ESTEBAN
MORALES
UNEAC
La
votación del día 27 de octubre del 2015, justifica el título de
este artículo. El triunfo de Cuba en Naciones Unidas, con la
resolución sobre el bloqueo, sirvió para evidenciar aún
más la inmensa derrota sufrida por Estados Unidos.
Ellos se la buscaron. Su extraordinaria prepotencia,
los hace totalmente predecibles.
Barack
Obama, que había dado el paso más importante en la política
hacia Cuba durante los últimos más de 50 años, está
erosionando el legado que ello representaría para su
presidencia. Se está agotando, como se le agotó el Premio Nobel,
que se lo otorgaron solo por sus discursos y que posteriormente
no justificó.
Las
opciones para tratar de explicar, cómo es que Obama, después de
proclamarse como enemigo del bloqueo, vuelve a votar en su favor, no
son muchas. Solo un somero recorrido desde el 17 de diciembre nos
permitiría entender cuál es realmente el juego de Obama.
Como
hemos dicho en otras ocasiones, ya desde su último discurso de
campaña en el 2008, había expresado que conversaría con
Cuba, pero que no levantaría el bloqueo. Hasta ahora, ha sido
consecuente.
Efectivamente,
el 20 de enero del 2015, en el Informe sobre el estado de la Unión,
conminó al Congreso a discutir el levantamiento del bloqueo,
mientras, que al mismo tiempo, estaba adoptando medidas muy
limitadas, como las del 16 de enero de ese año, que apenas arañaban
al bloqueo.
Casi
al mismo tiempo aprobaba las multas más catastróficas contra la
banca internacional, que no tienen precedentes en la historia del
bloqueo. Lo cual, en realidad, no es nada contradictorio con lo
que ha expresado respecto a su política hacia Cuba, cuando dijo: “…
no es posible hacer las cosas de la misma forma y esperar resultados
diferentes “, o cuando ha expresado claramente, que sus
cambios son tácticos y no estratégicos.
El
18 de septiembre, Obama dicta otro grupo de medidas, que tampoco
erosionan el bloqueo, sin utilizar a fondo sus prerrogativas
ejecutivas, las que debieran estar dirigidas a producir un alivio
del bloqueo, mientras espera que el congreso lo
levante.
¿Qué
pretende Obama con ese accionar? ¿Por qué ese
comportamiento tan contradictorio, que no hace sino erosionar el
legado que significa haber adoptado la medida más importante en
la política hacia Cuba, que haya tomado presidente norteamericano
alguno en los más de cincuenta años de confrontación entre ambos
países? ¿Por qué Obama continúa dejando el bloqueo intacto si ha
expresado que su interés es que se levante?
Para
mí al menos, está claro. Obama está jugándole
al corto y mediano plazo. Quiere, como bien lo ha dicho,
empoderar a ese sector de la sociedad civil cubana, que considera,
debe acompañarlo en el cambio de política hacia Cuba. Continúa
jugando a la subversión y al “cambio de régimen” en Cuba,
aunque haya declarado lo contrario. Y allá el tonto que le crea otra
cosa.
Hay
unos cuantos crédulos, que continúan diciendo lo mismo
que dijo el embajador representante de Estados Unidos en Naciones
Unidas recientemente, en que afirmó, que ante un Obama ha
sido tan bueno, colaborativo y decente con Cuba, la Isla
se aparece con la misma resolución en Naciones Unidas y espera
equivocadamente, que otras cosas ocurran. Acusándola además, de
haberse equivocado al adoptar semejante actitud. Velada amenaza
que no le quita el sueño a casi nadie en Cuba, porque el
Sr. Doodar hay que decir, que nos amenazó.
La
embajadora de Nicaragua le respondió acertadamente cuando dijo que
“…Cuba no se ha equivocado al presentar su resolución, el mundo
entero la acompaña”. Y estas últimas son palabras mayores.
La
derrota de Obama en Naciones Unidas no tiene precedentes. Es tan
fuerte que tiene ya y continuará teniendo consecuencias
desastrosas para la política exterior de Estados Unidos,
sobre todo en el hemisferio. Si Obama hace eso con Cuba, ¿Qué
pueden esperar los demás, que aguardan por un mejor trato político
por parte de Estados Unidos.
Es
evidente, que aunque Obama conminó al Congreso norteamericano a
levantar el bloqueo, no cuenta con la valentía suficiente para
enfrentársele y ha preferido asumir el descrédito internacional,
histórico ya, antes que enfrentarse al órgano legislativo
norteamericano.
Lo
cual, sin dudas, afecta seriamente la confianza de Estados
Unidos a nivel internacional. Obama no debe olvidar como se vio
incrementada su popularidad cuando dio el paso del 17 de
diciembre con Cuba, por lo cual debiera ser un poco más consecuente.
¿Dónde
nos quedan entonces las esperanzas de que en
verdad Obama se enfrente al congreso para levantar el bloqueo a
Cuba? Hasta hora podíamos tener alguna confianza de que eso
ocurriera o al menos utilizaría sus prerrogativas ejecutivas para
aliviarnos de sus presiones, pero con los más recientes pasos
dados, con las medidas del 18 de septiembre y su actitud ante
la resolución de Cuba en Naciones Unidas, las esperanzas casi
“ se han ido a pique “.
El
representante de Estados Unidos ante Naciones Unidas, dijo que
se podían esperar hacia finales de años, medidas que beneficiarían
a ambos países. Veamos qué es lo que quiso decir con eso,
pues la confianza se está agotando.
¿Cómo
interpretar que ya el Ministro cubano dijo que el bloqueo
“…está en plena y completa aplicación”. Y si Raúl
Castro, a su vez ya le había dicho, que no habrá
normalización de relaciones con bloqueo. ¿Hasta cuándo
piensa Obama que Cuba va a esperar para continuar
confiando en la seriedad de la negociación con Estados Unidos?
Obama debe saber que no estamos para perder el tiempo. Y esto no es
una amenaza, sino una advertencia.
Como
ya dijimos en otro artículo, no es que creamos que todo puede
ocurrir de la noche a la mañana, pero si debe ser lo
suficientemente rápido, estable y concreto, como para que
Cuba logre imaginar que de verdad está ocurriendo. Sobre todo
si sabemos que Obama cuenta con los instrumentos suficientes
para que las cosas cambien.
Además,
existen otras fuerzas, que parece Obama no está tomando muy
en consideración y son aquellas que continúan
presionando y realizando acciones para que se levante el
bloqueo, se abra el turismo norteamericano y puedan venir los
capitales norteamericanos y cubanoamericanos.
Obama
seguro sabe que no es Cuba la que tiene sobre sí esas presiones. La
Isla continúa buscando alternativas para la superación de sus
dificultades económicas y no está esperando por Estados
Unidos, porque de sabe que de ese país, nunca ha podido esperar
nada. Se continúan, firmando convenios con Rusia,
negociando con los Emiratos, negociando con China y
ampliando las relaciones con Europa y otros países.
La
Habana, Octubre del 2015
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