Esteban Morales Domínguez
UNEAC
Este
Presidente, como dice el viejo refrán, no acaba de poner “todos
los huevos en la canasta” de Cuba.
¿Qué
puede estar ocurriendo con Trump?
Es
como si estuviera atravesando una encrucijada. Sus declaraciones de
Miami parecían decirnos que desmontaría toda la política de Obama
hacia Cuba.
Pero
más bien parece estar en un forcejeo consigo mismo, de lo que
desmonta y lo que no.
Sin
dudas está haciendo cosas que desmejoran mucho la política hacia
Cuba. Pero la idea de que volvería a la guerra fría con Cuba, no
parece desplegarla completamente. Le ha entrado con suma agresividad
a la cuestión de las visitas y la emigración de cubanos, pero no
impide los vuelos, no afecta las remesas ni los paquetes y los viajes
en cruceros parecen estar viviendo un proceso de reanimación. Creo
que no es casual el entusiasmo de la reciente reunión al respecto.
Cruceros llegan casi todos los días.
El
turismo hacia Cuba continúa creciendo y el coqueteo del capital con
la Isla se mantiene activo. Más bien, parecen estarse abriendo
espacios para los negocios con Cuba, aunque siempre amenazados por
los obstáculos del bloqueo que no cesa, la imposibilidad del uso del
dólar y la amenaza continua de sancionar a quienes se atrevan a
entrar en negocios con la Isla.
Una señal interesante es que
la extrema derecha con lo único que se sintió conforme fue con el
discurso del Presidente en Miami, que fue muy agresivo. Respecto a
las acciones posteriores contra Cuba, siempre han expresado su
inconformidad con lo que el Presidente está haciendo, por
considerarlo insuficiente.
Creo
que el Presidente les hizo un regalo para que lo dejaran tranquilo.
Púes el acoso de Marco Rubio fue brutal. Pero es muy difícil creer
que “Trump haya comprado el paquete de Cuba a la extrema derecha de
Miami.” Pues esa extrema derecha ya no tiene nada que darle a
ningún presidente norteamericano.
No
creo que Trump piense que estos les pueden devolver a Cuba. Él puede
parecer loco, pero no es estúpido. Esa época ya pasó. Y once
presidentes no lo lograron, cuando lo tuvieron casi todo para
hacerlo. Mientras hoy, el mundo ha girado a favor de Cuba y en contra
de Estados Unidos. Y la extrema derecha de Miami, no exhibe la
fortaleza política que tuvo antes, ni el público que la seguía
tampoco.
Más
bien Trump parece estar viviendo algunas encrucijadas que tienden a
molestarle bastante.
No
creo que su probada mentalidad de hombre de negocios le esté
permitiendo romper todas las potenciales ataduras con Cuba. Es
suficientemente inteligente para saber que no ganaría nada y que
podría estarse perdiendo muy buenas oportunidades.
Trump
recurre a la acusación del llamado ataque sónico contra el personal
diplomático de la embajada en La Habana, más bien moviéndolo como
una justificación para mantener en suspenso la política hacia Cuba.
Pues nadie ha podido demostrar que Cuba este implicada en el hecho y
no se presentan pruebas porque no existen. Sí se viesen obligados a
presentar las pruebas todo terminaría, porque se trata de una gran
farsa. Y eso tiene que ver con que Trump no posee reales razones para
volver a aplicar una política agresiva hacia Cuba, más que aquella
que proviene de la necesidad de mantener de su lado a Marco Rubio,
quien lo debe defender en la Comisión Senatorial que analiza si hubo
colusión o no con los rusos dentro de la campaña presidencial del
2016. Más bien Trump le está pagando por adelantado el favor a
Marco Rubio y su séquito.
Su
interés es también romper con todos los compromisos internacionales
de Estados Unidos: la UNESCO, el cambio climático, los compromisos
migratorios; no aceptar el acuerdo nuclear con Irán y, por último,
lo más reciente, situar la Embajada norteamericana en Jerusalén
Este, lo cual ha levantado una ola de protestas entre sus propios
aliados y la amenaza de una nueva intifada por parte de los
palestinos. Trump parece estar irremediablemente solo con esa última
medida. ¿Que pretende con ello, no se sabe todavía?
Internamente,
Trump, con su nuevo modelo de presupuesto, ha provocado las críticas
de los más destacados economistas premios nobeles, que lo acusan de
promover una política impositiva que solo beneficia a los ricos. Lo
cual es totalmente lógico en su caso.
Continúa
con su idea de hacer pagar el muro a los mejicanos, que les repiten
continuamente que eso no es posible.
Pretende
manipular el TLC, lo que no ha conseguido aún.
Se
ha involucrado peligrosamente en una actitud, racista y anti
musulmana, promovida por los grupos de odio, poniendo en manos de lo
peor de la sociedad estadounidense la tranquilidad del ciudadano
común.
Pero
las aguas más turbias en las que cada día parece estar nadando más
profundamente, son las que se refieren a la posible colusión con los
rusos, durante su campaña presidencial en el 2016. Lo cual lo tiene
al borde del juicio político. Se trata de un asunto que cada día
avanza más contra el Presidente. Las recientes declaraciones de su
exconsejero de seguridad nacional, sitúan a Trump al borde del
impeachment.
