Esteban Morales Domínguez
UNEAC
Lamento que mis últimos
artículos estén dándome la razón. Con toda sinceridad lo digo,
porque tenía esperanzas y aún conservo algunas. Porque considero que el
presidente Obama es un hombre suficientemente inteligente y con los
hombres así, casi siempre es posible entenderse.
¿Con que mensaje venia la secretaria
de Comercio?, ya era posible suponerlo. Lo dijo, cuando al comentar
las medidas del 18 de septiembre expresó que “…las últimas regulaciones
estaban diseñadas para apoyar al sector privado emergente en Cuba y
colocarnos más cerca de alcanzar los históricos objetivos de política del
presidente Obama”.
Su histórico mesianismo y
la prepotencia los lleva a pensar que los demás somos tontos.
Están tan acostumbrados a manipular a los otros y que les salga bien, que
llegan a veces a desplegar una diplomacia tonta. Por eso su mayor reto será
continuar negociando con Cuba de manera equilibrada y en igualdad de
condiciones. Con respeto de su soberanía e independencia ¿Lo lograrán?
Por eso el gobierno cubano
ha vuelto a dejar claro que no habrá reciprocidad en las negociaciones con los
Estados Unidos hasta que el bloqueo no “vuele en pedazos”.
En medio de esta situación
Cuba tiene el derecho a comprobar si realmente el gobierno norteamericano
y Obama en particular, va a cumplir las promesas que ha hecho. Porque fueron
las administraciones norteamericanas las que impusieron a Cuba el bloqueo
y lo han mantenido hasta hoy, como ya dije, dividiéndolo en dos partes
y tal vez queriéndolo utilizar como un instrumento de presión
para que la Isla haga concesiones en las negociaciones. Ya se está viendo
lo que he dicho. De lo contrario, ¿qué es lo que están haciendo cuando se
aparecen con medidas como las del 16 de enero y ahora con las del 18 de
septiembre? Pidiéndonos que las aceptemos y que estemos contentos, porque Obama
está atacando al bloqueo? Cuando en realidad, las medidas que hasta ahora
ha tomado ni siquiera arañan al bloqueo. Observándose en ellas
además, la clara intención de empoderar a aquellos sectores de la sociedad
cubana, que ellos piensan que son los que podrían acompañarles en el
“cambio político interno” en Cuba.
Más claro ni el agua.
Obama lo dijo desde el primer día, “…no podemos continúan usando las
mismas formas de hacer política y esperar que haya resultados diferentes”. ¿De
qué se trata entonces? De aquello que vino a hacer la Sra. secretaria
de Comercio, cambiar las formas de hacer política. “meter el dedo para ver si
ya tenemos la carne blanda”.
No es poco lo que Cuba se
está jugando en estas negociaciones. Se está jugando la soberanía y la
independencia. Por eso, desde la directora de la Zona Especial de
Desarrollo de Mariel, la directora general de Mercadotecnia del ministerio de
Turismo, hasta el Presidente de la Cámara de Comercio, todos tienen el mismo
discurso, corroborando las del Ministerio de Relaciones Exteriores. Lo
que se puede sintetizar en que no habrá negociaciones
ante las medidas emitidas, hasta que no se levante el bloqueo.
Como si fuera poco, la secretaria
de Comercio vino cuando aún está vigente la prohibición de promover las
exportaciones norteamericanas hacia Cuba, por lo que los posibles progresos
sobre comercio tampoco eran esperables.
El Sr. John Kavulich, quien
está al frente del US-Cuba Trade and Economic Council, dijo que el viaje
de la secretaria a Cuba, fue prematuro y
debió haber esperado a que el gobierno cubano respondiera a las regulaciones
implementadas por Obama recientemente. Creo que el Sr. Kavulich está
equivocado; Cuba sí respondió a las medidas del 18 de septiembre, pues
salió un artículo bastante crítico en el periódico Granma, solo un día
después de emitidas las medidas, (“EE.UU. amplia algunas modificaciones
al bloqueo pero mantiene los principales obstáculos”, Granma 19 de septiembre
del 2015, p. 3).
Si las consideraciones
críticas que se hacen en ese artículo, no son la posición del gobierno cubano,
¿de quiénes son? Al Sr. Kavulich se le debe haber olvidado, que
el periódico Granma es el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba,
que publica las opiniones oficiales del gobierno cubano, pero además, el Sr.
Kavulich puede apelar a la WEB, a los blog cubanos, que no pocas
veces se adelantan a la prensa oficial, porque no tienen que
solicitar permiso para publicar nada, lo que le permitiría sintonizar con
bastante rapidez, con lo que se está discutiendo en determinados
momentos.
Si el Sr, Kavulich quiere
decirle a la Secretaria, que se adelantó, es su asunto. Pero podía o no
haberse adelantado y yo auguro que iba a ocurrir lo mismo que ha
ocurrido. Irse con las manos vacías.
