Autor: Esteban
Morales Domínguez
Aunque mueve todavía
a muchos prejuicios, incomprensiones y desafíos, no queda más
remedio que atender al color de la piel. Sobre todo, en su
consideración dentro de las Estadísticas nacionales.
La sociedad cubana,
es una sociedad multirracial, o más bien multicolor, mestiza.
Y esa realidad tiene que ser registrada estadísticamente. No
manejando el Censo como un asunto, simplemente estadístico,
sino cultural.
Se trata de una
herencia de la Esclavitud. Que no es posible soslayar, pues
este marco desde sus orígenes a la sociedad cubana actual.
Cuando los españoles
llegaron a Cuba, en 1492, lo hicieron como blancos, con tales
credenciales y así se quedaron. Vinieron por voluntad propia,
buscando una fortuna, que no pocas veces encontraron. Pero
España no es Blanca. Colonizada por los árabes, durante 800
años, se hace imposible considerarla como tal.
Entonces, los
colonizadores de nuestro Archipiélago, tampoco eran blancos.
En ser blancos no consistía su poder, sino, el haber llegado
con la cruz y con la espada.
Llegaron a un
territorio de indígenas, de baja cultura y solo los usaron
para encontrar oro. Los explotaron de manera inmisericorde y
su masa poblacional, no duro mucho tiempo, aunque todavía en
Cuba, tenemos representantes de esa población originaria.
También vinieron
chinos, traídos, por medio de unos contratos, que los
convertía en esclavos. Los llamados culíes. que desde entonces
agregaron su belleza a la población de la Isla, integrando
nuestra nacionalidad. Ésos tres grandes grupos, formaron la
población cubana. Después se sumaron otros antillanos, aunque
no en la magnitud de los primeros.
Aunque la Corona
Española, puso reglas para el cuidado de la población
indígena; de todos modos, la ambicion de los colonizadores,
junto al Régimen de las Encomiendas y la esclavitud, redujeron
su población a la mínima expresión.
En poco más de 100 años Los
Tainos, Siboneyes Y guanahatebeyes, casi desaparecieron, pues
no eran unas culturas avanzadas, como si ocurría para el resto
de América. Culturas Azteca, Maya, Tolteca, etc. Las que sí,
no tenían, prácticamente, nada que envidiar a las culturas
europeas de su tiempo.
Pero la población indígena
existente en el Archipiélago cubano, carecía de esa fuerza,
que da el pertenecer a una cultura superior.
Junto con los
españoles, vinieron los primeros negros. No de Africa de
manera directa, sino de España. A esos negros se les llamaba
“Ladinos”, eran esclavos en España, sabían hablar el idioma y
tenían cierta cultura adquirida en el trabajo de servidumbre.
Pero llegaron en número reducido.
La inmensa mayoría
de los negros que llegaron a Cuba, masivamente, hicieron
después, como resultado del comercio de esclavos.
Entonces, los negros
en Cuba, comenzaron a ser traídos para el trabajo, dentro de
un régimen colonial ya organizado. Decir negro en Cuba, era
decir esclavo.
Como los españoles
llegaron, hombres solos. De manera inmediata comenzaron a
mesclares con las indias y las negras, iniciándose así el
mestizaje.
A diferencia de los
negros que fueron traídos al territorio de las Trece colonias
de América del Norte, lo que después fue Estados Unidos de
América, los llegados, también traídos de África como esclavos
al territorio mencionado, estos no podían hablar sus lenguas,
sino solo el inglés, no podían practicar sus religiones, ni
sus culturas. No les estaba permitido por los colonizadores.
A los negros traídos
a Cuba, también de Africa, si los españoles les permitían
hablar sus lenguas, adorar a sus dioses y practicar sus
culturas. Se trataba de que, por razones históricas y también
culturales, los españoles eran más proclives a la convivencia
con las prácticas culturales de los esclavos en Cuba.
A diferencia de
America del Norte, en Cuba, los españoles, convivían mejor con
las diferencias en el color. A lo que contribuían también las
diferencias que introducía en la esclavitud del negro, la
existencia de la esclavitud doméstica y la esclavitud de
plantación.
En la plantación, el
negro debía trabajar de sol a sol, bajo el látigo del Capataz
o Mayoral; mientras que, en el trabajo doméstico, sus tareas
se desplegaban en la casa del hacendado esclavista, imbricadas
con las actividades del servicio a la familia. Allí podía ser
cochero, cocinero, lavaba y planchaba, ponía la mesa,
arreglaba la ropa del amo y le hacía un brebaje, cuando este enfermaba, etc. Realizando
labores, que, prácticamente lo preparaban para hacerse de un
oficio, por si algún día lograba obtener su libertad.
