país.
Trump
o Pompeo, no pueden dar respuesta a las preguntas formuladas por
nuestro canciller, porque tendrían que atreverse a negar un conjunto
de argumentos históricos irrefutables, lo que solo les haría caer
en el ridículo. Sobre todo, porque lo que señala el Canciller, ha
formado parte de los discursos más estúpidamente agresivos, por
parte de ambos.
La
administración de Donald Trump, esta agarrada en una trampa,
alimentada por su propia actitud de agresividad contra Cuba, que un
conjunto de grupúsculos y personalidades contrarrevolucionarias,
como Marco Rubio, Diaz balart y otros de poca monta, utilizan,
sintiéndose parte de una política, que los apoya y les concede
sotto voce, el derecho de realizar acciones contra Cuba, que saben
tienen el apoyo de Trump y su administración.
Es
posible asegurar, que mientras Trump esté en la Presidencia, son
esperables acciones de ese tipo, tanto dentro como fuera de los
Estados Unidos. Debiéndose contar también, con el estímulo que
ello representa para gente, qué habiéndose sentido sin empleo,
quieran volver a utilizar la actividad contrarrevolucionaria como lo
que ha sido siempre, un modo de enriquecerse haciéndole daño a
Cuba.
Trump
no se cansa de acusar a Cuba, ahora la vuelve a llevar a la lista de
países que no colaboran con la lucha contra el terrorismo. Pompeo
por su parte, no puede hacer más para tratar de desprestigiar la
labor médica internacionalista y solidaria de Cuba.
Por
lo que nuestras embajadas en el exterior y otras misiones
internacionales, como nuestras Brigadas médicas en particular, deben
cuidarse mucho, para no ser objeto de esos actos terroristas, a los
que la administración de Trump, tratan de crearles el contexto más
favorable posible.
14
de mayo del 2020.
Muy bueno, felicidades
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