Autor:
Esteban Morales Domínguez
Cuba,
debe extremar sus precauciones. Se coaligan ahora varios problemas
que la vuelven a situar en un momento difícil, aunque de
dificultades ha estado siempre empedrado nuestro camino, para
alcanzar la sociedad a que aspiramos.
Es
útil reconocer que si el bloqueo de los estados Unidos contra Cuba,
hubiera podido funcionar, para lo que fue diseñado; en realidad no
habríamos logrado sobrevivir. Lo contario seria desconocer
egocéntricamente, que las fuerzas a las que hemos tenido que
enfrentarnos son abrumadoramente destructoras. Se trata de que sobre
nuestro país se ha volcado todo el poder de la potencia imperial más
poderosa del mundo, contra una revolución que apenas emergía en
1959. Hemos resistido, hasta ahora, más de sesenta años.
Pero
creo que siete circunstancias han obrado en favor nuestro.
Primera:
En Cuba ha tenido lugar una Revolución verdadera, profundamente
radical y con un liderazgo enraizado en el corazón del pueblo.
Segunda:
Estados Unidos diseño el bloqueo para un mundo que no cambia. Sin
embargo, el mundo cambió y los Estados Unidos también.
Tercera:
Cuba ha luchado inteligentemente, no esperando que el enemigo venga
hacia ella, sino partiendo a buscarlo, dónde quiera que este se ha
encontrado.
Cuarta:
Cuba, solidaria consecuente y con una política exterior muy activa e
inteligente, ha sido invencible.
Quinta:
Entramos a los Estados Unidos, colectando y sensibilizando, dentro de
ellos, todas aquellas fuerzas académicas y políticas, que han
colaborado con nuestra existencia.
Sexta:
La estrategia diseñada por Fidel, de pegarnos al enemigo siguiendo
el principio de Capa Blanca, “No hay mejor defensa que el
contraataque”, ha sido para nosotros un instrumento de salvación.
Pero sobre todo la comprensión estratégica de que la batalla contra
la política agresiva de Estados Unidos hacia Cuba, no hay mejor modo
de librarla, que dentro de la propia sociedad estadounidense.
Séptima:
Finalmente, la solidaridad hacia Cuba ha devenido en una fuerza
creciente, que la acompaña en sus batallas contra la política de
los Estados Unidos.
Cuba
venido luchando para enderezar nuestra economía, buscando el modelo
económico propio, siempre bajo las presiones del bloqueo y ahora
inmersos en la batalla contra el Coronavirus. Librando
enfrentamientos simultáneos, de diferente naturaleza, pero que se
coaligan, haciendo de la situación actual, un periodo
particularmente difícil.
En
medio de tales condiciones, la administración de Donald Trump
recrudece su política, enfocándola dentro de una estrategia, que
combina cinco instrumentos que se hacen presentes con particular
agresividad.
-
La puesta en práctica de título tercero de la Ley Helms-Burton.
-
Un incremento continuo y sistemático de las medidas agresivas que trascurren casi a diario.
-
Un plan agresivo en el que ahora pretenden combinar la anunciada invasión a Venezuela con sus derivaciones para Cuba.
-
Retoman las acusaciones de la supuesta participación de Cuba en el fenómeno del narcotráfico.
-
Todo ello dentro de un contexto de duración aun impredecible, utilizando la circunstancia de la pandemia del coronavirus para adoptar medidas específicas que dificulten a Cuba superar su situación actual
Con
la presidencia de Donald Trump, la política contra Cuba ha
funcionado bajo la forma de una nueva escalada agresiva, que comenzó
su articulación cuando, el 16 de junio del 2017, el Presidente Trump
firma en La Florida, el memorando presidencial donde se anuncia la
reversión del acercamiento llevado a cabo por Barak Obama
(2009-2017). Dándose la orden también para nuevas restricciones a
los viajes individuales y a la actividad comercial que se llevaba a
cabo con Cuba.
Utilizando
como un subterfugio los supuestos incidentes de salud reportados por
diplomáticos norteamericanos en La Habana, el Departamento de Estado
anuncia entonces la retirada del 60% del personal de su Embajada en
Cuba y suspende también la emisión de visas. En medio de lo que se
conoce como el incidente de “los ataques sónicos”.
