Esteban Morales Domínguez
UNEAC
El Ministro de Relaciones Exteriores Cubano acaba de dar un
discurso donde ha explicado la Resolución contra el bloqueo a
presentar en octubre del 2015 en las Naciones Unidas.
Se trata de un buen documento, según la síntesis que nos dio
a conocer, que reúne un conjunto de características que lo hacen al
parecer no solo nuevo, sino además, único. En realidad parece
novedoso el documento, comparándolo con todas las resoluciones presentadas con
anterioridad.
El bloqueo ya hace mucho tiempo ha dejado de ser una
confrontación entre Cuba y Estados Unidos, para poner de manifiesto muy
claramente que este afecta no solo a otros países sino también a todas
las relaciones económicas internacionales y al comercio internacional en
general. En realidad el bloqueo nunca fue una confrontación bilateral, aunque
esgrimiendo el término embargo, Estados Unidos, siempre ha tratado de
quitarle el peso agresivo y transnacional que tiene.
Por eso una de las partes más contundentes del documento, quizás la
mejor, es que la “Resolución Cubana reafirma que el bloqueo es una
violación de la Carta de las Naciones Unidas” y del derecho internacional”.
Además, de que “el bloqueo persiste y que las medidas adoptadas hasta este
minuto solo modifican algunos pocos aspectos del bloqueo. Casi todos los países
que integran las Naciones Unidas, pueden sentir que el bloqueo también
les afecta y así se ha manifestado crecientemente en las votaciones por más de
20 años. Hasta ser prácticamente unánime la aprobación de la Resolución
presentada por Cuba cada año. El bloqueo, entonces, es claramente un
asunto que forma parte del Derecho Internacional.
Es decir, al bloqueo se presenta como una violación del derecho
internacional, de los principios de las Naciones Unidas y del derecho de
todos los países a relacionarse económicamente sin injerencias ni impedimentos
que lastren su capacidad de soberanía e independencia.
El segundo elemento de la contundencia del informe presentado por el
Ministro Cubano, es que el bloqueo no ha cesado, a pesar de
que después del 18 meses de negociaciones secretas, 17 de diciembre
del 2014, comenzó un periodo entre Cuba Estados Unidos dirigido a
mejorar las relaciones entre ambos países.
Sin embargo, todo ello se ve agravado, porque “en el periodo de diálogo
y conversaciones confidenciales con el gobierno de Estados Unidos, el
bloqueo continuó fortaleciéndose con marcado y creciente carácter
extraterritorial y transnacional, en particular en el ámbito financiero,
a través de la persecución de nuestras transacciones internacionales y
las multas extraordinarias, insólitas, impuestas a bancos fundamentalmente
europeos y empresas, por sus relaciones económicas con Cuba”. Ascendiendo ya a
la cifra de afectaciones a Cuba, en el orden de los 833,755 millones de
dólares. Mientras que, “a precios corrientes en estas décadas, el bloqueo ha
provocado prejuicios por 121,192 millones de dólares, lo cual, como se reconoce
en el Informe, es una cifra exorbitante para una economía pequeña como la
cubana”.
Pero además, el bloqueo es una violación masiva y sistemática de los
derechos humanos de todos los cubanos. Bastaría con poner algunos
ejemplos, mencionados por el Ministro, en los que se manifiesta una sensible
afectación a los hospitales cubanos, en términos de medicamentos, accesorios
técnicos, componentes químicos, medios de contraste para el diagnóstico médico;
evitando que todos estos componentes lleguen a Cuba, para dar una atención
adecuada, de manera particular, a enfermos de cáncer.
El ministro menciona en su discurso, al menos 7 casos, en
los que la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros) impuso multas
a Compañías y Bancos, entre las cuales se destaca la multa impuesta por 8,900
millones de dólares al banco francés BNP-Paribas, lo cual no tuvo
precedentes en las transacciones financieras y relaciones bancarias en el
planeta.
Es decir, que lejos de mejorar, la situación del
bloqueo, ha empeorado, tomándose por Estados Unidos,
crecientes medidas de hostigamiento financiero, que no tienen
precedentes en periodos anteriores.
Por lo que con estricta unilateralidad, Estados Unidos adopta medidas
contra Cuba que lejos de acercarnos a un posible proceso de normalización
de las relaciones, nos aleja del mismo, a pesar de que ya han sido establecidas
las embajadas en ambos países.
No somos nada optimistas de pensar que sea posible entrar en el
periodo de normalización de las relaciones, si Estados Unidos agudiza las
medidas del bloqueo contra Cuba. Todo lo cual contradice sobremanera
la voluntad expresada por el presidente Obama, particularmente en
su discurso del 22 de enero del 2015, cuando conmino al congreso a trabajar
para levantar el bloqueo contra Cuba.
Me pregunto ¿Quién adopta esas medidas y quién las aprueba sino es
el mismo presidente? ¿Por qué Obama permite que se adopten medidas de tal
naturaleza contra Cuba?
¿No parece un poco, o bastante demagógico, de parte del presidente
Obama, decir que se opone a la política de bloqueo y al mismo tiempo
permitir que se adopten tales medidas? ¿Qué juego es ese? ¿Eran
necesarias esas medidas contra Cuba? ¿Qué objetivos tienen? Todo ello mueve a
muchas dudas y no poca desconfianza.
¿Cuáles son los progresos que es posible apreciar en medio de una
situación, en que Cuba espera que el bloqueo pueda ser eliminado por el
congreso, mientras la propia presidencia norteamericana continua
adoptando medidas agresivas contra Cuba? Creo que no se puede esperar ningún
progreso de esa situación. Y como ya he dicho en otros de mis artículos,
creo que mientras el bloqueo exista, continuara siendo un instrumento de
presión, que puede ser utilizado, para tratar de obligar a Cuba a
realizar determinadas concesiones en otros aspectos de las negociaciones.