El contacto con la
familia los instruía y dotaba de cierta cultura, que lo
diferenciaba del esclavo de la plantación.
Aunque no dejaba de
ser esclavo, y el cepo, ante la desobediencia más mínima,
estaba sobre él, como Espada de Damocles. Pues el amo blanco, no
les permitía aquellas libertades, que pudiesen inculcarle
cierta cultura de independencia, lo cual se vigilaba mucho.
Pero las ventajas, las tenía y no pocos la aprovechaban muy
bien.
Por ejemplo, la niña
de la casa, le tomaba cariño al negrito simpático, dócil, y
hasta podía enseñarlo a leer y escribir. En el contexto
doméstico, el negro hábil, respetuoso, dócil, intimaba con el
padre de la casa y llegaba a conocerle ciertos secretos, como
sus andadas con las negras, de las cuales, no pocas veces,
salían hijos “bastardos” dentro de la familia.
El negro, conocedor
de las hierbas, preparaba un brebaje que le curaba un dolor al
amo. Y dentro de esa intimidad, el amo, prácticamente,
comenzaba a verlo como parte de la familia. Le daba tareas,
compartía ciertos secretos con su esclavo y así, a veces, ya
viejo, este ganaba la manumisión, o carta de libertad.
Dentro de la casa
del amo, conviviendo como esclavo doméstico, el negro lograba
ventajas, que no pocas veces, aprovechaba muy bien y que lo
hacían avanzar en la vida social, aun manteniéndose como
esclavo.
Es que la esclavitud
doméstica, generaba cierta cultura y dentro de ella, un nivel
de permisibilidad, de la cual el negro podía aprovecharse. Lo
cual le permitía, irse introduciendo en la sociedad, aun con
todas las desventajas de una sociedad esclavista.
Mientras, en los
Estados Unidos, posterior a la Guerra Civil, la esclavitud fue
abolida en el norte, pero había que seguir bregando con ella,
en el sur. Los negros escapaban al Norte, donde devenían en
libres, pero no pocas veces, dejaban familiares que se
mantenían como esclavos en el Sur.
En Cuba no, la
esclavitud era un sistema similar a nivel de toda la Isla. Y
cuando comenzaron a aparecer las leyes que la atenuaban, cómo
la llamada Ley de Vientres libres, hasta su abolición oficial
en 1886, esto tuvo un efecto nacional.
Claro, la esclavitud
comenzó a desaparecer, a partir de un largo proceso, en que
España la abolió, como primer paso, dándoles la libertad a los
negros que habían peleado, de ambos lados, durante la Primera
Guerra de Independencia (1868/1878) hasta que finalmente, fue abolida
de manera general.
No obstante, en
América la esclavitud tomo color. Y con ella llego el racismo,
que no nació con el capitalismo, pero que le pego muy bien,
como instrumento de explotación.
Por ello, la
esclavitud desapareció, pero el racismo que ella engendro, por
más de 400 años, quedo imbricado dentro de la estructura de la
sociedad cubana. Y así, desde mediados del siglo XIX, comenzó
a surgir una sociedad, con una cultura racista, mestiza y de
hegemonía blanca. Por lo que, el racismo, la discriminación
racial y el hegemonismo blanco, dentro de nuestra sociedad
mestiza, aún no han podido ser eliminados.
Entonces, La
Revolución que triunfo en 1959, se encontró con una sociedad,
en la cual, existe una estructuración bien clara. Los blancos
tienen el poder, lo tuvieron siempre; los mestizos están, más
o menos, en una posición intermedia, algunos pocos tuvieron
acceso al poder; los negros están, casi siempre, en el
subsuelo de la sociedad.
Es que, en Cuba, la
pobreza pudo ser también, masivamente blanca, pero la riqueza
nunca fue negra, y casi nunca mestiza.,
Después de que el
Cro. Fidel, casi desde el triunfo de la Revolución, lo vino
tratando de manera sistemática, el racismo, la discriminación
racial y la hegemonía racial blanca, no han desaparecido.
La política social
que la revolución inauguro desde 1959, ha tenido siempre un
carácter profundamente humanista, pero, desde el principio, se
enfocó solo en la pobreza, no haciendo diferenciación entre
los pobres, tratando solo la pobreza, sin hacer diferenciación
según el color de la piel.
Tratándose lo
anterior, de uno de los aspectos, que, en los últimos 40 años,
hemos logrado ir rectificando. Sin llegar aun, como tal, a la
llamada Acción Afirmativa. Han venido apareciendo formas de
Acción Afirmativa en Cuba, pero de manera indirecta.