En su artículo, más
adelante, el Sr. Kavulich dice:
“En septiembre, los departamentos
de Tesoro y Comercio autorizaron que organizaciones religiosas
y educativas, así como compañías de telecomunicaciones o de viajes, entre
otras, pudieran abrir oficinas y cuentas bancarias en la isla. También
eliminaron otras trabas para que ferries, cruceros y aerolíneas establezcan
servicios regulares en Cuba”.
Más adelante se queja de que
el Gobierno Cubano no ha reaccionado a tales medidas, que según el Sr. Kavulich
no debilitaría sus posiciones y sería positivo para la economía de la Isla,
pues una mayor presencia de compañías estadounidenses ayudaría también a
establecer mayor credibilidad ante acreedores internacionales”.
Esas declaraciones del Sr.
Kavulich son la expresión más clara de que no entiende casi nada, de lo
que está ocurriendo en las relaciones entre ambos países en estos momentos.
Respetamos la
apreciación personal del Sr. Kavulich de que las medidas no
debilitarían las posiciones cubanas. Pero no creo tenga la razón en ello, pues
¿por qué el Gobierno Cubano tendría que aceptar tan limitadas medidas,
unilaterales que solo empoderan a una parte de la
población cubana? ¿Por qué el Gobierno cubano tendría que aceptarle a Obama que
no ponga en práctica sus prerrogativas ejecutivas para aliviar el bloqueo
que Cuba continua sufriendo, si cuenta con la capacidad para hacerlo?
Además, Cuba hasta ahora,
nunca ha disfrutado de la credibilidad que le daría ante los acreedores
internacionales la presencia de las compañías estadounidenses, ¿Por qué tendría
que cambiar esa credibilidad ahora haciéndole la concesión a Obama de aceptar
medidas que le benefician de manera tan insuficiente?
Cuba no va a aceptar medidas
de Estados Unidos que no vayan directamente dirigidas a erosionar el bloqueo.
De eso es de lo que se trata. No aceptará medidas que solo ponen “curitas de
mercuro cromo”, que no sirven para aliviar en nada un bloqueo que ya dura
más de 55 años. Obama tiene sobradas prerrogativas
ejecutivas, que le dan la posibilidad de aparecerse con algo más
serio que las recientes medidas del 18 de septiembre.
Lo voy a decir de otra
manera: Mientras Obama no tome medidas que realmente erosionen erosionando
seriamente el bloque y lo haga por demás, de forma acelerada, Cuba no va a
prestar atención, ni reaccionar ante medidas tan limitadas, unilaterales,
y dirigidas solo a aquellos sectores que Obama quiere empoderar y que supuestamente
son los que les ayudarían en su plan de subversión política. Y ese es el
caso delas medidas de enero y del 18 de septiembre del 2015.
Obama, le da ”la vuelta a la
noria” y no ha sido capaz siquiera de acabar de quitar la
leoninas normas que han regido el comercio sui generis entre ambos
países. ¿Puede Obama, tener buenas intenciones, cuando ni siquiera es capaz de eliminar
la condición de que las mercancías que Cuba importe de Estados Unidos deben ser
pagadas al contado y antes de que los
barcos que las transportan salgan de los puertos de ese país y que esos barcos no pueden ser cubanos
y adicionalmente, la Isla no puede vender nada a los Estados Unidos?
No creo que el Sr. Kavulich,
sea tan iluso, como para no poder explicarse por qué Cuba ha
disminuido ese comercio y probablemente lo continuará disminuyendo hasta hacerlo cero,
virándose hacia otros mercados, que aunque no son tan cercanos, son más lógicos
en sus comercio exterior.
Si como él declara,
Cuba está utilizando la baja y tal vez la eliminación de ese
comercio como un mecanismo de presión, no contra los empresarios en
realidad, sino, contra el gobierno norteamericano, para que se exija al
Congreso la eliminación del bloqueo, no el embargo (borre el eufemismo), está
en su pleno derecho de hacerlo. ¿O es que no podemos ni defendernos? Pues
como dijo Igarza “…no es que no queramos comprarle a Estados Unidos, es que las
medidas impuestas nos afectan demasiado”.
Por eso los funcionarios
cubanos reaccionaron a la visita de la secretaria, señalando que “casi todas
las medidas que se han flexibilizado se dirigen al sector privado”. En tal
aspecto Cuba no está en desacuerdo e inclusive ha aceptado más vuelos chárter, pero lo que no aceptará nunca, es que
tales operaciones omitan los canales establecidos en su economía, para hacerle
concesiones a Estados Unidos.
Una funcionaria cubana
señaló que “en enero, la administración
de Obama dictó regulaciones que autorizan determinadas exportaciones a los
trabajadores por cuenta propia en Cuba. Sin embargo, cualquier exportación a la
Isla solo puede ser procesada a través de empresas estatales, lo cual ha
impedido en la práctica el impacto de esa medida”.
Estas circunstancias no
serán modificadas en el futuro inmediato, según indicó la funcionaria, quien
agregó que “en cuanto a las telecomunicaciones, ETECSA tiene exclusividad en
ese sector y revertir esto, sería alterar lo que hoy tenemos aprobado para
realizar concesiones a los Estados Unidos”.