¿Para qué sirve un dialogo respetuoso sobre bases de igualdad y
soberanía entre ambos países, si Estados Unidos nos da puñaladas por la
espalda? Si dice que reconoce la soberanía y la independencia de Cuba,
negociando en igualdad de condiciones, pero no da señales reales,
fuertes, de aliviar las presiones del bloqueo sobre
Cuba; todo lo contrario, adopta medidas para agravarnos la
situación.
¿De qué proceso de normalización se puede hablar, si Estados Unidos nos
continúa presionando con el bloqueo y ni siquiera el presidente se dispone a
utilizar con determinación y en profundidad las prerrogativas ejecutivas
de que dispone para aliviar la situación a Cuba, mientras decursa
el tiempo hasta que el congreso levante el bloqueo? “El Presidente continua
dándole vueltas a la noria” con el uso de las medidas ejecutivas.
Pensamos que se trata de un juego del Presidente Obama que
ya resulta imposible tragarse. Pues creo que habría que llegar a
preguntarnos. ¿Cuántos presidentes hay en los Estados Unidos? ¿Cuantos
presidentes son los que están negociando con Cuba? Pues uno mantiene un dialogo
relativamente fluido, negociador, expresando continuamente su voluntad de
levantar el bloqueo; mientras que el otro, nos sigue apretando por el
cuello con los mismo instrumentos de siempre.
Esperábamos que con las más recientes medidas anunciadas el 15 de
septiembre por el Dpto. del Tesoro y la OFAC, Obama nos
devolviera la confianza de que realmente avanzara por el ineludible
camino de aliviar el bloqueo a Cuba. Sin embargo, el documento emitido,
es bastante unilateral, no profundiza en las medidas que realmente
erosionarían el bloqueo, no se ofrecen posibilidades a Cuba de
superar los problemas con el uso del dólar, comerciar libremente, recibir
créditos, etc. Por lo cual, Obama continua, como en enero del presente
año, desplegando medidas, que van mucho más en la dirección de
fortalecer sus objetivos subversivos internos en Cuba, pero no en la
dirección de realmente utilizar sus prerrogativas presidenciales para
aliviar la situación de Cuba ante el bloqueo.
Al menos para mí, todo está claro. Obama continúa manejando el bloqueo
como un instrumento de presión. Dejando pasar medidas punitivas, que no
se diferencian para nada de las de siempre, hasta pueden ser consideradas
peores, y medidas, que parecen aliviar el bloqueo, pero cuyo principal
objetivo es apoyar a las fuerzas que internas que supuestamente acompañarían su
plan de subversión.
No es posible subestimar lo que se ha avanzado diplomáticamente. A tal
punto de que ya existen embajadas en ambas capitales, que hablan de la
“posibilidad” de sostener unas relaciones diplomáticas normales. Pero la
diplomacia es solo una parte de este proceso que hoy vivimos con
Estados Unidos y no es siquiera la única parte importante.
Esta el bloqueo, que como acabo de decir, sigue siendo utilizado con propósitos
políticos.
Hace falta, a cada paso, exigir al Presidente que haga concreta su
voluntad de avanzar, que no es solo trazar una hoja de ruta con
la Comisión Bilateral, que recientemente se reunió en La Habana; o
firmar la Ley de Comercio con el Enemigo del 1917, para
conservar las prerrogativas presidenciales; o adoptar
las medidas ultimas que ahora aparecen. Mientras nos aprietan, más que
nunca, financieramente y niños mueren de cáncer porque no nos
venden los reactivos y medicamentos. Me pregunto ¿No es ante eso muy
relativo el valor de los avances diplomáticos obtenidos hasta ahora?
Es cierto que el bloqueo es una acción unilateral de Estados Unidos
contra Cuba, que unilateralmente debe ser levantada. Por lo que desde ese punto
de vista no hay nada que negociar. Es cierto que Estados Unidos debe levantar
el bloqueo. Pero y mientras no lo hace ¿qué debemos hacer nosotros los cubanos?
Si como ahora, trata de “endulzarnos “con medidas que realmente no significan
un alivio de los rigores del bloqueo.
Creo que debemos levantarles una campaña internacional, como
ya lo estamos haciendo, que no los deje vivir; poniéndolos en la
picota a cada momento, mostrándoles a todos su falta de ética y de moral,
no solo para con Cuba, sino con el mundo; descubriéndoles sus
manejos con el bloqueo.
¿Ahora qué harán con la votación de la Resolución de Cuba sobre el
bloqueo en la ONU? ¿Votaran a favor o en contra? Pues ya no se justificaría una
votación en contra, para mantener las prerrogativas presidenciales,
como hicieron con la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917.
Creo que hay que ejercer presión sobre Estados Unidos, en
particular, sobre Obama, con todo que tengamos a nuestro alcance,
para que no pueda darse el lujo de demorarse con “curitas de mercuro
cromo como las de ahora” y mucho menos, continuar dejando pasar
medidas punitivas contra Cuba, que solo se
justificarían a partir de un juego político con el que quieran
presionarnos para lograr concesiones dentro de las negociaciones. Ese
juego político continua siendo el mismo del principio de su administración.
Manejar el bloqueo de dos modos: para empoderar aquellos sectores de la
sociedad civil que él piensa lo pueden acompañar en su proyecto subversivo
contra Cuba y presionar al Liderazgo Político cubano con
medidas que le resten capacidad para llevar adelante el proyecto
socialista. En honor a la visita del Sumo Pontífice diría:
“Que Jesucristo me perdone, pero no les creo”.
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