ESTEBAN MORALES
UNEAC.
La estrategia que Obama siguió desde principios del 2009 para subvertir el
régimen cubano, ya no tiene futuro. Si el Presidente no la modifica, en
medio de las negociaciones que se realizan, estará cambiando, como dice el
viejo refrán, “la vaca por la chiva”. Pues está sacrificando la negociación;
porque entre las exigencias de que Cuba tenga que aceptar los principios
democráticos liberales, de derechos humanos y libertades civiles y la actitud
inclaudicable de Cuba por mantener su régimen político, ponen a la negociación
para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y mas que ello para su
normalización, dentro de un callejón sin salida.
Las presiones hemisféricas que ayudaron mucho a Obama a darse cuenta de que
debía cambiar su política hacia Cuba, siguen presionándolo para que se percate
de que su estrategia de “cambio de régimen” es contradictoria con los
resultados que quiere obtener en el hemisferio.
La política de Obama hacia Cuba no tiene que ver solo con la Isla, sino con lo
que ella significa, en medio de la necesidad que tiene el Presidente de
recuperar la imagen de su país en el hemisferio, mediante una política más
acorde con los cambios que han tenido lugar. Es por eso que decimos que
Obama incurre en un error al mantener la política de “cambio de régimen“con
Cuba y al enrolarse en una escalada de agresividad contra Venezuela, acciones
con las cuales el hemisferio tampoco simpatiza.
Ello significa, que el Presidente no ha acabado de entender o de aceptar,
que le está pidiendo el hemisferio, dentro del cual puede haber gobiernos con
deseos y hasta con intenciones de que Cuba se homogenice con los principios
políticos y económicos que son dominantes, pero inteligentemente, no le exigen a
la Isla tal cosa y la han aceptado tal cual es; tal vez con la esperanza de
que en el futuro cambie. Aunque existen algunas inconformidades al respecto,
el hemisferio se ha separado definitivamente de la vieja política
norteamericana hacia Cuba, cuando ha exigido a Estados Unidos aceptar a la Isla
tal cual es. Es decir, no solo le ha pedido que cambie su política hacia Cuba,
sino que termine de aceptar a Cuba como totalidad, sin reservas ni
potenciales represalias. Tal vez no todos compartan esa idea, pero hay
consenso al respecto.
Es esa la gran contradicción de la política actual de Obama hacia Cuba y el
papel que ella debe desempeñar en la reconciliación de Estados Unidos con el
hemisferio.
¿Qué le hace falta a Obama para terminar de entender que tiene que modificar
definitivamente el trato con Cuba y posponer sus esperanzas de que cambie su
sistema político, cuando el hemisferio, por ahora, no le está exigiendo eso a
la Isla para recibirla en su seno? Más allá de Cuba, Obama debe acabar de darse
cuenta que la política hacia la Isla desempeña un papel fundamental para
entenderse con el hemisferio. Y ello no quiere simplemente decir que debe
restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba y finalmente normalizarlas,
sino que Obama debe estar dispuesto a aceptar lo que ya el hemisferio aceptó:
que la Cuba diferente forma parte de él.
Es un hemisferio que se va radicalizando, dando entrada a procesos como los de
Venezuela, Ecuador y Bolivia, que sin dudas son mucho más radicales que los
regímenes que el hemisferio estaba antes dispuesto a aceptar en etapas
anteriores y que mas allá de la a veces retorica socialista, en esos países
existe la economía de mercado y la democracia liberal y lo único que desean
sus gobiernos es tener su democracia y la economía de mercado para beneficio
propio y no para que Estados Unidos los explote y les controle hegemónicamente
la vida.
De esa regla solo escapa Cuba, con su sistema unipartidista y de economía de
intención planificada, pero con ciertas limitaciones liberales democráticas,
que son las que molestan a Estados Unidos y no su régimen político.
Parece que Obama no captó el mensaje completo que le dio el hemisferio; este
último no le dijo que cambiara la táctica sin variar la estrategia, sino que la
estrategia también tenía que variar, si de verdad quiere solucionar sus
contradicciones con Cuba.
Sería una ilusión pensar, que fue solo la política norteamericana la que fracasó
y solo Estados Unidos el que quedó aislado. Pues faltaríamos a la historia real
de cómo fueron las cosas. En medio de estos 54 años luchando contra la política
norteamericana, Cuba también ha tenido sus fracasos políticos y sufridos sus
aislamientos. Algunos inducidos y generados por la política seguida por Estados
Unidos con Cuba, otros cosechados en casa.
Aunque de eso nos ocuparemos más adelante. Pues solo quería dejarlo señalado
aquí, para que nadie crea que yo pienso que el proceso que hoy vivimos presiona
solo sobre Estados Unidos. Presiona también sobre Cuba y de qué manera.