Todo
ello transcurre dentro de un ambiente político marcado por la
realidad, de que casi a un año de su administración, no ha logrado
estabilizar su equipo de gobierno. Lo cual hace de su administración
algo bastante incoherente y peligrosa.
La
historia norteamericana no registra una situación similar en el
siglo XX y lo que va del XXI, para un presidente estadounidense en
casi un año de gobierno, Pero los intentos de Trump al asumir la
administración en el 2017, no han sido simples movimientos
políticos, se ha propuesto destruir el establishment político
anterior y cambiar la forma de gobernar. No se trata para el
Presidente de un simple cambio de administración, sino de un cambio
de época para Estados Unidos, caracterizado por los parámetros
siguientes:
-Trump
parece estar diciendo que los poderosos hombres de negocios no
quieren que los políticos los representen, se quieren representar
ellos mismos. Y nadie mejor que él, para ser líder de esa posición.
-Que
América, dígase Estados Unidos, quiere no solo ser el uno sino el
único. Para sí y más nadie. Incluyendo la exclusión de sus
históricos aliados.
¿Estará
renunciando Trump a lo que hizo de Estados Unidos lo que ha sido? Un
imperio global y transnacional dentro del cual los aliados obedecían
sus políticas como si fueran las propias
Hay
fuerzas políticas poderosas que defienden ese sentido imperial que
el presidente ahora quiere desmontar, lo cual es muy peligroso para
Trump.
-Trump
quiere manejar Estados Unidos como una gran corporación, que
garantizará sus ganancias por encima de las de todos los demás.
-No
le interesa solidarizarse con el mundo para solucionar problemas
globales, porque para ello Estados Unidos tiene que aportar recursos,
sacrificar espacios para su expansión o apoyar acuerdos que lo
amarraran a vivir en un mundo compartido y de paz.
-La
paz no es su principal objetivo político. No la menciona. Solo la
aceptaría si supiera que Estados Unidos está en peligro de pagar un
alto precio. De lo contrario, siempre escogería la guerra como
solución. Miremos el caso de Corea.
-Menosprecia
el modelo de Estados Unidos como un sistema del cual ese país sea
líder lo que tiene un alto costo. Solo le interesa ganar siempre
para sí, aunque para ello tenga que sacrificar las relaciones con
sus históricos aliados. Se ve a sí mismo como una fortaleza sitiada
por la envidia hacia su sistema y modo de vida, sus recursos de todo
tipo, su poderío militar, su economía, las potencialidades que
piensa tienen para resistir, mientras se apodera del mundo.
Confía
en su única y propia fuerza, con la mentalidad típica del avaro y
criminal empresario, al que solo le interesa incrementar sus
ganancias continuamente, aunque para ello tenga que arrebatárselas a
los demás; amigos potenciales o enemigos. En eso consiste realmente
su locura. Por eso es tan peligroso. Por ser alguien que se guía
solo por una lógica imperial de la que no se aparta, aunque tenga
que sacrificar la tranquilidad del mundo, confiando en que todo
sería, menos la tranquilidad propia.
í-Así
hizo Trump su fortuna y confía plenamente, que gobernar a Estados
Unidos, funcionará como un regalo, para la extensión de los
propósitos que siempre le han guiado. Confía, además, en que
cuenta con la simpatía de los que son como él y que eso es lo que
quieren para Estados Unidos. Cuenta con la simpatía de sectores,
grupos y personas que piensan igual, por lo que no sería
sorprendente que lo sometieran a un juicio político, pero también
que lo volvieran a elegir como presidente. Porque su elección no fue
el resultado de su genialidad propia, sino de una sociedad
profundamente dividida, corrupta, egocéntrica, racista, explotadora,
mesiánica, tecnoaristocratica, tecnoburocrática. La elección
presidencial no es en realidad un acto democrático, sino una
negociación entre el candidato y la masa de votantes potenciales a
que se tiene que enfrentar.
Pero,
además, la política de Trump hacia Cuba se presenta ahora como
ahistórica e ilegítima. Porque no tiene en cuenta los más de
cincuenta años de una política fallida que llevaron a su cambio y a
reconocer su inefectividad y el aislamiento en que había sumido a
Estados Unidos y que al mismo tiempo, Cuba no había podido ser
aislada del mundo y tampoco de la propia sociedad norteamericana.
Por
su parte, Cuba es importante, para los cubanos, pero no es más que
una mínima expresión de lo que Trump quiere hacer con el mundo.
Léanse sus discursos, sobre todo el de Naciones Unidas. Tanto Trump
como su representante en la ONU, hablaron como si estuvieran dentro
de un teatro de títeres, manejando los hilos de los que allí
estaban sentados. Como si los que allí estaban, estuvieran obligados
a bailar al son de la música que ellos ejecutaban.
Por
ello, la batalla que libra hoy Cuba, es más que nunca, no solo una
batalla propia. La actual política de Trump la hace girar dentro de
una órbita en la cual, la Isla puede brindar solidaridad, recibirla
más que nunca e incrementar sus alianzas, para evitar que Estados
Unidos logre ahogarla.
Por
eso, el núcleo fundamental de la estrategia política de Cuba hoy,
no es simplemente defenderse de Trump, sino aliarse con todas
aquellas fuerzas que desean liberar al mundo de la a actual política
de Estados Unidos.
La
Habana, diciembre 9 del 2017.
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