Habiéndose
demostrado que la raza no existe, que es una invención social.
Sin embargo, el color si, y
en nuestro país, después de 500 años[M1] de colonialismo, el
color continua
actuando como una variable de diferenciación social.
En Cuba, después de
60 años de una Revolución radical, de esencia profundamente
humanista y de una lucha extraordinaria contra la pobreza, la
injusticia y la desigualdad, hasta los mismos bordes del
igualitarismo; todavía, desde el punto de vista de la posición
social, del acceso a determinados recursos y de ciertas
ventajas en la vida social, no es lo mismo ser blanco, negro o
mestizo.
El llamado Periodo
especial, demostró que la crisis económica no afecto por igual
a todos los grupos raciales. Siendo negros y mestizos los que
más lo sufrieron.
Nuestro Gobierno,
además, se percató, de que las dificultades con el racismo,
que afloraron con cierta fuerza, durante el Periodo Especial,
indicaban, que se trataba de un problema que, habiéndolo
considerado como resuelto, realmente no lo estaba, o al menos
no se estaba solucionando, al ritmo que habíamos imaginado,
sino que más bien, se había ocultado, en medio de las
dificultades vividas en esos años, de mediados de los ochenta
y principios de los noventa.
Había existido,
hasta entonces, un largo periodo de silencio general sobre el
tema, que Fidel rompió en varias ocasiones, pero sin lograr
entonces, que el tema racial, ocupara definitivamente el lugar
que le corresponde en la lucha por una sociedad mejor.
Pienso que, en ello,
tenemos que partir de la existencia de las desigualdades, para
llegar de manera real a la igualda. Lamentablemente, la
desigualdad es lo que nos encontramos todos los días. La
igualdad es el proyecto social no alcanzado aún.
Por tanto, no
debemos asumir de forma mecánica, que todos los cubanos somos
iguales, porque eso también fue esgrimido como un slogan
hipócrita de la Cuba republicana.
Todos los cubanos,
aun no somos iguales. Somos iguales ante la ley, pero no
socialmente. Son dos cosas muy diferentes. Puede ser alcanzada
la igualdad ante la ley. Pero alcanzar la igualdad social, es
otro proceso, mucho más complejo. Igualdad ante la ley, no es
igualdad social. Sino, solo un paso, para llegar a esta
última.
Ya Fidel se había percatado
de ello y comenzó a realizar acciones. Orientando profundas
investigaciones en varios barrios desfavorecidos, sobre la
situación de sectores, a veces marginados. Fue también,
entonces, cuando se realizó la experiencia de los llamados
Trabajadores Sociales; la
mayoría negros y mestizos, que trajo como resultado, que
muchos jóvenes, que ni estudiaban ni trabajaban, (se dice que
unos 80,000 en La Habana) llegaran a las Universidades. Que se
habían “blanqueado” durante el Periodo Especial.
Entonces, a partir
de finales de los años ochenta, retomamos nuevamente el tema.
Que es el periodo en que nos encontramos ahora.
Con anterioridad,
durante los años 20 y 30, sobre todo, el tema racial había
tenido presencia en los medios escritos, especialmente, en la
prensa de la época. Personalidades como Juan Gualberto Gómez,
Arredondo, Guillen, Deschamps, Chailloux, Ortiz, Portuondo,
Morua, y Otros.
Habían producido
textos importantes sobre el tema. Y habían logrado mantenerlo
en la prensa.
Desde los años 80, comenzaron a aparecer muchas publicaciones de
libros, artículos, ensayos e investigaciones en algunas
universidades, etc. También Grupos de Debate y Proyectos
Comunitarios, que atienden el tema racial y que han dotado al
tema de una creciente presencia dentro de la vida nacional.
Comenzaron,
entonces, las reuniones con el Cro. Miguel Díaz Canel, que
atiende el tema antes de ser presidente y lo continúa haciendo
ahora, con la Comisión Aponte de la UNEAC, que sustituyó al
Grupo, “Como agua para chocolate”, dirigido por Gisela
Arandia. Que fue la promotora inicial del debate racial en la
UNEAC.
Todo este movimiento, ha
concluido, con la aparición de una Resolución Gubernamental,
donde se proponen las pautas para la
atención del tema racial a nivel nacional. Así como con la
presencia de todos aquellos grupos interesados en el tema.
Sin embargo,
considero, que aunque
hemos avanzado, todavía estamos lejos de darle al tema racial,
el impulso que
requiere. Púes quedan muchas situaciones por resolver. Tarea
al frente de la cual, continua nuestro Presidente y ahora
Primer Secretario del PCC, ya mencionado.