Como
una medida de represalia por tales incidentes, el Departamento de
Estado, el 3 de octubre del 2017, ordena la salida de 15 diplomáticos
de la Embajada de Cuba en Washington.
Continuando
la escalada, Estados Unidos el 8 de noviembre del 2017, anuncia
nuevas restricciones a los viajes y el comercio con Cuba, las cuales
incluyen una lista de 180 entidades y sub entidades cubanas con las
cuales los estadounidenses no pueden realizar transacciones. Tal
lista, seria ampliada en otras cuatro ocasiones, la última de ellas
el 26 de julio del 2019.
El
2 de marzo del 2018, ya el Departamento de Estado había informado la
decisión de mantener de forma indefinida la reducción del personal
de su Embajada en Cuba. El
15 de marzo del 2019, el Gobierno de los Estados Unidos, da a conocer
la modificación de la entrega a cubanos de las visas B2(visitas
familiares, entre otras funciones) las cuales son reducidas a una
sola entrada con validez por tres meses.
Tal
escalada con los visados llego hasta una situación en que la
Embajada de los Estados Unidos no entrega visados en La Habana y las
visas deben ser adquiridas en sus embajadas en un tercer país. Con
todas las molestias, pérdidas de tiempo y gastos personales que ello
lleva.
Entre
el 5 y el 12 de abril, se difunde la información de que el Gobierno
norteamericano, ordeno cancelar el acuerdo histórico alcanzado entre
las Grandes Ligas del béisbol estadounidense y la Federación Cubana
de ese deporte.
El
17 de abril del 2019, La Administración Trump confirma que activara
el Titulo III de la Ley Helms-Burton, el cual permite presentar
demandas contra personas y entidades que invierten en propiedades
norteamericanas nacionalizadas en Cuba. Lo cual significa poner en
ejecución la denominada figura de “Trafico”, un subterfugio
legal que impide invertir en aquellos recursos que los Estados Unidos
considera han sido ilegalmente nacionalizados. O como han dicho, que
Cuba le robo las propiedades a Estados Unidos. Tratándose de una
soberana mentira, pues cuando Cuba nacionalizo las propiedades
norteamericanas, presento un Plan de Compensación, que solo los
Estados Unidos no acepto.
El
resto de las propiedades, nacionalizadas a otros países, como
Canadá, España entre otros, ya han cobrado las compensaciones. Pero
las intenciones de Estados Unidos, nunca fueron negociar con Cuba,
sino tomar el fenómeno de la nacionalización como un arma de
agresión contra Cuba, tal y como históricamente la han esgrimido.
El
propio 17 de abril, los Estados Unidos anuncia que se adoptaran
nuevas restricciones a los viajes no familiares, así como al envío
de remesas a la Isla. El 2 de mayo del propio año 2019, finalmente
activan el Titulo III de la Ley Helms-Burton y se presentan en el
estado sureño de La Florida, las primeras demandas al amparo de ese
acápite legislativo.
El
conocido como Título III de la Ley Helms–Burton, había quedado
siempre pendiente y era considerada su posible firma cada seis meses.
Pero desde la aprobación de la ley por Bill Clinton, el 12 de marzo
de 1996, nunca el titulo mencionado había sido aprobado para su
puesta en ejecución. Lo cual se debía, al temor de las
consecuencias que tal acción traería para las relaciones de los
Estados Unidos con sus aliados.
Ahora
Trump, asumía su puesta en práctica, sin que hasta el momento se
haya logrado hacer avanzar ninguna de las reclamaciones presentadas.
El
4 de junio del 2019, la Administración Trump da a conocer, que a
partir del día siguiente se suspenden los viajes educativos grupales
“pueblo a pueblo” y se prohíbe que vayan a la Isla embarcaciones
recreativas y de pasajeros, incluyendo cruceros, yates y aeronaves
privadas y corporativas.