En contraposición a eso
agregó, que “mientras, empresas de otros países, continúan
haciendo negocios con ETECSA, sin temor a la competencia de compañías
estadounidenses”.
Cuba continuará manejando
esas alternativas de negociación que impiden que Estados Unidos crea la
Isla no tiene otras alternativas de comercio. Es Estados Unidos, quien sigue en
la misma actitud y pone trabas que
evitan que los hombres de negocios estadounidenses se acerquen a Cuba. ¿Hasta
cuándo tendrán estos que esperar, sacrificando sus intereses económicos, por
los intereses políticos de Obama?
Pues Cuba no tiene nada que
la obligue a la aceptación de medidas que no vayan en la dirección
de sus intereses. Ha esperado más de cincuenta años para negociar sus
relaciones con Estados Unidos, pero no va a aceptar presiones, con tal de
lograr buenas relaciones con el vecino del norte. No lo hizo, en las peores
circunstancias, ¿Por qué tendría que hacerlo ahora?
No van a lograr asustar a Cuba
con argumentos tales como que los negocios no van a estar esperando; que Obama
ha tomado mucho riesgo político; que las compañías se van a cansar de visitar a
Cuba, teniendo muchos otros mercados o que a Obama le queda poco en
el cargo.
Esos argumentos pueden
servir para presionar a Obama, no a Cuba.
Es él el que está sufriendo las presiones del capital para
venir a Cuba; la competencia por el mercado cubano con los capitales de
otros países y del capital cubanoamericano que no quiere quedarse al
margen de las oportunidades en la Isla.
Por su parte, Ted Piccone,
investigador principal de Brookings Institution y experimentado observador de
las relaciones EEUU-Cuba, comparó las negociaciones entre ambos países a “una
danza de elefantes”. Dice este Señor:
“Estados Unidos finalmente
se está moviendo hacia la pista de baile, de un modo bastante ágil, para
estimular el progreso hacia un aterrizaje suave en Cuba”, observó. El gobierno
de Castro, por otra parte, actúa como el “bailador tímido, y se está moviendo
muy lentamente para no poner en peligro su posición en casa, mientras también
continúa cortejando a otros candidatos extranjeros”
El Sr. Piccone debiera estar
de este lado del Estrecho de La Florida, para comprobar que Obama esa agilidad
no es real, sino solo aparente, engañosa. No se está moviendo ni siquiera lenta
y firmemente. Pues si en realidad quisiera moverse rápido adoptaría medidas más
inteligentes, aceptables por parte de Cuba, y que erosionen el bloqueo. Lo
que se observa es que Obama adopta medidas muy limitadas, unilaterales y
llenas de una carga política que Cuba no puede aceptar.
Es verdad que Cuba se está
moviendo tímidamente, pero ello responde al peligro que conllevan las medidas
de Obama, que no ofrecen confianza y no se le ven los beneficios reales a corto
plazo para Cuba, vista como un todo, no como Obama quiere verla.
Hay una danza de elefantes, es
cierto, pero también es cierto que se incrementa el impulso interno y
externo de cambiar la política hacia Cuba, aunque Obama no está actuando
en correspondencia con ello. Que abra las inversiones estadounidenses, a ver
qué pasa. Que no continúe tratando de mover la “pacotilla de la pequeña y
mediana propiedad privada” y que se decida finalmente a poner a
Cuba realmente ante el reto de recibir al capital estadounidense ¿Por qué no lo
hace?
No lo hace porque sabe
que Cuba no le tiene miedo al capital estadounidense, porque sabe que no
creemos que todo el que venga de Estados Unidos, va a venir bajo la
sobrilla de su proyecto subversivo. Porque sabe que eso sería lo que en
realidad beneficiaría a la economía cubana. No lo hace porque Obama
quiere entretenernos con medidas de medio corte, que son las que realmente contribuirían
a llevar adelante su proyecto subversivo, mientras que por otra parte, impide
que la economía cubana vaya adelante.
Obama, como el elefante más
pesado, pudiera imponerle un ritmo a las negociaciones que ahora no tienen,
porque ha seleccionado mal las medidas. Si de verdad adoptara medidas en
las que se viera el interés por erosionar el bloqueo, que tuvieran un
efecto rápido y no unilaterales, sino mutuamente ventajosas, como decimos
en Cuba, “otro gallo cantaría”. Y lo que más puede hacernos dudar
de cuáles son las verdaderas intenciones del
Presidente, es que Obama cuenta con las prerrogativas necesarias, para
hacer las cosas de otra manera y no lo hace.
Que su Santidad
Francisco me perdone, pero Obama parece venir con el mismo engaño de la
“Resolución Conjunta”, “La Enmienda Platt”, “La Política de la Fruta Madura”. Y
tal cosa a los cubanos, nos recuerda mucho la historia de finales del siglo
XIX, en que perdimos la independencia, después de haber luchado por
ella más de treinta años, y tuvimos entonces que luchar sesenta años más
para recuperarla en 1959. Ahora no estamos dispuestos a perder nuestra
independencia, ni la soberanía, pésele a quien le pese y cuéstele a quien le
cueste.
La Habana, Octubre 11 del
2015