Aunque nuestra
sociedad, es culturalmente mestiza, la presencia de un
hegemonismo blanco, se hace sentir aun, en los asuntos
siguientes:
-Las desigualdades
persisten dentro de la estructura racial poblacional, entre
blancos, negros y mestizos.
-Persisten las
diferencias en el acceso al empleo. Con privilegios para la
población blanca, en los empleos más importantes: Turismo,
corporaciones, cargos estatales, etc. No así en los cargos
políticos, en especial dentro del partido, el Poder Popular y
las Organizaciones de Masas, donde la existencia de negros y
mestizos se hace más presente.
-Diferencias en el
acceso a posibilidades de estudios superiores, Universidades,
maestrías, doctorados, etc.
-Racismo, prejuicios
y discriminación, contra la población negra, que no se
manifiesta de modo agresivo, pero están presentes.
-Marcada
insuficiencia de matrimonios interraciales.
-Discriminación en
los medios masivos, principalmente en la Televisión, en la que
dominan las caras blancas y solo recientemente han comenzado a
aparecer caras negras y mestizas. Ante un reclamo especifico,
reciente, del Cro. Raul Castro.
-Nuestra prensa
escrita, apenas refleja los problemas del tema racial. No
existiendo ningún tratamiento sistemático al respecto. Ni
promoción de escritores que traten el tema. Casi nunca en
nuestra prensa hay un artículo que aborde el tema racial.
-Nuestras
Organizaciones Políticas y de Masas no debaten el tema racial.
No promueven su discusión, ni lo consideran en sus agendas de
trabajo.
-Discriminación en
el ballet clásico.
-Chistes y
expresiones racistas, pululan en nuestras actividades en los
cabarets.
-Solo recientemente,
la Enseñanza de la Historia ha comenzado a reflejar el lugar
de negros y mestizos en formación de nuestra historia patria.
Y se preparan profesores para abordarlo.
- Hasta hace poco,
la bibliografía utilizada, salvo honrosas excepciones, muy
conocidas, no reflejaba el papel de la población negra y
mestiza en la construcción de nuestra nación. Ahora se realiza
un fuerte trabajo bibliográfico dirigido a solucionar esta
situación.
-No existe una
Historia Social del Negro ni de la mujer negra. Producida en
Cuba.
-Aun tratar el tema
racial, a cualquier nivel y en cualquier espacio social, puede
generar cierto descontento, prejuicios y malestar.
-Solo recientemente
nuestra asamblea nacional, ha comenzado a presentar una
estructura, que refleja casi fielmente, la composición racial
de la sociedad cubana.
-Para los que tratan
el tema, sus debates, no son divulgados, quedando siempre en
los marcos de grupos y personas interesadas.
-En la escuela
cubana no se menciona el color, dejando a la espontaneidad
personal el comportamiento frente al mismo.
-En nuestras
Universidades apenas se estudia el tema racial. Ni aparece
recogido en el currículo de asignaturas.
-Nuestras
investigaciones académicas, apenas lo reflejan de manera
suficiente y está prácticamente ausente del trabajo científico
estudiantil.
-Solo recientemente,
comienza a observarse, que se hace un esfuerzo por atender a
la composición racial de grupos de trabajo, actividades, o
situaciones, en que el negro y el mestizo deben quedar
representados. Esto se observa especialmente en la televisión.
-En realidad,
nuestras estadísticas, sociales, económicas y políticas, son
incoloras. Lanzando al cesto de la basura siglos de la
historia nacional.
Consideramos, que
mientras el tema racial no sea tratado con sistematicidad y
coherencia, a nivel integral, no podremos aspirar a que
socialmente, el país avance.
Es que nuestra
cultura heredada es racista; es decir, la práctica del
racismo, es instintiva, respondiendo a mecanismos heredados,
que pueden funcionar de manera inconsciente. Por tanto, hasta
que el tema no entre en la educación, sea fuertemente debatido
socialmente y forme parte del trabajo sistemático de los
medios, no podemos aspirar a que
pase a la cultura, ni se avance en el mismo, desterrándolo de
las formas del comportamiento habitual en nuestro país.
Es que la ausencia
de atención, casi generalizada, durante mucho tiempo, del tema
racial, tiene consecuencias muy negativas, para su
conocimiento, comprensión y consideración a nivel social, como
algo que perjudica a la nación cubana. Tratándose de un
problema, muy serio a superar, si queremos que nuestra
sociedad y su cultura avancen de manera integral, garantizando
el éxito del proyecto social de la revolución.
Junio 26 del 2021.