Sin
dudas, conscientes de lo que los contactos “pueblo a pueblo” y en
particular los intercambios científicos académicos habían ayudado,
a erosionar la política agresiva hacia Cuba; Trump y sus aliados de
la extrema derecha cubano-americana, no veían ni verán nunca con
beneplácito que tales intercambios continúen. Pues estos han
propiciado el conocimiento mutuo de lo que ocurre en ambos países y
dentro de sus relaciones y dificultado el uso por parte de los Estado
Unidos, de la mentira y la sobredimensión como armas ideológicas en
su combate contra Cuba. Intelectuales y científicos de ambos países
se han sentado a discutir sobre los problemas mutuos, impidiendo que
los Estados Unidos manejen tales problemas a su antojo, con el
peligro que ello entraña, en un tipo de confrontación que incuso,
nos podría llevar al enfrentamiento militar. Cómo ya ha tenido
lugar.
Recuerdo
entonces que, cuando en 1980 nos reunimos con representantes de la
Fundación Ford en Nueva York, para gestionar el financiamiento del
intercambio, uno de sus Vicepresidentes nos dijo: “¿Sabe usted por
que la Fundación está dispuesta a dar dinero para que se desarrolle
un intercambio entre académicos cubanos y norteamericanos?” Le
respondí: “me lo imagino, pero mejor escucharlo de Ud.“ Entonces
expreso, el Vicepresidente: “… porque mientras peor estén las
relaciones entre Cuba y Estados Unidos, más importante es que los
académicos de ambos países se reúnan a discutir nuestras
diferencias”. Lo cual significa, que, dentro de los Estados Unidos,
siempre ha habido fuerzas políticas, que han considerado, que los
problemas entre Cuba y Estados Unidos se solucionan en la mesa de
negociaciones. (Para ampliar ver: Milagros Martínez y Sheryl
Lutjens, compiladoras. Historia de los Intercambios Académicos entre
Cuba y Estados Unidos. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2018).
El
3 de julio del 2019, el Gobierno Estadounidense pone en unilateral
lista de entidades sancionadas por vínculos con Venezuela a la
compañía cubana Cubametales, con el fin de golpear la importación
de petróleo desde el país sudamericano. El 26 de julio del 2019,
anuncia restricciones de visas contra funcionarios cubanos vinculados
a las misiones médicas cubanas en el exterior, acción contra uno de
los programas más importantes de la Isla.
El
9 de septiembre del 2019, La administración Trump impone un límite
de 1000 dólares por trimestre a las remesas que una persona puede
enviar desde Estados Unidos hacia Cuba y elimina el permiso que
permitía la realización de transacciones bancarias U-trun. Sin
dudas se observa, por todas las medidas implementadas por Trump,
cuanto habíamos logrado avanzar, en las relaciones entre ambos
países; a lo que se sumaba la existencia de las embajadas en ambas
capitales.
La
escalada de agresiones se fue acelerando y mientras en el 2017, se
adoptaron medidas contra Cuba, en los meses de junio, septiembre,
octubre y noviembre; en el 2018 en los meses de marzo y diciembre;
durante el año 2019, se adoptaron medidas en marzo, abril, mayo,
junio, julio, y septiembre. En más de una ocasión, en los meses de
abril y julio del 2019. Pudiendo observarse claramente la intención
de Trump por lograr el retroceso político, favoreciendo
aceleradamente el desmontaje de todas las medidas que la
administración de Obama había logrado instrumentar. Las que a pesar
de Trump, han dejado un sedimento de relaciones, que en un mundo como
el actual, resultan ya imposibles de borrar. Porqué ambas
sociedades, históricamente vinculadas, han vuelto a tomar el camino
del acercamiento y ello ya no será posible, por parte de ninguna
administración estadounidense, interrumpirlo.
No
estamos ya ante la histórica política agresiva de Estados Unidos
hacia Cuba, sino frente a una política que juega, como nunca antes,
a devenir en un golpe contundente, acelerado y definitivo contra
nuestro país. Por lo que esta política, deviene en la construcción
de un fenómeno que, aunque formado por los mismos históricos
ingredientes, estos son exacerbados aceleradamente, dentro de un
contexto de enfrentamiento, que nos obliga a responderla como algo
nuevo.
Debido
a tres razones fundamentales:
-
Trump es un presidente cualitativamente nuevo comparado con todos aquellos a los que nos hemos enfrentado hasta ahora.
-
El contexto de la pandemia nos sitúa dentro de una circunstancia nueva y de impredecible duración para enfrentar esa política.
-
La situación interna de Cuba, es cualitativamente nueva, tanto en un sentido positivo como negativo.