Presiona, ante todo, sobre las insuficiencias internas de la Isla, sus
incapacidades para cambiar mentalidades, para no ser tan rígidos en nuestra
mentalidad de plaza sitiada y abrirnos más al mundo.
Aunque Obama ha dado un valiente paso al proponer el restablecimiento de las
relaciones con Cuba, eso no significa que el conflicto entre ambos países está
totalmente resuelto, porque se acompaña de una estrategia hacia la Isla que es
la misma que ha existido hasta el momento, lo que no se corresponde con la
comprensión que tiene el hemisferio sobre el tema, debido a que se acompaña con
exigencias de modificaciones en su régimen político. Es de esperar que en la
Cumbre de las Américas, a celebrarse en Panamá en Abril próximo este aspecto
sea un fuerte motivo de debate.
Luego, es posible que cuando Cuba presente las contradicciones, existentes en
las proposiciones de Obama de “cambio de régimen”, cuente con el apoyo del
hemisferio. Adicionalmente, los asuntos planteados por Raul castro en la Cumbre
de la CELAC, respecto a aquellas cuestiones que Estados Unidos debiera
solucionar antes de la normalización de las relaciones, es probable que sean
apoyadas por los participantes en ese evento y que Obama se arriesgue a
quedarse de nuevo aislado, o se vea obligado a ser definitivamente consecuente
con su nuevo paradigma para tratar a Cuba.
Obama, desde el 17 de diciembre, en que inauguró lo que pudiera llamarse una
“nueva política hacia Cuba”, ha tenido que comenzar a luchar arduamente con la
derecha, aun dentro de su propio partido, por presentar a Cuba como el país con
el cual esa nueva política puede ser negociada y que ya la Isla no constituye
una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.
No pocas fuerzas políticas quisieran volver a la política de aislamiento y de
agresividad con Cuba; no obstante, Obama los destroza con el sólido argumento,
de, “cómo seguir haciendo igual, algo que en 54 años no ha dado resultado”,
“cómo esperar nuevos resultados haciendo los mismo”. Lo cual evidentemente sitúa
a esas fuerzas de derecha en la incómoda posición de estar defendiendo el statu
quo. Pero, al mismo tiempo, Obama, para tranquilizar a esas fuerzas, o por
ideología propia, les dice que el cambio es solo de forma, que la estrategia es
la misma: subvertir a Cuba obligándola al “cambio de régimen “. Y aquí radica
la contradicción básica entre lo que Obama quiere lograr con Cuba y lo que de
verdad debiera hacer para arreglar las cosas con la Isla y poder, al mismo
tiempo, reparar sus relaciones con América Latina. De modo, que no es difícil
colegir, que Obama, pudiera estar repitiendo los mismos componentes del fracaso
de la política de Estados Unidos con Cuba, ahora en condiciones peores, porque
hay un hemisferio en pleno que le está exigiendo otra cosa, que el Presidente
debiera aceptar por ser lo más inteligente.
Con sus planteamientos actuales, ¿en realidad Obama ha dejado de ver a Cuba
como una amenaza a la seguridad de Estados Unidos? ¿A 23 años de la caída del
campo socialista y el desmembramiento de la URSS, con una China y Rusia
diferentes; sin embargo, Obama insiste en la estupidez de ver a Cuba como una
amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos. ¿No será que Obama se ha
quedado corto en el cambio que ahora está proponiendo?
¿Por qué Obama no termina de ver a Cuba como lo que es en realidad? Un país en
transición, hacia la búsqueda de un régimen económico, que termine de dar
solidez a su régimen político interno? ¿No sería más inteligente tratar de
ayudar a Cuba, para que no se descalabre a noventa millas y que eso traiga
consecuencias nefastas para Estados Unidos?
Creo que si Obama se presentara en la próxima Cumbre, habiendo cambiado
integralmente hacia este paradigma mencionado, que en definitiva ya aceptó, y
hasta ha luchado por él, sus posiciones van a ser más creíbles, compatibles
con el hemisferio y exitosas para su política con Cuba. De lo contrario, Obama,
“después de tanto nadar, se va a ahogar en la orilla”.
Cuba por su parte, quiere creer que las posiciones planteadas por Obama de
cambiar las relaciones con la Isla, son sinceras; pero también tiene sus
aprehensiones cuando Obama declara intenciones que no se diferencian
sustancialmente de la vieja política agresiva.
Creo que Cuba, además, está consciente de que su régimen político-económico es
un tanto rígido, pero estoy seguro no hará nada mientras no se sienta segura. Y
para eso falta algún tiempo todavía.
13 de febrero del 2015.
nota
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