Todo
ello se debe a que con Trump, las presiones bajo las cuales deberemos
seguir adelante, son totalmente nuevas. Tanto en el orden interno,
como internacional. Existiendo en ambos planos problemáticas que
hacen más complicadas y nuevas las situaciones dentro de las cuales
debemos tratar de hacer avanzar nuestras tareas para sobrevivir.
Situaciones
que se caracterizan por las peculiaridades siguientes:
-
El mundo se encuentra dentro de un periodo de transición, del unipolarismo hacia el multipolarismo, sin que podamos decir aun cual será la final definición de ese tránsito. Si vence el multipolarismo y la situación a los Estados Unidos se le hace más difícil para restaurar su hegemonía, ello tendrá un significado positivo para Cuba. Pero si ese tránsito demora mucho tiempo, o los Estados Unidos incrementa aún más su agresividad, los peligros aumentaran y Cuba estará dentro de ellos.
-
Por tanto, una definición de la naturaleza antes apuntada, haría más o menos difícil la situación de Cuba, para continuar hacia adelante con su proyecto socialista.
-
Lo antes apuntado, hace que Cuba tenga que lograr una fortaleza interna, especialmente económica, que le permita sobrevivir. Haciendo insistencia en aquellos problemas que aun debemos solucionar y que son muy complejos, por referirse a cuestiones de cambios en nuestra política económica.
-
Si los Estados Unidos logran extremar su agresividad en el hemisferio, particularmente, contra Venezuela, Cuba quedara implicada, con la ineludible defensa de su aliado estratégico.
-
Cuba deberá aprovechar al máximo sus capacidades internacionales: solidaridad, alianzas, relaciones económicas y políticas, que le permitan potenciar sus propias fuerzas.
Recientemente,
abril 16 de este año 2020, parece que bajos las múltiples presiones
sufridas, tanto internas como a nivel internacional, Trump decidió
echar mano a las excepciones del bloqueo, para ser aplicadas en la
compra o donación de material clínico, incluyendo el envío de
remesas, y de infraestructura de salud, a cinco países que han
estado bajo sanciones. Dígase los casos de Cuba, Corea del Norte,
Siria, Venezuela, además, de Ucrania y Rusia. Con lo cual, no se
suavizan las sanciones a ninguno, sino que se reafirma la disposición
a aflojarlas en tiempos de emergencia, para ser utilizadas por
entidades públicas o privadas. Apelando a las licencias generales y
otras que debe ser utilizadas caso a caso y licencias que no tienen
excepciones.
Sin
dudas, no se trata de un acto humanitario del gobierno de los Estados
Unidos, ni de nada que nos pueda indicar una flexibilización de la
política de bloqueo contra estos países mencionados, sino de una
actitud calculada ante las críticas recibidas, incluso de Naciones
Unidas y de una buena parte de la comunidad internacional. Como
sabemos, tal flexibilización no significa que sea nada fácil y
expedito poder utilizarlas. Pues es de suponer, los requisitos a
cubrir que son múltiples y las trabas burocráticas que lleva
implícitas poder realizar tales operaciones.
A
pesar de todo, Trump va en contra de una historia de las relaciones
entre ambos países, de los últimos 60 años, en las que se han
acumulado muchas experiencias, que pesan demasiado. Ya de ambos lados
se ha probado, que mejores relaciones son posibles, que tales
vínculos son beneficiosos para ambos países y que una política
agresiva contra Cuba, no perjudica solo a Cuba, sino también a los
Estados Unidos. Ante lo cual, Trump queda ubicado como una
circunstancia desgraciada, anacrónica y transitoria, por encima de
la cual hay que pasar y de eso están convencidos muchos, demasiados
y de ambos lados. Además, como si fuera poco, el mundo está
convencido, hasta los aliados de Estados Unidos, de que Trump es
negativo tanto para Estados Unidos, como para sus relaciones
externas.
Espero,
que, para finales del 2020, hayamos podido quitarnos de encima dos de
los peligros más grandes, que hasta ahora, nos han amenazado en toda
la historia. Nos quedarían aun muchos peligros por superar, pero en
el corto plazo, ninguno como Trump y la pandemia del Coronavirus.
18
de abril del 2020.
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